Confío en ti pequeña mía me has robado cada instante cada retazo de mi amanecer desprotegido cada caricia perdida en mi galaxia cada llanto bajo la luna mas pacifista.
En ti deposito toda mi mirada toda mi locura por quererte amarte bajo el fondo de mis pensamientos tenerte tan dentro que del alma solo queden retazos alas que supimos tener.
Sin darme cuenta me quede muerto, atrapado en un túnel sin un rayo de luz Pues aquella casa que fue un abismo de Tristeza, llanto, angustia que fría como Un témpano de hielo en el polo Norte
Gracias a ti que llegaste ahí para combatirlo En hogar y poner paz en mi corazón solitario Que difícil fue llegar a estos días sanando heridas Estoy vivo por la magia de tu amor y ternura Sobreviví a la soledad sobrevolando la pempestad Gracias a Dios te encontré y recupere la fe qué perdí
El silenció golpeaba más mi dolor de aquel corazón Maltratado, no pude volver a ser yo me sentía Perdido sin vida gracias a Dios estas aquí y mi nuevo Amanecer desperté con una sonrisa tu entraste en Mi vida como sólo tu puedes hacerlo
Sobreviví la decepción sobrellevando un gran dolor Mientras el tiempo pasaba me sentía el peor ser En cada salida busque mi otro yo y no lo encontré Hasta que él momento menos esperado llegaste tú Gracias a Dios y me reencontré con el amor que vos Me diste y purificarse de alma y esperanza de creer.
Poesía que azota el espíritu, que levanta el sentimiento, en las entrañas anida, como en el nido el jilguero, se gesta en el vientre el ser, el miedo emerge de dentro, y vive el conocimiento, en lo profundo del verso.
Se quedan en el desván, viejos y usados recuerdos, donde reposan silentes, en la memoria sujetos, el polvo cubre sus cuerpos, con ropas de gris acero y es reliquia cada objeto, inanimados y bellos,
El corazón vive atento, cada sutil sentimiento, va acelerando su acento, salta sin ritmo en el pecho, cuando el sentir se desata, como una nota que falla, en la melodía del cuerpo.
Poeta que al verso ama, por la esencia que va dentro, la música de su alma, plasma en el verso sin miedo, pedazos que se desprenden, de su mente y de su cuerpo, sentidas nítidas lágrimas, de su corazón sincero.
Atormentada es la vida, si la melodía termina, y ya no suena la música, y el ritmo pierde la rima, y desentonan los trinos, de las aves que palpitan, inanes o apasionadas, bofetadas o caricias.
Poesía que llena y ocupa, que enamora y que palpita, amante y fiel compañera, fresca, ancestral y ladina, cual áspid que se desliza, como un beso que culmina. Poeta de tiernas letras, y de verdades sentidas.
El amor así se impregna, del verso lleno de vida, es más bello aquel soneto, si hay amor entre sus rimas. Poeta de bellas voces, que empiezan y no terminan, como un eterno concierto, ahíto de melodías.
“¡Ay, que bonitas manchitas, si no me amas me marchitas!”
Son míos los lindos lunares por cierto crepusculares negros, color obsidiana, de una primorosa dama.
Todos éllos son redondos de sentimientos muy hondos, son pintitas, cual joyel, pintaditas con pincel.
Como oscuro moscatel que le adornan bien la piel andan cerca de sus labios me dan ganas de besarlos.
Coquetos en la mejilla, situados en la barbilla, son reflejos de la luna en mujer como ninguna.
Aquel pegado a los ojos es dueño de mis antojos, el de arriba de la ceja el corazón lo festeja.
Son de un influjo benigno, signos de su rostro digno, el misterio los envuelve ni la magia los disuelve.
Sus embrujos son tan castos, ¡lindo enigma de esos astros!; yo, quisiera interpretar, fantasear, poder soñar.
Profetizar por su forma la señal que los conforma, ver en éllos el futuro para hacerles un conjuro.
Augurar feliz destino que un hechizo sea su sino, adivinar buena suerte ojalá que mi alma acierte.
Y si es en vano el intento no hay encono me contento, lunares son esas pecas que, si las tienes, . . . no pecas.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Santiago de Querétaro, Estado de Querétaro, México, a 26 de mayo del 2010 Reg. SEP Indautor No. 03-2012-030612580800-14
Con la azarosa esperanza en la sonrisa perdida paso las noches sin tiempo porque tiempo no he tenido
Fui esquivo y tal vez duro agobiado en mi trabajo en calles grises, con cansados ojos luchando por llegar, tal vez a nada
Y en ese aire triste del que todo lo pierde pasé por la vida, resbalando por fuera buscando escalar puestos que nunca obtuviera por la triste esperanza de mi mente obtusa
Hoy doblado por los años, ajada mi esperanza miro hacia atrás y no veo nada tan solo un camino vacío que no dio sus frutos y vivo mi terrible soledad a solas
Bebe el tiempo, del insondable infinito, raudo, veloz y maldito, dueño y señor, de lo vivo, traicionero o permisivo, siempre tenaz y abusivo, en su inmensa sombra vive, agazapado, tranquilo, en su guarida escondido.
El verso cruzó la esfera, lejos su aliento a su ritmo, sembró el orbe con su canto, paro el tiempo en su delirio, y fue marcando jalones, al albur, como un sonido, presto a responder al tiempo, naturalmente ofendido.
