Una rosa solitaria de gran esplendor ha crecido en mi jardín En su delicada anatomía presenta formas perfectas que deleitan mi mirar Rosa solitaria que en sus pétalos quedó atrapado el color del magestuoso sol Rosa solitaria de belleza excepcional Que engalana con su forma la belleza terrenal Rosa solitaria en su fragancia excepcional lleva el mensaje de la pasión celestial Rosa solitaria que adorna mi jardín y hace brotar la pasión De donde brotan los sueños EnriqueCanchola 2021 01
Pretendí ignorar el riesgo y conviví en el mismo espacio, fue como quemarse únicamente hasta calentarse la piel, ¿cómo, qué tiempo, hasta cuándo?… así fue tenerte, sentirte, tan cerca.
Es que el suplicio más desafiante, fue tu boca, tu sediciosa boca, que cuántas y tantas veces… besé, con la mirada… con mis ansias de recorrerla y sentirla cierta, en toda su jugosa carnosidad.
Lo hice en vehemente silencio, con pasión, lascivia, con ternura, muy lentamente, hasta soñar y despertar sin tu presencia… creo que hasta podría, sin esfuerzo, recorrer de memoria, cada palmo de tus labios, dientes, tu lengua…
Ojalá hayan llegado al menos uno de tantos de esos besos evocados, los ansiados y a ratos desesperados; tengo la absoluta certeza, que muy, muy adentro, habrán estremecido, hasta la última fibra de tu alma…
Pero que te besé… te besé, desde el anonimato, sin compasión, habría desgastado tu boca, habría… bebido tu saliva, tu esencia, tu ser; si esto acusa algún nivel de demencia, bienvenida la locura, por recorrer, desde mis ojos esa exquisita gruta, de belleza, de delicias, de delirios…
El verso nace y se hace, vive la rima cautiva, que para ser liberada, apela a la melodía. La estrofa camina erecta, desgranando sus teorías, así, transforma el poema, así, canta la poesía.
El duende sueña y trasciende, mientras el mago cautiva, sus pases mágicos sienten, el soñar de quien le mira. La magia así se transforma, por mor de la fantasía, en un delirio constante, que atraviesa sueño y vida.
Verso que sabe a canción, rima que al tiempo cautiva, palabras que profundizan, bordadas de alma y reliquias. Verso que habla y enajena, que reaviva el corazón, rima cual acordeón, que se acorta o que se estira.
El verso, es como un halcón, que ve el mundo desde arriba, oteando cada partícula, cada hoja, cada esquina, cada escondido rincón, ojos de sabiduría. Despliega su majestad, más allá de las colinas.
Verso que crece naciendo, del corazón que respira, mente y órganos unidos, para sangrar por la herida, de las vivencias pasadas, del caminar día a día. Como hoja en la brisa vibra, como un brote va creciendo.
El tiempo espera a la rima, que va brillando a su encuentro, rima y tiempo se acompasan, para dar al verso acento. Se queda en trance la voz, entre los labios latiendo, unos labios con sordina, late el pulso, nace el día.
Ese país que suspira, entrecortados respiros, en vilo los sentimientos, realidades contrapuestas, en arrítmicos latidos. Faz de muecas contrahechas, vacilantes rictus tímidos, en inciertos pensamientos.
Despierta el sueño dormido, entre plumas de almohadones, desoyendo los rumores, desatendiendo los ritmos, entre espejos constreñidas, las inquietantes versiones, de reflejos siempre vivos. Despiertos quedan los niños.
Nacen corazones íntimos, en los vientres generosos, de la vida en su materia, carne viva de los gozos. Pasión que despierta viva, de los profundos rescoldos, del fuego que dentro anida, de amores que amamos todos.
La senda abierta respira, sombra y luz entre los ojos, una recurrente herida, que la verdad cicatriza. Senda de frutos jugosos, de nostalgias que palpitan, fuerte aliento que suspira, sendas limpias de rastrojos.
Despierta el nervio atrevido, despierta el dormido gozo, y en la sangre y en las tripas, la emoción baila a su antojo. La fuerza en las venas vibra, buscando el centro de todo, mientras el amor cautiva, de los feo, lo más hermoso.
Despierta dijo al oído, el tiempo al amor dormido, y se abrieron las fronteras, para los cerrados ojos. Brotó en el sueño la hoguera, de los reprimidos gozos, y fue despertando el día, desperezando los rostros.
Despierta susurró el viento, al oído generoso, y penetraron las brisas, abriendo huecos sin prisa, en el corazón de todos.
Resiste, gritó la vida, con inequívoca urgencia, y semejante exigencia, quedó en el viento perdida. Forjó en el yunque la idea, con esmerada paciencia, y semejante insistencia, logró la precisa idea.
Herrero de recias manos, que con tal fuerza moldeas, el duro hierro que forjas, en otras formas recreas. En el crisol vive ardiente, la materia que se crea, y de nobles manos recias, surge el arte de la idea.
Resiste, gritó la ausencia, que en arcanas noches medra, y quiere hacerse visible, quiere plasmar su presencia. Verdad escondida en el núcleo, donde las fuerzas culminan, y su atronadora voz, no solo brama, suspira.
Labriego que amas la tierra, con inusitada ciencia, bebiendo de arcanas voces, que trascienden las fronteras, de boca a boca pasando, eco, que nunca escasea, que jamás para o se esconde que eterno en vida se entrega.
Resiste, grito el amor, que vio al mundo con muletas, descosiendo sus costuras, cuajado de hambruna y grietas, lloran sus gélido ojos, de mirar, sin ver siquiera, mientras el amor se abraza, a la vida que le queda.
Poeta, que al tiempo gritas, para que el amor se extienda, y con sus humildes letras, vuelque el sentir que le aprieta. El marchamo de sus versos, va señalando la senda, amor en cada latido, sangre ardiente de sus venas.
Resiste, gritó la vida, para que nos demos cuenta.