Cuentos :  EL LAGO Y LA TIERRA
EL LAGO Y LA TIERRA

Existió hace mucho tiempo, en un lejano lugar, un extenso bosque, con cientos de árboles, que siempre silbaban melodiosas canciones, cuando el viento pasaba entre sus ramas. Eran unos árboles enormes, que servían de hogar de miles de aves, entre ellos, pajarillos, palomas, y charlatanes pericos, además, que proveían de mucho oxígeno al planeta Tierra.
En medio de ese maravilloso bosque, corría siempre de prisa, un río cantarín, que llevaba su agua hasta el lecho de un lago transparente y tranquilo, con el color verde de los ojos de los gatos, al cual proveía del vital líquido.
Aparentemente, ese lago, era un lago normal, pues sobre su superficie nadaban patos con sus hijuelos siguiéndolos unos tras otro, había ranas sobre hojas croando por las noches, armonizando grandes conciertos junto con los grillos del lugar, a los que siempre asistía, y los escuchaba atenta, una lechuza parda, de grandes ojos redondos.
Muy temprano por las mañanas, había muchas mariposas de colores, desayunando gotitas de rocío, formadas en el césped de la orilla, y otros animalitos tomando sol, sentados en troncos y piedras.
Pero…en realidad, en su interior, ese lago era excepcionalmente diferente a los demás, pues era un lago misterioso…., que su interior…, había un gran castillo!!, pintado de color verde como las algas, con muchísimos habitantes acuáticos. Había hasta una sala dedicada a maternidad, para que las madres de cualquier habitante, pudieran dar a luz a sus crías sin ningún problema.
Cada piso del castillo, tenía sus habitaciones privadas, donde vivían truchas y mojarras gordas y esbeltas, muchas tortugas, algunas ya muy viejas, con más de cien años sobre sus pesadas conchas, y que solían sentarse en sus mecedoras afuera de sus puertas. Como vecinas, las tortugas tenían a unas presumidas nutrias de pieles muy sedosas que siempre salían de su habitación oliendo a perfume francés y con muchos collares en sus cuellos, para ir a pasear a los jardines del bosque.
Ahí, también convivían con todos, unos camarones rojos, que generalmente viven en los ríos, pero el buen lago, los invito a vivir en el castillo.
El hermoso lago color de ojos de gato, estaba muy feliz de guardar en su castillo, tantas vidas, viviendo todos en armonía y paz.
De repente, después de una severa sequía, el lago, notó que el nivel de su agua, bajaba peligrosamente, amenazando la vida de cuantos vivían en él. Desesperado, quizo preguntar a su proveedor de agua, el río, que estaba sucediendo, más cuando lo buscó, el río solo llevaba un hilito de agua, sin fuerza, pues muchos kilómetros arriba, habían desviado su cauce al construir una presa, de donde tomarían el agua para regar unas plantaciones. Lo que nunca imaginaron, era que sin esa agua del río, el lago sin remedio se secaría.
Al enterarse de lo sucedido, el lago se entristeció mucho, por él y por sus habitantes, pero no les contó nada para no preocuparlos.
El lago pensó durante toda la noche, que hacer para subir el nivel del agua y mantener a todos con vida.
Hasta el agua que antes era cristalina y transparente, con tanto pensar del lago, se había vuelto turbia y hacía olas. Los animalitos entonces, le preguntaron al lago que estaba pasando y el lago les explicó como pudo lo sucedido con el río. Todos se asustaron mucho, pero el lago les dijo que pronto tendría él, una solución.
Pensando y pensando, de pronto, tuvo una gran idea: pediría a la Señora Tierra, un gran favor: le pediría en préstamo, un manantial grande, y que de ser posible, naciera donde habían cortado el cauce del río, para que este, otra vez tuviera fuerzas para ir de prisa, cantando por el bosque hasta llegar a su lecho.
Y así, al día siguiente, tuvo lugar una reunión entre el gran lago y la señora Tierra, en la orilla más alejada del lago, donde nadie pudiese interrumpir la importante plática.
Todos los habitantes del castillo, estaban a la expectativa del suceso.
El lago le expuso a la tierra el problema, indicándole que era de vital importancia para muchos, el subir el nivel del agua. Lo que el lago le pedía a la Tierra, era que le prestara un manantial de agua dulce, que fuera grande, el cual, se comprometía formalmente a devolverlo en partes, pues tenía muy en cuenta que los préstamos, siempre hay que devolverlos a su dueño.
El lago, le explicó que con el agua del manantial, se llegaría a los niveles normales, y entonces, con los rayos que el Sol derramaba sobre la superficie, parte del agua, se convertiría en vapor y este se juntaría de tal manera, que formaría voluminosas nubes, que viajando por bosques, campos, y hasta de ser posible por desiertos, dejaría caer el agua en forma de lluvia, y así iría pagando a la señora Tierra el préstamo del manantial, mientras este alimentara el lecho del lago, y mantuviera sus niveles para vivir.
La señora Tierra, escuchaba atentamente lo que le proponía en trato el desesperado lago, y pensó que era una muy buena forma de pagarle el préstamo, pues de otra forma, el agua del manantial, solo se quedaría en el subsuelo como reserva, sin ayudar a nadie. Y así, estando de acuerdo la señora Tierra y el Lago, firmaron un contrato.
Así lo acordaron, y unos días después, la señora Tierra, ordenó a un manantial, brotar en el lugar donde habían desviado el río, y así, nació un gran manantial de agua muy dulce y cristalina, que de nuevo formó y dio vida a la corriente del río, y otra vez, se fue cantando con mucha prisa hasta desembocar en el lago.
El señor lago, se puso contentísimo, al sentir que llegaba el agua fresca del manantial, y que poco a poco se restablecían los niveles normales de agua, y todos los habitantes del castillo, se pusieron también muy felices y empezaron a limpiar todo, pues ahora ya tenían suficiente agua para hacerlo. Pasaba el tiempo y el señor lago, fue cumpliendo su promesa y devolviendo poco a poco el préstamo, tal como había prometido a la señora Tierra, la cual estaba muy contenta, pues con una nube que llegó hasta el desierto y dejó un poco de lluvia, los cactus abrieron sus flores color de rosa, y las biznagas llenaron sus barrigas de agua dulce.

