En la ventana, un rayo la atraviesa
trae mensaje al nuevo amanecer,
disipa sombras del anochecer,
luz de fuego la vida te confiesa.
Fugaz, cándida, diáfana, inconfesa
esa endeble huella dejas al nacer
y voraz anclas al resplandecer
desplazando en la infinidad que apresa.
La flama eterna. la del esplendor,
insensata fluidez desaparece.
De la noche adversario, el más prudente.
Mezcla flameante funde el albor,
dominante frescura permanece.
Esponja de tinieblas permanente.
Julio Medina
26 de septiembre del 2010