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LA SALA DE LOS ABANDONADOS
Paisajes eternizados en mi mente. Testigos viejos los balcones, cuanto tiempo en la misma sala. Solo abandonado por los que más te amaban, y hoy solo eres nada. Objeto de risas para los acompañantes. Mañana mueres, y no hay quien llore, ni siquiera los techos de estos paisajes que clavan las maderas, sosteniendo las tejas. Bienvenido eres en la sala de los abandonados, en la sala de los enfermos, en la sala de los eternizados nombres, que mañana serán fantasmas…
Otro ocupará la misma cama, otro quizás vuelva a las calles, otros tal vez, morirán y serán fecundos en las paredes de la misma sala. Sala que vieron llantos, que entendieron los sueños, que callaron a los vivos, y que ya nadie ama como debía serlo. Paisajes eternizados en mi alma. Paisajes que cobran vida, atormentando mis sueños, mis sentimientos, mis hojas blancas y letras rojas, escritas con las sangres de todos los enfermos…
La puerta vieja, las sonrisas llorosas, la calma inesperada, los huesos vestidos de pieles. La voz baja, hacen que los venerados pasados vuelvan hacer presentes, en los paisajes de las paredes. La sala se llena de todos los pacientes, fantasmas y carnes. El miedo solo vuela por los tejados como gatos negros que lamen las heridas de los muertos.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados.
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Poeta
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CEMENTERIO ESPIRITUAL
Esperar tras la puerta. Encerrando ideas, matando noblezas. Sudar de frío, castigar al laberinto de húmedas tristezas. Aun el fantasma gira de miedo, y todo se torna desierto. El campo destierra, a los muertos, los huesos gritan en soledades, las alabanzas caen al suelo, como lluvia sin destino.
Los cementerios han quedado vacíos, los féretros han abierto las puertas del otro mundo. Cementerio espiritual, los necios querrán saber de la verdad, y todos al descubierto sus almas verán. Sigilosa, las sombras darán las costillas a los perros del infierno. Escarnio de cerebro marchito, la piel será testigo de tu verdadero castigo.
Mientras espero tras la puerta, cazando espectros. Las nubes anuncian su llegada, y los ojos de la serpiente brillan en los cráneos malditos de los poetas ya idos.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados. 08/02/2013
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Poeta
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FRAGMENTO
Sonreír y escapar de ese laberinto seco, minucioso de carácter oscuro y silencioso.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados. 16/01/2013
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Poeta
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EL CONOCIMIENTO VOLARÁ
El conocimiento volará. los murciélagos lo sabrán, y los hombres temerán. El despertar no tarda en llegar, las heridas sanarán, y todos bajo la luz lo verán. La muerte pasará, la muerte ya no ejecutará, pues su vida entregará a la bestia que el mal creará. No temáis profetas, no os alborotéis poetas, ni vosotros que os creéis santos.
A todos vosotros, os cantaré si fuera posible. Pero, nada de eso será rentable, pues la muerte ya no tendrá poder, ni la vida amor, todos caeremos al esplendor de las tinieblas, que aun Maldoror sentirá la furia en su corazón. Las revelaciones gritarán, el libro de las memorias callaran, y tú, hombre al polvo volverás. Ni aun la muerte al gusano olvidará. ¿Y, entonces bajo quién estarás?.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados. 02/02/2013
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Poeta
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POEMA DESCONTROLADO
Hoy amanecí con furias en mi corazón, he sentido la ira de todo el universo en mi piel. Así, levantándome con la cara de dolor, sentí lo que todos llaman descontrol. Sin ganas de escribir, sin ganas de escupir, sin ganas de vivir, sin ganas de esculpir los versos para ti…
La naturaleza arremata mi alma, provocando el terremoto en mí ser. Lo sádico vuelve a comer la carne de mi corazón, convirtiéndolo en gusanos para tu razón. El techo arma lo psicótico del clepsidra de que vuelvas a ver. Todos, caen sobre mí, todos, desean morir, todos callan en mí, y los huesos desean vivir…
La guitarra dormía, la cama sufría. Los sueños caían, la realidad reía. El techo despertaba el destello de la vida pasada, y tú, volvías como si nada. Solo mis ojos te veían. Creyendo ser loco, mis hermanos en la jaula me tenían.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados. 31/01/2013 13: 25hs
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Poeta
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ESTIRPE ROTO
En la psicosis del alma, anidan esperanzas tratando de romper lo sádico del corazón. Invulnerable el rostro de ojos cargados de sueños, en su mirada se nota el terror de sus jaquecas. Hombre de estirpe roto, que vio los días en sus hombros. En la trampa de la depresión, cabe la coraza de la muerte. Eterno galardón, su corona eres tú. Romper el silencio en la oscuridad, y llamar a los del más allá, y así tomar del clepsidra la vanidad.
