Textos :  Los gemelos de Miriam Stadea
Esta historia se pierde en la noche de los tiempos, entre la bruma matizada por el gris de un páramo agreste, árido y seco. Nacidos en Judea, una aldea sometida al poder del águila romana; nación ensangrentada por el filo de las gladius de los centuriones. Lugar tumultuoso, en el que a diario un nuevo líder Zelote aparece predicando el final de los tiempos y del opresor latino, sólo para semanas más tarde purgar su osadía colgado y amarrado a un madero vertical. Las calles polvorientas y los pedregosos caminos conocen bien la historia, el seco viento del desierto repite sus nombres, Yeshai ben Panthera, y Judas ben Halachmee, gemelos de la adolescente hebrea Miriam Stadea.

Desde muy temprana edad los hermanos fueron educados en las montañas de Qumrán hogar de los terapeutas, los monjes esenios. Fueron iniciados en los misterios del Pleroma, en la física de la conciencia, en los arcanos de fusión con el Aeón Sophia. Recogiendo al amanecer, los hongos de la Amanita Muscaria para las ceremonias secretas, y entrar en estados de conciencia alterada. Instruídos uno en el consejo del Anciano Josef, guardián y padre espiritual de la comunidad Esenia; el otro a los pies del Rabino Hillel en su escuela filosófica, la máxima autoridad de la Torah.

Yeshai ben Panthera, educaba al pueblo sobre la ignominia de Yaldabaoth al creerse único Dios del Cosmos entero, imitando la construcción del Pleroma, creando una proyección de realidad virtual en simulación de un patrón dimensional de mayor jerarquía. Pasando por alto y sin reconocer la corriente cósmica surgida del núcleo galáctico que le dió vida, el Aeón Sophia.

Sus palabras atravesaron desiertos, palmeras, corazones y espíritus, hasta llegar a oídos del agresor intervencionista romano y a una canalla ignorante y traidora.

Acusado de sedición y traición fue condenado a la lapidación. Un método cruel y barbárico, en el que el condenado envuelto en una blanca sábana era enterrado hasta la cintura o el cuello para sufrir una muerte lenta y dolorosa. Utilizando piedras no excesivamente grandes para evitar la muerte con el primer golpe. A veces por compasión haciendo tomar al condenado un brebaje de yerbas narcóticas para suprimir en algo la agonía.

Yeshai ben Panthera pudo escapar al suplicio huyendo hacia Egipto. Allí siguió expandiendo su conocimiento como sanador en las sociedades secretas de los Maggis y alcanzando el trigésimo tercer grado de sabiduría hermética. Marchando finalmente hasta Britannia con su familia inmediata y creando luego de su desaparición física un linaje de reyes en dicho lugar.

Judas ben Hallachmee el otro gemelo, olvidó sus días de infancia en Qumran, se convirtió en soldado, en guerrero, en un bebedor de vino y amador de los placeres mundanos. Estaba dotado de un temperamento en extremo volatil e incontrolable, el cual era alimentado a su vez por un odio visceral al interventor del águila en sus estandartes. Vivía sólo para ver expulsadas las legiones romanas fuera de su país.

Se hizo acompañar de un grupo de seguidores, en el que permeaban los más rebeldes estamentos de la sociedad judía de la época, los marginados, los olvidados de la tierra. Una milicia que conspiraba contra el satus quo de la polvorienta y explosiva aldea del medio oriente.

El discurso inflamatorio de Judas fue sofocado violentamente. Su gesta fue vana y fútil, las gladius de los centuriones, aplastaron la diminuta revuelta y su líder condenado a la cruz, por atentar contra la estabilidad del águila romana.

También pudo escapar a la muerte, porque en los gemelos parece haber cierta sincronicidad en cuanto a eventos trascendentes. Apeló a su derecho por haber nacido con sangre real de tener un reemplazo en la ejecución. Fue enviado en esclavitud hasta la India donde vivió el resto de sus días como constructor de tiendas en el pueblo de Cachemira.

El inclemente sol del desierto fue quemando y derritiendo los días, meses y centurias del espacio tiempo. Las historias de los gemelos de Miriam Stadea, sobrina de Herodh, fueron llevadas por sus respectivos seguidores de aldea en aldea, de casa en casa en forma oral. Estos contadores de las hazañas de los hermanos gemelos, o prebisteros eran personas poco conocedoras de los rudimentos de la lectura y escritura, de la grammatikon; una multitud de idiotas farfullantes que mezclaban la grasa de sus historias con la de los antiguos dioses paganos. Pedían dinero, comida y sexo como pago por divulgar las historias de Judas ben Hallachmee y Yeshai ben Panthera. Los prebisteros eran en ocasiones lidereados por algún escriba llamado Obispo, que se daba a la tarea de escribir las historias narradas.

La tradición oral y escrita siguió su curso, las historias de los gemelos de Miriam Stadea continuaron repitiéndose de boca en boca, amalgamándose la una con la otra, mezclándose y entremezclándose en una compacta y extraña alquimia, haciéndose y deshaciéndose en un eterno ciclo como la lluvia.

Hasta que al final, no se supo quién era uno o el otro. Forjándose una historia única, que en su fondo son dos historias y que no cesa de afectar cada nanosegundo de nuestra vida lineal, historia aún inconclusa… tal vez por la intervención de algún Demiurgo.
Poeta

Textos :  El techo de acero y las oraciones de la abuela
La abuela Cristina terminó su oración no quedando satisfecha con la misma. Tuvo un presentimiento que sus ruegos y súplicas al Dios al que le había “servido” desde la plataforma de sus creencias no eran escuchados.

__“Tanto que te pido y te sirvo Dios mío y no me concedes el anhelo de mi corazón”

Un gigantesco y denso techo vibratorio se interponía entre las oraciones salpicadas de fe y reverencia de la anciana y el Dios que el dogma planetario enseñaba con múltiples nombres de acuerdo a la cartografía.

Lo que los sentidos físicos de la abuela Cristina y su cerebro no pueden decodificar es el enorme cubo geométrico, una cámara de tiempo “atemporal” que cubre todo el planeta. Sobre el planeta mismo inmerso en la cámara de tiempo, una rejilla electromagnética a su vez cubre todo el plano terráqueo. Hay alrededor de 49 cruces o perpendiculares de rejilla por metro cuadrado, dándole a la geometría de la prisión una forma de panal con celdas hexagonales. Cada celda tiene trescientos metros de profundidad. El ensamblaje de la rejilla consiste en dos espirales de plasma con una frecuencia vibratoria de 2 gigahercios, para dar estabilidad al escenario virtual.

Cualquier alma que mediante el mecanismo de la muerte física trata de salir, es atrapado dentro de una de las celdas. El contenido energético de la misma es transmitido o vaciado al alma y esta a su vez perderá noción de sus experiencias pasadas. Cada celda también posee un mecanismo de programación que le dará “sugerencias al alma sobre su regreso nuevamente al plano físico y las supuestas misiones que debe concluir” Las deudas kármicas, los pecados y la paga por los mismos es todo parte de intricada de red de engaños que nos devuelve perennemente de vuelta a este planeta prisión.

La abuela Cristina es mucho más anciana de lo que ella puede entender, tampoco es el ser que ella cree ser. En el principio ella (su esencia o alma) fue una entidad lumínica procedente del Octavo Universo. La abuela vive atrapada dentro de su propia genética, enclaustrada en un avatar biológico. Su esencia, su realidad, está oculta dentro de un carruaje de nervios, tejido y hueso creado por un demiurgo o dios menor al que ella rinde devoción una y otra vez. El 98% de su genética fue creada por esta raza de demiurgos. Ensamblaron su gen lumínico o esencia a un 2% de su capacidad dentro del avatar biológico. En algún momento hace miles de años la consciencia o genoma lumínico tomó control de la prisión físico-biológica y algunos logran escapar. No así la anciana que continuó presa del dogma que sugiere el demiurgo fue la verdadera Creación.

El interventor espiritual añadió, sumó otra herramienta para perpetuar la cautividad, una conciencia física, una especie de músculo mental y espiritual que suprime y acalla la voz de la esencia primigenia. Este nuevo candado sepultó la consciencia lumínica original creando una barrera entre el avatar humano y su verdadera realidad. Una interrupción en la comunicación hacia las realidades más sutiles, nadie entra, nadie sale, nadie puede transmitir ni recibir información.

Ella vive en un holograma virtual, su vida actual es una eterna reiteración de vidas anteriores, miles de ellas. La historia antigua que conoce son retazos de realidad de otras dimensiones, ingeniosamente ordenadas para dar una sensación de “secuencia en el tiempo lineal” Todas sus existencias han estado siempre regidas por el dogma religioso reinante de la época. Por la amnesia a la que es sometida por la tecnología espiritual que circunvala el planeta. Atrapada dentro de una genética creada por el demiurgo que le impide reconocer quién en realidad es.

Desde este plano azul, hogar de la abuela, las oraciones, la fe, la devoción no puede alcanzar el punto de partida original, el Universo Lumínico. Hay una prisión, dentro de una prisión y dentro de otra prisión, como si la abuela estuviese habitando en una muñeca rusa matrioska.

Citar el texto, rezar, orar, citar la concordancia, repetir lo que otros escogieron para ella, como lo verdadero, justo y razonable jamás le devolverá la libertad… pero ella continúa orando y sus plegarias y rezos estrellándose contra la barrera del demiurgo, hasta que algún día entienda su verdadera realidad…

Ella vive en un prisión planetaria, su cuerpo biológico es otra prisión y el dogma religioso al que le sirve un enorme y pesado candado con la que los controladores tienen a buen resguardo su conciencia lumínica.
Poeta

Textos :  El Derecho en Grecia: Un recorrido por su historia
EL DERECHO EN GRECIA
Un recorrido por su historia

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.


Introducción:

Cada sociedad humana presenta una franca tendencia a la autoconservación, y al mismo tiempo, procura a sus miembros las mejores utilidades, regulando las relaciones en su interior a fin de mantener su cohesión y bienestar. El Derecho es un fenómeno complejo que forma parte del desarrollo y las interacciones de los pueblos y naciones. Con el transcurso del tiempo y la evolución socio-cultural, se van creando cada vez más necesidades, dentro de ellas, contar con un conjunto de normas que regulen y disciplinen las diversas actividades de sus miembros particulares. De esta manera, paulatinamente se van estableciendo dos grandes elementos constitutivos de este fenómeno socio-cultural. Por una parte, se va estimando lo que es útil, y por la otra, todo aquello que ha sido perjudicial al bienestar y convivencia . Si aceptamos lo anterior como real en el desarrollo social (además de otros factores), se tendrán más posibilidades de llegar a comprender las relaciones, de que lo útil, deberá estar incluido dentro de la esfera de lo lícito. Y en contraparte, a lo perjudicial se le identificará con lo ilícito.

Objetivo :

El fin de estas consideraciones es caracterizar algunos elementos históricos que han participado en el origen y desarrollo del Derecho en la Civilización Griega.

Antecedentes :

Iniciaremos nuestro recorrido a partir del Siglo XI a.C., en que un pueblo de invasores de lengua griega, los dorios, fueron progresivamente estableciéndose en esta zona desde los Balcanes, llegando después a consolidar su dominio, y gobernar las Ciudades-Estado, ya bien entrado el Siglo VII a.C. Trajeron consigo todo su aporte cultural, no solo religión, economía y lengua, sino también sus formas de gobierno, ejercicio del poder, conocimientos médicos, etc. De hecho, después de su establecimiento, los nobles dorios se reservaron las mejores tierras, y mantuvieron un sistema de gobierno tanto aristocrático como autocrático; administrando la justicia según sus particulares conveniencias. Con el paso del tiempo, el crecimiento poblacional, las modificaciones económicas y diversas migraciones, se presentaron varias rebeliones en algunas ciudades-estado. Así, los dorios, fueron perdiendo progresivamente su dominio socio-político al grado de ser substituidos por llamados líderes populares. El término con que posteriormente se les conoció, fue ¨Tiranos¨, lo que significaba, por lo menos en sus inicios ¨señores¨. Conforme se asentaron en el gobierno, los citados señores (líderes populares), fueron perdiendo sus originales características populares, y se hicieron tan egoístas y autoritarios (autócratas), como los gobernantes nobles previos, de tal manera, que el término ¨tirano¨, llegó a identificarse casi como sinónimo de ¨opresor ¨. Lo anterior fue determinándose conforme se agudizaron los descontentos sociales y hubo nuevas oleadas de rebeliones. Con la caída de estos personajes políticos, se presentaron nuevas formas de gobierno. Sin embargo, lo anterior, no fue homogéneo, (es probable que solo fuera posteriormente, en el período de Alejando Magno, por cierto muy efímero). De hecho, los gobiernos que se establecieron fueron diferentes en cada Ciudad-estado; sucediendo esto ya bien avanzado el siglo VI a.C. Por ejemplo: Corinto, fue gobernada por una especie de oligarquía, donde se mezclaban la aristocracia y una democracia rudimentaria. En el Ática (principalmente Atenas), aparecía una singular democracia combinada con esclavitud, mientras que en Esparta predominó una peculiar combinación de tiranía militar, formada básicamente de militares dorios establecidos como una casta. En relación con lo anterior, y de manera general, las noticias que tenemos de ellos, es que sus ciudades-estado carecían de derecho escrito, con algunas excepciones. Por ejemplo : Esparta, alrededor del 700 a.C. contó con una Constitución, que era atribuida a Licurgo (del que no tenemos casi noticias), era la llamada gran ¨Rhetra¨, que desempeñó funciones importantes en su organización estatal. Por otra parte, en el Ática, representada por Atenas, que ha sido considerada como el máximo exponente de la cultura de esta civilización; careció de un Derecho escrito durante gran parte de su desarrollo, y solo después de una larga crisis agraria, y conflictos socio-políticos internos cada vez más complejos. Lo anterior obligó a una severa intervención estatal, la que se expresó en la figura de Dracón, desde el 624 al 621 a.C. De este importante personaje histórico y legislador, ya se cuenta con más datos. Tomemos por ejemplo: Se le atribuye el que tratando de remediar la situación que afectaba a sus conciudadanos, estableciera medidas muy rigurosas, que finalmente se fraguaron en su conocido Código, en el cual contempló castigos especialmente severos, derivándose de ahí la palabra ¨draconiano¨, para las penas severas o crueles. Sin embargo, Dracón no estuvo especialmente orientado a luchar contra la injusticia, y difícilmente se le podría encuadrar dentro de los reformadores sociales. Empero, introdujo importantes diferencias legales, verbigracia, en los casos de homicidio y asesinato. Tan es así, que posteriormente, Solón (504 a.C.), respetó varias de sus concepciones sobre los homicidas, según nos lo informa Plutarco. Tenemos noticia, de que alguno de los críticos posteriores de Dracón (muy posteriormente) y en otra época, un tal Demades, dijo de Dracón: ¨Que había redactado sus leyes…Con sangre, no con tinta…¨. Mal que bien, se cuenta con referencias de otras legislaciones, verbigracia, La de Catania, de Carondas , en el siglo VII a.C., la de Grotyna entre el siglo VI y V a.C., que no comentaré, pues sus textos son fragmentarios y de ellas nos informan solo las referencias de algunos oradores, poetas y filósofos. En términos generales, uno de los aspectos sobresalientes, es que ya no estaban dominadas por conceptos mágico-religiosos, donde incluso sus jueces castigaban sin fundamentarse necesariamente en normas escritas, sólo guiándose por principios de equidad. Lo anterior nos permite considerar a los griegos como tributarios de un gran esfuerzo en sus Instituciones Jurídicas, pues dieron mayor libertad al poder civil sobre el teocrático. Aunque no en todo caso, verbigracia, recordando el destierro de Protágoras cuando se puso en duda la existencia de los dioses. O en el caso de Anaxágoras, que afirmó que el sol era una piedra incandescente y tuvo que ser desterrado y pagar una multa (5 talentos). Se recuerda al multicitado y ampliamente estudiado caso del filósofo Sócrates. Sin embargo, aquí ya vamos en una época en que Grecia había alcanzado una fase importante en su desarrollo filosófico. Al lector interesado en ampliar y profundizar lo hasta aquí expuesto, se remite a :
Beye, CH.M.: Ancient Greek Literature and Society (2 da. Ed), Cornell University Press, Ithaca, New York, 1987. Hall J.M.: A history of the archaic Greek world. Ca 1200-479 BCE. Wiley-Blackwell, 2007. H.J. Wolff.: Greek Legal History. Its Functions and Potentialites. Washington University Law Quarterly St. Louis Missouri, USA. Base del texto-conferencia, Nov. 1975. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. El derecho en la antigua Grecia. Cap. 3, Texto de la Biblioteca Jurídica Virtual. Pomeroy,S.B.: Ancient Greece: a political, social and cultural history. Oxford University Press. 1999. Thomas R.M.: Ancient Greece from Prehistoric to Hellenistic Times. Yale University Press, 1996.

Desarrollo :

Como se ha visto en estos antecedentes, y considerando a Platón y Aristóteles, ya el concepto informador de justicia había tenido una sana y notable transformación, de modo que no se apegaba esencialmente a la religión, incluso se contemplaban aspectos como el de proporcionalidad entre delito y pena, del mejoramiento del culpable (destierro, multa…) y protección del Estado. En éste último sentido, precisamente cuando se afinó la concepción de Estado (en sus diversas ciudades) se le dio una especie peculiar de vida, y cuando se atentaba contra su libertad (entendida como vida del estado, y en relación con su autonomía o independencia), sus ciudadanos se sentían como perdidos, como si fueran a ser extinguidos individualmente, de tal manera que condenaron especialmente al ostracismo, castigando al ciudadano, que según ellos, intentaba elevarse sobre todos, y abría nuevamente el camino a la tiranía. Por otra parte, no era éste siempre sancionado de igual modo, aunque sí en los períodos iniciales, donde fue más severo, al dirigirse no solo al autor, sino también con un carácter colectivo, es decir, tanto a los traidores como a los tiranos y sacrílegos, donde frecuentemente se condenaba hasta su familia. Con excepción del Código, donde predominaba la pena corporal (por lo regular la muerte), representado por Dracón. Se recuerdan además, que en las Leyes de Locris, el castigo era en cierta forma simbólico, verbigracia, en los delitos sexuales (al violador) la pena era sacar los ojos, ya que por su medio había entrado la pasión; por su parte, las leyes espartanas sancionaban severamente al soldado cobarde en el combate, muy acordes a su carácter militar y severa disciplina; también mandaban azotar a los jóvenes afeminados, y los célibes no eran socialmente aceptados (a más de otros, como dejar morir a los nacidos débiles o deformes). Continuando con nuestro recorrido histórico, ya destaca la figura de Solón (594 a.C.), en Atenas, quien promulga un conjunto de Leyes más avanzadas, contemplando a ricos y pobres, donde hay alguna relación con la democracia Ateniense que culmina con la Edad de Oro en la figura de Pericles del 458 al 445 a.C. De Solón recordaremos que era en realidad un arconte, especie de representante de los eupátridas (la nobleza agraria griega), en el 594 a.C. fue elegido miembro del areópago (un consejo de jefes), durante un periodo importante de disturbios y conflictos políticos y económicos, de tal manera que se vio obligado a elaborar un conjunto de leyes en interés del demos (pueblo). Se sabe que anuló la hipoteca agraria, y las deudas viejas, prohibió la esclavitud por motivo de deudas, proclamó la libertad de testamento; contribuyendo de modo notable al desarrollo de los oficios y el comercio con su establecimiento del censo de bienes, lo cual marca un hito en el desarrollo posterior de las Polis Griegas (ciudades-estado). Si bien, de Solón, tenemos noticias de varias fuentes, ya me he referido a Plutarco, aunque en términos exactos, no vivió en su época, nació Plutarco alrededor del 50 d.C, y ya reinando el Emperador Caludio que nos llevaría a considerar al Imperio Romano (del cual no trataré aquí). Continuando con el propósito de nuestro recorrido, recordemos de Solón lo que nos cuenta Plutarco : ¨Que un sabio Cretense llamado Epiménides Festio, fue quien le preparó en conocimientos para elaborar sus leyes, aunque ya tenía una bien conformada reputación social, y que lo primero que hizo fue abolir las leyes de Dracón (salvo las de homicidio). Y también que ¨No habiendo redactado sus leyes con bastante precisión, y que teniendo diferentes sentidos, con esto acrecentó el poder de los tribunales, porque no pudiendo dirimirse las diferencias por las leyes, sucedía que era necesario el ministerio de los jueces, y había que acudir a ellos en todas las dudas; por lo que establecieron su potestad sobre éstas (es decir, las mismas leyes, a su libre arbitrio). Sigue diciéndonos de Solón, que tratando de auxiliar la flaqueza (debilidad) de la plebe (desposeídos y pobres), concedió indistintamente el poder de presentar querella, por el que hubiese sido agraviado. Así mismo, prohibió las injurias de palabra, tanto en los sacrificios, como en los juicios y espectáculos… Porqué el no reprimir en ninguna ocasión la ira, es de hombre sin educación e incorregible. El reprimirla siempre muy dificultoso, y para algunos imposible… Y las leyes deben hacerse sobre lo posible… ¨Si se quiere castigar a pocos con fruto, y no a muchos inútilmente¨. Es notable su concepción y excepcional visión de… ¨Acomodar antes las leyes a las cosas, que éstas a las leyes ¨. (No está por demás repetir, lo grave que es ignorar la experiencia histórica, si como país queremos en verdad avanzar). En alguna ocasión preguntaron a Solón, si le había dado a los atenienses las mejores leyes, dijo: ¨De las que podían recibir…las mejores. ¨Por otra parte, según nos lo informa Diógenes Laercio, Solón era natural de Salamina, y en realidad elaboró muchas leyes, cuyo catálogo era largo de enumerar, y las publicó escritas en tablas de madera. Luego que se opuso a su pariente Pisístrato, cuando se enteró que quería tiranizar la República. Incluso que Solón llegó a fingirse loco, para convencer a sus conciudadanos a retomar Salamina (su pueblo natal), donde los atenienses se desentendieron de la prohibición de tomar las armas y derrotar a los megarenses, para apropiarse nuevamente de Salamina. No obstante, Solón no pudo impedir con su obra, que luego se presentaran conflictos y perturbaciones socio-políticos, los que finalmente condujeron de nuevo a la tiranía de Pisístrato y sus sucesores, por ahí del 560 al 510 a.C.. Si bien, por un buen tiempo, la legislación de Solón quedó en vigor. Es hasta el 509 a.C. que Clístenes, reforma la Constitución, y divide a los ciudadanos en 10 philas, lo que dio lugar al llamado Consejo de los Quinientos (provenientes 50 de cada 1 de las 10 philas). Este órgano se ocupó de dar autorizaciones para la elaboración de nuevas leyes, las que por su parte debían ser consideradas luego a la ¨ekklesia¨. Aunque muy al principio, el poder controlador radicó en el areópago (más bien aristocrático), fue perdiendo gradualmente su poder, para dejarlo en el citado Consejo, de tal forma que en la Constitución de Clístenes, el areópago solo se ocupaba de los casos de homicidio. Se sabe que las funciones oficiales eran anuales, y que buena parte de la población (los ciudadanos), tenían la oportunidad de participar en la vida pública, sea como jueces, consejeros y magistrados. Sin embargo, en varios casos, por lo regular los tribunales estaban formados por un jurado popular, quien intervenía con su voto, particularmente en el ya referido Ostracismo. En otro orden de ideas, los griegos se enorgullecían de los sistemas de sus ciudades-estado, comparándose con los persas. Los persas por su parte, se gobernaban por déspotas, que derivaban su poder de los dioses, llegando a ser necesario en varias ocasiones el matrimonio entre familiares (hermanos) para que no se perdiera la sangre divina, semejante al ejercicio del poder faraónico egipcio. Volviendo a Solón, continúa refiriéndonos Diógenes Laercio, dijo : ¨Las palabras son imagen de las obras, rey, el de mayores fuerzas… Las leyes, como las telarañas… Pues éstas enredan lo leve y de poca fuerza… Pero la mayor las rompe y se escapa ¨. En una ocasión le preguntaron: ¿De qué forma no harán los hombres injusticia ?, respondió: ¨Aborreciéndola los que no la padecen, igualmente que los que la padecen¨. Según Apolodoro, en su libro de las Sectas filosóficas (referido también por Diógenes Laercio), daba los siguientes consejos : ¨ Ten por más fiel, la probidad que el juramento. No hagas amigos presto, ni dejes los que ya hubieres hecho…Manda cuando hubieres ya aprendido a obedecer. No aconsejes lo más agradable, sino lo mejor. Toma por guía la razón. No te familiarices con los malos. Honra a los padres…¨ A Solón se atribuye la frase: Nihil nimis (Que nada debe ser en exceso). Plutarco nos dice de Solón que era sin duda un amante de la sabiduría y que siendo anciano, decía: Que envejecía aprendiendo cada día muchas cosas. Que también decía: ¨Yo bien deseo en bienes ser muy rico… más no los quiero por injustos medios, que viene al fin la inevitable pena ¨ Y que no deja de caer bien en el hombre recto y entregado a los negocios públicos…como el no afanarse por tener de sobra, el no descuidarse en adquirir lo preciso y suficiente para la vida. De Solón, es igualmente importante, el siguiente fragmento: ¨Muchos malvados en riqueza abundan, y muchos buenos gimen en pobreza,…más mi virtud no cambio con sus bienes… que ésta siempre es de un modo… y de riqueza usa o abusa el hombre a su capricho ¨. Diógenes Laercio nos dice, que Solón murió en Chipre a los 80 años de edad, dejando a los suyos orden de llevar sus huesos a Salamina, y reducidos a ceniza, esparcirla por toda la ciudad. Continuando por la historia del Derecho griego, no debe ignorarse el campo del ejercicio jurídico, con la gran figura de Demóstenes, al que tal vez, solo Marco Tulio Cicerón (en Roma) se le acerque. En este sentido del ejercicio jurídico, los ¨rétor¨ o sofistas, desempeñaban funciones donde el arte oratorio tenía gran dignidad, tanto en las asambleas libres como en los tribunales democráticos. Aunque, si comparamos los regímenes absolutistas de las monarquías helénicas con las romanas, lo que predominó en Grecia, sobre todo la de los tiempo Clásicos, no fue la oratoria deliberativa (es decir, la destinada a sostener una tesis ante tribunales que deliberan), ni siquiera la oratoria judicial, más propia de la romana. En los Griegos de dio, más bien, una oratoria epidíctica, o de aparato, arte de hablar pulcra y bellamente…que encanta y divierte a los oyentes, y que tiene por objeto ganar el favor de los poderosos (en este caso, de los encargados de juzgar y ejercitar la acción judicial). En general, en Grecia, hubo tres grandes direcciones o escuelas: 1.-La Asiática : Básicamente orientada a deslumbrar al auditorio con multitud de grandilocuencia y artificios retóricos. 2.-La Ática: Orientada a la concisión y la precisión, esencialmente la sencillez y 3.-La Rodia : que mantenía más bien, una posición intermedia. Por otra parte, en relación con la educación jurídica, se daba más cuidado a la habilidad retórica que al escrupuloso conocimiento del Derecho. Volviendo a Demóstenes (el gran orador, del que se recuerda, había sido tartamudo), nació en Atenas por el 384 a.C. de clase industrial rica, y su padre falleció cuando él tenía 7 años., y de él hay una profusa información. Se sabe que tuvo que defenderse de sus tutores porqué éstos derrocharon el patrimonio que le había heredado su padre. Su gran mérito, en mi opinión y las de otros, radica sin duda en que siempre fue fiel a una sola postura política, básicamente orientada a combatir el poder de Macedonia. ( Véanse en: Las Filípicas, y las Olínticas, en sus Oraciones sobre La Paz, y Sobre El Quersoneso , discursos pronunciados entre el 351 al 341 a.C.), y poseía el arte de persuadir. Dijo en alguna ocasión: ¨Si a alguien se le ocurre algo mejor, que lo diga y que lo defienda… Yo por mi parte, solo ruego al cielo, que lo que vosotros decidáis, resulte lo más acertado…¨ (Tercera Filípica). Se recuerda a su gran adversario, Esquines (390-325 a.C.) y sus interesantes relaciones, tanto de actitud, como políticas y éticas. Si bien, hubo muchos otros oradores Áticos de importancia como : Georgias de Leontitni (483-376 a.C.), Antifonte (480-411 a.C.), y uno de los mayores educadores retóricos de la antigüedad, el elocuente viejo¨(Milton), el conocido Isócrates del 436-al 338, pero ya aquí se rebaza el objetivo de este recorrido por la historia del Derecho Griego.

