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Estrellas en un gran oasis, brillan en la inmensidad de la oscuridad, hija de la luna, constelaciones en el cielo se revelan. El cielo se tiñe de negro, millones de estrellas resplandecen, en el cielo esta la luna, donde su resplandor brilla con fuerza. Testimonio de la fragilidad de Eva, vidente maestra de la profecía, en el mundo estelar esta mi prometida, deambulan en caravana cósmica. Una lluvia de estrellas se aproxima, caen al suelo, miles de estrellas, deambulan en caravana cósmica, vaga sin rumbo alguno. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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Memorias en blanco, sueños olvidados, no recuerdo mas, solo me desperté, solo eso y ya. Mentes taciturnas, vagabundas e idealistas, que puedo decir, solo son almas durmientes. Sueños pasajeros, sueños que se olvidan con facilidad, no queda mas, solo que simples recuerdos. Me inspiro con la música, poemas de mis autores preferidos, suena como una terapia, al igual que la fotografía, son mi única inspiración. Sueños perdidos, recuerdos olvidados por el tiempo, no quisiera olvidarme, pero mi mente es un laberinto sin salida. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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EL POEMA VA Y SE ALEJA
El poema va y se aleja, tan lejos que parece muy cerca. nadie ve lo que hay delante de sus ojos, todos miran hasta perder la vista, y no valen hasta el pensamiento. Nunca se dijo jamás, cuando lo eterno solo estaba al primer paso, ¿quién ha visto a Dios? Que te cuenten los profetas, que se escriban en los poemas. ¿Cómo es el diablo? Que te digan los muertos, que se anuncien a los vientos…
El poema va y se aleja, tan cerca que parece muy lejos. Nadie entiende su propio corazón, todos andan conforme a sus latidos. Los labios son huecos, aunque parezcan severos, la ponzoña de sus mieles, vuelcan al carro de los faraones. ¿Quién más que nosotros, para disfrazar el llanto? Aun el mar conoce sus límites, y tú hombre, te crees grande, cuando solamente has aprendido a leer y a sumar…
¿Dónde empieza las primeras letras de los versos? No le preguntes a Dios, ni busques al diablo, tampoco beses los labios de ponzoñas deliciosas. El tiempo está, y el aspecto del futuro se nota en las nubes, la raíz, da frutos amargos, y el pastizal de gusanos, ¿quién podrá su alma guardar? Recuerda no hay profetas sin Dios, ni pecado en marcha, para cortar la maldición…
El poema va y se aleja, lejos, pero muy lejos, que solo el viento carga con los dolores, los sentimientos, y los placeres de la vida en tácito vertebrado, veneno que resucita al gentil y amable señor del amor. Y es que esta hoja no puede llevar mi corazón, entonces carga con mis culpas recorriendo el mundo sin rencor.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados. 03/04/2013
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Dadivosidad Indómita
Porqué nació el fin resuelto a empezar, en el reino del vapor fidedigno. ¡Manzana manual almendrada!. Superficial fealdad callando, el mal tono del recipiente, fuelle desinterés del daño. ¡Habitación feroz de paladar cruel!. Al interés tenue del invierno, el huésped se derrite pleno.
¡Carente permanencia insigne!. La virtud, del abandono, sin fe. ¡Apacible jarro sin destellos!. Nace, Nace débil la miel fértil, En la espera invariablemente oscura. ¡Valle informal del pez grasoso!. Al sol infeliz que incendia. ¡Cada luna incurable lago!.
Ruido. De cadenas. ¡Libre!.
Porqué... ¡Guarda fingiendo al silencio!.
Indómito dadivoso en la dadivosidad indómita.
En la blanda benevolencia de la pared menos distraída carne impersonal de cera invernal es blancura por excelencia tres veces del elástico penúltimo en la cicatriz de la tablilla funeraria al borde de los barcos parcos dotados botados de avidez por la vida al comienzo de la audacia qué subsiste por encima del drama de la cara cortés obtusa de nuevo bajo un casco desnudo por eso del fantasmal crudo interior incalculable.