FIN

Claudia Alheli Castillo
05-11-12
Poeta

Cuentos :  CONTEMPLACION RECIPROCA
CONTEMPLACION RECIPROCA

El micro se detuvo. Subió, sacó boleto, hizo un paneo buscando asiento, constató que estaban ocupados y en vez de correrse al fondo del pásillo, como lo hacía habitualmente, se detuvo. En realidad lo detuvo una mujer. Sexto asiento a la derecha del lado de la ventanilla. El más hermoso rostro que viera en su vida. Todo era armónico y bello. Pelo, piel, boca, naríz y lo que más lo sedujo, los ojos. El espejo del alma, así decían. Se detuvo a una prudente distancia para poder mirarla y disfrutar de esos ojos que hacían un travelling distraido hacia el exterior. Y se quedó engordando el ojo, como le solía decír a su mujer cuando lo trataba de mirón. Por suerte ella no dirigía la vista hacia donde él estaba, su pudor no le hubiera permitido sostenerle la mirada. De pronto ella alzó la vista, se irguió del asiento, lo miró a los ojos y con una voz tan dulce como su rostro le dijo. -.- Sientesé abuelo.
Poeta

Cuentos :  SOY DE BLAQUIER
SOY DE BLAQUIER

Ayer tuve una entrevista de trabajo. Me recibió la secretaria.- Enseguida lo va a atender el señor Alvarez Gonzalez.- Dijo y me hizo pasar a una oficina donde estaba quien debía ser quien me había dicho la secretaria.
Me ofreció asientó, me pidió el documento y comenzó a cotejar los datos con los de la solicitud que tenía en sus manos...- - -¿ Nombre y apellido?...Correcto.
- Numero de documento?... Correcto.
- Fecha de nacimiento ?...Correcto.
Ante cada frase me miraba por encima de sus anteojos como esperando mi aprobación.
- Lugar de nacimiento ?...¿Lugar de naciemiento ?
Repreguntó. - Ameghino. Le dije.
-Ah si. Pero en la solicitud puso Blaquier.¿?...Acotó como sospechando de mis intenciones.
- Le voy a explicar.
Y comencé a relatarle aquella historia que había inventado pero que con el tiempo había llegado a creer verdadera y hasta me hacía sentir parte de una epopeya y orgulloso de mis ancestros.
" En realidad el pueblo en que nací, se llamaba Colonia y Villa del Principe de Piamonte eso fue a comienzos del siglo pasado. Con la llegada del ferrocarril la estación se denominó Blaquier, en honor al dueño de los campos por donde pasaba el tren. El apellido le resultará conocido, tristemente celebre, pienso yo. La población se rebeló contra esta imposición, había mucha broca señor. Al comienzo fueron escraches, pintadas, marchas en la estación...pero las cosas se pusieron violentas, nos mandaron las tropas. Nos trataron de todo, anarquistas, zurditos, autonómistas, traidores a la patria... y nos reprimieron. En realidad el poder económico, La Sociedad Rural, la mesa de enlace, y el ejercito que siempre estuvo a sus servicios, querían destruir nuestra identidad de chacareros arrendatarios autosustentables, para implementar un modelo sojero, como se vería más tarde.
Pero el pueblo dió pelea. Nos pusimos "il cappello del Alpine " y cantando Bella Ciao, las milicias Partisanas se lanzaron a la lucha. Pero hubo un error táctico. Impulsados por el guevarismo, el maoismo y troskismo, nos fuimos a las sierras y como las más cercanas estaban a cuatrocientos kilómetros, quedamos aislados de las masas, en un territorio que no compartía, ni comprendía nuestras consignas de Paz, Tierra y Libertad... Y nos derrotaron señor. Militarmente nos derrotaron, porque no bajamos nuestras banderas y hubo un juramento. Por los siglos de los siglos, los hijos de los hijos, de los hijos de ese pueblo figurariamos como nacidos en Ameghino, un pueblo cercano que se solidarió con muestra causa."
Se quitó los anteojos, me miró socarrón.- Lo llamaremos.-Me dijo. Pero sabés, no creo...Alvarez Gonzalez...doble apellido...Para mí que es de la puta oligarquía

Neco Perata
Poeta

Cuentos :  POR GLOTÒN LE SUCEDIO (PARA NIÑOS PEQUEÑOS)
Algo de lo que hago en Flash,soy la autora del personaje,de los efectos gràficos y de voces y del guiòn y del video, este es uno de otros tantos que he diseñado

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MIS BLOG PARA NIÑOS PEQUEÑOS