Conclusión:

El conocimiento de los orígenes, evolución y características, tanto generales como particulares de las ciencias y de las artes, es esencial para el mejor desarrollo de las sociedades. De lo anterior puede deducirse, la importancia de cambiar, transformar y purificar en lo humanamente posible el área del conocimiento tratada aquí. Nuestras sociedades y culturas pueden lograr algún día la armonía internacional y el bienestar individual. Si, y sólo si… Hay un verdadero interés en hacerlo, y en llevarlo a cabo con las actividades apropiadas.


Bibliografía :

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Poeta

Textos :  Sobre mi viaje de estrellas
Me mantuve alejado no sé si por años o eones de la vibración de la Tierra, pero no importa, el tiempo pasa desapercibido cuando se vive la plenitud de la existencia. Ya era hora de regresar, encarar las deudas contraídas, elevar mi espíritu a nuevos niveles. Consulté los archivos Akásicos, los temas esenciales a ser probados y aprobados quedaron impresos en mi espíritu, mis consejeros, maestros y guías me ayudan a planificar minuciosamente mi nueva aparición en este plano y por supuesto, prometí olvidar mi estancia en las estrellas.

Estuve aquí antes, pero cuándo o cómo no lo sé, pero ya conocía el mar más allá de la puerta que separaba ambos mundos… el olor dulce y vívido de la naturaleza, el sonido de los suspiros de mis padres por mi llegada, las luces miopes en las casas y el paisaje de color en la playa, lo conocía todo del ahora eterno.

Si, del ahora, porque el tiempo no existe; es una medida arbitraria de creación cultural que inventamos para distribuir la vida terrena y explicar el aparente misterio de la vida y la muerte. Aquí estoy en el centro de este espiral en el que puedo atraer el aparente pasado, el futuro de posibilidades y el presente o ahora eterno. No camino en una línea recta…no existe el tiempo lineal.

Todo lo que viviré no será una casualidad, será el producto de una causalidad universal llamada Karma, cada una de mis palabras, deseos, pensamientos o anhelos producirá una energía que se transformará en resultados "buenos,malos" o de dualidad. Mis actos de misericordia, desamor o caridad podrán cambiar una vida o moldear un "destino". Cada acción realizada producirá efectos y la suma total de esos acciones determinarán el estatus , la naturaleza y las circunstancias de tristeza, pena o felicidad en mi próxima vida y así de encarnación en encarnación.

Decisión dolorosa el regresar a la fisicalidad, alejarme del hogar original, de la vida real fuera del dolor en la carne y la esclavitud e ilusión creada por los sentidos.

Pero necesitaba adicionar nuevas virtudes, agregar matices a las ya adquiridas.

Ingresaré al mundo de las sensaciones por virtud del claustro materno, llegaré envuelto en el esplendor de algunas lágrimas y es entonces que comenzaré… a olvidar.

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Poeta

Textos :  HITITAS: Origen y evolución.
HITITAS
Su origen y evolución.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.

Introducción:

El estudio de la historia antigua está destinado a ser constantemente ampliado, renovado y transformado, en especial por los datos nuevos que frecuentemente aportan las investigaciones de las ciencias que lo nutren, como la arqueología, antropología, lingüística, filología, técnicas de datación, epigrafía, y análisis comparativo, entre otros más. Abordar las civilizaciones e imperios de épocas remotas, no es una tarea fácil, requiere fuentes fidedignas, referencias amplias y objetivas, datos recientes, análisis críticos y comparativos entre diversas ciencias, hasta el interés personal y la imaginación que arrobe, emocione y motive a internarse en la dimensión de culturas que viven en el tiempo y espacios del pasado.

Objetivo :

La idea básica que guía estas consideraciones es proporcionar una visión sintética de la Civilización e Imperio Hitita, a modo de introducción preparatoria que sea de utilidad al interesado en emprender estudios de mayor profundidad, o en su defecto, ser un trazado de líneas generales que permitan apreciar esta gran Cultura.

Consideraciones preliminares:

Primeros documentos y traducciones.
Las primeras fuentes importantes sobre los hititas proceden de documentos egipcios, principalmente los de la XIX Dinastía, y de pasajes de la Biblia. El primero de estos pasajes, en los que a los hititas se les denomina "Hijos de Heth", probablemente se refieran al periodo del Reino Hitita. Aunque pasajes posteriores aluden a los siro-hititas. En 1906, en unas excavaciones en Bogazköy, se descubrieron los archivos reales de los hititas. Este descubrimiento suscita dudas acerca de muchas evidencias egipcias. Por ejemplo, algunas contiendas militares se mencionan como victorias para los hititas, mientras que en los documentos egipcios, las mismas contiendas se identifican como derrotas hititas, así en la época imperial tenemos la batalla de Qades en el 1296 a.C. y un tratado firmado entre Ramses II y Hattusili III datado en 1280 a.C.. El descubrimiento de los archivos fue particularmente importante porque permitió a los eruditos descifrar la lengua hitita, y además se revelaba información sobre aspectos anteriormente desconocidos de esta cultura, como su organización política, legislación, religión y literatura. La mayoría de los textos encontrados en los archivos estaban escritos en lengua hitita, aunque los tratados y las cartas de Estado estaban escritos en acadio, idioma internacional del periodo. Otros textos estaban escritos en lengua hurrita del sureste de Anatolia y norte de Mesopotamia, idioma no relacionado con ningún tronco lingüístico conocido. Los hititas utilizaron el sistema cuneiforme de escritura adoptado de los babilonios, aunque también emplearon un sistema de jeroglíficos para inscribir un idioma muy relacionado con el hitita, probablemente un dialecto luvita. Aunque los jeroglíficos se utilizaron durante el periodo del imperio, la mayoría de las inscripciones pertenecen al periodo posterior a su caída. La literatura de los hititas estaba muy desarrollada, según muestran los documentos históricos y las narraciones.

Situación Geográfica:

El corazón del Imperio hitita –llamado comúnmente País de Hatti– estaba situado en el recodo del río Kizil Irmak (Marrasantiya en lengua hitita), donde se hallaba la capital Hattusa. Construida lenta y progresivamente a los largo de cientos de años, encima de un rocoso promontorio entre dos escarpados desfiladeros, y en sus últimas edificaciones, circundada por muros dobles coronados de almenas de madera y ladrillo con ventanas y torretas almenadas para los arqueros. Era una ciudadela de roca totalmente infranqueable e inexpugnable para cualquier enemigo o atacante, y durante su apogeo en el siglo XIII a.C., Hattusa abarcó alrededor de 414 acres. Fue un gran centro neurálgico que se desarrolló en todo su esplendor alrededor del periodo comprendido entre los años 1400 y 1200 a.C. Situada en el centro de Anatolia, la ciudad contaba con extensos bosques y una gran extensión fértil, pero los ríos de la zona no eran navegables, la ciudad estaba completamente fortificada, rodeada por una doble muralla y reforzada por torreones. En 1986, la UNESCO declaró el enclave, Patrimonio de la Humanidad. Se encuentra en la República de Tuquía, la cual fue durante mil años el eje principal del Imperio Bizantino y durante otros quinientos el centro del Imperio Otomano, hoy forma parte del flanco sureste de la alianza de la OTAN. Se compone de una parte europea llamada Tracia oriental, y una asiática, la península de Anatolia y la Armenia turca.

Origen y antecedentes:

Volviendo a la ciudad de Hattusa, en la actualidad, los restos que se conservan dan muestra del esplendor de la civilización hitita. La entrada mejor conservada es la denominada Puerta de los Leones. Por otra parte, algunas estimaciones refieren que el nombre de Hatti proviene de las crónicas asirias que lo identificaban como el "País de Hatti" (Chati), y por otra, los egipcios les denominaban "Heta", que es la transcripción más común del jeroglífico "Ht" (la escritura egipcia carecía de vocales). Sin embargo, según las referencias bíblicas, este término era el llamado "Hittim", que Lutero traduciría al alemán como "Hethiter", los ingleses lo convirtieron en "Hittites", mientras que los franceses los denominaron primero "Héthéens" para terminar llamándoles del mismo modo que los ingleses, "Hittites". "Hititas" es el término general que se usa en español, aunque también se ha usado el de "heteos", pero es poco frecuente y ya no se usa. Las referencias en la Biblia sobre los hititas las encontramos en Josué (3,10), Génesis (15,19-21) y (23,3). Números (13,30) y Libro II de los Reyes (7,6), así también, en el libro 2 de Samuel, (11, 1-21), se hace referencia a Uría el hitita, combatiente de los ejércitos del rey David, y esposo de Betsabé. No obstante, se debe considerar previamente a los Protohititas, en la época de las colonias comerciales asirias (3.000-1.750 a.C.) donde Anatolia alcanzó su punto culminante, en lo que a metalurgia se refiere, durante la Edad de Bronce Superior. El mayor desarrollo se observa en las últimas fases de esta época, especialmente en el norte de Anatolia Central. Los mercaderes asirios que vivían en el norte de Mesopotamia, entre los años 2.000-1.750 a.C., formaron la primera red comercial, y en este sentido estableciendo colonias en Anatolia. El centro de este comercio era el "Karum-Kaniş" de KüItepe en Kayseri. Por otra parte, Anatolia, rica en minas de cobre, plata y oro, era pobre en estaño, mineral necesario para la aleación del bronce. Por ello los materiales traídos por los mercaderes (estaño, telas y perfumes) se convirtieron rápidamente en los productos principales de este comercio. Ellos trajeron consigo la escritura a Anatolia. Han sido descubiertas tablillas cuneiformes escritas en asirio, que revelan parte de la historia, costumbres y lugares de este pueblo. Su primera capital fue Kusara, pero se trasladaron a Nesa y luego, como se ha dicho, a Hattusa, de donde tomaron el nombre. Así, progresivamente los hititas se instalaron en Anatolia hacia el año 2000 a.C. pero en realidad eran un conglomerado de tribus con una herencia cultural común; una de estas tribus, los nesitas, conquistó la ciudad de Hattusa hacia el año 1700 a.C, pasando a ser los hititas por antonomasia, al fundar desde dicho asentamiento un gran imperio. Fueron uno de los pueblos que intentaron dominar Mesopotamia. Por su posición dominaron las vías de comunicación entre Oriente y Occidente, y por esto mismo su cultura fue muy heterogénea, ya que había asimilado elementos de todas las civilizaciones limítrofes. Esto les permitió difundir la metalurgia y en general, los avances tecnológicos y novedades culturales. Aunque la teoría más común sobre el origen de los hititas es que una serie de tribus de habla indoeuropea emigraron desde Europa a Anatolia, mezclándose con (o conquistando) a las civilizaciones locales, para acabar formando una cultura común. Destaca particularmente la posibilidad de que el origen de los elementos indoeuropeos esté relacionado con la cultura de Kurgan (del ruso Kourga, que describe las tumbas de la élite de esta cultura), civilización del V milenio a. C., que con toda probabilidad hablaba una lengua próxima al indoeuropeo original, y se extendía por las llanuras entre Dnieper y el Volga. Aunque los reyes hititas creían ser descendientes de Anitta, caudillo del siglo XIX a.C en Asia Menor. Sin embargo, algunos historiadores, como Collin Renfrew, creen que los indoeuropeos llegaron a Anatolia por el este; y aún otros especialistas sostienen que en realidad nunca hubo una influencia cultural indoeuropea más allá del idioma nesita, ya que existe una evidente continuidad entre los primitivos asentamientos de Katalkuyuc y la civilización posterior. En fin, las investigaciones y análisis continúan, y bien podemos considerar la historia de los hititas como la de este pueblo de la Antigüedad asentado en la península de Anatolia. Alrededor del siglo XVIII a. C. que fundaron un reino con capital en Hattusa, donde este núcleo limitaba al norte con las tribus kaskas, al sur con Kizzuwadna, al este con Mitanni y al oeste con Arzawa. En el momento de máxima expansión hitita, Kizzuwadna, Arzawa y una parte importante del territorio gasga fueron incorporados al Imperio, que incluía, además, una buena parte (o la totalidad) de Chipre y diversos territorios en Siria, donde el reino hitita limitaba al este con Asiria y al sur con Egipto. Con el tiempo, llegó a convertirse en una de las grandes potencias de Oriente Próximo, junto a Mitani, Egipto y Asiria, abarcando, en el momento de su máxima expansión (siglo XIII a. C.), prácticamente toda Anatolia y partes importantes de Chipre, Siria y Mesopotamia. Los hititas desaparecieron bruscamente de la historia durante la embestida de los pueblos del mar, aproximadamente en el año 1200 a.C. y que trataremos más adelante. No sin antes aclarar, los problemas de la cronología.
Es decir, la cronología es la disciplina auxiliar de la historia que se encarga de la datación de los hechos históricos en términos absolutos . Para lograr esa datación absoluta, o sea situar en nuestro calendario datos acaecidos en el pasado y registrados bajo otros calendarios . El problema radica en que los hititas en sus crónicas no establecen una cronología de su historia, sino de cada uno de sus reyes, por lo que para conocer la fecha de un hecho hitita debe de relacionarse con una fecha conocida de la historia mesopotamica o egipcia. Para establecer esos sincronismos tenemos dos tipos de datos , por un lado los fenómenos astronómicos y por el otro los hechos históricos entre ambas culturas . De entre estos últimos tenemos datadas fechas referente al Reino Antiguo la toma de Babilonia por Mursili I datada en 1595 o 1535 a.C.; y referente a la época imperial tenemos la batalla de Qades en el 1296 a.C. y un tratado firmado entre Ramses II y Hattusili III datado en 1280 a.C. Tradicionalmente, la historia hitita se ha divido en tres partes: el reino antiguo, donde los hititas edificaron un poderoso reino; el reino medio, una etapa bastante oscura y con cierta decadencia de la fortaleza hitita, y el reino nuevo, donde los hititas alcanzan la categoría de imperio y su máxima expansión. De esta manera, éstos son los grandes periodos de la historia hitita, el llamado Reino Antiguo (aprox. 1700-1500 a.C.) y el Reino Nuevo o Imperio Hitita (apox. 1400-1180 a.C.), separados por un oscuro periodo de cien años, a veces llamado Reino Medio.

Evolución y desarrollo:

El Reino Antiguo. (1680-1430 a.C.)