Autor: José A. Monnin Derechos reservados. Limpio-Paraguay 26/01/2013
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Poeta
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Prosopopeia desvairada: o inteligível é inteligente, e o que é solvente é marmelada.
Absorventes absorvem tudo, menos minha fé imaculada. Santa Mãe de Deus dos ignorantes, que ignoram a verdadeira felicidade, e acumulam coisas nas estantes e nos cabides da nossa vã filosofia.
Prosopopeia desvairada, não quer dizer nada. É só um Dadaísmo nesta nossa hierarquia “devocionada”.
A.J. Cardiais imagem: a.j. cardiais
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Poeta
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Noctóleos
Una noche pidió sombra a la nieve lejana ¡Oleos de la noche transitoria cumbre! entre las plumas de arista cercana la esquina de la tarde qué no canta ni cristales ni alfileres noctámbulos.
¡Óleos, óleos! Por el desnudo hueco sin gente la ceniza fresca devora la sed sin sufrimiento el rincón de los cangrejos el ratón de los canguros
¡Noctóleos, piensa, sí, en esos noctóleos!. Porqué en la sed inútil de la vieja nube viaja, la cuchara del harapo, sin rodillas riendo, al hambre de la cerca, y el ganado fuera, perdida voz de cisne, derretido el plomo, en el ruido enredado, que se esconde ya, cambiando al huevo de rituales maduros, al trote de los gases, y los cactus ya, en el mundo de los cascos, y las larvas, hilos tibios, al extraño gemido de la lana, en la tropa de los lagos sin el nido.
¡Sí, sí, en esos óleos de la noche dura! Una noche incansable cera caliente, que nada sabe del engaño del piloto, en la flama de nobles nubes, en la rama de robles rudos, nocturnísticamente empoenado.
Por el desnudo sueño de las piedras, que la mañana rala dibuja, en el agujero de las aguas, en el sumidero de los ecos, oleaginoso doliente.
¡En la noche oleosa pesadilla!.
Del algodón que vigila, el arco silencio, en la calle insatisfecha, del fantasma, con la escarcha, de veinte años, en el rostro sin cansancio, con la espuma hundida del zapato, en el vidrio enflaquecido, del oleaje, del níquel nervioso, hasta el cuello, que busca la llave del llanto, por la llama obligatoria, de las verduras, del llano que muerde sueños a la luna.
¡Noctóleos, noctóleos otra vez!.
Por ese canto rojo, del perfume frío soñar, de las caderas en los pétalos de tigres, alimentando al mismo vidrio sereno roto, de la blanca tierra, sudorosa la madera, recuerda al muñeco desnudar, del gran camello, alegre del frotar invernaderos, al calor doblando, huellas ámbar de ratones, y latones, oleaginosos, brillantes torrentes, al abanico tendidos en la voz, violeta de la mirada, imantada donde la fidelidad, desespera, entre la felicidad despistada, haciendo, cielos del destino, en las estampas estepas, de los resortes del océano, del umbral erguido, en la noche de aceite en aceite. ¡Otra vez!.