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Poeta

Cuentos :  LA PRINCESA VICTORIA
LA PRINCESA VICTORIA
Victoria, era una pequeña princesa de cinco años y de rubios caireles, que vivía en un castillo muy grande, cerca de un espeso bosque de pinos y de un caudaloso río.
La madre de Victoria, había muerto el día que nació la niña, pero su padre, un gallardo y apuesto príncipe, tiempo después que murió la reina, se casó con una hermosa y buena mujer que adoraba a Victoria.
Sin embargo, Victoria no la quería, y por más mimos y amor que le prodigaba su madrastra, la princesita, siempre la hacía llorar.
La niñita, tampoco quería a los animales, los cuales, siempre que la veían salir del castillo, huían tan de prisa como lo permitían sus patitas, porque sabían que los podía perseguir, o les haría alguna travesura.
Por ejemplo, a las ardillas, las perseguía para quitarles las nueces y comérselas ella; a los conejos, les tapaba sus madrigueras con ramas, y a los pajaritos no los dejaba cantar cuando lo hacían sobre una rama que daba a la ventana de su recámara.
Le gustaba detenerse a mirar los peces anaranjados que vivían en el río, pero también les hacía travesuras, arrojándoles pequeñas piedras para asustarlos.
Solamente, había un animal que Victoria quería mucho y por las tardes, iba a platicar con él. Su amigo, era un hermoso venado, de grandes cuernos y ella se sentaba al pie de un enorme pino del gran bosque a escuchar, que él había conocido a su madre la reina, y que todos los días lo saludaba y algunas veces conversaba con él, y le narraba como iba su embarazo, del cual estaba orgullosa.
Y así pasaba las horas, escuchando los relatos de lo bella que había sido su madre , de boca del venado, llamado Juan.
Un día Victoria, se fue siguiendo a un castor, que iba empujando una carretilla, llena de ramas que acababa de talar, para transportarlas hasta el río, y construir una represa para formar su casa. Como el castor ya la conocía por sus travesuras, corrió con su carretilla, lo más rápido que pudo y la princesa, sin darse cuenta que se alejaba mucho del castillo, fue tras él por la rivera, pero… se tropezó con una piedra y cayó al agua, en la parte más profunda y peligrosa del caudaloso río!
Un petirrojo, que estaba en una rama, vió lo sucedido y empezó a gritar muy fuerte para alertar a todos los animales del bosque y poder ayudar a Victoria, a salir del agua.
Los pececitos anaranjados, a los que siempre arrojaba piedras, trataban de mantener la caritade la princesa a flote, para que pudiera respirar.
Juanito, el venado amigo de la niña, estaba comiendo pasto tranquilamente, cuando llegó apresuradamente Nicolás, el conejo a avisarle de lo ocurrido y de inmediato, Juan le dijo al conejo que subiera en su lomo para llegar más rápido hasta el río.
Mientras, las veloces ardillas a las que les robaba Victoria sus nueces, fueron casi volando con el señor Castor, a notificarle del peligro en que se encontraba la princesa.
De inmediato, el castor, cortó un gran tronco con sus afilados dientes y lo echó al río.
¡¡Todo era movilización y alerta en el río para salvar a la princesa Victoria!!
Los pajarillos aleteaban y le decían a Victoria, que pronto la salvarían, que resistiera un poco más.
Su amigo el venado y todos los conejos a los que tapaba la niña sus madrigueras y los hacía enojar, corrían desesperados por la orilla del río para no perderla de vista, pero los pajarillos de colores, volaban encima de donde iba dando vueltas en el río , para que todos supieran el lugar exacto donde se encontraba.