Las primeras noticias del estado Hitita se inician con dos reyes, Khattushili I y Murshili I, cuya época se sitúa alrededor del siglo XVII a.C., momento en que se llevó a cabo la unificación de los reinos. El antecedente de este proceso fue protagonizado por Anitta de Kushushara, cuyas acciones bélicas en años anteriores habían culminado en la destrucción de Khattusha y el traslado de la capital a Nesha/Kanish. Será tras un nuevo proceso bélico cuando Khattushili I traslade la capital a Khattusa y adopte su nombre para el inicio de la dinastía. Si bien, el anterior proceso de formación del estado antiguo hitita se basa en noticias que aparecieron en textos poco fiables. Tradicionalmente, se pensó que el reino empezó con una pareja real formada por Labarna y Tawananna pero, en realidad, tal y como luego se demostró, estos nombres son los títulos que se aplicaban al rey y a la reina en general. Su estructura social y política estaba regida por el rey, luego venía una asamblea de nobles llamada Panku y las aldeas eran controladas por un consejo de ancianos. Por debajo de esta estructura de poder, se encontraban los agricultores y los artesanos. En el último estrato de la sociedad estaban los esclavos, los cuales tenían unas condiciones de vida bastante dignas en comparación a otras civilizaciones de la antigüedad. En este mismo sentido, también es importante que este reino corresponde con las fases iniciales del reino hattusa, del que poco se sabe si no fuese por el rey Telebino que escribió 150 años después del inicio de este periodo, donde menciona a tres monarcas: Labarna I,Hattusil I y Mursil I. En este documento se dice que el verdadero fundador del imperio hitita fue Labarna que agrupó a las ciudades y los pueblos pequeños bajo una autoridad central y ensancho las fronteras hacia el oeste y hacia los mares Negro y Mediterráneo. Así, uno de los textos más relevantes del Reino Antiguo es el llamado Rescripto de Telipinu. En él hay un resumen, más o menos legendario, de los orígenes del poder hitita. "Antiguamente, Labarna, fue Gran Rey; y sus hijos, hermanos, aliados por matrimonio, parientes y soldados estuvieron unidos. El país era pequeño, pero doquiera llevaba la batalla, subyugaba las tierras y las sometía e hizo del mar su frontera. Y cuando regresó de la batalla dio a cada hijo una parte del País, a Hupisna, a Tuwanuwa, a Nenassa, a Landa, a Zallara, a Parsuhanda y a Lusna y gobernó el País y en sus manos florecieron las grandes ciudades. Después, fue rey Hatusil (...)" El nombre Labarna se transformó, si es que no fue eso ya en origen, en título de honor (como César en Roma). En 1957 se halló una inscripción bilingüe (hitita-acadia) del segundo rey, Hatusil (Khattushilish), al que se llama Labarna en acadio y, en hitita, "Rey de Hattusas" y "Hombre de Kussara", acaso porque la dinastía fue oriunda de esta ciudad. Quizá la traslación de la capital a Hattusas hizo que este segundo Labarna cambiase el nombre por Hatusil.
Las tierras conquistadas mencionadas por Telipinu están todas al S. del río Kizil (Halys), en lo que los hititas llamaron País Inferior. Su hijo, Hattusil I pudo apoyarse en la base política de Labarna, para ello lanzo campañas militares sobre todo en el reino de Alepo y hurritas. Por otra parte, estableció en Hattusas la capital de los Hititas capital hasta el final del imperio, ya que en un testamento repudió a su hijo, y nombró sucesor a Mursil. A quien también nombra hijo adoptivo.
Mursil I estrechó los lazos que unían a las ciudades-estado e incorporó éstos al reino Hitita, de tal modo que puede ser considerado como el principal artificie de lo que sería el imperio Arcaico o Reino Antiguo, además de que expandió fronteras, conquistando Alepo, y de derrotar a los hurritas. Estas victorias convirtieron al reino hitita en una de las potencias de Oriente Próximo, hasta el punto de que, una vez conquistada Alepo (1595 a.C.), Mursil encabezó una expedición contra la ciudad de Babilonia que tomó y saqueó. Una empresa más sorprendente que efectiva. Lo que provocó la caída de los amorreos. Sin bien, la crónica señalada, no da detalles para el primer año de Hatusil que guerrea, quizás, en Capadocia; en el segundo, Hatusil llega al Tauro y norte de Siria, cerca de Karkemish. En esta expansión, el principal rival de Hatti fue el reino de Alepo. En el tercer año, combate contra Arzawa, un extenso reino al SO de Anatolia, y los hurritas aprovechan para anexionarse las conquistas del SE hitita, aunque Hatusil reaccionó y las recuperó, en lo que se fueron los dos siguientes años. Su sexto año de campañas fue también contra los hurritas apoyados por Alepo. Resultó malherido y volvió a Kussara, a preparar la sucesión, de la que fueron descartados tres hijos, por traición, lo que el rey llora en un texto conservado en hitita cuneiforme. La sucesión recayó en su nieto Mursil (Mushilish), que lo vengó, derrotó a los hurritas y destruyó Alepo. Llevó a cabo una fulminante incursión contra Babilonia y, según Telipinu, la destruyó. Aunque algunos historiadores recelan ante una expedición de casi 1.000 km. Pero los casitas, llegados a Mesopotamia por las mismas vías que antes los hurritas, empezaban a debilitarla y no es imposible que Mursil pactase con ellos. La expedición ocurrió inmediatamente antes o después de la muerte del último rey babilónico, Samsuditana, (1595), año que pudo ser el de la muerte de Mursil, asesinado por unos parientes. Le sucedió su cuñado Hantil (Hantilish), bajo cuyo gobierno el reino estuvo a punto de extinguirse. La conquista del País de Adana (Cilicia, la zona litoral bajo el Tauro) por los hurritas supuso un fuerte golpe para Hatti. Los hurritas la llamaron Kizzuwadna y dificultaron desde allí la vía hitita a Siria, que quedó circunscrita a los pasos del SE del Tauro. Telipinu hubo de pactar con ellos para fijar con seguridad sus fronteras. En el Rescripto, Telipinu informa de sus medidas de gobierno. Preocupado por la inestabilidad de la corona, sujeta a las querellas de la aristocracia, edictó una ley sucesoria detallada que obliga a que las quejas contra el rey o sus hijos no se resuelvan por la fuerza, sino legalmente, por denuncia ante el pankus o asamblea general, ya mencionada y que algunos han pretendido sea la típica asamblea indoeuropea de guerreros y jerarcas de linaje, pero sobre la que no hay información detallada. Más bien parece un órgano amplio y general, al que, con el tiempo, acabarían imponiéndose los aristócratas indoeuropeos. Por otra parte, teniendo como capital Hattuşaş (Boğazköy), las ciudades más importantes de los hititas son Alacahöyük y Alişar. Es posible encontrar restos de los hititas en todos los höyük existentes en Capadocia. También y principalmente en esta zona, existen monumentos hititas tallados en las rocas altas de las zonas de paso de importancia estratégica, y siempre en las cercanías de una fuente de agua. Es posible constatar los caminos que atravesaban los reyes hititas para llegar a los países del sur, gracias a estos documentos en la roca. Fraktin, Tasçı e Imankulu son los nombres de los monumentos, anteriormente citados y más importantes que se encuentran en el sur del Monte Erciyes. Estos representan la adoración y la ofrenda del rey hitita Hattusili III y la reina Puduhepa a los dioses. Aunque la fuente utilizada para este período, el edicto de Telipinun, de 1500 a.C., presenta al antiguo reino de Labarna como un modelo de concordia política, cohesión y poderío, en realidad, habría que imaginar la primera singladura del reino hitita como un proceso de difícil y conflictiva confluencia hacia la unidad política, con tensiones dinásticas que permanecieron como un factor endémico de inestabilidad, incluso hasta el final del imperio y, desde luego, tampoco hay que olvidar que Anatolia central se encontraba fragmentada en pequeños reinos independientes. De hecho algunos textos encontrados del propio Khattushili, remiten a las enormes luchas que establecieron él y sus antecesores contra el resto de las ciudades. Sin bien no es posible determinar ni el orden ni el cómo de las anexiones, sí se sabe el nombre de estas importantes ciudades conquistadas, entre las que se encuentran algunas como Khupishna, Tuwanuwa, Nenashsh, Landa, Zallara, Purushkhanda y Lushna, principales rivales de Kushshara y Khattusha en el proceso de formación del reino. Para establecer su dominio, no siguieron únicamente las vía bélica; en muchos casos, los emparentamientos familiares por matrimonio consiguieron una unión, si bien a costa de provocar conspiraciones dentro de la corte por parte de las distintas facciones de poder.

Reino Medio :

Durante el siglo XVII a. C., el reino había vivido su primera gran expansión con Hattusil I, llegando a saquear en el siglo XVI a. C. Babilonia bajo Mursil I. Sin embargo, tras Mursil I, hubo una serie de reyes poco documentados, hasta que Telepinu intenta restaurar la gloria del imperio mediante la codificación de algunas leyes básicas. Sin embargo, tras Telepinu, el reino hitita, ahora en etapa media, cae de nuevo en manos de las intrigas dinásticas, sucediéndose, durante casi un siglo, reyes de los que se sabe muy poco, mientras el reino de Mitani aumentaba su poder. En el llamado Reino Medio, suele tenerse a Telipinu como último rey del Reino Antiguo. Hubo de abandonar las provincias sirias en manos hurritas; éstos, a su vez, fueron derrotados por Egipto (campaña de Tutmés III /1479-1426). Hacia el 1471 a.C., Hatti y Egipto mantenían relaciones mediante tributos hititas a cambio de ayuda egipcia para restablecer sus fronteras. Pero la ayuda egipcia no parece haber sido tan poderosa como la presencia del nuevo estado de Mitanni, en el que una nueva dinastía de aire indoeuropeo revivificó la presencia hurrita en Siria y dominó Kizzuwadna de nuevo (en tiempos de Amenhotep II, 1426-1400). El faraón aceptó a Mitanni como fuerza regional hegemónica y Tutmosis IV (1400-1390) casó con una hija de Artatama I de Mitanni. Hatti quedó relegado a un papel irrelevante. Tras este período de oscuridad se siguen una buena variedad de dificultades dentro del reino Antiguo, si bien de este periodo iniciado en el 1450 a.C. se caracteriza por la falta de documentos y de datos veraces . Lo poco que se sabe es que fue un periodo que tuvo fases de auténticas crisis como la toma de Hattusa por parte de los gasgas . Aunque por otra parte, en este mismo período también faltan textos asirios y babilonios, y un poco proviene de Egipto. Se sabe que allí en la primera mitad del siglo XVIII, una invasión repentina, numerosa, y devastadora, procedente de Canaán, había irrumpido en la región del Delta. Refiriéndose a los Hicsos, llamados éstos, después de Manetón, citado por el judío Josefo, si bien rodeado de un profundo misterio, aunque tal vez haya tenido el movimiento su punto de partida en el país de Hurri. Cuando los príncipes de Tebas expulsaron a los hicsos y dirigieron sus esfuerzos hacia la conquista de Canaán, Hatti vuelve a entrar en escena y se dirige nuevamente a Siria septentrional. Luego de destruir el poderío mitanni, ocasiona el retroceso de los hurritas al lago Van. Estos hechos los pone directamente en oposición a Egipto, siendo las dos únicas potencias, aunque tratasen como iguales suyos a los reinos de Assur y Babilonia, éstos no desempeñan un papel de gran relevancia.

Reino Nuevo:

El denominado Nuevo Reino Hitita fue fundado hacia el 1450 a.C. Uno de sus miembros más importantes, el príncipe real Subbiluliuma (que reinó hacia 1380-1346 a.C.), usurpó el trono durante un periodo de invasiones extranjeras. Después de liberar su país y derrotar a su principal enemigo, el reino de Mitanni al norte de Mesopotamia, condujo sus ejércitos más allá de Siria. Allí sus conquistas fueron sencillas por el debilitamiento del poder egipcio durante el reinado del faraón Ajnatón, también denominado Amenhotep IV (o Amenofis IV). De este modo, el reino Hitita bajo Subbiluliuma se convirtió en un gran imperio que rivalizó con el poder de Egipto, Babilonia y Asiria. Tras la muerte de Subbiluliuma, los hititas consiguieron mantener la mayor parte de su imperio, aunque sólo mediante guerras continuas. Durante los siglos XV y XIV a.C. sus posesiones se extendieron hacia el oeste, hasta el mar Egeo, hacia el este hasta Armenia, hacia el sureste hasta Mesopotamia superior, y hacia el sur Siria, hasta el actual Líbano. No obstante, el Imperio Hitita (h. 1400-1180 a. C.) está en una fase en que la influencia hurrita es visible en Hatti, quizá porque la dinastía reinante fuera oriunda de Kizzuwadna, los hititas desarrollan una fructífera política expansiva. Los reyes hititas desde finales del s. XV (Tudhaliyas y Arnuwandas son sus nombres predilectos) son grandes conquistadores. Tudhaliyas II reconquista Arzawa y Assuwa (la Asia de los griegos) y se alía con Kizzuwadna, que luego conquistará también, para poder destruir Alepo y derrotar a Mitanni. Por el norte, el acceso al Mar Negro se vio impedido por la presencia de los kaska (kashku) de las montañas, que no dejaron de hostigar a Hatti. Pero estos dominios eran efímeros y Arnuwandas I, su hijo, se vio atacado por todos los frentes e incluso, ardió su capital, Hatusas. Ya luego, su hijo Tudhaliyas III procuró enderezar la situación.
El gran soberano hitita de la época es Suppiluliumas I (Shuppiluliumash o Subbiluliuma ). Fortificó Hattussa, de unas 120 ha, y se dispuso a la guerra con Mitanni, su más fuerte enemigo. Tras infructuosas tentativas, logró entrar en Mitanni por la inusual ruta de Malatya y el alto Éufrates y tomó la capital, Wassukkani (cerca de la actual Diyarbakir, cabecera del r. Jabur). Las ciudades del norte de Siria le ofrecieron sumisión, sobre todo tras la inútil resistencia de Kadesh, y los hititas llegaron cerca de Damasco. Eran los tiempos de Amenofis IV (el hereje Akenatón) y Egipto no se opuso a la nueva situación. Bajo dominio hitita quedó el territorio Sirio del norte., incluyendo Líbano e importantes ciudades como Alepo y Alalaj.
Suppiluliuma dejó a uno de sus hijos, Telipinu (no confundir con el rey homónimo) como regente de esos territorios. La derrotada Mitanni, ahora regida por Artatama, se volvió hacia Asiria. Suppiluliuma concluyó la conquista de Siria, tomó Karkemish, donde entronizó a su segundo hijo, Piyasilis (Shar Kushukh) al igual que a Telipinu en Alepo. Le quedaba tomar la vieja capital mitania, Wassukkani, lo que hizo, coronando como rey vasallo a un hijo del asesinado Tushratta, que quedó como jefe de un estado-tampón frente a Asiria. La prueba del poderío del Gran Rey de Hatti la suministra el hecho de que la corte egipcia le pidió a uno de sus hijos como marido para la reina de Egipto (quizás Anjesenpaatón, viuda de Tutankamón; o Meritatón, hija de Akenatón y viuda de su sucesor Smenja-Re) partió el hitita para la boda, pero fue asesinado antes de llegar, acaso por orden del sacerdote Ay, que aspiraba al trono y se hizo con él. Al poco, Suppiluliuma murió de peste y su primogénito, Arnuwandas II, le siguió después. El trono quedó en manos del joven Mursil II, su hermano, que perdió el control de Wassukkani a manos de Asurubalit I (1354-1318), el cual llevó sus fronteras al Éufrates. Karkemish y Alepo permanecieron fieles, pero Arzawa y los territorios aledaños se sublevaron, lo que exigió una guerra de dos años. Tampoco cejaron en su presión norteña los peligrosos gasga (kaska), que exigieron campañas casi cada año y debilitaron la fidelidad de los territorios anatolios del NE. Murió Piyasilis de Karkemish, y Siria se alzó, con ayuda de Asiria y Egipto, pero Mursil II pudo restablecer su dominio. No son seguras las fechas del reinado de Mursil II (1345-1317 ?). Su sucesor Muwatallis heredó un Imperio todavía sólido.
El Egipto de la XIX Dinastía renovó su control sobre Canaán (Seti I, 1290-1279), relajado durante la fase amarniense (Ajenatón) y llegó hasta Kadesh, en el Orontes. Ramsés II atacó allí a Muwatallis en 1275. El faraón salvó la vida por poco en una batalla "internacional" (se menciona a los dárdanos -citados en la Ilíada- y a los filisteos) cuya descripción tácita es la primera conocida, según un texto egipcio. La batalla de Kadesh. La Batalla de Kadesh fue la última contienda a gran escala entre egipcios e hititas, pueblos que ya no volverían a invadir cada uno la esfera de influencia del otro. Es también la primera batalla en la Historia Universal que está documentada hasta el punto que es posible reconstruirla etapa por etapa, incluyendo la estrategia militar y el armamento empleado en la misma. La batalla no fue decisiva y Muwatallis, más cerca de sus bases que el faraón, llegó hasta Damasco y trasladó su capital desde Hattussa a Dattassa, en el Tauro, encomendando la gobernación anatolia a su hermano Hattusil (III), que finalmente se proclamó rey tras vencer, en una disputa de siete años, a su sobrino Mursil III (Uri Teshub), hijo de Muwattalis, que se exilió a Siria (1226 a.C.), desde donde conspiró con los casitas de Babilonia. Quizás el miedo por Asiria llevó a la paz a Hattusil y Ramsés hasta realizar un tratado (1259 a.C.) que se conoce en sus dos versiones. En 1246 una hija de Hattusil y Puduhepa, la activa reina hitita, casaba con el faraón. Hattusil y Puduhepa modernizaron la antigua capital, Hattusas, los archivos y la legislación. Sus textos dan cuenta de las actividades en diversos distritos y principados del Imperio y en territorios lejanos como Lukka (Licia) y Millawanda (probablemente, Mileto) de los ahhiyawa (Àaqueos homéricos?). A la muerte de Hattusil, su hijo Tudhaliyas IV (1240-1210) siguió la obra reformadora bajo la tutela de Puduhepa. En esta fase se esculpirían los grandes relieves de Yazilikaya, cerca de Hattusas, con el panteón hurrita. Tudhaliyas IV no pudo oponerse con éxito a los avances de Tukulti Ninurta I de Asiria (1233-1197), que propició rebeliones en Siria (Ugarit). Apenas se sabe nada de los dos reyes siguientes, Arnuwandas III y Suppiluliumas II: hay noticias sueltas, como la de una expedición a Chipre; pero en esas fechas ya debía de haber empezado la invasión frigia de Anatolia que sumiría con el paso del tiempo al territorio nuclear de Hatti en una oscuridad casi absoluta. Si bien, durante la segunda mitad del siglo XIV a.C., los hititas mantuvieron continuos conflictos con Egipto. Estos dos grandes poderes lucharon para controlar Siria hasta la batalla de Kadesh (c. 1296) como ya hemos dicho, entre el rey hitita Muwatalli ( reinó hacia 1315-1296 a.C.) y el faraón egipcio Ramsés II, y ya cuando el imperio egipcio logró superar la depresión sufrida durante el reinado del faraón Tutankamón. Ramsés quería reconquistar los territorios perdidos en aquellas épocas de confusión al este del mediterráneo, pero sus huestes sufrieron hacia el 1300 una tremenda derrota en la gran batalla de Kadesh contra el ejercito Hitita, que fue ocultada por los egipcios, pero ahora sabemos gracias a tablillas encontradas en Hattusa que en realidad los hititas ganaron la batalla, luego de la muerte del rey hitita Muwatalli, su sucesor Hattusil III (que reinó hacia 1289-1265 a.C.) firmó un tratado de paz con Ramsés II años después, y lo selló dándole a su hija en matrimonio. Durante el reinado de Hattusil III, debieron afrontar ataques por parte de los asirios, gobernados por Salmanasar I. Posteriormente, las relaciones entre hititas y egipcios siguieron siendo amistosas, hasta que el Imperio hitita cayó poco después del 1200 a.C. en manos de los invasores denominados pueblos del mar. Y donde bien pudieron estar incluidos los gasgas (kaskas) por una parte, y el movimiento étnico de la gran migración egea por otra, cuando ocurre la ruina de Troya en la Costa del Mar Egeo. A ello le sigue el denominado período tardío de los reinos hititas en el centro y sureste de Anatolia. En la zona de Capadocia el reino hitita tardío forma el llamado reino de Tabal, que incluye las ciudades de Kayseri, Niğde y Nevşehir. De este período destacan los monumentos en la roca con escritos jeroglíficos de los hititas en los pueblos de Gülşehir-Sivasa, (Gökçetoprak), Acigöl-Topada y Hacıbektaş-Karaburna. Sin embargo, el final estaba en curso, y los frigios se instalan en la meseta y extienden su poder hasta las Puertas Cilicias al sur, y hasta Heuyuk al norte de Hattussa. Los gasgas ya estaban en las montañas, al este, y Teglatfalasar I, los encuentra allí a fines del siglo XII. No obstante, el Imperio Hitita desaparece como tal, y a la caída del imperio siguieron la confusión y los conflictos. Posteriormente, una serie de ciudades-estado hititas surgieron al sureste de Anatolia y norte de Siria, la más famosa de ellas fue Karkemish. Estos estados estaban poblados por un grupo étnico mixto denominado siro-hitita, compuesto principalmente de hititas, de pueblos del antiguo Imperio Hitita y de los primeros habitantes de ambas zonas. Los gobernantes siro-hititas utilizaban el idioma luvita escrito en jeroglíficos. Algunas de estas ciudades estado fueron conquistadas en el siglo X a.C. por los arameos; el resto se convirtieron en provincias del Imperio Asirio bajo Sargón II, hacia el 715 a.C. Incluso después de que los asirios conquistaran toda Siria, aún la denominaban Hatti. El final del Imperio hitita y el origen de estos estados representa una etapa oscura en las fuentes que se manejan, etapa cuya cronología se sitúa entre el 1200 y el 1000 a.C., y en la que el hecho más significativo fue la destrucción de la hasta entonces capital del Imperio hitita, Khattusha.
La prestada costumbre hitita de deificar a sus monarcas tendía al poco tiempo para arraigarse en la cultura popular, ya que Shuppiluliuma I, el hijo de Tudhaliya, estaba destinado a ser el último gran rey hitita. Alrededor de 1200 a.C. los escribas de Hattusa cayeron en silencio y toda la región de Hatti se lanzo a una oscuridad catastrófica de la que jamás emergería. Los signos del cataclismo están escritos con claridad en las ruinas de Boghazkoy, por doquier yacen grandes fragmentos de albañilería rota y restos calcinados, testamento de la furia de los misteriosos antagonistas que se abrieron paso a la fuerza por Hattusa, incendiándola. La intensidad de la conflagración que provocaron todavía se puede leer en las huellas de fuego que ennegrecieron el interior de las murallas de la ciudad. No quedó de pie ni un solo edificio. Si bien, posteriormente fueron considerados hititas por los asirios unos pequeños estados en Alta Siria, desde Maldija hasta Kargamis, que se mantienen alrededor de quinientos años, hasta su ruina definitiva a manos de Sargón II de Asiria casi al terminar el siglo VIII.

Conclusión:

El origen y evolución de una Civilización hasta la etapa imperial puede ser estudiada y descrita, si se cuenta con las evidencias y restos materiales que permitan su interpretación adecuada, incluso seguida hasta su desaparición, aunque siempre tendrá inconvenientes según los medios y el tiempo en que se lleven a cabo las investigaciones. Y tomando las múltiples variables que pueden ser consideradas, las correlaciones y comparaciones, los resultados serán con frecuencia sorprendentes.

Autor : Joel Fortunato Reyes Pérez (*)



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Todos los derechos de „HITITAS : Su origen y evolución.“ pertenecen a su autor (Joel Fortunato Reyes Pérez).
Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Joel Fortunato Reyes Pérez
Publicado en e-Stories.org el 15.03.2015.
Poeta

Textos :  LOS HICSOS: Origen, evolución e importancia.
LOS HICSOS
Origen, evolución e importancia.


Introducción:

El Valle del Nilo, ha sido asiento de muy variados grupos humanos y una gran civilización; fertilizado por las crecidas anuales del río , que ha ofrecido especiales condiciones de vida desde el mismo paleolítico y posterior a él, empujado por la progresiva sequía de la región, que en otro tiempo gozaba de clima cálido y abundantes lluvias. Sus primeros habitantes pertenecían a la estirpe camítica, como los bereberes, somalíes y galla. Posteriormente se mezclan con semitas procedentes del Este y originan el tipo étnico egipcio. Las fuentes para la reconstrucción de su historia son abundantes. Por ejemplo: procedentes de egipcios se tienen la Listas Reales (más del Imperio Nuevo), Lista de Abidos en la pared de la tumba de Set I, Tableta de Karnak, Tableta de Saqqarah, Papiro del Rey (escrito en hierático), Piedra de Palermo (V Dinastía), y muchas fuentes más, como las literarias no-egipcias, en geógrafos e historiadores como: Heródoto, Diodoro Sículo, y Eratóstenes. O helenizados como Manetón, al que se debe la división en treinta dinastías, y otros como Eusebio de Cesarea, Julio Africano y Flavio Josefo. No obstante, hay notables lagunas y puntos que se encuentran bajo intensa investigación. Por ejemplo: pocos problemas han preocupado tanto a historiadores, filólogos y arqueólogos, entre otros investigadores del Oriente Medio, como el poder llegar a descifrar el origen de los Hicsos, y por lo tanto, resolver el fenómeno socio-cultural representado por ellos, proporcionando algunas respuestas al vacío histórico que supuso el final del Imperio Medio, y que dio paso al llamado Segundo Período Intermedio. Aunque con frecuencia los datos obtenidos por la excavación arqueológica aclaran y confirman hipótesis. Pero, a veces, sucede lo contrario, y plantean nuevas y mayores interrogantes, como el descubrimiento de algún archivo , la interpretación, y múltiples restos materiales, obligan al investigador a modificar los esquemas previos., a renunciar a ideas preconcebidas, teorías cómodas y aceptadas por todos. Por lo que muchas veces las obras quedan rápidamente anticuadas. Si bien, el tema de los Hicsos sigue siendo de difícil solución, resultan necesarias las obras de síntesis, especialmente siendo conscientes de su propia provisionalidad, lo que motiva a mayores investigaciones, mejores hipótesis, fijando la atención en puntos más oscuros o inexplicables con los medios disponibles en ese momento y contexto espacio-temporal.

Objetivo:

El propósito básico de este trabajo, es mostrar algunas de las características de los Hicsos, tomando su contexto historiográfico y las complejidades que se encuentran en su estudio profundo, tanto desde su origen, como evolución e importancia.

