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Invernadero de Lirios y de Orquídeas. Versión Once.
Dalias rojas, rosas violetas,
anémonas de fuego con claveles,
jaras blancas manchadas con el vino,
laberintos de esterlicias suplicantes.
Pensamientos violetas y amarillos,
coleos erizados de rosa siniestro,
gardenias para el entierro de la música,
lirios como clepsidras de miel lila.
Hibiscos naranjas febrilmente bellos.
Siringas que obsequian orquídeas de penumbra.
Geranios abiertos dulcemente inflamados.
Camelias y begonias como flechas de sangre.
Jacintos bermellones brutalmente sanguíneos.
¡¡¡Detén tu mano ardiente ante la rosa¡¡¡¡.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Invernadero de Lirios y de Orquídeas. Décima Versión.
Geranios exquisitos, esterlicias exóticas,
amplia exuberancia de eróticos lirios,
aspidistras de fuego, coleos de martirio,
orquídeas de sangre, lujuriosas y eróticas.
Martirilogio de hibiscos ambarinos,
cargados de rocío y perlas tal clepsidras,
lentas y exuberantes orquídeas semi hidras
en conjunción con jacintos asesinos.
Como un escalpelo el cactus erizado,
y las rosas rosas de nácares dorados
exhalando su perfume como incienso.
Y extrañas euforbiaceas con gardenias,
y estambres cargados de un polen denso,
y agujas de oro y níquel para la esquizofrenia.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Invernadero de Lirios y de Orquídeas. Novena Versión.
Dalias rojas, camelias amarillas,
coleos en el fuego ensimismados,
aspidistras de verde esmerilado,
esterlicias de luz sobre la arcilla.
Orquídeas de imposible resultado,
rosas de vigor rojo y precioso,
pelargonios de miel majestuosos,
lirios de zigomorfo nacarado.
Hibiscos, clepsidras, ámbar, indecente,
petunias de azul adolescente,
lirios violetas, y gardenias negras.
Muerde la rosa con rigor de espina,
las adelfas amargas te asesinan,
el ángel yace ¿tu corazón, se alegra?.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Invernadero de Lirios y de Orquídeas. Séptima Versión.
Rabian de ámbar los naranjas crisantemos,
escupen fuego los coleos extasiados,
las rosas naranjas te dejan inmolado
entre los hibiscos de rubor blasfemo.
Verdes e iracundas clepsidras de rocío
son los lirios exquisitamente lilas,
y hay en las esterlicias la berila
ansia de espina y bisectriz de escalofrío.
Las rosas azules muerden, muerden, muerden,
son las aspidistras del infierno verdes
esquizofrénicas promesas de caricias.
Las orquídeas clavan sus pétalos feroces,
convulsas rosas naranjas son atroces,
vencedoras de carmines de delicias.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Invernadero de Lirios y de Orquídeas. Octava Versión. La Paradoja de los Discursos de los Políticos.
Arden rosas los coleos exquisitos,
yacen lirios clepsidras de agua pura,
exhala lujuriosa rosa oscura,
dan lascivas orquídeas rojos gritos.
Cometen aspidistras mil delitos,
contemplan esterlicias la tortura
y los hibiscos en toda su hermosura
forman parte elocuente de los mitos.
La dalias crecen ignorando el aire,
las gardenias arrastran su donaire,
y las begonias son malas y asesinas.
Y es el jardín una pura llamarada
de vino verde y copa esmerilada,
¡¡¡¡¡¡tanta flor tanta lengua viperina¡¡¡¡¡.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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la celebracion de nuestros cuerpos
en tu mente y mi amor
en tu deseo que es real
nuestras miradas lo dicen todo
tu cuerpo habla por mi
en el extasis de nuestras bocas
unidas por un mismo ser
el de tenernos
el de amarnos
en un voluptuoso final
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Poeta
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Invernadero de Lirios y de Orquídeas. Sexta Versión.
Aspidistras de agua, coleos de fuego,
hibiscos como clepsidras ambarinas,
esterlicias como espadas asesinas,
rosas azules y arcoiris ciegos.
La majestad de las begonias rosas,
la lujuria de los lirios zigomorfos,
el sexo golfo de los cactus golfos
entre espinas con flores lujuriosas.
Hibiscos de ámbar y esterlicias finas,
gladiolos naranjas y estridentes
coleos de fuego rosa y fuego verde.