El castor, con su casco amarillo y sus salvavidas para su protección, iba montado en el gran tronco, remando a toda prisa, junto con ocho castores más, y cuando alcanzaron a Victoria, velozmente, se bajaron y la ayudaron con mucho esfuerzo a que lograra abrazarse del tronco para empujarla hacia la orilla.
Con la ayuda de los castores, logró llegar a tierra, muy cansada, con golpes en el cuerpo por la corriente tan fuerte del río y muy asustada, pues pensó que los animalitos no la ayudarían a salir, porque siempre les hacía travesuras.
Al ver que la princesa ya estaba a salvo, y que ya había abierto sus ojitos, los castores se sentaron exhaustos sobre la hierba, a descansar un poco, no sin antes haber construido con troncos delgados, una especie de cama a la que cubrieron de hojas, para que Victoria estuviera cómoda mientras se recuperaba del gran susto que llevó.
Sin embargo, cuando estuvo un poco mejor, las ardillas le llevaron nueces para que comiera, pues sabían bien que a Victoria le gustaban, los conejos la rodearon y con sus cuerpos le dieron calor para que se secaran sus ropas; y los pajarillos, aún asustados por lo acontecido, observaban desde una rama que la princesita estuviera bien, y le cantaban suavemente para tranquilizarla.
Su amigo Juanito, el venado, le reprochaba el haberse retirado tanto del castillo y ser tan rebelde y traviesa, mientras despacio, la llevaba de regreso al castillo, sentada sobre su lomo y agarrada de sus cuernos, sobre los cuales, iban dos pajarillos azules cuidando a la princesita.
Victoria, muy apenada, juró no volver a alejarse y cambiar su actitud grosera para vivir en paz y armonía y pidió a todos perdón, no sin antes agradecerles que la hubieran salvado.
Desde ese día, Victoria fue más amable también con su madrastra, y cada mañana antes de irse a la escuela, le daba un beso en la mejilla, por lo cual ahora la reina, estaba feliz!.
Además, por las tardes, ayudaba a los animalitos en sus tareas: a las ardillas, les ayudaba a recoger nueces en una cesta muy grande de varitas amarillas, y luego, se las llevaba hasta el árbol donde vivían, y así les aminoraba el trabajo.
A los conejos, como no podía ayudarles a hacer hoyos profundos en la tierra, les llevaba agua fresca y comida, para que continuaran su labor sin tener que ir a conseguir sus alimentos.
A los castores, que casi le devolvieron la vida, les regaló muchos haces de leña y troncos que había en el castillo, para que no desgastaran tanto sus dientes al cortarlos, para construir sus madrigueras.
A los peces anaranjados, los saludaba, y ahora, solo les arrojaba… miguitas de pan dulce.
Y todas las tardes, los animalitos y la princesa Victoria, se sentaban en piedras, ó sobre el césped, del bosque donde vivía Juanito el venado, y jugaban, y contaban historias como buenos amigos, y nunca más la princesa le hizo mal a nadie y siempre era amable y prodigaba cariño, pues comprendió que todos en algún momento, llegamos a necesitar de alguien en nuestras vidas.

FIN

Claudia Alhelí Castillo
01-11-12
Poeta

Cuentos :  CONVERSANDO CON SAN GOOGLE
Le pregunta la joven a San Google:

-San Google tu que todo lo sabes ¿Me puedes decir donde encuentro al hombre perfecto?

San Google le responde:

Hija... dime donde vives

La joven le contesta :

Vivo en una gran y hermosa ciudad

San Google le pregunta:

Si tu vives en una gran ciudad , esa gran ciudad debe estar llena de hombres ¿O no?