Indómito En la dadivosidad Indómita Dadivoso
¡Oh, conmovedora existencia!. Del fruto melodramático al contacto precoz. Del ascenso extenuante. Del ritual intermediario. ¡De la edad tardía de la escoba!. Del ínfimo rango ostentoso. ¡De la larga mirada de la oruga!. ¡De la profética trompa de la hormiga!. Un escarabajo explica meticuloso. Los desenfrenos del agua, entre las ramas del fuego caídas, las calles danzando en las gotas. ¡Decorando campanas portuarias!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Me contaste un sueño, nos soñaste enamorados, pero con otra forma, no éramos dos cuerpos, éramos un ser, con dos almas pegados nuestros perfiles, simétricos, curiosos, convertidos y fusionados, contenidos en otro espacio, éramos un delfín, que nadaba y feliz miraba pasar nuestra vida dichoso
maravillada quedaste de gozo, pues te viste enamorada, amalgamados los cuerpos y nuestras almas, exaltada la percepción de los sentidos, a tal punto que el brillo de la luz que generaba, como furiosas bengalas traspasa e ilumina el océano de almas en que nadábamos
¿Fue tu sueño? o los delfines son recipiente de almas, que al calor del amor se funden y nos sueñan, nos piensan e imaginan, por jugar o por capricho somos los sueños de un delfín, lúdico y fantástico delfín ¿o somos nosotros?
Creado 20/12/2011
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Las cenizas de la noche clavan en el aire quejoso los colmillos arenosos sedientos de tez cuarteada, endurece el vapor friolero como sarta de sartén anquilosado deshinchando el mantón plegado de oscuridad pegajosa, elástica… Finada al crujir la moneda de luz metálica, sobria, nublada por el fuego quemándose en su interior, y los residuos llueven mojando el mar evaporado, y el viento solidificado se deshace en la penumbra del día, y la luz oscura brilla atenuada como el fulgor de la lumbre acuosa; humeante la sombra vuela y sus alas grises, desplumadas meciéndose en el sereno colgado de los estambres del tiempo, pelonean con púas de arcilla hasta agotar la noche.
Julio Medina 20 de marzo del 2013
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POR EL NUEVO BOSQUE
¡Mira, mira, ya corren los hombres!. Fríos en las manzanas de arena, que las puertas desnudan del alba, sin remedio en la garganta de plata.
Por eso en las tabernas se fijan, las bicicletas de las gordas calles, que manan de los zapatos gastados, secas ramas de los alcoholes primeros.
¡Mira, mira, los delantales amargos!. Son carretas de ceniza y brazos fuertes, con los números tatuados en coro, bosques de ruedas con trajes nuevos.
Por eso de los pañuelos se olvidan, los pañales de las montañas nevadas, que arrastran arcillas intactas, en el brillo del ciervo alegre.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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LABERINTOS DEL EMBUSTE
En El Abrigo de automóviles. En las cuevas del escardillo. De los profundos mosaicos. Mientras las puertas abordan los trenes. Entre los blandos montones de playas. ¡Cuánto amor en los incendios!. Encima del neón de los letreros. ¡Cuántos, cuantos soles volando entre los muslos!. Laberintos, en la celebración inminente del tablero. Del embuste, en la pequeña mañana del conejo.
Por el embuste, sí, por el embuste hecho epidemia. ¡Solos, se han quedado, solos!. Por el muelle de amargas arenas. Y la velocidad bajo el sombrero. ¡Solo, solo, el silencio diminuto!. De las lunas vibrando entre los pinos. En la flor de la pintura, partitura del vituperio. Habla de arañas con guantes de goma. En las tibias raíces hechas de sed. Por las noches de escuchar las escaleras. Por las copas con muletas y corbatas. Y el dolor de las esponjas conspicuas.
¡Laberintos, son laberintos del embuste!. Porqué el salto al abismo tiene sus peligros, en las enredaderas minerales del cielo, huyendo, los minutos y los segundos, en la virtual cadena entretejida de sapos.
Por el embuste, sí, por el embuste. Del refinamiento de las moscas, y las ranas silvestres insolubles. ¡Del asedio a la intimidad adherido!. Por el nombre de adobes en peligro. Del piso sin compromiso, solo laberintos. Del embuste, del alivio caprichoso en retaguardia.