Consideraciones Preliminares:

Con el término hicsos (en egipcio heqa khaseshet, 'gobernantes extranjeros', en griego ὑκσώς hiksós) se designa a un grupo humano procedente del Cercano Oriente (en el texto griego de Manetón, pros anatolên) que se hizo con el control del Bajo Egipto a mediados de siglo XVII a. C. Así lo cita Flavio Josefo: …Durante el reinado de Tutimeos, la ira de Dios se abatió sobre nosotros; y de una extraña manera, desde las regiones hacia el Este una raza desconocida de invasores se puso en marcha contra nuestro país, seguro de la victoria. Habiendo derrotado a los regidores del país, quemaron despiadadamente nuestras ciudades. Finalmente eligieron como rey a uno de ellos, de nombre Salitis, el cual situó su capital en Menfis, exigiendo tributos al Alto y Bajo Egipto... (Flavio Josefo. Contra Apión). Por otra parte, Hicsos es el término helenizado de la denominación egipcia heqa khaseshet (hḳȝ ḫȝs w t), que significa 'soberanos de países extranjeros', literalmente 'gobernantes de países montañosos'. Los que escribieron acerca de los hicsos determinaron su origen, muchas veces, en función de sus prejuicios, sin pruebas concluyentes. Puede que todos tengan parte de razón y que el término hicsos se refiera al conjunto heterogéneo de extranjeros llegados a Egipto, provenientes de muchas regiones. Por ejemplo: Fenicios, al menos los reyes –Manetón siglo III a. C. –Julio Africano siglo III d. C.. Pre-israelitas (habiru o hebreos), pre-Éxodo –Flavio Josefo (Contra Apión I, 14) siglo I –Waddell 1940, 89. Fenicios del primer milenio –Newton 1728 –Illig 1992. La invención de un narrador –Uhlemann 1858. Hititas –Procksch 1914 –Pieper 1925. Indo-arios o indoeuropeos –Meyker 1928. Hurritas –Watzinger 1933 –Wolfgang Helck 1971. Amalecitas bíblicos del siglo XV a. C. –Velikovsky 1952. Amoritas o antiguos babilónicos –Van Seters 1966. Micénicos –Dayton 1978. Sirio-palestinos (Cananeos) –Weinstein 1981 –Kempinsky 1985 –Dever 1985 –Mazar 1990. Reino unido de Israel, de Saul a Salomón –Sieff 1988 –Chetwynd 1991. Árabes beduinos invasores –Varios autores. La teoría más acreditada es la de los hicsos como pueblos sirio-palestinos o cananeos. Aunque su origen sigue siendo un misterio, se sabe que los hicsos llegaron a Egipto desde Canaán y vivieron entre los egipcios por algún tiempo, al menos desde la XII dinastía, antes de su último ascenso al poder. Reinaron en el Bajo Egipto desde la dinastía XV hasta la XVII (1630-1523 a.C.). La conexión de los hicsos con Canaán o el Levante se demuestra por una gran cantidad de restos arqueológicos y artísticos y textos que se encuentran en todo Egipto, sobre todo en la antigua ciudad de Avaris, conocida por los arqueólogos como Tel el Dab'a. Estas personas dejaron una fuerte impronta en los egipcios. Se pude ver con mayor facilidad en la adopción de una diosa levantina que fue absorbida por la diosa Hathor. La existencia de pueblos semitas en el antiguo Egipto no está en duda. Los textos del Imperio Medio de Egipto de las dinastías XI y XII tienen un número creciente de nombres semíticos, lo que demuestra la presencia de los pueblos semitas en Egipto en ese momento. Rollston explica, "Además, contamos con hermosas pinturas de las tumbas del Reino Medio que demuestran la existencia de pueblos semitas en Egipto. Y más “Sobre la base de la evidencia arqueológica y textual de la dinastía de los hicsos en Egipto, está claro que estos semitas llegaron a ser tan poderosos durante el segundo periodo intermedio que gobernaron partes de Egipto por un tiempo”. Si bien, hay varias hipótesis sobre la identidad étnica del hicsos. La mayoría de los arqueólogos describen a los hicsos como de composición multi-étnica, para incluir todos los pueblos que ocuparon los emporios del delta. Algunos eran señores de la guerra que buscan empleo como mercenarios, otros eran trabajadores agrícolas en busca de trabajo, ayudando a producir alimentos, y algunos otros recurriendo al bandidaje, robo y otros delitos cuando no lo consiguieron. Otros eran trabajadores especializados, profesionales, médicos, escribas, sacerdotes, contables y comerciantes que importaban materias primas: como madera de Byblos, piedras semi-preciosas de lugares tan alejados como Afganistán, estaño, cobre y bronce, perfumes para los peluqueros, betún, natrón, ropa, incienso y mirra para la momificación e industria, así como de grano y cerveza, o exportar a lugares tan lejanos como Grecia. Aunque también se considera en el origen del término "Hicsos" derivándose de la expresión egipcia heka khasewet, usado en los textos egipcios, como la Lista de Reyes de Turín para describir a los gobernantes de las tierras vecinas. Esta expresión comienza a aparecer tan pronto como a finales del Imperio Antiguo de Egipto, en referencia a varios jefes de Nubia, y en el Imperio Medio, en referencia a los jefes semíticos de Siria y Canaán. Por parte de los eruditos modernos generalmente se asume que los hicsos eran probables semitas que llegaron desde el Levante. Kamosis, el último rey de la dinastía XVII de Tebas, se refiere a Apophis como "Jefe de Retjenu" en una estela que implica un fondo cananeo semítico de este rey hicso, siendo esta la evidencia más fuerte para un fondo cananeo de los hicsos. El nombre de Khyan "generalmente se ha interpretado como amorreo" Hayanu ", que la forma egipcia representa a la perfección, y eso es muy probable para que la interpretación sea correcta. Kim Ryholt, observa además, que el nombre Hayanu se registra en las listas de reyes asirios para un "ancestro remoto" de Shamshi-Adad I de Asiria, lo que sugiere que había sido utilizado durante siglos antes del propio reinado de Khyan. La cuestión del nombre de Sakir-Har, uno de los tres primeros reyes de la XV dinastía, también se inclina hacia un origen semítico occidental o cananea de los hicsos gobernantes. Aunque tradicionalmente, sólo los gobernantes de la Dinastía XV son llamados hicsos, no obstante, los faraones de la décimo quinta y décimo sexta dinastía eran hicsos, de origen no egipcio. Respecto a su identidad étnica hay varias hipótesis, aunque la población se componía de inmigrantes llegados desde Siria, Canaán y Mitani, que tras la debilidad de los reyes de la dinastía XIII tomaron el poder en el Bajo Egipto, manteniendo las costumbres y cultura egipcia, ya asimilada, y estableciendo su capital en Avaris, en el delta del Nilo. Por otra parte, el nombre griego "Hicsos" fue acuñado por Manetón para identificar la dinastía XV de los gobernantes asiáticos del norte de Egipto. En Egipto los hicsos significa "gobernante de los países extranjeros", sin embargo, Josefo hizo mal la traducción como "Reyes pastores". En su obra contra Apion, el historiador del siglo I Flavio Josefo discute el sincronismo entre el relato bíblico del Éxodo de los israelitas de Egipto, y dos eventos que el historiador egipcio Manetón menciona. Es difícil distinguir entre lo que Manetón contó realmente y lo que Josefo o Apion interpretan. Por ejemplo: Josefo identifica el éxodo de los israelitas con el primer éxodo mencionado por Manetón, cuando unos 480.000 «reyes pastores hicsos» (también designados como pastores, como reyes y como pastores prisioneros en su discusión) salen de Egipto hacia Jerusalén. La mención de los hicsos identifica este primer éxodo con el período Hicso (siglo XVI a. C). Por otra parte, Apion identifica un segundo éxodo mencionado por Manetón cuando un renegado, que el sacerdote egipcio llamó Osarsef, condujo 80.000 leprosos en rebelión contra Egipto. Manetón combina al parecer los acontecimientos del período de Amarna (en el siglo XIV a. C.) y los acontecimientos del final de la dinastía XIX (siglo XII a. C). Apion lo mezcla además con el éxodo bíblico y, contrario a Manetón, incluso alega que este sacerdote herético cambió el nombre a Moisés. Muchos eruditos interpretan que leprosos y sacerdotes leprosos no debe ser entendido de forma literal: no como enfermedad sino como una extraña e incómoda creencia ajena a la cultura egipcia. Josefo se confunde al entender heqa Jasut (hicso) como Hekw Shasu (nómada), y traduce reyes de tierras extranjeras como reyes pastores. Los hicsos tenían nombres cananeos, como se ve en las personas con nombres de deidades semíticas como Anat o Baal. Finalmente los hicsos siguieron desempeñando un papel importante en la literatura egipcia como sinónimo de "asiático" hasta los tiempos helenísticos. Sin embargo, el término fue evocado con frecuencia, contra los grupos que, como los semitas se establecieron en Asuán y el Delta, y esto puede haber dado lugar al historiador y sacerdote egipcio Manetón, el identificar la llegada de los hicsos con la estancia en Egipto de José y sus hermanos, y condujo a algunos autores a identificar la expulsión de los hicsos con el Éxodo. De particular interés resulta que, hoy muchos expertos en Historia Antigua vinculan las diez plagas bíblicas contra Egipto en tiempos de Moisés con la erupción del volcán de Santorini. De hecho, hay constancia de que por aquella época las aguas del País del Nilo se tiñeron de rojo debido a la presencia de enormes cantidades de óxido de hierro, y a que el azufre las convirtió en venenosas mientras las cenizas arrastradas por el viento abrasaban la vegetación y las cosechas. El registro de un escriba datado en aquel tiempo dice: "El sol se ha ocultado, nadie se ve en la sombra, las cosechas han muerto, ahora debemos sobrevivir". La hipótesis que relaciona la erupción del volcán de Santorini con el Éxodo del pueblo judío desde Egipto hacia la "tierra prometida" de Canaán ha vuelto a cobrar actualidad. No se puede negar, sin embargo, el que sea una propuesta sugerente. Entre ellas destacan las concomitancias que apunta entre las diez plagas enviadas por Dios sobre los egipcios y los fenómenos geofísicos derivados de la erupción volcánica acaecida en Santorini hacia el año 1500 a.C. Como veremos, no resulta descabellado plantear la posibilidad de un éxodo desde Egipto a Canaán en un escenario como la citada catástrofe como telón de fondo. Aunque, a este respecto, hay distintas interpretaciones. Pero existe otra versión que sitúa a Moisés y la fecha del Éxodo en otro contexto histórico: en el siglo XIV a.C., durante el intento de instauración en Egipto del culto monoteísta al dios solar Atón por parte del faraón Akhenatón. Una auténtica revolución religiosa con la que, según algunos egiptólogos, el faraón pretendía transmitir a su pueblo la idea de la existencia de un Dios supremo y único, un conocimiento espiritual que hasta entonces había estado reservado a una restringida élite de sabios egipcios. Pero, finalmente, tras una serie de avatares que hasta la fecha continúan envueltos en el misterio, el régimen de Akhenatón fracasó y el faraón murió en extrañas circunstancias. Pues bien, según esta versión, Moisés fue un alto cargo de la jerarquía religiosa del entorno del faraón que, junto a otros partidarios del monoteísmo, decidió emigrar a Oriente Próximo tras la caída del monarca y la consiguiente devastación de la ciudad de Amarna (Akhetaton o Tell-elAmarna), la cual se había erigido como la nueva sede de la corte faraónica y del culto a Atón. De todo lo anterior se deduce que la cronología atribuible al Éxodo oscila entre los siglos XVII y XVI a.C. (el período de gobierno hicso en Egipto) y los siglos XIII y XII a.C., hacia el reinado de Ramsés II, en uno de cuyos papiros (Leiden 348) aparece mencionado un pueblo llamado habiru o apiru que también ha sido relacionado con los hebreos y con la construcción de la ciudad de Pi-Ramsés o Rameses, desde la que, según narra el Éxodo (12-37), partieron los judíos. En cualquier caso, hay varias ciudades vinculadas a estas confusas circunstancias históricas, que se localizan en la misma área del delta del Nilo: Avaris, antigua capital hicsa, Amarna y Rameses. Hoy en día el debate historiográfico sobre el Éxodo no se plantea la incógnita de si Moisés existió realmente o si este episodio narra hechos reales o ficticios. Lo más probable es que el relato sobre el Éxodo aglutine diferentes capítulos protagonizados por el pueblo judío que, con el paso del tiempo, fueron idealizados por la gente de cada época, hasta cristalizar en una única versión: el mito religioso que se convirtió en el capítulo fundacional del pueblo de Israel y que fue divulgado en el Antiguo Testamento mucho tiempo después. En este sentido, el catedrático de Filología griega de la Universidad Complutense Julio Trebolle Barrera comentaba lo siguiente en un ensayo publicado por National Geographic: “De no haber existido alguna tradición anterior, la historia del Éxodo no se habría convertido en el mito nacional del reino de Israel. El relato bíblico unifica posiblemente diferentes éxodos de reducidas dimensiones acaecidos a lo largo de varios siglos”

Antecedentes:

La primera historia de Egipto fue escrita en griego por el sacerdote egipcio Manetón hacia 280 a.C. por encargo del soberano Ptolomeo II. De ella no conservamos más que fragmentos transmitidos por otros autores -como el aquí seleccionado, transmitido por Flavio Josefo-, que la han reducido fundamentalmente a una lista de reyes agrupados por dinastías. Precisamente de Manetón procede la tradicional distribución de los faraones en treinta dinastías, desde Menes hasta la conquista de Egipto por Artajerjes III en 343 a.C. Sin embargo, aquéllas no deben ser entendidas en el sentido moderno de la palabra: a menudo sucesiones regulares de soberanos dentro de una misma familia se reparten entre varias dinastías; otras veces una misma dinastía reúne a soberanos entre los que no existe ningún parentesco; y a menudo diferentes dinastías gobiernan simultáneamente en áreas diversas del territorio egipcio.
Nacido en el seno de una familia aristocrática descendiente de los Asmoneos, el historiador judío Flavio Josefo (37/38-97/100 d.C.) participó en la rebelión de su país contra los romanos (años 66-70), pero, capturado en el año 67, se convirtió en protegido de Vespasiano al profetizar su ascenso al trono. Obtuvo la ciudadanía romana y se estableció definitivamente en Roma, donde se dedicó a la redacción de sus obras históricas: los siete libros de La Guerra de los judíos -escrita originalmente en arameo y traducida al griego en 75 por el propio autor-, que alcanzan desde la sublevación de los Macabeos hasta el fin de la rebelión judía contra Roma (167 a.C.-74 d.C.); las Antigüedades de los judíos, una historia de su pueblo desde la Creación hasta 66 d.C.; Contra Apión, donde sitúa a los judíos al mismo nivel que griegos y romanos y los presenta como una de las civilizaciones más antiguas del mundo; y su Autobiografía. (Pilar Rivero-Julián Pelegrín). Según los modernos trabajos de Redford y Bietak, se sabe que aproximadamente hacia el 1652, existieron en Egipto cinco dinastías paralelas reinando en Tebas, Sois y Avaris, circunstancialmente por no más un año, lo que nos da la pauta para discernir el gran drama que se estaba viviendo. De estas dinastías, veremos cómo la XIII y XVII (tebanas) una, es continuación de la otra. Y de cómo la XV (de los Hicsos en Avaris), la XVI (de gobernadores locales) y la XVII (de egipcios en Tebas) reinan simultáneamente entre 1650 y 1544 a. C., como reinos independientes pero tributarios de Avaris. De cómo estos Hicsos son aceptados de una forma no traumática, de sus aportaciones a Kemet, y de la apertura y enriquecimiento que supuso el reinado hicso para los egipcios, aunque desgraciadamente la propaganda oficial posterior (sobre todo a partir de la XVIII Dinastía, se encargó de difundir todo lo contrario, reviviendo el viejo mito de Horus y Seth, identificándose la propia realeza como el Horus victorioso que había vencido una vez más, a Seth. Y así, los Hicsos, pasaron a ser los «feroces destructores que reinaron sin Ra»

Invasión ( penetración y difusión):

Los hicsos aparecieron por primera vez en Egipto, c.1800 a.C, durante la XI dinastía, y comenzó su ascenso al poder progresivamente, tal vez en los inicios de la dinastía XIII, que sale del segundo periodo intermedio con el control de Avaris y el Delta. No obstante, cuenta Manetón, según lo registrado por Josefo, que describe la aparición de los hicsos en Egipto como una invasión armada por una horda de bárbaros extranjeros que tuvieron poca o nula resistencia, y que sometieron al país por la fuerza militar. Se registra que los hicsos quemaron sus ciudades, destruyeron templos, y las mujeres y los niños fueron destinados la esclavitud. En los últimos años la idea de una simple migración de los hicsos, con poca o nada de violencia, ha ganado apoyo. Según esta teoría, los gobernantes egipcios de XIII Dinastía estaban preocupados por el hambre y la peste doméstica, y que eran demasiado débiles para detener a los nuevos migrantes de entrar y establecerse en Egipto. Incluso antes de la migración, Amenemhat III llevó a cabo extensas obras de construcción y de minería, y Gae Callender señala que "la gran introducción de asiáticos, fue lo que parece haber ocurrido en parte para subsidiar la extensa obra, y haber alentado a los llamados hicsos para instalarse en el Delta, lo que conduce finalmente a la caída del régimen egipcio nativo". Por la dinastía XV, gobernaban el Bajo Egipto, y al final de la dinastía XVII en que fueron expulsados. Los hicsos fueron derrotados y expulsados de Egipto por el faraón decimoctavo de la disnastía Ahmose. El papiro sobre las matemáticas de Rhind, que data de alrededor de 1650 a. C., dice que Ahmose conquistó Tjaru antes de atacar la capital de los hicsos en Egipto, Avaris. De hecho, en las recientes excavaciones de Tel Habuwa, que está asociada con el sitio de la antigua Tjaru, se encontraron evidencias arqueológicas de la campaña de Ahmose. Hay incluso un mural de arte antiguo egipcio mostrando a Ahmose derrotando a los hicsos. Es poco probable que todos los hicsos fueran expulsados ​​físicamente de Egipto. Tiene más sentido aceptar que algunos se quedaran, que fueran reducidos, que posiblemente se convirtieran en una clase inferior y que el recuerdo de ese evento se hubiera transmitido oralmente. Si bien, la penetración en Egipto de gentes procedentes de Siria-Palestina culmina con los invasores hicsos, los cuales llegan a Egipto en un momento de debilidad y crisis interna y conquistan en 1720 a.C. la ciudad de Avaris, sobre el Delta, conquistaron Menfis y fundaron las Dinastías XV y XVI. Aunque la rebelión que expulsó a los hicsos de Egipto superior comenzó en los últimos años de la dinastía XVII en Tebas. Con un Tebas ofensivo, Seqenenre participó en la postura diplomática activa, lo que probablemente consistía en algo más que el intercambio de insultos con el gobernante asiático en el Norte. Él parece haber dado lugar a escaramuzas militares contra los hicsos, y a juzgar por las heridas en la cabeza violentos a su momia en el Museo de El Cairo, que podría haber muerto durante uno de ellos. Su hijo y sucesor, Amosis, el último gobernante de la dinastía XVII, en Tebas, se acredita con las primeras victorias importantes en la guerra de Tebas dirigida contra los hicsos. Esto fue porque paulatinamente la resistencia de los príncipes de Tebas cobró fuerza y en 1550 a.C. Amosis conquistó Avaris, expulsó a los hicsos y fundó la Dinastía XVIII. Posteriormente los hicsos, que luego se asentaron en lo que hoy es Palestina e Israel (su antiguo hogar antes de ir a Egipto), empezaron a transmitir la historia de forma oral, de generación en generación (pues aún no existía el alfabeto hebreo), y tal como ocurre con infinidad de ejemplos recientes, la historia de la expulsión de los hicsos empezó a transformarse tendenciosamente, de forma que de una historia de "expulsión de los invasores" se modificó en una de "fuga de los opresores y cautivos".

Contribuciones culturales:

Los hicsos llevaron varias mejoras técnicas a Egipto, así como los impulsos culturales, tales como nuevos instrumentos musicales y palabras de préstamos extranjeros. Los cambios introducidos incluyen nuevas técnicas de trabajo de bronce y cerámica, nuevas razas de animales, y nuevos cultivos. En la guerra, introdujeron el caballo y el carro, el arco compuesto, la mejora de hachas de batalla, y las técnicas de fortificación avanzados. Recientemente, Bietak ha localizado los cimientos de una gran fortificación que puede corresponder a una ciudadela. Más al sur de ésta, ha localizado otra más pequeña y otras dos más en las inmediaciones de la primera. También parece ser que entre las fortificaciones existió una zona que bien era de cultivo o se trataban de zonas ajardinadas. Esto estaría relacionado con la secuencia cultural del mundo palestino, que estaba constituido por pequeñas confederaciones de pequeños estados bajo el liderazgo de una ciudad principal y su rey. Los restos hicsos encontrados en Tell-el-Daba, corresponden a los estratos del Bronce Medio II BC. Bietak, también ha localizado abundantes restos de cerámica, este mismo tipo de cerámica ha sido localizado en el yacimiento de Tell-el-Yahudijeh, correspondiendo también a la misma cronología del estrato del Bronce Medio II BC. Pero esta «claridad» arqueológica, choca con la propia oposición egipcia: en la llamada «Estela de Amada», del tiempo de Amenhotep II (1431-1405), se hace referencia a los «Hicsos» de una parte y a los «Príncipes de Retenu» (Palestina), de otra. Es decir que los egipcios los diferenciaban, eran etnias diferentes. Aunque también, Herbert E. Winlock describe nuevo material militar, como el arco compuesto, así como la mejora de arco recurvo, así como la mejora de puntas de flecha, varios tipos de espadas y dagas, un nuevo tipo de escudo, y el casco de metal. Se ha dicho, que los nuevos métodos revolucionarios de la guerra aseguraron a los hicsos el ascenso y su influencia en el nuevo imperio, estableciéndose en el delta de Egipto y en Tebas en apoyo al comercio del Mar Rojo. No obstante, la más discutida de todas las novedades se mueve en torno a la introducción en el mundo egipcio del caballo y del carro de guerra. Para algunos el elemento Hurrita de los Hicsos sería el responsable de esta introducción, aunque no está comprobado que los Hicsos utilizasen el caballo y el carro de guerra para conquistar el Delta, parece que su utilización nos llevaría al final de su reinado. La primera mención del caballo, la encontramos en la segunda estela de Kamose. Los gobernantes nativos independientes en Tebas parecen, sin embargo, haber llegado a un práctico modus vivendi con los gobernantes hicsos posteriores. Esto incluye el derecho de tránsito a través de Oriente, con los hicsos controlando el Bajo Egipto y los derechos sobre los pastos en el delta fértil. Un texto, de la Tableta I Carnarvon, relaciona las dudas del consejo de asesores de los gobernantes de Tebas, cuando Amosis propuso actuar contra los hicsos, quien afirmó que eran una humillante mancha en la sagrada tierra de Egipto, donde los concejales claramente no querían perturbar el status quo.

