Sonetos :  Lujuria y perdición
Palabras escritas, teoremas de amor
ingenuos placeres de cándida pluma.
No todos los seres conocen la bruma
ni todas las citas producen dolor.

Tras gozos y cuitas, recuerdos en flor
de tantos quereres bañados de espuma
y luego te mueres atado a la suma
de tantas benditas traiciones al cor.

Audacias asiduas , tenaz osadía
repites historias de vanos afectos.
Angustias residuas sin clara valía

empañan memorias, producen efectos
de penas espurias y vana aflicción.
Buscando lujurias hallé perdición.
Poeta

Sonetos :  Soneto al amor decepcionado
Ecuórea fantasía de pleamares,
en tus versos que el piélago recita,
revive la pasión que en ti palpita
la suave calidez de tus cantares.

En todos los auténticos lugares
en que este corazón se precipita,
encuentro la emoción que nos invita
la lluvia de ilusiones singulares.

Y es que aunque me rodeen brazos tiernos
no creo ya en edenes ni en infiernos ,
ni creo en las tinieblas del olvido.

Sí creo en el dolor que ha corrompido
con llanto de camelias y de rosas
la furia de claveles y de fosas.
Poeta

Sonetos :  Desahuciado
Soy un alma que busca la certeza de Dios,
nada queda en el mundo que me pueda agradar
ni me siento ya oriundo de este basto lugar
y me irrita y me ofusca lo que tarda mi adiós.


Soy la sombra pardusca, denodada y en pos
de un saber más profundo que el saber escolar;
y segundo a segundo ya me acerco a un altar
que el pecado chamusca, que acrisola mi tos.


Soy mi vana sentencia, mi latido final
una llama ya extinta desde un fuego servil;
solo pido licencia para un vuelo jovial


que no sea falsa finta sino viaje gentil
hacia sitios distantes, hacia orbes serenos
con aromas fragantes y con cantos amenos.


Ya no aguanto más frenos:
Solo ruego al edén que reciba mi andanza
y deshaga el vaivén que al infierno me lanza.
Poeta

Sonetos :  Amor forajido
Yo que abrazo mis penas y el dolor que las viste,
te regalo un acaso, te prometo un quizás,
porque llueve en mi ocaso tu fulgor; además
que me enciendes las venas y me quitas lo triste.

En mis ansias resuenas como brisa que asiste
al silencio Pegaso con su suave compás
y en su vuelo repaso lo que no callarás
cuando las cantilenas me retiren su alpiste.

Me dirás: ¿no comiste ya bastantes engaños?
Te diré: ¡solo pido la pasión que me das!,
el amor forajido que me ofreces sin más

y el fragor que escondiste en mis huesos huraños.
Te diré que mi duelo se consume en tu alteza
y no hay verde en mi suelo sin tu gracia y belleza.
Poeta

Sonetos :  Cyberpoeta
Pasarás a la historia sin saber que pasaste;
entrarás al parnaso de los dioses que escriben,
llegarás con retraso de poemas que viven
de tu pluma notoria; del fulgor que abonaste.

Y será con tu gloria que el barniz y el contraste
hallarán su repaso de dolores que inscriben
los amores de ocaso que en tu verso reviven;
como luz purgatoria de tu agudo desgaste.

Estarás en secreto, dormitando en las nubes.
El clamor que acedaste con denuncia sincera;
y el sentir que afirmaste con delicia guerrera

te darán el respeto de los lindos querubes
y el amor de las ninfas y el silbido del viento,
mientras libas las linfas del cabal firmamento.
Poeta

Sonetos :  Regreso de la muerte
Regreso de la muerte bañado de infinito
y traigo de equipaje; misterio de arrebato,
los golpes que me diera un mundo tan ingrato
que pide realidades y da tan sólo un mito.

Regreso de la muerte, un viaje tan bonito
que siendo yo un turista gozaba a cada rato
de luces sin penumbra, de sombras sin recato
de varias osadías y un sueño de erudito.