Unos laberintos hechos del embuste. Hechos. Como hierbas mordiendo cuevas. Hechos. Como espadas frutales suaves. Laberintos. En la cúpula enganchada en telarañas. Laberintos. En el túnel salado al tope. Bajando las esquina del bosque. En la lucha sorpresiva de la mina. Donde la serpiente manipula los gusanos
¡Del embuste, laberintos, laberintos, laberintos!. Donde una emoción tiembla. Del vigor profundo, en espasmódicos suspiros. En la llave del tiempo, con la piel inundada de tibieza. Donde una luz renace, se abre y se cierra filosa. Del deber cumplido, por la férrea tenaza esfumada. ¡Con la ventana en las alas!___El embuste embiste. Y viste los párpados que duermen la nieve. Donde las sombras resbalan del agua. En las plumas del velado verano. En los mástiles del primer otoño. Donde los cabellos muelen blancos.
¡Laberintos del embuste, embuste, embuste!. En el coro de los panteones. Con el último latido en manadas. ¡Allá donde mueren los pantanos!. ¡Qué perdieron la cabeza y los zapatos!. Con los meses involuntarios. Con las muecas espontáneas. Laberintos, laberintos. En los años nacidos equivocados. En la misma iguana de aguaceros. Por donde cae el mismo filo sin descanso. Y las imágenes rodeando intrigan. Al fuego en la danza incierta.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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ENTRE NOCTURNALES
La noche de dulce tiene, seis alas de rana, y una sonrisa de bosque escondido, que camina del pecho al techo.
La noche de mármol viene, por las estrellas dibujando, cataratas sobre la luna, violeta de tersa frente.
La noche se va y todos la esperan, en la cama, porque tiene sed el mar. Tal vez las camisas tengan hambre, sembrando y decorando largas costillas.
Los últimos en llegar amasan las retinas, que nada quedan del infierno afuera, rondando bajo estas nubes sudores, por las ramas de las esquinas primeras.
La luna se esconde por agujas y silencios, en colchones hechos piedras inquietas. Por las calles pasan ruidos que duermen, como mariposas verticales y vidriosas.
El aire brilla herido entre los platos, del suelo que exprime pies desnudos, como los sueños visten trapos nuevos, recién plantados en techos abandonados.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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RELÁMPAGO ESTRAMBÓTICO
Entre las distancias gastadas. Al abrir la noche, que la esperanza expresa. Al subir la tarde, en las avenidas de la serenidad doliente, por el silencio roto de las violetas, por el tiempo de amargos fuegos. Relámpago. Estrambótico. Es... En los caudales azarosos. En los delirantes paraísos. ¡Sos, sos, sos!. Del pudor atrás del verso. Del dolor qué amanece. Del acero y de la piedra.
Estrambótico relámpago.
Entre las cercanías perdidas. En el jardín etéreo de la justicia. ¡Con el nunca presto pronto.! Hecho solo, del polvo, sobre la mesa. ¡Ágil olvido fácil!__ Fugaz y añejo. Entre la soberbia sembradora del engaño. ¡Han hecho de hipocresía virtud pulida!. En la solemnidad del vano diálogo. La morada qué el instinto aprisiona. En los años secuestrados del asombro. ¡Asamblea de cenizas y de huesos!. Por el exceso qué supera el elogio. Infructuoso de escribir al manicomio. ¡Látigos sin lápida!__ Engendros escondidos. Porqué los cementerios mueren tétricos. ¡Qué mueren del ayer sin apetito!.
Relámpago estrambótico.
En la inútil expropiación de la miseria, comensal del proyecto turbado en el drama, marginal de los zapatos hambrientos, en la simpatía del remolque afilado, en el símbolo póstumo del álbum. ¡Acribillado a flechazos!. Entre las pobres desgarradas balas, de la ignorancia indefensa en cada casa, dónde humildes los demonios debaten. ¡Actores de la masa informe!. Ejecutivos del ser febril aberración. Del afrodisíaco escrupulosamente amonedado. ¡Por el canal recluido!. ¡Qué al rencor asaltó súbito!. Envenenando los mismos caminos del aire. Del puerto que deja soltero al mar acusado de locura. Del imposible contenido. ¡Mitología licantrópica del trópico!.
Relámpago. Estrambótico. Del Conciliar Voraz Todo Absurdo Los Gusanos Ya Comparten Y Reparten El Falso Desengaño Excesivo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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