Religión y Costumbres:

Los hicsos practicaron enterramientos de caballos, y de su principal deidad "Baal", que llegó a ser asociado con la tormenta y el desierto y el dios egipcio Set, a quien identificaron con el dios de la tormenta natal. El dios Set de Avaris fue adorado como patrono benéfico de los pueblos semitas que invadieron el Delta egipcio durante el Segundo Período Intermedio. Al Set de Avaris se lo ha visto bajo varias formas: con la figura de Baâl (cananita), Reshep (fenicio) o de Tesud (hitita). Pero no fue el único. Horus fue vinculado con Hurón, Astarté con Sejmet y Anta (Isit) fue considerada la consorte de Set. Si bien, el Set de Avaris es pintado con figura humana, sabemos que al Set "clásico" también se lo suele representar con la cabeza de un animal no identificado parecido a un cánido. Sobre la naturaleza de Set, esta puede bien presentarse como una figura antagónica de Osiris-Horus en el Imperio Antiguo, hasta adoptar una configuración simbólica del mal para el período helenístico, en el drama mítico Set era un ser negativo y estéril. Set (un "Señor del Sur") parece haber recibido culto desde tiempos predinásticos, incluso antes de constituirse cualquier triada Osiriana. Estaba representado por un animal cuadrúpedo con un hocico largo y algo curvo y con grandes orejas de punta cuadrada levantadas. Los mismos egipcios de tiempos históricos quedaron perplejos ante su enigmática iconografía. Se ha tratado de explicar ésta como que Set era un derivado de un dios muerto en el pasado remoto, o con una representación estatuaria prehistórica, con escasos conocimientos zoológicos. Nunca sabremos a ciencia cierta de qué animal se trata, aunque ha sido conectado con la figura de un cánido de color rojo. Para la mentalidad egipcia, el rojo era el color característico del mal y simbolizaba al desierto ardiente. Según Plutarco y Heródoto, los egipcios sacrificaban a las personas pelirrojas (J. Burton Russell, 19: p. 81). Esto nos hace acordar a la representación del Diablo medieval en la iconografía cristiana. En esa época subsistía la creencia de que los pelirrojos eran víctimas de los demonios. No obstante esto, Set es un dios ambivalente. En el mito de la muerte de Osiris es él el asesino, quien lo encierra en el ataúd y lo arroja al mar, y también quien posteriormente lo descuartiza (en la versión del mito, que el ataúd de Osiris va a parar a Biblos, a Osiris se lo relaciona funcionalmente con Hadad -Adonis -, "aquel que renace del árbol"). En el mito, Set es un violador del Maat . Sin embargo, practica una clase de mal que es necesario para que ocurra la salvación de los hombres. Si Set no hubiese matado a Osiris, este no conocería los secretos de la momificación, y la consecuente resurrección, para enseñarla a los mortales. En la Enéada heliopolitana, a Set se lo presenta como hermano de Osiris. Sin embargo, en algunas versiones del mito se lo hace hermano de Horus, el aspecto rejuvenecido del sol. Para las estructuras de pensamiento míticas - y bajo una interpretación simbólica-, a menudo encontramos que los hermanos son representaciones de pares de opuestos. En este caso, Set no sería totalmente malo, ni Horus totalmente bueno, sino dos caras de una misma divinidad. Es como una percepción de pares contrarios que conviven y coexisten para la conservación eficaz del orden (Maat): cielo-tierra, Vida-muerte, fertilidad-esterilidad. En este sentido, también encontramos una continuidad de dichas relaciones simbólico-religiosas durante el segundo milenio. En el Antiguo Testamento (en las fuentes del Génesis y Éxodo), hay prueba abundante de los vínculos entre los fenicio-cananeos y el país del Nilo, especialmente en el período patriarcal. Hablamos de los viajes de Abraham y el comercio de esclavos y otros bienes plasmados en la historia de José (siglos XVII-XV a.C.). Los tratos entre ambas regiones están atestiguados, en las fuentes egipcias, en el Cuento de Sinuhé (1991-1962 a.C.) y los Textos de Execración (1900-1800 a. C.). Los egipcios pensaban que los países limítrofes estaban bajo el dominio de Hathor (hut, "mansión" + Heru, "Horus"). Las patas de la Vaca Celestial (en sus templos) se hallaban asentados en los cuatro extremos del mundo, ya sea en Nubia, el Sinaí, las costas del Mar Rojo (o Mar de Juncos) y Libia (J.-F. Champollion, 1974: II, p. 208). Incluso la misma diosa Hator fue asociada a la divinidad semita Baâlat, "Señora de Biblos". Para el siglo XVI a. C., ideas y costumbres cananeas penetraron masivamente en Egipto. Aunque el pensamiento religioso de los antiguos egipcios "se bastaba a sí mismo". Durante el período temprano no tuvieron necesidad de traer cultos extranjeros a su país. Sin embargo, cuando temporalmente se encontraban en Siria o Nubia, parece que eran dados a adorar divinidades extranjeras; incluso las relacionaban con sus dioses nativos. Por un lado, la movilidad de funciones y la capacidad sincrética de las figuras divinas egipcias, permitía una fecunda amalgama con otras deidades, aunque presentaran orígenes y naturalezas distintas. Por el otro, los conceptos de la mitología asiática se paseaban de manera asidua y libre por las tierras de Egipto. Las rutas caravaneras que llegaban a Menfis por la puerta Heliópolis desde Persia, Retenú y Haram habrían contribuido a un intercambio mercantil e ideológico importante. Por otra parte, el panteón cananeo estaba presidido por el dios El (también denominado Ël o Il y Elohim, en hebreo), dios decano de los nómadas y, por ende, con funciones eminentemente éticas y sociales. Es descrito como tolerante y benigno: recibe los títulos de «padre de los dioses», «rey», «padre de los hombres», «creador de las criaturas», «amable», «misericordioso» y «toro». El culto al dios El era propio de los pueblos cananeos en el siglo XXII a. C. Luego se difundiría entre asirios y babilonios. Era la deidad principal, el rey, creador de todas las cosas, el juez que dictaba lo que debían hacer tanto los hombres como los dioses. Dadas esas características, para algunos, El era el apelativo con que se designaba por antonomasia a Dagan (dios de los cereales). A su vez era considerado como padre de Baal. La representación de Baal era también un toro joven (becerro). En Ugarit el templo de Dagan y el de Baal estaban juntos. Baal (b’l, dueño o señor) era una designación general que pasó a constituir la denominación de Hadad, el dios de las lluvias, convertido en el «dueño» o «señor» por antonomasia en una sociedad agrícola que vive pendiente de las lluvias para lograr las cosechas. En las tablas de Ugarit figura también como el esposo (o hijo) de la diosa Asera (la madre de todos los dioses, la esposa celestial). Las cartas de Amarna (ca. 1480-1450 a. C.) han aportado los nombres cananeos de Yamir Dagan y Dagan Takala (gobernantes de Ascalón), lo cual da testimonio de la antigüedad del culto a Dagan entre los habitantes de Canaán, e introducida en Egipto en época de los hicsos. Los antiguos hebreos habían vivido en Egipto bajo la influencia del culto a El (difundido por los hicsos). Esos dioses impregnaban la vida del pueblo (según Ezequiel 20:8). Finalmente, otro dato interesante es la forma de enterramiento. Las necrópolis localizadas en el yacimiento de Tell-el-Daba, nos habla de una población con costumbres urbanas. En 1966 la misión austríaca localizó un pequeño cementerio familiar, de tipo claramente no egipcio, que correspondía a rituales y costumbres sirias del Bronce Medio II. Junto a las sepulturas de niños, con restos quemados y custodiados en «Pithoi», se encontraron otras tumbas de fosas con revestimiento de ladrillo crudo y cubierta arqueada. El ajuar funerario estaba compuesto por puñales de hoja triangular y hachas de guerra de tipo sirio. Este tipo de enterramiento con técnica de bóveda era muy común en la zona de Mesopotamia.

Desarrollo:

Según la reconstrucción convencional de la historia de Egipto, los hicsos fueron el grupo dominante en Egipto que estuvieron constituyendo las dinastías XV y XVI, en una fecha que varía con los autores. Alrededor de 1700 a. C., Egipto se fragmenta políticamente con los reinos locales en la zona del delta del noreste. Una de ellos fue la del rey Nehesy, cuya capital estaba en Avaris, que gobernó sobre una población que consistió en gran parte de la siro-cananeo, que se establecieron en la zona durante la XII dinastía, y que probablemente eran soldados, marineros, constructores y obreros. Su dinastía probablemente fue sustituida por una dinastía de habla sirio-cananea semítica occidental que formó la base del reino de hicsos después, capaz de propagarse hacia el sur, debido a la inestable situación política. Por la dinastía XIII de Egipto, los "señores de la guerra extranjeros" habían tomado el nombre del faraón para sí mismos, y habían empezado a pelear por ella. Algunos argumentaron fueron que no había necesidad de pagar tributo, homenaje o la obediencia a un rey débil, y que comenzó a causar problemas. Por otra parte, ya desde el 2000 a. C. se produjo un cambio climático en Europa. A lo largo de toda la historia de la humanidad los pueblos se han movilizado siempre por condicionantes económicos o bien obligados a moverse por otros pueblos más fuertes. Resulta interesante el que, un pueblo de origen indoeuropeo llamado Hurrita, procedente posiblemente de la región del lago Van, presiona la zona septentrional de Mesopotamia. Militarmente son superiores y conocedores del caballo y del carro como elemento de guerra. De estos Hurritas se sabe que invaden Asiria, Mesopotamia Central, Siria y Palestina y se han localizado restos arqueológicos identificados como hurritas en Tell Billa (cerca de Nínive), Karkemish, Alepo, Qatna y Kadesh. Se cree que no sería muy desacertado pensar que éstos bien pudieran haber sido el agente movilizador que puso en marcha el mecanismo de la emigración de otros pueblos hacia el Delta de Egipto. Además, hay que pensar que Egipto, fue desde siempre el sueño verde de multitud de pueblos sedientos y que, si no había sido invadido hasta ese momento, fue porque sus soberanos habían sido fuertes. La escasez de alimentos en los mercados tradicionales, también es otro factor que hace que todos los ojos se vuelvan hacia Egipto. Si recordamos la tumba No. 3 de Jnoumhotep, en Beni Asan, los registros de su pared norte, nos están describiendo la entrada de «asiáticos» en Egipto. A estos asiáticos, por su indumentaria, podríamos clasificarlos como de tipo cananita. Como se puede apreciar en estas pinturas, se trata de clanes completos, esposas, hijos y enseres. El color de su piel es muy similar a la egipcia. Los rasgos de su cara son semitas: nariz típicamente aguileña, el mentón alargado, utilizan barba... En el yacimiento de Tell-el-Daba, se han localizado algunas estatuas de este período. Los rasgos distan mucho de ser similares: no utilizan barba, la nariz es achatada, el rostro redondeado, los ojos almendrados, labios gruesos, el color de su piel no nos es posible clarificarlo, pues las estatuas están realizadas en granito, aunque éste es de color negro. Los hicsos aparecieron por primera vez en Egipto, c.1800 AC, durante la XI dinastía, y comenzó su ascenso al poder de la dinastía XIII, que sale del segundo periodo intermedio en el control de Avaris y el Delta. Por la dinastía XV, gobernaban el Bajo Egipto. Para la XIV Dinastía de Xois. Hayes y Rose, dan una cronología que va de 1715 a 1650 a. C. (65 años) y formada por 34 reyes. Para la XV Dinastía de Abrís las fechas propuestas serían del 1650-1544 a. C. (108 años), con 6 reyes. Para la XVI Dinastía, de 1650-1552 a. C. (98 años) con 28 gobernadores. Y para la XVII Dinastía tebana de 1652-1554 a. C., (98 años), con 15 reyes. Veamos por su interés a los Faraones o reyes de la XV dinastía. El estado de estos reyes se superpone con la de los faraones egipcios nativos de las dinastías XVI y XVII de Egipto, más conocido como el Segundo Periodo Intermedio. Los nombres, el orden, e incluso el número total de los reyes de la décimo quinta dinastía no se conocen con certeza absoluta. Los nombres aparecen como jeroglíficos en los monumentos y en objetos pequeños tales como tapas de tarros y escarabeos, pero en los casos en los cuales los nombres de Nesut-Bity y Sa-Ra no se muestran juntos en el mismo objeto no hay certeza de que pertenezcan a una sola persona. El egiptólogo danés Kim Ryholt resume la situación en su estudio sobre el segundo periodo intermedio, indicando que, hay solamente indicaciones vagas del origen de la decimoquinta dinastía, y coincide en que el pequeño número de nombres que han sobrevivido son demasiado pocos para tener en cuenta conclusiones generales. Además, Ryholt subraya que también carecemos de indicios positivos de que cualesquiera de los reyes de la dinastía XV estuvieran relacionados por lazos de sangre, y, más bien, podríamos estar ante una dinastía de origen étnico mixto.
Recordando que el primer faraón de la XVIII dinastía, Amosis I, finalmente expulsó a los hicsos de su último reducto en Saruhén en Gaza por el año 16 de su reinado. Aunque se necesitaron varias campañas contra la fortaleza en Avaris, antes de que los hicsos fueron finalmente desalojados y expulsados de Egipto. Tras la caída de Avaris, los hicsos que huían, fueron perseguidos por el ejército egipcio en el norte del Sinaí y en el sur de Canaán. En el desierto de Negev entre Rafah y Gaza, la ciudad fortificada de Saruhén se redujo después, de acuerdo con el soldado de El-Kab, tras una larga operación de asedio de tres años. Cuando esto ocurrió, no se sabe con certeza. Algunos expertos sitúan la expulsión ya en el cuarto año de Ahmose, mientras que Redford, cuya estructura cronológica se ha adoptado aquí, coloca tan tarde como el año decimoquinto del rey. Por lo general se acepta que Jacob y sus hijos se establecieron en Egipto durante la dominación de los hicsos. Sin embargo, la cronología convencional de Egipto está sujeta a grandes problemas, uno de los cuales lo ha constituido el de la identificación de los hicsos. Autores como Velikovsky y Courville han llegado, a identificar a los hicsos con los amalecitas. Hay varios elementos que permiten llegar a esta identificación: Por una parte hay el registro de Maneto, sacerdote egipcio, que afirma que los hicsos, «una raza innoble de oriente», conquistaron Egipto sin dificultad alguna, sin tan siquiera haber librado una batalla. (Citado en Josefo, Contra Apión 1:14.) Esto puede comprenderse dentro del marco del éxodo israelita. En Refidim, los israelitas fueron atacados por Amalec, quedando victoriosos sólo gracias a la intervención divina por la intercesión de Moisés (Éx. 17:8-16). También hay todo un conjunto de tradiciones esparcidas por Arabia acerca del tema de la conquista de Egipto por parte de los amalecitas, como resultado de una migración que emprendieron, empujados por un cataclismo de gran magnitud, hacia Egipto. Así, autores de la temprana Edad Media, como Al-Shamhudi, Masudi, Albufeda, y otros, relatan esta migración de los amalecitas y, también, el «paseo militar» en el que Egipto cayó en manos de los amalecitas como una fruta madura. Además, Hatsepsut, reina de una dinastía posterior a la de los hicsos, dejó una inscripción referente a sus obras de reconstrucción de la tierra expoliada con la rapaz dominación de los hicsos. Ella les da el sugerente nombre de «amu», afirmando que la capital de ellos fue Hauar (Auaris), y que no habían dado culto al dios Ra. Esto identifica a los amu con los hicsos. En base a la cronología revisada, Hatsepsut fue contemporánea de Salomón. Así mismo, en sellos oficiales de las dinastías de los hicsos se han hallado nombres como Apop I, Apop II. Fue Apop I el que, al cabo de unas pocas décadas después de la invasión de los amu, fundó la ciudad de Tebas. En la tradición griega, hubo en Egipto un rey llamado Ogyges que fue el fundador de Tebas. Ahora bien, Apop es una transcripción provisional de los egiptólogos para una inscripción cuyas consonantes admiten la equivalencia «Agog», que entonces concuerda con el registro bíblico acerca del nombre de los reyes amalecitas. Esto explica las menciones a Agag y a Amalec en los exaltados términos con que se hallan en el libro de los Números, mientras el pueblo de Israel se hallaba en el desierto: «Enaltecerá su rey más que Agag» (Nm. 24:7); «Amalec, cabeza de naciones» (Nm. 24:20). Según las tradiciones rabínicas, Amalec se dispuso a conquistar todo el mundo. Se han hallado sellos de los reyes hicsos en Creta, Palestina, Mesopotamia y en otros lugares alejados de Egipto. Así, la fama del rey Ogyges fundador de Tebas, que había llegado a oídos de los griegos, concuerda con el nombre Agag, que se identifica con la línea de faraones Apop. Ello concuerda con la ecuación hicsos = amu = amalecitas. Finalmente, la destrucción de los amalecitas por parte del rey Saúl, y la muerte del último rey Agag a manos de Samuel (1 S. 15) marca en la Biblia el punto de la reaparición de Egipto como potencia. La campaña de Saúl contra los amalecitas fue hacia el sur, lo cual concuerda con el hecho de que las hordas de hicsos que fueron expulsadas por el primer faraón de la restauración egipcia, Ahmose I, no dejaron rastro histórico. Saúl terminó con el poderío amalecita, aunque quedaron todavía partidas amalecitas que se dedicaron a merodear. Un caso interesante es el de un esclavo egipcio de un señor amalecita, lo cual concuerda con esta etapa de transición (1 S. 30:13 ss). Aunque la identidad de los hicsos parece desvelada con los estudios de Velikovsky, Courville y otros investigadores de fuentes antiguas. Los hicsos-amalecitas entraron en un Egipto indefenso, sin ejército ni organización militar ni política, devastado por las diez plagas y por la mortandad en el mar Rojo, sin Faraón ni recursos de ninguna clase, y cayó fácilmente en manos de la nación amalecita en su búsqueda de nuevos dominios. Esta conquista tuvo lugar en la época del Éxodo, alrededor del año 1.441 a.C. La liberación de Egipto de los hicsos-amalecitas tuvo lugar durante el reinado de Saúl en Israel, y la ascensión de Ahmose I al trono de Egipto como primer faraón de la primera dinastía autóctona después de los hicsos, la XVIII, alrededor del año 1020 a.C, se debió a la victoriosa campaña de Saúl, que quebrantó el yugo hicso que mantenía sometido a Egipto. Todos los registros coinciden en la extrema rapacidad de los «reyes-pastores», los faraones hicsos. Su capital estuvo mayormente situada en Avaris, cerca de el-Arish actual. Por otra parte, los israelitas se asentaron principalmente en Gosén, así que el trabajo agrícola fue probablemente uno de sus empleos, y también es posible que algunos de ellos trabajaran en las minas estacionales. José, Sifra, y Púa trabajaron como esclavos domésticos, y algunos de los israelitas en el tiempo de Moisés trabajaron haciendo ladrillos y construyendo estructuras. En cuanto a evidencia más específica de los israelitas, el Papiro de Brooklyn enumera a casi 30 esclavos con nombres semíticos del noroeste, algunos que inclusive son hebreos. El tipo de estructura conocida como la Casa de Cuatro Habitaciones Israelita, encontrada prolíficamente en el Israel de la Edad de Hierro, alrededor de los años 1230 al 587 a.C., ha sido descubierta y excavada tanto en Tell El-Dab'a como cerca de Menfis. El término traducido como "la tierra de los Shasu de Yahweh" o "Yahweh en la tierra de los Shasu," ha sido encontrado en inscripciones egipcias que datan de las dinastías decimoctava y decimonovena (alrededor de los siglos XV y XII a.C.) como la referencia más antigua a Yahweh fuera del Antiguo Testamento. La Inscripción de Speos Artemidos (o gruta de Artemisa), del reinado de Hatshepsut, de la decimoctava dinastía, menciona a pastores levantinos en el delta del Nilo, la cual se compara con el Génesis 46, mencionando a los hijos de Israel como pastores en la tierra de Gosén."Y cuando Faraón os llamare y dijere: '¿Cuál es vuestro oficio?' entonces diréis: 'Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestros padres,' a fin de que moréis en la tierra de Gosén; porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas." (Génesis 46:33-34). Además, existe una obvia influencia egipcia encontrada a través de la Torá: el becerro de oro que se asemeja al toro Apis de Egipto, el Arca del Pacto, con dimensiones y estructura como las de un mueble encontrado en la tumba de Tutankamon, el Tabernáculo, semejante al campamento militar real de Ramsés, la antigua forma del sistema de escritura hebreo, la cual tiene parecido con los jeroglíficos egipcios, y muchas palabras y nombres egipcios en la Torá. Algunos expertos investigadores han tomado el creciente uso de los escarabeos, y la adopción de algunas formas de arte egipcias por la decimoquinta dinastía de los reyes hicsos y su amplia distribución, como una indicación de que se convirtieron progresivamente o egiptianizaron. Parece, que la administración de los hicsos fue aceptada en la mayoría de sectores, aunque no con el apoyo de algunos de sus súbditos egipcios del norte. A pesar de la prosperidad que la situación política estable, trajo a la tierra, los egipcios nativos siguieron viendo a los hicsos como no egipcios "invasores". Para hablar de luchas entre Hicsos y egipcios tenemos que esperar hasta Seqenenre Taa II, que será quien comience las hostilidades. El propio nombre de Avaris, «Hwt w'rt» «Cuartel general del departamento», nos está indicando que los Hicsos heredaron unas estructuras comerciales preexistentes en la zona. Avaris pasaría a ser un gran complejo comercial como lo había sido hasta ese momento la zona de Biblos. Se ha especulado mucho sobre un Imperio Hicso. Bien se puede dar una duración aproximada para el período hicso de 108 años. Un tiempo demasiado corto para pensar en el levantamiento de un gran Imperio militar. Una interesante hipótesis propone que el mundo hicso creó, bajo estructuras egipcias y experiencia propias, un gran Imperio comercial. Concordando esto con los grandes almacenes localizados en Avaris con restos de ánforas de aceite, vino... También se sabe que a la zona se trasladaron grandes artesanos en la fabricación de barcos y que los hicsos controlaban el comercio fluvial. Los últimos hallazgos de la misión austríaca, son miles de fragmentos arquitectónicos, procedentes de suelos y paredes de lo que puede ser un palacio. La decoración es lo más significativo, pues son restos de pintura minoica. Como bien dice Bietak: «es difícil la explicación de este tipo de pintura en Tell-el-Daba». Su hipótesis de trabajo se basa en nexos dinásticos entre ambas cortes. Sería ésta una explicación lógica y nos aclararía en gran medida la tapa de alabastro localizada por Evans en Cnosos con el nombre del rey Hicso y el Tebano, existieron acuerdos fronterizos, de pastos, así como el pago de impuestos. Estas alianzas se cimentaron con casamientos diplomáticos. En el yacimiento de Tell-el-Daba, se ha localizado el fragmento de una inscripción con el nombre de una princesa llamada Tany donde se la denomina «hermana del rey». Su nombre está rodeado por un cartucho, lo que la vincula a la familia real hicsa. La partícula «Ta» de su nombre es muy característico de la XVII Dinastía y nos hace pensar en la procedencia tebana de la princesa. También hay constancia de acuerdos similares con el reino de Kush. Pero, cuando los hicsos fueron finalmente expulsados de Egipto, se borraron todos los rastros de su ocupación.