Sembrando ideas se desplaza, en las alas de su sino, locuaz, vivaz y sinfónico, el verso encuentra su sitio, no se detiene ante el odio, no le frenan los cuchillos, y va dejando regueros, de la esencia de sus giros.
La senda marca el camino, ni atajos ni encrucijadas, ni vericuetos ni mitos, no hay leyendas que detengan, al verso en su sacrificio, la voz va dejando huellas, en el recóndito olvido, no ceja de ser el mismo.
Las penas son de nosotros, el tiempo siempre es el mismo, con el mismo nivel marca, a todos mide con tino, su voz es un carrusel, que enloquece al más altivo, y no hay muros ni castillos, que se defiendan de él.
Tiempo voraz y ofensivo, a veces como la hiel, otras burlón y ladino, a nadie concede venia, no reconoce al cautivo, su sangre es color de miel, pero su aliento es nocivo, su corazón puro vidrio.
Así danza cada ser, al ritmo que el tiempo marca, no sabe el tiempo de risas, solo el amor le detiene, y a veces, es tan soez, que se burla hasta del hambre, junto al amor le combaten, la sabiduría y el arte.
Que no se detenga el verso, para que el amor se salve.
Hoy la luna esta triste, porque no le escribo a ella Hoy las estrellas, están celosas porque te escribo a ti Hoy mi guitarra esta, ansiosa de convertir un poema en canción Hoy solo quiero escribir para ti, que mis versos te convenzan.
Mi corazón me pregunta, donde estarás quien se llevo Esa tierna mirada, que a mi corazón enamoro Hoy mi corazón pregunto por ti, le dije que yo no sé amar Me dijo que ya no puede más, que por favor te busque.
Se que solo soy un loco enamorado, pero la ilusión de este loco eres tu Hoy este loco se despierta pensando en ti, sueña despierto por ti Y aunque no se decir lo que me gusta de ti, es un misterio de mi corazón Sabes algo se supone que no me iba a enamorar, se supone que no.
Pero ya estoy enamorado, aunque no hablemos ni nos veamos Yo estoy enamorado de ti, no me preguntes como paso Solo se que hoy y todos los días, te pienso y te escribo poemas Dicen que soy un iluso y que tiene de malo, si es ilusión la vida.
Tempranito en la mañana con el alma por campana se levanta el pescador motivado por su amor.
Ya está lista la canoa, pega el viento rumbo a proa, la saluda, sube a élla la respeta cual doncella.
Escenario de montañas al frente tiernas cabañas, chimeneas, humos al aire, que nunca tenga desaire.
Andan inquietas las olas, las aves hacen cabriolas, penumbra rumbo al oriente oscuridad al poniente.
Rema, rema, el pescador janiscience con candor, se habla de tú con la niebla, no a las penas, no hay tiniebla.
Él sí sabe que es el frío de su experiencia me fío, piensa en la Virgen Bendita de la Salud que lo invita.
A escudriñar el interior del lago sin ningún temor, respetando ley de veda su conciencia limpia seda.
Ama la naturaleza, a San Jerónimo reza la “Oración del Pescador” pidiendo le haga el favor.
Con la fauna que él atrapa entre el tul y la chuspata, pesca el achoque, charal, trucha, acúmara ancestral.
Va buscando el pescador un pez blanco soñador, Urápiti medicinal que le cure todo mal.
Kurucha del Redentor tira su anzuelo el señor, ¿picará, no picará?, ¡claro!, no se vencerá.
¡Viva su presa cautiva! que por ella sobreviva; el paisaje es celestial en Michoacán . . . sin igual.
Barca que tierna se mece, un p’urhépecha que crece siente vida al cien por ciento nubes, sol, renacimiento.
Chinchorro tejido a mano, blanca espuma, fiel hermano, mariposa malla al viento, Pátzcuaro en el firmamento.
Lirio verde, azul remanso, Dios le prepara un descanso, vuelve presto con su amada Refugio . . . mujer sagrada.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Isla de Janitzio, Pátzcuaro, Michoacán, México, marzo del 2012 Para mi compadre grande, José Rosendo López Guzmán Reg. SEP. Indautor 03-2012-083012362100-14
Ilumina la llama, también quema, fresca la sombra, también tapa. Sol que ilumina, también abrasa, agua que limpia, o que envenena.
Rosario de palabras, en la mente colgadas, abrasadoras voces, que aman o matan, un rimero de alientos, que en vida llaman, como sutiles cantos, como plegarias.
El amor ennoblece, más también hiere, como el hielo conserva, hasta a la muerte. Corazón palpitando, que parado fenece, también la vida es bella, y también duele.
Es de justicia, dar lo que es justo, pero anda la injusticia, mordiendo el mundo, placeres que enamoran, más también matan, como envenena el aire, de infectas cloacas.
¡Ay!, quien pudiera, llenar de vida, la vida prematura, que no culmina, retornar la hermosura, a la flor que marchita, dar luz en las tinieblas, que el mal abrigan.
Magia que engaña, pero que atrapa, viento que amaina, pero que espera, sueño que aplaca, pero que inquieta, si es pesadilla, cual la mirada, que grita o ama.
Amor que duele, amor que agranda, amor que humilla, amor que ensalza, amor que nubla, o amor que aclara, amor sin dudas, amor que llora, que purifica.