La joven responde:

¡Por supuesto que si Pero... aqui no hay ningùn hombre perfecto

San Google sonrie mientras esclama:

Hija...es que el hombre es humano y no hay humano perfecto , en mi mundo hay millones de hombres humanos, por lo tanto aquì tampoco lo encontraras, mira a tu alrededor, quizàs no encuentres al hombre perfecto pero si puedes encontrar al hombre que te haga feliz,tal vez...lo tengas muy cerca y por andar mirando lejos, no lo ves.

Griselda Susana Diaz
Poeta

Cuentos :  LA ESTRELLITA...DE MAR
Había una vez, una estrellita que por las noches brillaba intensamente, emitiendo chispitas de mil colores.
Dicha estrellita se llamaba Sofía, y le gustaba reir y jugar y siempre, estaba contenta.
Aunque ella vivía feliz brillando en el cielo, guardaba en su corazón de estrella, un gran deseo: ella anhelaba ser una estrella...de mar.
Todos los dias por la tarde, el señor Sol, después de trabajar, repartiendo a todos su luz y su calor, se despojaba de su brillante traje luminoso, cambiándolo por su pijama naranja y colorada, y se iba despacito... despacito..., hasta perderse en el lejano horizonte, buscando un lugar confortable y fresco, donde poder dormir tranquilo.
Y entonces, cuando el señor Sol se marchaba, poco a poco, aparecía la noche, envuelta en su misterioso manto negro, decorado con grandes y pequeñas estrellas.
Pero...había alguien en especial, que esperaba con ansias, ese momento maravilloso, al caer la noche: era Sofía!
A la inquieta estrellita, le encantaba ver su carita de colores, reflejada sobre las olas del inmenso mar, y que las caracolas y los cangrejos de ojos saltones, y todos los hbitantes del fondo del mar, la saludaran alegres y la invitaran con ellos a jugar.
Como Sofía no podía bajar al oceáno, entonces, desde el alto cielo, y en complicidad con la señora Luna, quien le prestaba sus rayos de luz, para que pudiera ver a través del agua del mar, la estrellita jugaba con sus amigos a las escondidillas.
Desde arriba, Sofía, contaba: 1...2...3..., mientras todos, corrian rápido a esconderse.
Así, tras los frondosos corales, se ocultaban los cangrejos de ojos saltones; los peces dorados y los caballitos de mar, solían esconderse entre las desvencijadas tablas de un viejo barco azul, que hacía años, una terrible tormenta, lo había hecho naufragar.
Los delfines, siempre reian, cuando al fin la estrellita y la mágica Luna, los podían encontrar.
Las ballenas de panza blanca y las mantarrayas, también eran invitadas a formar parte del juego, y todas las noches,bajo la suave luz de la Luna, se celebraba una gran fiesta en el fondo del mar.
Todo era hasta entonces felicidad, pero... un día, cuando llegó la negra noche, Sofía no pudo ver más su carita de colores, reflejada sobre las olas del inmenso mar. Sus chispitas de mil colores y su luz, estaban ahora apagadas.
La estrellita se entristeció mucho y lloró y lloró y cada segundo, recordaba el gran deseo que guarbada en su corazón de estrella: el anhelo tan grande de ser una estrella...de mar!
Tanto pensó y lloró, implorando al cielo que cumpliera su deseo, que al final se quedó dormida en una nube que pasaba y que le sirvió de colchón, mientras la señora Luna, la consolaba en su dolor.
De pronto, sintió que iba cayendo y cayendo, como hojita del Otoño, que el viento invita a volar, y pensó que estaba soñando. Más cuando menos lo esperaba, despertó sorprendida y empapada, cuando cayo en los brazos del Rey Neptuno y la bañaban las olas del mar.
Las caracolas y los cangrejos de ojos saltones, los peces dorados y los caballitos de mar, y todos sus amigos del oceáno, al verla llegar, le dieron una gran bienvenida, sobre la cubierta del viejo barco azul, al cual las sirenas habían decorado con ayuda de las medusas.
Después de eso, Sofía, soprendida pero muy feliz, se miraba a si misma, su nueva piel, y corría sobre la playa, dando maromas y brincos, bajo la tenue luz de la señora Luna, pero sobre todo, agradeciendo al cielo, por haberle permitido, ser ahora, una estrella...de mar!!