Conclusiones:

El desarrollo de la Civilización Egipcia es amplio, notablemente complejo, en constante investigación, con muy variados informes e interpretaciones, con épocas de apogeo y decadencia, invasiones y dificultades económicas y sociopolíticas, además de las religiosas. Es además un campo de estudio fascinante que, permite comprender los fenómenos evolutivos que atraviesan los Imperios en general. Por lo aquí expuesto, se puede concluir que no hay un mismo origen étnico para los Hicsos. Este pueblo se conformó progresivamente de variados elementos Hurritas, Hititas, Amalecitas con algún predominio de Sirios, y en su mayor parte de Cananeos y Palestinos. No obstante, los modernos estudios de Antropología Biológica, Biología Molecular y de Genética, en particular con el ADN Mitocondrial aún nos pueden deparar grandes sorpresas, y aclarar dudas y confusiones, o plantear nuevas interrogantes. Sin dejar de lado los progresos en otras ciencias, relacionadas íntimamente con el tema de este escrito.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez



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Poeta

Textos :  ASCLEPIO-ESCULAPIO: Dios greco-romano de la Medici
ASCLEPIO-ESCULAPIO
Dios greco-romano de la medicina


Introducción:

El estudio de los mitos, símbolos, rituales mágicos y las religiones, articulados con la investigación filológica y arqueológica, permiten entender la estructura y el funcionamiento de éstos fenómenos culturales en sus diversos aspectos, como lo sagrado y lo profano, el arte y la ciencia, la creencia y la evidencia, no como opuestos, sino como elementos complementarios, dentro del complejo laberinto de los hechos. Más allá de esa fuerza difusa y confusa, cuya noción efectivamente se encuentra en todas partes, aunque no sea la misma, ni siempre e igual en todos lados, y de la que nada puede decirse. No obstante, los hechos pueden registrarse, describirse, localizarse, tanto en su originalidad como en su complejidad, incluidos los aspectos más elevados en el orden mitológico y religioso que han sido, y son practicados en el mundo. Para así tener la posibilidad de explicar su evolución, a partir de un estado anterior, encontrando las relaciones con otras áreas de la vida e historia humana, interpretándolas y correlacionándolas para obtener conocimientos útiles, rectificando, y estableciendo nuevos puntos de unión, que permitan dilucidar y ampliar los conocimientos previos, aún en dimensiones espacio-temporales tan distantes.

Objetivo:

El propósito fundamental de este trabajo, es caracterizar la figura y significado del Dios Asclepio entre los griegos y Esculapio entre los romanos, en sus aspectos religiosos, míticos e historiográficos en su relación con la medicina.

Antecedentes:

Es de particular importancia, el hecho de que la filosofía nació en Grecia, siendo un intento de conocer al hombre y la naturaleza. Se recuerda a los primeros filósofos, como Tales de Mileto (640-546 a.C.), Anaximandro (611-546 a.C.), Heráclito (Siglos VI-V a.C.), buscando el principio generador del mundo. Sócrates (470-339 a.C.), enseñando filosofía práctica en la cual el conocimiento de uno mismo y la virtud eran sus ejes fundamentales, Platón (427-347 a.C.) con su concepción filosófica basada en las ideas, Aristóteles (siglo IV a.C.) con los fundamentos de la Lógica e inicio de la Metafísica, y las corrientes filosóficas más inclinadas a la moral como el epicureísmo y el estoicismo. Por otra parte, los griegos y romanos, representaron a sus dioses con forma humana, atribuyéndoles vicios, virtudes y poderes especiales. En sus santuarios y templos estaban instalados los oráculos, a quienes acudían con frecuencia para conocer su porvenir. Los dioses más importantes vivían en el monte Olimpo, presididos por Zeus, y otros como Hera, Hermes, Artemisa, Deméter, Poseidón y Apolo (relacionado específicamente con nuestro tema), entre otras divinidades. Gran parte de ellos, lo mismo que los semidioses, y los héroes, tenían alguna relación con la enfermedad y la salud, y por ende con la medicina. Por ejemplo: Hera, mujer de Zeus (diosa del hogar) era la protectora de las parturientas, Atenea (diosa de la sabiduría) tenía templos dedicados como sanadora y como patrona de la vista. Quirón era hijo del mismo padre de Zeus, el titán Cronos; tenía el cuerpo mitad hombre, mitad caballo, y cuenta con un lugar especial como patrón de la salud. Se dice que su conocimiento de las propiedades sanadoras de las plantas, le fue transmitido a través de Artemisa. Píndaro, en sus historias poéticas, indica que Quirón se servía de encantamientos en sus curas mágicas, pero además practicaba la cirugía y administraba fármacos. Y llegó a ser el patrón de los que enseñaban medicina, tuvo entre sus discípulos a Melampo, Aquiles y Asclepio. Aunque Apolo, se convirtió en la principal deidad sanadora. Tal vez, por la leyenda de que Asclepio era hijo de Apolo, contribuyó a ello. No obstante, en la Iliada se habla de Asclepio como de un rey guerrero que participó con hombres y barcos en la guerra de Troya, incluidos sus dos hijos Macaón y Podalirio, también conocedores de las artes curativas. Sin embargo, en la época de Hesíodo (700 a.C.), dos siglos después de Homero, Asclepio es ya considerado como el principal dios de la salud, y su versión del nacimiento y divinización de Asclepio es la más conocida, no se sabe si él la inventó o simplemente la reprodujo. Antes de adoptar al dios griego Asclepio (al que llamaron Esculapio) los romanos veneraban desde el 435 a. C. a Apolo como protector de la salud. Su templo estaba situado al sur del Campo de Marte, fuera del pomerium (trazado del límite sagrado de la ciudad de Roma). En el año 431 a. C. hubo también una epidemia de peste por lo que se consultaron los libros de la Sibila que el rey Lucio Tarquinio el Soberbio había dejado en el Capitolio. Las profecías aconsejaron edificar un templo a Apolo Medicus Purificador en el Campo de Marte, terreno situado entre la ciudad y el río. El templo tenía que ser elevado fuera de las murallas de la ciudad porque el dios Apolo era extranjero y así lo dictaban las leyes. Este santuario de Apolo Medicus fue muy famoso y se hacen de él continuas menciones en la historia de Roma. Se guardaban en el templo numerosas obras de arte traídas de Grecia. En la actualidad sólo queda el basamento de 4 metros de altura, debajo de la iglesia moderna de Santa María in Campitelli. Para los romanos, Asclepio se transformó en el dios Esculapio. Fue importado en el siglo III a. C. desde Epidauro, a raíz de otra epidemia de peste que hubo en el año 293 a. C. En el año 281 a. C. se levantó su santuario en la isla Tiberina. Esta isla situada en el río Tíber estuvo desde muy antiguo asociada con el arte de la curación. En época actual se conserva en ella un famoso hospital del siglo XVI. Los templos edificados por los romanos para venerar a Esculapio tenían unas dependencias muy importantes que eran los gimnasios y los baños

Iconografía, Templos y Culto:

Aunque ninguna de las estatuas de Esculapio fueron tomadas del modelo original, existen muchas reproducciones por Fidias y Mirón. Algunas de ellas pueden admirarse en los Uffizzi en Florencia, el Louvre de París y los museos de Dresden y Nápoles. Se le representa como un hombre maduro, con barba y mirada serena. Aparece con un manto y lleva la copa con la bebida salutífera, el báculo con la serpiente enroscada y un perro en recuerdo del que llevaba consigo el pastor que, según la leyenda, recogió a Asclepio de niño. En la mitología griega Asclepio o Asclepios (en griego Ἀσκληπιός) -¨incesantemente benévolo¨; Corresponde a Esculapio para los romanos, fue el dios de la Medicina y la curación, y venerado en Grecia en varios santuarios. El más importante era el de Epidauro, en el Peloponeso, donde se desarrolló una verdadera escuela de medicina. Se desconoce el origen del culto en este lugar. Las instalaciones más antiguas del recinto datan del siglo VI a. C. Se sabe que en el siglo V a. C. la fama del santuario sobrepasaba ya los límites de la región de Epidauro, sobre todo después de la peste que azotó Atenas y cuando por este motivo se fundó en el 419 a. C. el Asclepeion al pie de la colina de la Acrópolis. El auge del culto está situado entre el 370 y 250 a. C. y en estos años, Epidauro resultó ser un lugar de peregrinación que se llenaba de edificios suntuosos. En el curso del siglo II d.C. hay una gran expansión arquitectónica gracias a la generosidad del senador romano Antonino. Este desarrollo continuó vigente hasta el 426 en que el emperador Teodosio II lo mandó clausurar junto con los demás santuarios paganos. Resulta interesante el que algunos movimientos religiosos posteriores reclamaron su relación con Asclepio. En el siglo segundo a.C .el polémico hacedor de milagros, Alejandro de Abonuteicos afirmó que su dios Glycon, una serpiente con una "cabeza de lino era una encarnación de Asclepio. Luciano de Samosanta, el retórico y satírico en lengua griega, produjo la obra Alejandro, el Falso Profeta para denunciar lo que él consideraba a un estafador, para que lo conocieran las generaciones futuras. Describe a Alejandro como de carácter "integrado por la mentira, el engaño, perjurio, y la malicia, [era] superficial, audaz, atrevido, diligente en la ejecución de sus planes, verosímil, convincente, enmascarado como bueno y que vestía con un aspecto absolutamente opuesto a su propósito ". Justino Mártir, un defensor filosófico del cristianismo, que escribió alrededor del año 160 d.C., afirmó que el mito de Asclepio presagiaba, más que servía, como fuente para las reivindicaciones de los poderes curativos de Jesús. Volviendo a los templos, el conjunto de edificios del santuario comprendía salas de ejercicios físicos y estancias especiales para los enfermos. Éstos pasaban primero por ritos solemnes de purificación y después eran conducidos a un edificio especial llamado enkoimeterion (o pórtico de incubación) donde se aparecía el dios durante el sueño e indicaba el tratamiento a seguir. En honor de Asclepio, se utiliza a menudo un determinado tipo de serpiente no venenosa en los rituales de curación y estas serpientes -las Serpientes Esculapias - se arrastraban libremente por el suelo de los dormitorios, donde los enfermos y heridos dormían. Estas serpientes se introducían en la fundación de cada nuevo templo de Asclepio en todo el mundo clásico. Desde aproximadamente el 300 a.C. en adelante, el culto de Esculapio se hizo muy popular y los peregrinos acudían en masa a sus templos de curación (Asclepieia) para ser curados de sus males. La purificación ritual sería seguida por ofrendas o sacrificios al dios (de acuerdo con los medios), y luego el suplicante pasaba la noche en la parte más sagrada del santuario - el Abaton(o adyton). Se informaban de todos los sueños o visiones a un sacerdote, quien prescribía el tratamiento adecuado por un proceso de interpretación, y éste daba las indicaciones (proceso a que se refiere el llamado incubatio). En la ceremonia de la incubatio, el ritual en los santuarios era sencillo, no exigía ni ayuno ni atuendos especiales. Los ritos purificatorios se limitaban a un baño previo, y el sacrificio a una sencilla ofrenda al alcance de todos. Los enfermos dormían juntos en una sala del templo y, una vez apagada la iluminación, se les exigía mantenerse en silencio. El dios en persona o una epifanía suya (por ejemplo, su serpiente) ejercía sobre ellos la pertinente acción terapéutica o les indicaba el tratamiento a seguir para recuperar la salud. El dios aparecía a cada uno de los enfermos individualmente y jamás de manera colectiva. Los enfermos llegaban al santuario desde muchos lugares con la esperanza de que el dios médico los curaría. Cada persona debía hacer una donación; es decir, debía pagar honorarios. En un fragmento de una comedia de Aristófanes, se describen las actividades que se llevaban a cabo durante el llamado sueño terapéutico: “Cuando llega la noche los enfermos se acuestan en las camas de reposo (gr. cline; de donde proviene el término clínico). Los siervos del templo (gr. therapeutes) apagan las luces y piden silencio total. Luego, un sacerdote da una vuelta para recoger de los altares el pan de oblación. Después aparece el dios escoltado por sus dos hijas y un esclavo. Va de cama en cama para examinar a los enfermos y también mezcla ungüentos y jarabes”. Se pueden encontrar antecedentes de la incubatio en el Imperio Hitita y en Babilonia desde el segundo milenio a. C. y posiblemente en Egipto. No cabe duda de que en los templos de Asclepio se producían curaciones, prueba de ello son la gran popularidad que estos santuarios tuvieron durante mucho tiempo, y la importante cantidad de exvotos (obsequios de los sanados en recuerdo de un beneficio obtenido) encontrados en sus ruinas y bien documentados arqueológicamente, tanto como en su significación. En algunos templos de curación, también se utilizaban perros sagrados para lamer las heridas de los enfermos peticionarios. Se daban muchas curaciones y los resultados eran impresionantes y favorables en multitud de enfermos. El tratamiento no era gratuito pero las donaciones eran asequibles. Desde el siglo V a. C. tenía lugar en Epidauro una fiesta llamada Asclepieia, que se celebraba cada cuatro años, y que consistía en representaciones teatrales, juegos atléticos y música. En este santuario (lo mismo que en el de Delos) estaba prohibido nacer y morir. A finales del siglo XIX comenzaron los trabajos de excavación del yacimiento de este santuario. Continuaron en el año 1948 al frente de J. Papadimitriou y finalmente se retomó la búsqueda en 1974. Otros santuarios se hallan en Atenas, Delfos (culto durante el siglo V a. C.), Pérgamo, Esmirna, Cirene y Mesene. En la provincia catalana de Gerona, encontramos un importante templo dedicado a Asclepio en la Neópolis (ciudad nueva, segundo asentamiento griego) de Ampurias (Emporion, Εμποριον, Emporiae que significa Mercado-Comercio). La importancia de éste templo recae en la situación geográfica de Ampurias (Municipio de La Escala, Costa Brava Norte), bajo el Cabo de Creus, donde la escarpada costa y los vientos a menudo mantenían a los marineros largo tiempo en la mar, agotados. Así pues, los colonos griegos de Iberia hacían su primera parada en esta ciudad para guarecerse en el santuario. Por otra parte, se dice que la familia de Hipócrates (padre de la medicina) descendía de Asclepio, y se recuerda que en el originario Juramento Hipocrático se iniciaba con la invocación: "Juro por Apolo Médico y Esculapio y por Higía y por Panacea y por todos los dioses ..." De Asclepio, sus atributos se representan con una serpiente enrollada en un bastón, piñas, coronas de laurel, una cabra o un perro. El más común es el de la serpiente, animal que, según los antiguos, vivía tanto sobre la tierra como en su interior. Es conocida como Culebra de Esculapio (Zamenis longissimus) nombre común de una especie de serpiente que vive en Europa, en Turquía y en el norte de Irán. Asclepio tenía el don de la curación y conocía muy bien la vegetación y en particular las plantas medicinales. En los templos o asclepiones, se le rendía culto y solicitaban sus favores. En la antigüedad, se erigieron templos en su honor en diferentes lugares de Roma, Grecia y Egipto. El famoso Santuario de Epidauro en el Peloponeso, fue probablemente el primer asclepión. Comprendía salas de ejercicios físicos y estancias especiales para los enfermos y un gran teatro. Llegando a ser el centro terapéutico más grande de la antigüedad. Aunque también, Asclepio fue adorado en la isla de Cos, donde tenía un Asclepium o santuario muy importante, que los peregrinos visitaban para encontrar la cura de sus enfermedades. En su iconografía y simbolismo, la serpiente a él dedicada jugaba un papel muy importante. Esta representación de la serpiente enroscada en los aperos médicos sigue vigente hoy día como símbolo internacional. El poder de sanar atribuido a las serpientes, pudiera estar relacionado con su habilidad para rejuvenecer, al cambiar su piel cada año, si bien, su simbología es amplísima y de las más ricas en el mundo animal. Ha sido temida y adorada, capaz de destruir como de proteger, divinidad civilizadora que regala sus conocimientos a los humanos, tiene relación con la tierra, no solo repta sino habita en sus agujeros, por lo que se asocia con los muertos, en varias religiones guía el alma de los difuntos. Tanto en Grecia como en Roma, simboliza los poderes curativos, la renovación y la sabiduría, la magia y los encantamientos, como en Medusa y las Erinias, que las llevan en la cabeza. También son alegoría del alma que abandona el cuerpo y representa los poderes elementales de la tierra. Por otra parte, en los tiempos de la Grecia clásica, convivían la medicina religiosa y la secular. La medicina en los templos de Asclepio venía de una larga tradición mítica. Como ejemplo de deidades sanadoras podemos citar a Melampo, que curó a las mujeres locas de Argos. Para ello utilizó eléboro negro (con propiedades de narcosis, diuresis y catarsis). Anfiarao, sucesor de Melampo fue venerado como un héroe sanador y poseía un oráculo en el que practicaba la incubatio. Trofonio ejercía sus poderes sanadores en cuevas mediante serpientes, y Orfeo utilizaba la música y la poesía para influir en el alma. Aunque los templos de la salud aparecen alrededor del s.VI a. C. El culto a Asclepio tuvo una rápida extensión, llegando incluso hasta Egipto, donde fue identificado con Imhotep y Serapis (dioses de la medicina egipcia). Los santuarios más importantes fueron el de Epidauro ya mencionado, pero además el de Tricca (para algunos autores el Asclepion más antiguo conocido), Lebén y otros. En el año 295 a. C. aparece en Roma el primer templo dedicado a Esculapio (nombre romano de Asclepio). La fama de estos templos fue tal que durante el cristianismo, al principio, fue compartido el culto a Cristo con el culto a Asclepio. Cada templo era un conglomerado de edificios e instalaciones cuyo tamaño y opulencia dependía de la de su riqueza e importancia. La estructura predominante era un templo principal, donde se encontraba la estatua del dios, un tholos, donde se encontraba un estanque o manantial, el abaton, sala en la que dormían los enfermos para que se produjese la curación. Además podían tener teatro, estadio, gimnasio y posadas. A los templos podían acudir tanto ricos como pobres. Fueron como una especie de santuarios o balnearios medicinales.

Mitología, genealogía e historiografía de Asclepio-Esculapio (greco-romano):

Según cuenta la mitología, Asclepio era hijo de Apolo y de la mortal Coronis o Corónide. Antes de convertirse en dios fue un héroe de Tesalia (la región más grande de la antigua Grecia, limítrofe con la antigua Macedonia, Epiro y el mar Egeo al este). Existen varias versiones sobre el lugar y las circunstancias de su nacimiento. La más conocida es la que ha llegado a través de las narraciones del poeta griego Píndaro (siglo VI a. C.), donde narra los amores de Apolo con Corónide, hija del rey de Tesalia llamado Flegias. La unión de los amantes tuvo lugar en las orillas de la laguna Beobea, cerca de Lacerea, en Grecia. Apolo bajo la forma de un cisne dejó embarazada a Corónide y regresó a Delfos, dejándola bajo la vigilancia de un cuervo blanco o corneja. En este tiempo Corónide tuvo relaciones con el mortal Isquis, hijo de Élato (gobernador de la región del monte Cilene y conquistador de la Fócida, antigua región del centro de Grecia). La corneja voló hasta Apolo y le advirtió de los amoríos de Corónide. Apolo maldijo al animal condenándolo a llevar en adelante el color negro en lugar del blanco y mató a Corónide, y antes de que la pira funeraria la incinerase, sacó de su vientre la criatura, que sería el futuro dios Asclepio. En otras versiones se dice que Apolo pidió a su hermana Artemisa la ejecución de esta muerte. Otra versión de los hechos cuenta que el rey Flegias de Tesalia viajó al Peloponeso en compañía de su hija, para comprobar las riquezas que se guardaban en aquella región y planear su robo. Durante el viaje, Apolo sedujo a Corónide, que dio a luz en secreto al pie de una montaña llamada Mirtio, en tierras de Epidauro. Corónide dejó abandonado al niño que fue alimentado por una de las cabras del rebaño del pastor Arestanas y cuidado por su perro. Cuando Arestanas se enteró, quedó admirado al ver la aureola que rodeaba al niño, y pensando que era cosa de dioses no se atrevió a tocarlo y dejó que el destino se ocupara de su suerte. Apolo confió el pequeño al centauro Quirón en el monte Pelión (lugar donde vivían los centauros y que envuelve el gran golfo de Volos, al sureste de Tesalia). El centauro lo instruyó en las artes de la medicina y de la caza. Intervinieron en su educación Apolo y Atenea. Esta última le entregó dos redomas llenas de sangre de la Gorgona. En una la sangre estaba envenenada y en la otra tenía propiedades para resucitar a los muertos. El joven Asclepio se mostró siempre muy hábil y dispuesto, y llegó a dominar el arte de la resurrección. Devolvió la vida a un gran número de personas importantes entre las que se encuentra Hipólito hijo de Teseo (el héroe del Ática cuyas principales hazañas tuvieron lugar en el Peloponeso). Practicó la medicina con gran éxito, por lo que le levantaron santuarios en diversos puntos de Grecia. El poder de resucitar a los muertos fue el motivo que indujo al dios Zeus para terminar con la vida de Asclepio, pues Zeus no estaba muy conforme con la resurrección de los mortales y temía que se complicase el orden del mundo. En otra versión se dice que Hades, protestó a Zeus el que Asclepio curase a personas que debían morir, e incluso las resucitaba, como en el caso de Hipólito, hijo de Teseo. Esto era trastornar el curso de la naturaleza y el orden universal. Cuando Asclepio resucitó a Hipólito en Trecén (Grecia), Zeus se enfadó mucho y mató a Asclepio con un rayo. Hipólito era hijo de Teseo y de una amazona. Teseo se casó después con Fedra, que odiaba a Hipólito y que incitó a su marido a que le diese muerte, dejando así el campo libre a sus futuros hijos que podrían heredar el reino. Pero Asclepio lo resucitó y Artemisa se lo llevó (a Hipólito) al santuario de Aricia en Italia. Apolo por su parte se irritó por la muerte de su hijo y en venganza mató a los cíclopes que habían fabricado el rayo asesino. Asclepio ascendió a los cielos y se convirtió en la constelación de Serpentario u Ofiuco. Por otra parte, los miembros de la familia de Asclepio también ejercían funciones médicas, así, su mujer, Epíone, calmaba el dolor, su hija Hygeia era el símbolo de la prevención (de donde deriva el término-higiene- que es la preservadora de la salud), su hija Panaqueia (Panacea –la que todo lo cura-farmacéutica) era el símbolo del tratamiento, su hijo Telesforo era el símbolo de la convalecencia, Egle (oculista y partera) Laso (enfermera) y sus hijos Macaón y Podalirio eran protectores de los cirujanos y los médicos. Se dice que sus dos hijos Macaón y Podalirio se hicieron famosos y fueron dos héroes épicos que formaron parte de la guerra de Troya, Macaón fue quien quitó la flecha de la herida de Menelao y curó al héroe Filoctetes. Aunque Esculapio (para los romanos) o Asclepio (en griego ‘incesantemente benévolo’) era el dios de la curación en la mitología griega. A pesar de ello, algunos estudios muestran que Esculapio existió realmente en Tesalia, y que era un médico de gran fama. Después de su muerte, fue deificado y entonces empezaron las leyendas, siendo venerado en Atenas y Corinto, y también en Pérgamo (ciudad donde mucho después nació Galeno). Resulta así, que Asclepio es probablemente la deificación de un héroe. Su historia es un buen ejemplo de la variedad de versiones, y la mezcla entre mitología, religión e historiografía, algunas contradictorias y otras incompatibles entre sí. Veamos algunas de ellas: En el Ática, corría la leyenda en esta forma… Flegias, rey de los Lapitas y hermano de Ixión, habitaba en las riberas del lago Beobis en Tesalia. Tenía una hija llamada Coronis, el dios Apolo se hizo su amante y al partir hacia Delfos le encomendó un día un cuervo hermosamente blanco, para que se guardaran mutuamente. Ya estaba grávida la hija del rey. Pero estaba enamorada de Isquis, hijo de Elato, de Arcadia, y en ausencia de Apolo, le concedió compartir el lecho con ella. El dios Apolo vio su infidelidad, sin necesidad de que el cuervo se la denunciara. Al llegar lo reprendió por no haberle picado los ojos a Isquis, y en castigo lo volvió completamente negro, sin que volviera a haber cuervos blancos. Confió luego a Artemis su aventura, y la diosa para vengar la ofensa hecha a su hermano deshizo a flechazos a la infiel. Cuando Apolo vio muerta a Coronis se arrepintió de su ira y de haber provocado la venganza de Artemis. Y no salía de su estupor hasta que estaba ardiendo su cuerpo y su alma había bajado al Hades. Entonces pensó en el hijo y rogó a Hermes que lo sacara del cuerpo que comenzaba a quemarse. Pudo hacerlo aprovechando el mismo fuego que le abría camino. Recogido con vida el infante, fue llevado a la cueva del Centauro Quirón, que lo crió y enseñó el arte de curar y también la caza. Llegó a ser tan hábil, que superó a su maestro, que aun a los muertos resucitaba, como lo hizo con Capaneo, Licurgo y Tindareo, así como a Glauco, Orión e Hipólito. Por lo que Hades se quejó con Zeus, que el médico le quitaba a sus muertos por paga, por lo que Zeus mató al resucitado y resucitador con un rayo. Pero más tarde lo restauró a la vida, con lo que se dio cumplimiento a una profecía hecha por Euipe, hija del Centauro, que dijo que ese niño renovaría sus destinos dos veces, y que muriendo semidiós, sería convertido en dios. Por otra parte, y según la versión de los de Epidauro, varía en cuanto a sus orígenes y otros pormenores. Según ella, Flegias andaba de expedición con un gran escuadrón de guerreros griegos y llegó a Epidauro donde su hija que lo acompañaba ya con el niño en el seno lo dio a luz en el santuario que el dios tenía allí, con la ayuda de Artemis y las Parcas. Fueron a dejarlo en el monte Tición, famoso por sus plantas medicinales, y quedó en una cueva. Un pastor de cabras llamado Arestanas notó un día que la faltaba una cabra y además su perra también había desaparecido. Se puso a buscarlas y al fin las halló en una cueva, amamantando al niño. Iba a tomarlo cuando una luz brillante lo rodeó y el pastor huyó, pensando que algo misterioso había en ello. Dejó al niño que fue cuidado por su mismo padre Apolo. El dios le enseñó los secretos de la medicina, sin que dejara de hacerlo por su parte Quirón, a quien encomendaba el niño. En cuanto a su origen, los de Mesena hacían nativo de Trica a Asclepio; los de Arcadia, de Telpusa; y los de Tesalia de otra Trica en su región. Las fuentes provienen de: Pausanias, II, 26. Píndaro, en Odas Píticas, III, a 5 ss. Higinio, Fábula 202, Astron. Poética. II, 40. Apolodoro, III, 10. Ovidio Metamorfosis. II, 612 ss.