Porqué Al Final Una noche dejó al desnudo sol, entre muchos. Cielos exhalando golondrinas, sin azúcar, por los enjambres despoblados, por los alambres aceitados. ¡La última noche en el fondo de la luna!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AJARDINADAS AJASPAJAS
Son En los cabellos de sonrisas enroscadas. Flores. ¡Qué corren iluminados los clanes!. Clareando zoomórficos, emblemas fonéticos. Amores baladí, de los años pasión olvidada, en la mirada soñada, en las islas escarlatas, en el palacio de versos. Son Ajaspajas. ¡Por el viento pintado de verde!. Un horizonte salvaje. Un lenguaje perdido. Una perla virginal. Una caricia diferente. Ajardinada. Del sol. Recuerdos en las lunas sin sus noches vigilantes.
Ajaspajas. En las fuerzas híbridas de los mágicos plumajes, que corren sorpresivos rituales al encuentro de los confines cafés, en la interpretación primitiva de las aves fluidos sarcófagos gráciles, blandos, construyendo sueños con la noche, en la tapa de los planes sucesivos, en las huellas de las palabras invisibles dejando el secreto evidente lejano en las cumbres del aroma indistinto, por el sueño del último cuervo curvo calvo, en los cisnes unánimes del mármol por la maldad cobijados al contemplar escaso cualquier cielo, en las entrañas abrasadas brumas del empeño inútil prendido a una ventanilla en los ojos del ocaso del viento lastimero en el panorama inenarrable de la mente esclava implacable y redentora de la razón perdida por el hambre del bolsillo y el negocio del abuso.
Ajardinadas. ¡Plásticas!. Son Ajaspajas pétalos secos del eco perdido.
Cuando las paredes corren, por la sombra del silencio, que cada mariposa sueña, en los milímetros que vuelan, los débiles regalos del asombro, cuando corren al conjuro gris, del recuerdo sepultar boscoso, de la música que duerme, al mudar minúsculos los pasos, y reparar el tiempo doble, donde quedan ganas triples, en la voz de los arbustos. ¡Una vez nuez!. ¡Otra vez cruz!. Cada vez más. Más. Se oye al suspiro volar donde, corren y corren las paredes en la sombra, silencios los jardines verdaderos del vivir amando. Los mayúsculos detalles del sentir.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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APOTEÓSICO APOTEGMA
Porqué pensaron los ojos en el hambre de la casa que llueve de la cuchara sed en pared el techo en el zapato roto del sueño gastado del insomnio perenne.
Al fondo de la vida en el vientre. Ajeno a la frente del cabello. De las uñas que muerden. Al dormir de la silla. De la familia hecha añicos en cada casa. Del hogar desprendido de todo polvo. Y el alado preguntar espeso ahogado. ¡Mirando extasiado afrodisíacos ataúdes!. En buscar añejo al olvido férreo, de los féretros dorados, del amor en cada urna. En la terapia de lápidas y cementerios. Y en la cocina el humo, ahora, es gratis. En la cuna de los fantasmas. Por el oculto caracol que huyó. ¡Enroscado elefante tétrico!.
En la espuma añeja del vinagre bajo el pecho. En los mismos ojos de la maldición bendita. ¡Creída bajo las piedras y los gusanos!. Apotegma esencial de la tragedia. Apoteósico de la injusticia misma. ¡Rodando obscura árboles espadas!. ¡Asando ortigas sahumando olivo!. Es En su escondite el gusano que trae tragedias. En el mismo aire que respira y al piso pisa. ¡Ya verán los qué lo ignoren!. ¡Ya verán!. Porqué En Los mismos ojos el veneno pestañea. Del pié al piso. Y el mismo cielo tiembla.
En la mesa sola, en los miles de hogares acribillados. En la memoria que jamás estará a salvo. ¡Apoteósico y catastrófico sonríe!. El apotegma. Del infinito perdón a los miles de atroces actos transitorios. Apoteósico embriagado inconsciente. ¡En la eterna amnesia del pasado a crédito!. Espera, espera, apoteósico, el olvido.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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