FIN


Claudia Alhelí Castillo
15-10-12
Poeta

Cuentos :  MAMI, GUAPA, LEVANTATE
(LA VIOLENCIA DE GENERO VISTA A TRAVES DE LOS TIERNOS E INOCENTES OJOS DE UN NIÑO VALIENTE)

El niño regresó del colegio justo en el instante en el que su padre iba a salir del domicilio. El padre parecía estar muy enfadado y, como era yb hombre muy violento, el niño le miró con temor.
El niño entró en la casa, dejí su cartera en cualquier sitio y, llamando a su madre sin que esta le respondiera, entró en la cocina para merendar. Fue allí donde la encontró, Ella estaba tirada en el suelo, sollozando, con todo el cuerpo magullado, los ojos amoratados y el rostro ensangrentado (evidentes síntomas de que había sido salvaje y brutalmente golpeada)
El niño corrió hacía ella y la abrazó; cubriendo todo su cuerpo de besos, caricias y mimos
- Mami, guapa, levántate - dijo el niño quedamente al oido de su madre entre besos - Papi ya se fue.
Al ver que la madre no reaccionaba el niño insistió en sus besos, sus caricias, sus mimos y sus frases de consuelo hacía ella.
- ¿Porque tienes sangre en la cara, mami guapa?... ¿Sabes?; el otro día vi como papi te pegaba, como a mi cuando soy malo... ¿Que ha pasado, mami guapa?... ¿Es que también has sido mala con papi?. Tú me dijiste que me fuera a jugar a mi cuarto; pero papi estaba muy enfadado y gritaba mucho, tú estabas llorando, yo me asuste y, por una rajita de la puerta, vi como papi te pegaba.
Madre e hijo, abrazados, rompieron a llorar.
- Vamos, mami guapa - dijo al fin el niño dándola otro beso y tendiendo sus manos hacía ella para ayudarla a incorporarse - que, como tú me dices cuando me hago pupa, "Vamos a curarnos las pupitas"; y no tengas miedo que, cuando venga papi, le voy a decir que me pegue a mi para que no te pegue a ti

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Poeta

Cuentos :  ESTRELLAS
En un lejano tiempo, conocía un ser especial, que cada noche cuidaba a las estrellas, las llamaba por sus nombres y, les respondían con grandes luces.

Al día siguiente,recogía a aquéllas que se habían quedados dormidas con la llegada del día, y con mucho cuidado las guardaba en una cajita de algodones perfumados.

Un día, alguien se dió cuenta que guardaba las estrellas, comenzó un runrun, y lo consideraron un hereje.

El inocente lloró porque sólo él las guardaba para cuidarlas de día,y dejarlas libres en la noche.

La gente comenzó a vigilarlo, y quemaron la casita donde habitaba. Pero esa noche las estrellas brillaron más que nunca, alumbrándole
el camino, al infinito.

El comenzó a subir porque las estrellas hicieron una escalera,y él subió encontrándose
con un hermoso castillo de luz, donde vivió con
las estrellas, convirtiéndose en su cuidador de por vida.

MORALEJA: Los mansos y humildes de corazón, siempre serán la luz de las almas que, se entregan a Dios.

delfin..15/08/12
Poeta

Cuentos :  SE PUEDE MORIR DE AMOR?
Estaba pròximo el día del casamiento de la princesa Tina, ùnica hija del rey de la ciudad de la luz, con
el heredero al trono del principado de Còrcega.

La ciudad de la luz está en el continente europeo y, hoy en día es la bella isla francesa Còrcega.

Todos estaban felices arreglando la isla para la gran boda, ya que la princesa era muy noble,y le daba amor y enseres a los que menos tenían. Los bailadores ensayaban los bailes tìpicos y los músicos afinaban sus instrumentos.

Pero un día llegó un mensajero avisando que, tropas extranjeras estaban desembarcando en la isla, el rey alisto el ejèrcito y salió a combatir, sin darse cuenta que su hijo iba con ellos. La batalla durò, fuè cruenta y terrible, pero Córcega siguiò siendo francesa, hasta nuestros días.

Al empezar a recoger los heridos, vieron al príncipe moribundo y, lo llevaron a palacio, allí la prncesa lloró desconsoladamente. Pero tomó una decisión, tomó a su amado, y se fué a lo alto de la montaña, en el camino le picò una culebra, pero asi siguió.

El prìncipe llegó muerto y, ella lo abrazò y murió
el pueblo lloró la muerte de los jòvenes.

Moraleja: el amor verdadero no le importa dar la vida por el ser que se ama.

delfin 13/07/12
Poeta