Carta de Asclepio a su hijo:

Aspiración es esta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia. ¿Deseas que los hombres te tengan por un Dios que alivia sus males y aleja su espanto? ¿Has pensado bien lo que va a ser de tu vida? Tendrás que renunciar a tu vida privada; mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, una vez terminada su tarea, aislarse lejos del infortunio, tu puerta deberá estar abierta a todos. A toda hora del día o de la noche vendrán a tumbar tu descanso, tus placeres, tu meditación. Ya no tendrás horas que dedicarle a tu familia, a los amigos o al estudio. Ya no te pertenecerás. Los pobres acostumbrados a padecer no te llamarán sino en caso de urgencia, pero los ricos te tratarán como su esclavo, encargado de remediar sus excesos, sea por una indigestión o por un catarro. ¿Eras estricto en escoger a tus amigos, buscabas la sociedad con hombres de talento, con artistas, de almas delicadas?. En adelante no podrás desechar a los fastidiosos o a los escasos de inteligencia, a los despreciables. El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el honrado. Prolongarás la vida de nefastos y el secreto de tu profesión te prohibirá impedir crímenes de los que seas testigo. ¿Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación?. Ten en cuenta que te juzgarán no por tu ciencia, sino por casualidades del destino, por el corte de tus ropas, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y por los gustos de tu clientela. Los habrá quienes desconfíen de ti si no usas barba, si no vienes de Asia, si crees en Dioses, otros si no crees en ellos. ¿Te gusta la sencillez?. Habrás de adoptar la actitud de un augur. Eres activo, sabes lo que vale el tiempo, no habrás de mostrar fastidio ni impaciencia, tendrás que soportar relatos que arrancan desde el principio de los tiempos para explicar un cólico, ociosos te consultarán solo por el placer de charlar, serás el vertedero de las nimias vanidades. Sientes placer por la verdad, ya no podrás decirla tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal, a otros la insignificancia pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante o cómplice. No cuentes con agradecimiento cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez, si muere, tú serás el que lo ha matado. Mientras está en peligro, te tratará como a un Dios, te suplica, te promete, te colma de halagos. No bien está en convalecencia, ya le estorbas. Cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, ya se enfada y ya te denigra. Cuanto más egoístas son los hombres, más solicitud exigen. No cuentes con que este oficio penoso te haga rico. Te lo he dicho: esto es un sacerdocio. Te compadezco si sientes afán por la belleza; verás lo más feo y repugnante que hay en la especie humana, todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de nauseabundas viviendas, los perfumes subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, contemplar orines, escudriñar esputos, meter el dedo en muchos sitios. Cuantas veces un día hermoso, soleado y perfumado, al salir de un banquete te llamarán por un hombre que molestado por dolores de vientre te presentará un bacín nauseabundo diciéndote satisfecho: Gracias a Dios que he tenido la precaución de no tirarlo. Recuerda entonces que habrá de parecerte interesante aquélla deyección hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre se desvanecerá para ti. Las verás por la mañana, desgreñadas y desencajadas desprovistas de bellos colores, olvidando sobre los muebles parte de sus atractivos. Cesaran de ser Diosas para convertirse en pobres seres afligidos por la desgracia. Sentirás por ellas menos deseos que compasión. Tu oficio será para ti una túnica de Neso. En la calle, en los banquetes, en los teatros en tu misma casa los desconocidos, tus amigos, tus allegados te hablarán de sus males para pedirte un remedio. El mundo te parecerá un vasto Hospital, una asamblea de individuos que se quejan. Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios. La conciencia de aliviar males te sostendrá en tus fatigas, pero dudarás si es acertado hacer que sigan viviendo hombres atacados por un mal incurable, niños enfermizos que ninguna probabilidad tienen de ser felices. Cuando a costa de mucho esfuerzo hallas logrado que la existencia de algunos se prolongue, vendrá una guerra que lo destruirá todo. Piénsalo bien mientras estés a tiempo. Pero si indiferente a la ingratitud, si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma lo bastante estoica para satisfacerse del deber cumplido sin ilusiones, si te juzgas pagado lo bastante con la dicha de una madre, con la cara que sonríe porque ya no padece, con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte… Si ansías conocer al hombre, penetrar a todo lo trágico de su destino, entonces, hazte médico, hijo mío.

Conclusión:

En el curso de la evolución de las ciencias y artes, hay siempre relaciones indistinguibles en ciertos aspectos, especiales por su complejidad. Desde su origen y transformaciones, interpretaciones, trascendencia, importancia espacio-temporal, entre otras muchas áreas y variables. En lo aquí expuesto es posible apreciar algunos de ellos, incluidos los de tipo ético, filosófico, además de literarios e historiográficos
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Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez


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Poeta

Textos :  Abajo este muelle

Bajo este muelle me refugio. yo
Bajo su sombra deseo estar.
Pero quién se esconde de Itzamná.
Cuando Kinich Ahau's rayos invaden la oscuridad.

Debajo este muelle las sombras juegan
Y Huracan puede unirse al juego.
No importa con que furia huracán sople.
Nunca dejaré ir mi firme enganche.

Kukulcan me ha enseñado bien.
¿Cómo la Serpiente Emplumada con calma espera.
Entre los maderos sombreado de este muelle juega.
Y mi cuerpo dentro de su sombra se congrega.

Cuando en el vientre de mi madre yo reposaba.
Ixchel me protege día y noche.
De los estragos de Ah Puch.
Cuando su peste venia matar.

Gritan en voz alta y cuenten del uno al diez.
Pero no dejes esos muelles de oscuras sombras.
Engañe a Ah Puch ,y deje que el pierda tu pista
y tú lograras vivir, un día mas

La cubierta de las pilas me protegen
De las arduas lágrimas de Chacs.
Así que aquí ni las plantas crecen
Espero Hun Hunahpú me haga fuerte.
Así dejare este muelle y atender mis bienes.



Dioses Mayan
Itzamná, "El Dios Luna, Dios de día y noche, Dios de la medicina, portador de la civilización."
Kinich Ahau, "Señor de la cara del sol", Dios del sol "
Huracan, " Dios cojo, Creador, Dios de las tormentas."
Kukulcan "Dios serpiente emplumada."
Ixchel, "Señora Arco iris", diosa de la luna, protectora de los tejedores y el parto",
Ah Puch, "Dios de la muerte."
Chacs, Dios de la lluvia, rayos, truenos."
Hun Hunahpú, Dios del maíz"

Notas del autor.
Olmeca, Tolteca y Maya; = Arquitectos, ingenieros civiles, ingeniero agrónomo, astronomías, artista, artesanos y poetas. Historiadores y filósofos. Médicos y Soldado. Sacerdotes y Maestros. Creadores de un alfabético fonético. Tremendas perdidas el acto de la conquista!
Poeta

Textos :  Nefertiti: Vida, belleza y poder.
NEFERTITI
Vida, belleza y poder.


Introducción:

Es la época del Imperio Nuevo egipcio. Grandes Faraones se destacaron en este período, bástenos citar a Tutmosis III, Amenophis II, Amenophis III, la Reina Hat-Shetpsut, entre otros. Son los años comprendidos en la Dinastía XVIII, 1552-1306 a.C. Amenophis IV que más tarde cambiaría de nombre por Akhenatón, “El que habla por Atón”, conduciría Egipto junto a la Reina Nefertiti, cuyo nombre significa “La Bella ha Llegado” ó “La más Bella de las Bellas”. Las reinas egipcias jugaron un papel importante a lo largo de la historia de Egipto. Si la importancia de las mujeres de la realeza derivaba de su relación con el rey, cuyo cargo era divino, entonces debieron compartir de alguna forma esa divinidad. Algunas mujeres reales llegaron a ser reinas titulares, en ciertos casos en su papel de reina-madre. Tenemos ejemplos desde las primeras dinastías de reinas que ejercieron el poder político como Merneit, Sobekneferu, Nitocris, y más tarde, Hatshepsut y Nefertiti. Aunque deben precisarse los términos en función de los títulos que conocemos, ya que permiten establecer la existencia de varias categorías generacionales: una reina-madre, mwt-nswt, cuya figura política fue fundamental en determinados momentos, una reina-esposa, Hmt-nswt, y una hija real, Sat-nswt. A lo largo de la historia del antiguo Egipto, cada una de estas mujeres portará una serie de títulos honoríficos y religiosos únicos, que las distinguirán del resto.

Objetivo:

El propósito central de este trabajo es mostrar algunos de los aspectos más relevantes de la vida de Nefertiti (esposa del faraón egipcio Akhenatón), situándola en su contexto socio-político, y desde una perspectiva historiográfica.

Consideraciones preliminares:

Fue bajo la dirección del faraón Amosis I hacia 1550 a. C cuando los hicsos fueron definitivamente expulsados de Egipto. Nacía así el Imperio Nuevo y la Dinastía XVIII fundada por Amosis I, la dinastía a la que pertenece nuestra protagonista y el faraón Amenhotep III (gobierno de 1402 a.C-1364 a.C.) y su sucesor Amenhotep IV (gobierno 1364-1347 a.C.) tanto por devoción religiosa, como por el deseo de recuperar el poder que durante los últimos siglos se habían ido apropiando los sacerdotes del dios Amón. Prohibió el culto de los demás dioses, cerró sus templos y convirtió a Atón en el único dios, así como al faraón en el único profeta e intermediario entre el dios y el pueblo. Cambió su nombre por el de Akhenatón, "el agradable a Atón" y funda una nueva ciudad Akhetatón, como capital de su Imperio, que significa “El Horizonte de Atón” en la antigua lengua egipcia, y fue una ciudad esplendorosa cuando el faraón trasladó allí a toda su corte. Los sacerdotes de Amón, primero asombrados y llenos de rencor después, permanecieron en Tebas tratando de conspirar para deponer al hereje, que les quitó las prerrogativas de que gozaban desde que este nuevo culto fue impuesto.
Akhetatón prosperó apenas durante el reinado de Akenathón (Amenofis IV) y su descendiente Smenkhare, para luego decaer bajo el reinado del joven Tutankamón. Akhetatón y su faraón fueron condenados al ostracismo histórico, su nombre fue borrado de las crónicas y la ciudad fue abandonada a las arenas del desierto.
Así permaneció durante cerca de 3,000 años, hasta que fue redescubierta por los arqueólogos que, bajo el patrocinio del filántropo y mecenas alemán James Simon, empezaron a excavarla en 1902, para encontrarse con muchas sorpresas y reescribir la historia del antiguo Egipto.

El nombre Nefertiti:

Nefertiti es la transcripción moderna del nombre de la esposa del faraón hereje Akhenatón. Los nombres más parecidos (escritos de acuerdo con la transcripción moderna a partir de jeroglíficos egipcios) serían Nefertiti, esposa de Akhenatón, y Nefertari, nombre de la esposa del faraón Ramsés II y también de la esposa y hermana del faraón Amosis I. El faraón Akhenatón y su esposa Nefertiti, protagonizaron una profunda reforma religiosa en Egipto que no sobrevivió a su reinado -allá por el siglo XIV a.C.-, sufrieron lo que se considera denominar una "damnatio memoriae", esto es, una "condena de la memoria", que implicaba la intención de eliminar el recuerdo del personaje en cuestión, tras su muerte, destruyéndose todo cuanto pudiera recordarlo: imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se llegaba a la prohibición de usar su nombre. Sus nombres no aparecen mencionados en la obra de Manetón (sacerdote egipcio que escribió en griego una Historia de Egipto en el siglo III a.C. y estableció la división en dinastías), ni en los listados reales de Abydos, Karnak y Saqqara, ni en el papiro de Turín.
Pero, como señala Miguel Thomson en su informe "Sin embargo, estas listas omiten también muchos otros nombres de faraones que sí están en la obra de Manetón. Por lo tanto, no pudieron haber sido las fuentes de dicho autor, que debió de basarse en otras listas más completas y posiblemente de la tradición oral. Además, la lista de Karnak sólo alcanza hasta Tutmosis III (1479-1425 a.C.), por lo que no pudo incluir a Akhenatón (1355/1353-1338/1337 a.C.). En cuanto a las listas de Abydos y Saqqara, su función no era histórica sino religiosa, siendo utilizadas por el faraón reinante para hacer ofrendas a sus predecesores. Seti y su hijo Ramsés, en cuyo tiempo se confeccionaron estas listas, no querían hacer ofrendas religiosas a Akhenatón y a los demás faraones continuadores de su herejía, y esa es la razón por la cual sus nombres se omiten, no porque los desconocieran o desearan que desaparecieran de la historia. Hay otra lista, el papiro de Turín, más completa que las de Abydos o Saqqara, aunque se desconoce si incluye a Akhenatón, ya que los restos conservados no alcanzan hasta la Dinastía XVIII, de la que forma parte Akhenatón."

Iconografía:

La fama de la belleza de Nefertiti ha superado la barrera del tiempo y el espacio. Su imagen es considerada como una de las más bellas que nos ha legado el mundo antiguo. La imagen de Nefertiti es quizás uno de los emblemas clásicos de la cultura del Antiguo Egipto, centrada en los hallazgos del taller del escultor Tutmosis localizado en la ciudad de Amarna. En las excavaciones de Tel-el-Amarna se halló el taller de éste escultor principal de la corte. A juzgar por las obras que se han hallado debidas a su autoría, ha debido ser uno de los grandes de la historia, pues su perfección rara vez ha sido igualada, además del hecho de haber roto con una tradición representativa milenaria, proponiendo un realismo magnífico, lo que le sitúa como uno de los grandes artistas. En las ruinas de su taller, se encontró el maravilloso busto de piedra caliza recubierta de yeso y pintado al fresco, policromado de la reina Nefertiti, datado alrededor de 1345 a.C. El busto tiene unos 47 cms. de altura y se encontraba en un muy buen estado de conservación. La postura de su cabeza, muy hacia adelante, está perfectamente balanceada por la masa de la tiara real que, aunque alta y grande, establece un equilibrio volumétrico natural y armónico. Su mirada es franca y firme hacia el frente, con el mentón en posición relajada y no elevada. La boca esboza una sutil y ligera sonrisa. Los ojos son grandes y almendrados, fuertemente realzados por el Khol, que así se le llamaba al maquillaje para los ojos en Egipto. Falta el iris y la pupila izquierda, los cuales parece que nunca le fueron pintados, y esto ha llevado a especular que este busto tenía el propósito de servir únicamente de modelo para Tutmosis, y no fue una obra acabada. De hecho, se halló otro busto de la reina en su taller, en el cual sólo estaba tallado el rostro y tampoco fue terminado. La nariz es recta, las cejas espesas y los pómulos pronunciados. El cuello, larguísimo y delgado, hace aún más elegante la figura y la composición. Es así, que una gran sorpresa se llevaron los excavadores de la misión arqueológica alemana que trabajaban un 6 de diciembre de 1912 en un lugar de Egipto llamado Tel-el-Amarna, al descubrir este busto, casi intacto, de una mujer que sorprende por la belleza estilizada de sus rasgos “modernos”. Así, es de señalarse que llame la atención un arte que se sometió antes a la representación fiel, donde en la imagen idealizada, se encontrara una figura de tal belleza y armonía como la de la reina Nefertiti. Nefertiti era bella, naturalmente bella. Pero su atractivo no está ligado únicamente a su apariencia, a su rostro anguloso y a su figura estilizada. La belleza de Nefertiti está también en su mirada y su expresión, que denotan una aguda inteligencia y una seguridad en sí misma, lo que la distingue de todas las demás reinas del antiguo Egipto, aún de Hatshepsut, que gobernó como rey (reina) por mucho tiempo. Nefertiti era una reina de gran presencia en la corte, a la par de su no muy atractivo marido y donde ni siquiera los hijos de la pareja escaparon al realismo de la representación. Algunas representaciones de Nefertiti halladas en las ruinas de Amarna, la muestran con tocados, golpeando a sus enemigos o conduciendo su propio carro, compitiendo con el faraón y realizando acciones propias de éste. Akhenatón y su incondicional reina (corregente del faraón al parecer durante todo su reinado) llevaron a cabo una revolución que rompió con miles de años de tradición, saqueando incluso los templos de Karnak y expulsando a miles de sacerdotes. El ritual de traslado de las estatuas de dioses de templo en templo a través del Nilo fue prohibido y sustituido por un desfile de Akhenatón y Nefertiti sobre carros, recorriendo los templos de Akhetatón, donde la nueva capital brilló ligeramente, sin evitar convertirse quizá, en la primera experiencia fanática conocida de la historia. Las imágenes representadas en la tumba de un noble enterrado en Akhetatón retratan a la familia real rodeada de numerosos soldados, lo que hace pensar que estaban muy protegidos para evitar agresiones o posibles levantamientos. Sin embargo, el único indicio hallado, de una evidente discordia en la población, es una escultura en miniatura de un carro conducido por un mono. Por otra parte, presidía gran cantidad de ceremonias y algunos estudiosos han asegurado que tenía más poder que el faraón. En este lugar, ubicado al oriente del Nilo, se encontraba la antigua ciudad de Akhetatón, la capital que mandó edificar Amenofis IV o Akhenatón, el faraón místico y hereje que impuso el culto monoteísta al sol, llamado Atón, en detrimento del culto politeísta y ancestral del Egipto antiguo. Durante su reinado que duró más de 17 años (aproximadamente 1364-1347 a.C.). Akhenatón cuyo aspecto era de cráneo alargado, presentando marcados rasgos en su rostro y de vientre abultado, según las esculturas vistas que lo han hecho célebre así, era hijo del Faraón Amenophis III y de la Reina Teje (conocida también por los historiadores como Tii, Tiyi). En este período del reinado de Akhenatón surge el arte Amarna, con características muy peculiares y distintas al Egipto habitual (alargamientos de figuras, en especial los de la familia real, grandes vientres, caderas y glúteos marcados, cráneos alargados, etc.).