Nenúfares en aguas cristalinas,
petunias, lilas, potos arborescentes,
¡¡¡¡tenga usted cuidado que la orquídea muerde¡¡¡¡¡¡.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Invernadero de Lirios y de Orquídeas. Tercera Versión.
Exuberancia floral, exuberancia
de lirios y de orquídeas y coelos,
asesinato de rosas por el cielo,
aspidistras de ira y arrogancia.
Puñales de nectarios de fragancia,
de los lirios forma zigomorfa,
bisectriz de la orquídea más amorfa,
florilegio de lís para las Francias.
Los hibiscos destilan ámbar verde.
En el pétalo la escarcha dora y muerde
con violencia de caricia, con suave
roce de carne que extasia los sentidos,
de tanta flor se duelen los heridos,
¡¡¡tanto dolor en una flor no cabe¡¡¡.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Invernadero de Lirios y de Orquídeas. Segunda Versión.
Se evapora el alma de las rosas
con bella y transparente cristalera,
las buganvillas de la enredadera
oponen a la luz su fucsia hermosas.
Las orquídeas exhalan generosas
su ungüento de putas meretrices
y los lirios, zigomorfas bisectrices,
acompañan gardenias quejumbrosas.
Tienen los hibiscos un ámbar precioso,
los claveles imploran generosos
los rayos de luz, cristal dorado.
El rocío cubre las petunias lilas,
dora en la fuente agua crisoberila,
las magnolias acompañan mis pecados.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Invernadero de Lirios y de Orquídeas.
Exóticas las flores exhalan implorantes
su aroma hacia una atmósfera lasciva,
coelos, aspidistras, siemprevivas,
gardenias y magnolias incesantes.
Hierve el pétalo su alma exuberante
y los lirios cubiertos de rocío
con una exquisitez de escalofrío
parecen recubiertos de diamantes.
En el ámbar feroz de los hibiscos,
en la zigomorfa forma de la orquídea,
y en la simétrica voluptuosidad fragante,
hay un puñal de aire levantisco,
hay una daga de naturaleza nívea,
hay una imposibilidad brutal y atormentante.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero. ( este soneto está más mal medido que un traje de Agatha Ruiz)
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Poeta
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Muchacho que se Masturba y Jarrón con Cardos. Segunda Versión.
Mano de diamante el arpa tocaba,
el chaval ardiente de luz relucía,
a un abismo enorme con sed se asomaba,
los cardos furiosos los aires herían.
A ultramar cien barcos de vela partían.
La rosa del chico su pétalo ajaba,
con ansias furiosas se la maltrataba,
gozaba el muchacho de su chulería.
En sonando el arpa diamantes de nieve
extrajo el muchacho, un cisne demente,
y los cardos secos sangraron feroces.
Era hermoso el cisne de cintura breve.
Los cardos cortaron la atmósfera ardiente,
Alacranes rubios picaron atroces.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Muchacho que se Masturba y Jarrón con Cardos. Tercera Versión.
La luz resaltaba los contornos finos,
y un ángel de nieve su arpa pulsaba,
de tocar el arpa jamás se cansaba
el ángel vicioso, perfecto, divino.
Al lado del ángel cardos asesinos
su feroz aspecto de arista mostraban,
criminales natos que el aire dañaban
igual que alacranes de funesto sino.
Partían a Argelia barcos de Poniente.
A las Antillas iban barcos de Occidente.
Estaba aquel ángel, demente, extasiado.
Los cardos furiosos parecían hoces,
sangraron con nieve violentos y atroces
cuando el ángel verde consumó el pecado.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Muchacho que se Masturba y Jarrón con Cardos.
Como en un espejo el débil muchacho
al placer se entrega con labio exquisito,
su pálida entrega de rojo delito
tiene garzas negras y alacranes machos.
El arpa se pulsa con violencia y arte,
y el débil muchacho es preso del mal,
hay cardos lascivos y barcos que parten
a lejanos puertos de allá de ultramar.
Poseso del vicio el chaval se extasia
tiemblan los Urales y tiemblan las Asias,
y los cardos secos presencian la escena.
Y hay espinas frías clavantes y ansiosas,
y el débil muchacho es como una rosa,
los cardos arañan, pero el arpa suena.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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