Regreso de la muerte sin extrañar medida
y vuelvo a respirar contándole a la vida
que vida y muerte son dos caras de lo mismo.

Y miro esperanzado, ya lejos del abismo
los dones que Dios presta a toda su creación
llenándome de dicha y de nueva inspiración.
Poeta

Sonetos :  Autosabotaje
Ya basta de condenas impuestas por mi mismo;
no acepto letanías sembrándome dolor
ni quiero agorerías de interno acusador;
ya basta de cadenas vertiéndose en cinismo.

Luchando en las arenas del viejo conformismo
me asedian apatías que dejan mal sabor,
me atacan baterías de fuego abrasador,
me cubren las gangrenas que evocan masoquismo.

Y es que la voz que escucho no dice nada bueno:
del auto sabotaje soy víctima paciente,
tal vez falta el coraje de ser mi confidente.

Volverme diestro y ducho de ambages de galeno
buscando la solvencia de aquesta situación
es pues la referencia, tal vez la solución.
Poeta

Sonetos :  Amor clandestino
¿Es pecado; Dios mío, el quererla besar?
Con su talle de musa, con su boca de rosa
y esa voz con que acusa su tersura fogosa,
sacudiéndome el frío con tan sólo pensar.

¿Es pecado que el río se retire hacia el mar?
Cuando miro su blusa me parece una diosa
que mi abrazo rehúsa con malicia preciosa
y en mi tímido hastío se me quiere espejar.

¿Es pecado que el agua riegue surcos en flor?
En sus piernas bruñidas y en sus ojos lluviosos
se detienen las vidas de dolores cargosos.

Y en su vientre de fragua se acrisola mi amor
cada vez que el destino nos da tregua y razón,
allanando el camino para nuestra pasión.
Poeta

Sonetos :  Hormonas del placer
Feromonas que se instalan en mis bulbos olfativos
excitando mi hipocampo con pasión y sin piedad
provocándome erecciones que no tienen libertad
y estimulan mis deseos fuertemente conflictivos.

Endorfinas que aparecen en momentos intuitivos
regalándome alegrías en honor a la verdad
y la fiel adrenalina que, en pequeña cantidad
me produce dulce euforia con sus bellos incentivos

Prodigiosa dopamina que me das satisfacción
y con la serotonina me suprimes la aflicción.
Solidaria oxitocina que destruye enemistades

hermanando a las personas con profundas amistades.
Entre tantas estructuras hormonales, definidas
por la química y sus leyes, hábilmente producidas

las hormonas del placer
son mi asombro y mi delicia pues evocan emociones
placenteras, deliciosas, y de gratas soluciones.
Poeta

Sonetos :  Laberintos
Laberintos que aparecen de la nada
construyendo recovecos imposibles,
sin esquinas, sin salidas admisibles,
son atascos de una mente desahuciada.

Laberintos que se forjan cual balada
de silencios, por demás, inaccesibles.
Atascados en momentos impasibles
no vertemos ni una lágrima callada.

Laberintos de tendencia al infinito
que se esconden, contingentes, tras de un mito
a la espera de las luces de esperanza.

Desengaño persistente que se afianza
en las sendas de ilusiones consumidas
como ortigas, como hiedras absorbidas

Se retuercen como sierpes venenosas
las paredes de este vasto laberinto
y no quedan ni razón ni ciego instinto
que me saquen, finalmente, de estas fosas.

Y entre limbos, y entre lógicas facciosas
se debaten las censuras de un precinto
cuyo sello no parece tan distinto
a las luces de quimeras fantasiosas.

Lobreguez que no disipa su existencia
ni siquiera ante la luz de la conciencia.
Y es en esta oscuridad que me extravío.

Laberinto tenebroso, duro y frío
como eterna pesadilla que no cesa.
Laberinto en que mi mente queda presa.
Poeta