Vida, origen y desarrollo:

Está establecido que el padre de Nefertiti era Ay, un alto funcionario, quién más tarde alcanzó la posición de faraón, sucediendo a Tutankamón, a la muerte prematura de éste. Si bien se sabe que Ay estaba casado con una mujer llamada Tey, se sostiene que no era la madre de Nefertiti, ya que no portaba el título de “Madre Real de la Gran Esposa del Rey” sino algo así como “Gobernanta” de la principal esposa del rey. Los indicios apuntan a que era en todo caso madrastra de Nefertiti, quien quedó huérfana de madre a corta edad, y que su padre Ay, contrajo esposa nuevamente. Como heredera, es presumible que Nefertiti haya sido descendiente de Ahmose-Nefertari, aunque no es descrita con la clásica cita “Esposa del Dios Amón”, esta omisión es fácilmente explicada por la sencilla razón de que el culto y toda mención a Amón estuvo proscrita desde casi los comienzos del reinado de Akhenatón. Nefertiti, cuyo nombre significa "la bella ha llegado", fue la reina más bella, enigmática y poderosa del antiguo Egipto. Se cree que provenía de uno de los harenes de Amenhotep III en Malkata, donde residían más de quinientas consortes y concubinas del palacio más grande, y donde también residían los faraones. Akhenatón escribiría de ella: "De hermoso rostro, colmada con un doble honor: señora del alto y bajo Egipto. Esposa del rey; su amada, Nefertiti".
Por otra parte, se menciona que Nefertiti era sobrina del faraón Amenhotep, de la XVIII dinastía egipcia. Nació en torno al año 1400 a.C., siendo desde muy pequeña introducida en las habitaciones de la familia real. Allí conoció al que sería su marido, uno de los personajes más controvertidos de la historia de Egipto: El joven Akhenatón, su primo y además heredero del faraón. La fecha de la boda y la del acceso al trono de Nefertiti no se pueden determinar con exactitud. No obstante, lo más probable es que haya sido desposada cuando Akhenatón ascendió a corregente de su padre Amenhotep III, como paso previo a la sucesión. Se ha estimado que Akhenatón y Nefertiti contrajeron matrimonio cuando tenían 14 y 15 años de edad aproximadamente. El príncipe Amenhotep (el futuro rey Akhenatón) no era el primogénito del rey, pero a la muerte del príncipe heredero la sucesión recayó en Akhenatón.
Parece probado que ambos jóvenes disfrutaban mucho de su compañía, tanto era así, que se acordó su matrimonio. No deben extrañar en la cultura egipcia los matrimonios entre familiares, era absolutamente normal, ya que las dinastías se formaban precisamente así, grandes familias que se casaban unos con otros estrechando los lazos, incluyendo como luego veremos, todo tipo de matrimonios, sin descartar casi ninguna modalidad.
El caso es que Nefertiti se convirtió en la esposa de Akhenatón, junto al que gobernó durante unos primeros años de forma bastante afortunada. Posiblemente bajo su influencia, el joven faraón emprendió una serie de reformas sociales y administrativas. Pero con el tiempo su relación se fue deteriorando, tal vez motivado por la ausencia de un heredero masculino. Nefertiti solo dio a luz numerosas hijas, muy queridas, pero no tanto como un hijo varón. A causa de ello, Nefertiti fue relegada en la corte, siendo sustituida al menos momentáneamente por su suegra, si, la madre del faraón, Tiy, tuvo una nueva hija de su propio hijo. Algo impensable hoy en día, pero no infrecuente en el antiguo Egipto.
Aunque siguieron juntos, la pareja se fue distanciando, también posiblemente como consecuencia de la cada vez más extraña actitud del faraón, envuelto en una aureola de misticismo que le alejaba de la realidad del país. Por segunda vez su suegra quedó embarazada de Akhenatón, teniendo por fin un hijo varón al que llamaron Tutankamón, si bien no está plenamente confirmado, siendo el detonante final, ya que Akhenatón y Nefertiti se divorciaron, algo insólito en la historia de Egipto, pero recordemos que no se trató de una pareja normal. Ella se retiró a un discreto exilio cercano al delta del Nilo, y algunos investigadores especulan que fue su esposo, quien intentó borrar su memoria de cualquier monumento o documento oficial.
Ahí, olvidada por todos, podría haber terminado sus días, pero por desgracia tuvo que regresar a la corte, tras el descalabro de los últimos años del reinado de su ex esposo. Éste se había casado con varias de las hijas que había tenido con Nefertiti, muriendo incluso una de ellas, por sobreparto con tan solo 10 años de edad. El reino se había descompuesto, el Faraón se había abandonado a la locura casi absoluta y el pueblo sufría sequías y hambrunas. En este sentido lo señalan 300 tablillas halladas en Amarna que ponen de manifiesto el caos que reinaba en Egipto. Akhenatón fue un líder religioso y un pésimo político. En su nueva religión, el pueblo debía adorar a la familia real, cuyos miembros transmitían sus mejores deseos al dios Atón, y ése debió de ser el mayor error cometido.
Por otra parte, Nefertiti asumió la regencia, mientras su hijastro Tutankhamón era todavía un niño. Se sabe que Nefertiti no fue la única esposa del faraón Akhenatón. Éste tuvo otra esposa secundaria llamada Kiya ("la amada gran esposa", madre de Tutankamón), que desaparece de los registros durante el año undécimo de su reinado. Un año después, Nefertiti se convierte en corregente de Akhenatón durante una gran celebración. No obstante, las inscripciones de las tumbas de Amarna, indican que Nefertiti ya usaba el mismo nombre que el corregente de Akhenatón, lo cual parece apuntar a que finalmente fue evolucionando desde ahí, al final del reinado de Akhenatón.

El parentesco de la reina ha dado pié a muchas especulaciones; si bien, como Gran Esposa Real, era la dadora de herederos por sobre el resto de las mujeres del harén real. Nefertiti dió sólo hijas al rey, en un total de seis, quienes fueron representadas en los relieves de la tumba de Merira II en Amarna, a saber:
Meretatón: hija mayor de Nefertiti. Nació en el 1348 a.C. Asume el cargo de Gran Esposa Real alrededor del año 14 del reinado de Akhenatón, transformándose en su esposa, basándose en restos encontrados en Amarna y en correspondencia con el monarca de Babilonia.
Meketatón: segunda hija de Nefertiti, nació en el 1347 a.C. murió siendo niña y fue
enterrada en Amarna
Anjesenamón: tercera hija de Nefertiti y esposa de Tutankamón. Nació en el 1346 a.C.
Neferneferuatón-Tasherit: cuarta hija de Nefertiti. Nació en el 1344 a.C.
Neferneferura: quinta hija de Nefertiti. Nació en el 1341 a.C.
Setepenra: sexta y última hija de Nefertiti. Nació en el 1339 a.C.

Papel y poder de Nefertiti en el periodo de Amarna:

Ciertamente, la posición ocupada por Nefertiti es mostrada por completo en muchos monumentos, como en las estelas fronterizas de la ciudad Akhetatón, las tumbas de los sacerdotes del nuevo credo de Atón, hasta en Huya y Tute, donde se proclama: “La Heredera, Grande de Favor, Dama de la Gracia, Valiosa de Amor, Señora del Alto y Bajo Egipto, Gran Esposa del Rey, a quien ama, Dama de las dos tierras, Neferneferuatón-Nefertiti, que viva por siempre y para siempre”.

Nefertiti faraón:

Al principio de su reinado, Amenhotep IV y Nefertiti se erigieron en sumos sacerdote y sacerdotisa del dios Atón, en Karnak. Cinco años después, él cambió su nombre por el de Akhenatón, y la reina Nefertiti hizo lo propio con Neferneferuatón Nefertiti, ordenando edificar numerosos templos de adoración al dios Atón, que fueron construidos en pocos años, logrando ensombrecer a los de Amón –dios que habitaba en la oscuridad–. Así lo demuestran el hallazgo de miles de bloques tallados, descubiertos tras un terremoto, ocultos y reutilizados como relleno en un pilón de Karnak, en las construcciones de los faraones posteriores. Sin embargo, parece ser que la censura del sumo sacerdote de Amón hizo que Akhenatón y Nefertiti dejaran la ciudad de Tebas en favor de la nueva capital, Akhetatón.
Como anteriormente, en la misma dinastía XVIII, Hatshepsut; Nefertiti alrededor del año 12º del reinado de Akhenatón, es elevada a la corregencia, usando el nombre Neferneferuaton con el epíteto “Amada de Uaenra-Akhenatón”. La hipótesis sugiere que en los años finales de Akhenatón, existió una corregencia con Nefertiti, quedando únicamente al mando ella, quien cambiaría luego su nombre por un desconocido Semenejkara.
Sin embargo, si nos remitimos únicamente a las fuentes encontradas, las menciones a Nefertiti durante los últimos años del reinado de Akhenatón son escasas. Se sabe que estuvo en el festival Sed del año 12º de reinado de Akhenatón, como lo muestran los relieves en las tumbas de Huya y Merira II, sacerdotes del culto de Atón.
También hay indicios de su presencia durante la ceremonia fúnebre de la princesa Meketatón, su segunda hija de Akhenatón, quien probablemente murió después del año 12 del reinado. Esta ceremonia fúnebre es mostrada en la tumba real en Akhetatón, precisamente en la cámara gamma de dicha tumba real. Siendo esta imagen la última en que se observa a Nefertiti, ya que no aparece en ningún relieve o documento posterior al año 13º o 14º de reinado del faraón. Por otra parte, también esta hipótesis se sostiene no solo por el caso del Dahamunzu, sino igualmente por la importancia que había adquirido en todos los actos oficiales y religiosos en los que estaba involucrada la pareja real. Como deducción, se puede afirmar que la reina envuelta en el caso Dahamunzu sea con alta probabilidad Anjesepaatón, quien siguió con el cambio de nombre, a su esposo el faraón Tutankamón, muerto este último vástago, de la gloriosa dinastía XVIII, se extinguió la línea de los libertadores de los hicsos.
Así también, Nefertiti, en distintos relieves y esculturas, muestra claramente su alta posición. Como en los relieves, donde muchas veces es representada del mismo tamaño que el faraón. Por ejemplo, en el caso del nombre de Nefertiti, se permite afirmar su alta posición, según uno de los jeroglíficos en el nombre del dios Atón, enfrentando al determinativo de la reina sentada, que reflejaría el prestigio y poder adquirido por esta reina en la corte egipcia. Sabemos que Nefertiti fue representada en la escena iconográfica tradicional de la “muerte ritual del enemigo” por el faraón, aunque en este caso, este ritual está ejecutado por la misma reina, quien lleva la vestimenta típica de un faraón. En uno de los talatat usados en Karnak, en una escena del Festival Sed, la reina ocupa un palanquín, con los símbolos de la realeza y de un gobernante, idéntico al de Akhenatón. Sin embargo, lo que se puede considerar fehacientemente son las etiquetas de los envases, sean de vino, miel o cerveza, donde con escritura hierática se inscribía el origen de la mercancía y el año de su producción. Los despachos de jarras de vinos etiquetados como de la “Casa de Neferneferuatón” terminan en el año 11º del reinado de Akhenatón. Aunque también se sabe por los relieves, que Nefertiti estuvo en el festival del año 12º como en la ceremonia fúnebre de su hija. También existen restos de jarras etiquetadas en el año 15º y 17º del reinado del rey, pero estas etiquetas hacen referencia a la “Casa de la Esposa del Rey”; se sabe que alrededor del año 14º del reinado de Akhenatón, su hija Meritatón tomó el cargo de “Gran Esposa Real” y como reina consorte. Este conocimiento no es solo por los restos encontrados en Amarna, sino también por la correspondencia diplomática mantenida con el reino de Babilonia. Por otra parte, la amplitud del papel de Nefertiti sigue al de su esposo Akhenatón, tan es así, que alrededor del 5º año del reinado, es el mismo periodo en donde Amenofis IV, cambia su nombre por el de Akhenatón, y al nombre de Nefertiti se le agrega el prefijo Neferneferuatón. Interesante resulta el que recientemente se halló un escarabajo de oro con la cartela de la reina egipcia Nefertiti. Se cree que es el único escarabajo de oro conocido de la reina. Es un escarabajo de pequeñas dimensiones: 1,4 cm de largo, 1 cm de ancho y 0.5 cm de espesor. La inscripción contiene la forma extensa del nombre de la reina: “Nefernefruaten Nefertiti (nfr-nfrw-itn nfrt-iiti)” (“Hermosas son las bellezas de Atón; La bella ha llegado”), condensada en sólo tres líneas, en lugar de las usuales cuatro líneas. En este caso, se coloca primero el nombre del dios Atón (itn), luego nefer-nefru (“hermosas son las bellezas”) y finalmente el nombre Nefertiti (“la bella ha llegado”). El nombre Nefernefruaten puede ser hallado en inscripciones datadas entre los años 5 y 12 del reinado de Akhenatón, y “Nefernefruaten, la Gobernante”, en objetos del año 3 del reinado de Tutankhamón. La titulatura completa usada por Nefertiti es: Princesa Heredera, Grande en Favores, Señora de Encantos, Fructífera en Amor, Señora del Alto y Bajo Egipto, Gran Esposa real, Amada del rey (Akhenatón), Señora de todas las Mujeres, Señora de los Dos Países, Neferneferuaten Nefertiti, que viva eternamente. También utilizó los epítetos: “la voz que los egipcios (lit. la gente) se alegraban en escuchar” y “la que alegra a Atón con su dulce voz”, usados seguramente en sus apariciones públicas durante ceremonias oficiales. Samson sostiene que, después del año 12 del reinado de Akhenaton, el nombre de Nefertiti desaparece de las escenas ceremoniales, ya que la reina cambia sus nombres y epítetos “Ankhkheperure, Amada de Aton; Nefernefruaten, la Gobernante”, presentándose evidentemente como un “Rey”. Estos nombres habrían sido usados hasta, al menos, el año 3 del reinado de Tutankhamón. Ciertamente, desde comienzos de la corregencia entre Akhenatón y su padre Amenofis III, la esposa del corregente ya portaba el título “hemet nisu ueret” (Gran Esposa Real), asumiendo con el paso del tiempo gran importancia, incluso hasta alcanzar la dimensión del mismo faraón, portando cartuchos en la correspondiente iconografía. También como en el caso Dahamunzu, una apelación, que hoy en día es reconocida como una vocalización, del idioma hitita para la frase egipcia ta hemet nesu (la esposa real). En un esfuerzo desesperado para controlar el poder que se le estaba yendo de las manos, Nefertiti, apela a un reino extranjero, para reforzar su posición interna. Poco después de la muerte del príncipe hitita Zannanza, desaparecen los registros de Nefertiti.

Deterioro y declive de Nefertiti:

Algunas excavaciones al principio del siglo XX en la zona de Amarna, ubicaron un palacio donde se piensa residió Nefertiti, generando la hipótesis de que la Gran Esposa Real se retiró en desgracia, junto con el príncipe heredero Tutankhatón alrededor del año 14, tomando el poder en los años finales del reinado de Akhenatón. Ésto se basa en que fueron muchos los restos, y estatuas encontradas en la misma Amarna, sobre imágenes que representaban a Nefertiti, en diferentes etapas de su vida.

Muerte de Nefertiti:

Es aún hoy, difícil de determinar la fecha exacta de su fallecimiento, porque se sabe que originalmente los lugares de entierro, planeados en la nueva ciudad de Amarna, fueron usados brevemente, para los entierros de la princesa Meketatón primeramente y para la pareja real después. Pero durante los reinados de Smenejkara o Tutankhamón fueron trasladados a la necrópolis de Tebas y después, a comienzos de la Dinastía XIX, toda mención al periodo de Atón, fue intencionalmente borrado del mapa. Hasta ahora, todavía no se ha identificado fehacientemente la momia de Nefertiti, ni la de Akhenatón, como tampoco su sarcófago. La falta de datos concretos y la destrucción masiva de todo lo que tenga que ver con la herejía de Amarna, dificultan sobremanera conocer con certeza, como terminaron los principales personajes del periodo dominado por la adoración de Atón. Aunque se han sostenido distintas hipótesis para explicar el fin de Nefertiti. La primera es sobre su propia muerte, a partir del año 14, documentada por los restos de un usebti; lo cual atestigua que se trataría de una muerte más de las muchas, que se produjeron en esta época en el seno de la familia real, como consecuencia de alguna epidemia, tal vez peste. La segunda, trata sobre el destierro al palacio del Norte, debido tal vez, por desaprobar el retorno al culto de Amón durante la corregencia de Smenkhare, o porque se desviara peligrosamente al culto de Atón, o por la crisis abierta tras la muerte de Makhetatón; ya que es posible que Akhenatón considerara que tanto esta muerte, como la incapacidad de su reina de concebir hijos varones, fuera un castigo divino, lo que indicaba que, por lo que fuera, Nefertiti había perdido el favor de Atón, y a su vez, ella pudo responsabilizar a Akhenatón, como autor del embarazo que condujo a la hija de ambos, casi una niña, a la muerte.
Una tercera teoría, es que realmente llegó a ser corregente, y habría tomado el nombre de Smenkhare, no tratándose de una desaparición, sino de la substitución del nombre de Nefertiti por el de Smenkhare, permaneciendo el otro nombre Nefer Neferu Atón. Siendo ésta, una teoría que explicaría la insólita escena representada en la estela de Pase, en la que aparece Akhenatón, en actitud afectuosa junto a una figura con la doble corona, que sería Nefertiti y no Smenkhare, como también se supuso. Se cree que su cuerpo ha sido enterrado en la tumba real de Amarna, ya que Akhenatón, cuando fija los límites de Akhetatón, en el sexto año de su reinado, ordena inscribir en una tablilla que se le levantara un sepulcro en la Montaña de Oriente; y que su enterramiento sería allí, durante la multitud de jubileos de Atón.
Tras el decimocuarto año del reinado de Akhenatón, hacia 1336 a.C., se pierde la pista de Nefertiti. Desaparece por completo de los escritos de los papiros y de los grabados. Algunas hipótesis hablan de una muerte violenta, tras la cual su marido habría prohibido que se mencionara su nombre; otros creen que pudo adoptar algún comportamiento que desagradó a los egipcios, y que hicieron perder a la reina casi toda su influencia y prestigio, e incluso una especie de divorcio. La auténtica razón es difícil de determinar. Adicionalmente, haciendo referencia al caso Dahamunzu, su conocimiento viene por la correspondencia hitita, donde la reina viuda egipcia escribe que su esposo “... Nibhururiya ha muerto y se encuentra sin herederos...” Mucha discusión se ha abierto para identificar a dicha reina, algunos estudiosos conectan el nombre del faraón muerto a una vocalización hitita del praenomen “Neferjeperura” o sea a Akhenatón, mientras otros eruditos vinculan aquel nombre hitita a"Nebjeperura", el praenomen de Tutankamón. En consecuencia, los indicios disponibles podrían reflejar la existencia de dos reinas, una Nefertiti, y la otra, una de sus hijas, Anjesepaatón. Pero la afirmación de que no había heredero al trono, descartaría a Nefertiti, ya que se sabe, existía un príncipe de sangre real, heredero de la dinastía XVIII fundada por Amosis I, y era el futuro faraón niño Tutankamón.
Finalmente, otra prueba a favor de esta hipótesis, se basa en un ushebti encontrado con la inscripción: “La Heredera, alta y poderosa en el palacio, confidente del señor del Alto y Bajo Egipto Neferjeperura Uaenra, el hijo de Ra, Akhenatón, la Gran esposa Real Neferneferuatón Nefertiti”. Esta inscripción confirma que la estatuilla fue confeccionada para Nefertiti y no para su esposo. Este objeto era usualmente hecho durante el periodo de embalsamamiento posterior a la muerte de la persona; y la imagen de la estatuilla es de una reina con los cetros reales y no de un gobernante en corregencia. Este indicio apunta a que Nefertiti tuvo que haber muerto alrededor del año 14º del reinado de Akhenatón. Por lo que Nefertiti desaparece completamente de la historia durante este año y Semenejkara la sustituye, como también al propio Akhenatón. Existe una buena cantidad de hipótesis al respecto de lo ocurrido, pero existen amplias lagunas y falta de evidencias contundentes. Muchos egiptólogos creen que el faraón Semenejkara fue la propia Nefertiti, teoría afianzada por el hecho de que la tumba de Nefertiti no fuera terminada, pero sí la de su esposo Akhenatón, inicialmente enterrado en Akhetatón. Las cuatro esquinas de su sarcófago de granito (reconstruido en el museo de El Cairo) parecen protegidas por la propia Nefertiti, lo cual apuntaría a que ésta sobrevivió al faraón. Tras la muerte de su marido en el año 1362 a. C., Nefertiti continuó fiel al culto de Atón, en medio de la reacción conservadora, que en poco tiempo, condujo a la restauración de la religión tradicional, y del poder de la casta de los sacerdotes de Amón. Debido a la escasez de documentos, la figura de Nefertiti está envuelta de incógnitas. Sí se casó con Akhenatón, y no se limitaría a desempeñar solo el papel de esposa real. Akhenatón la asoció al poder, y su influencia llegó a ser tan grande, que incluso se la llegó a representar con la doble corona. No cabe duda que participó activamente en la política del país. Podemos verla conduciendo su propio carro, golpeando a sus enemigos con una maza, imágenes todas ellas típicas de los faraones reinantes. La adoración que el pueblo sentía por ella era grande, y en ocasiones se la representó como una diosa. Ocupó un lugar destacado tanto en el corazón de Akhenatón como en el pueblo, lo que tal vez consiguió gracias a su belleza e inteligencia en el manejo del poder. Su muerte, es aún, actualmente, motivo de controversia. Hacia el año 1352, duodécimo del reinado de Akhenatón, su nombre desaparece de la escena política. No obstante, se le recuerda por haber sido una ferviente partidaria del culto al dios sol Atón propugnado por su esposo, en contraposición a la religión tradicional egipcia. Ella se ha convertido en una figura preeminente en la nueva capital Akhetatón de Tell al-Amarna. Por otra parte, los egiptólogos discuten a menudo sobre el papel de Nefertiti en el llamado "Cisma de Amarna", el reinado de Akhenatón que revolucionó por completo la sociedad y la cultura egipcias. Algunos piensan que se vio arrastrada por el poco saber hacer de su marido, mientras otros piensan, que en realidad ella fue la promotora de la mal llamada rebelión. La desaparición de Nefertiti, coincide con un cúmulo de hechos que sacudieron a la familia real entera: la desaparición de la otra esposa de Akhenatón, Kiya, el ascenso de la princesa Meritatón a gran esposa real, y la aparición de la fantasmal figura de Semenejkara, el nuevo corregente del faraón. Muchos han querido ver en todo ésto, el último ascenso de Nefertiti en el poder, pasando de reina-faraón a un faraón masculino. Al morir Akhenatón, hubo un breve reinado de Semenejkara en solitario, pero fue pronto sucedido por Tutankhatón, más conocido bajo el nombre de Tutankamón, quizás el hijo de Akhenatón y la desdichada Kiya. Se casó con la tercera hija de Nefertiti, Anjesenpaatón. La real pareja debía ser relativamente joven. Algunas teorías sostienen que Nefertiti, que aún vivía, aunque ya privada de la corona, habría influido sobre ellos. Si la teoría fuera cierta, esta influencia, y probablemente su propia vida, acabó en el tercer año del reinado del faraón Tutankamón, hacia 1331 a. C. Ese año fue en el que el faraón renegó del culto “monoteísta” de su padre, manifestándose partidario del culto de Amón, y a la vez, la familia real dejó la ciudad de Amarna, y restituyó la capital en Tebas. La ciudad de Akhetatón sería destruida años más tarde, bajo las órdenes del Faraón Ramsés II. Hoy sólo quedan ruinas de aquella famosa Ciudad de la Luz, totalmente erosionada por el viento y el tiempo.

Conclusión:

Si bien, los datos sobre la biografía de Nefertiti no son abundantes, de los que se tienen, algunos son vagos y otros fragmentarios. No obstante, permiten trazar una imagen limitada, sobre su especial importancia dentro del contexto socio-político y espacio-temporal donde vivió. Son evidentes los aspectos que pueden observarse en cuanto a preferencias, simplificaciones, prejuicios, y lagunas en el conocimiento, debido a la pérdida o carencia de fuentes, que la exploración arqueológica y de otras ciencias afines al tema, aún esperan encontrar, y que siguen en progreso.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez


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Poeta

Textos :  HARPÓCRATES : El silencio sagrado.
HARPÓCRATES
El silencio sagrado.


Introducción:
El silencio es un fenómeno extenso, multidimensional y complejo, en la historia de la evolución humana. Está implicado desde la religión hasta en las ciencias y las artes, como en la educación y la política, el ejercicio del poder y la literatura, la lingüística y la filosofía, entre otras más y no menos importantes.

Objetivo:
La intención general de esta exposición es mostrar el aspecto del silencio en sus concepciones sagradas-filosóficas, en particular, en su personificación divina en la figura del Dios Harpócrates, señalando algunas de sus características estéticas e históricas individuales.

Consideraciones preliminares:
Desde el punto de vista histórico, ya desde el año 3100 a.C., Egipto era un reino gobernado por Menes, y abarcaba el Alto Egipto y el Bajo Egipto, relacionado con esto, y como símbolo de la unidad de ambas regiones, los faraones ceñían una doble corona. Ramsés II, es tal vez el más famoso de ellos, de la XIX dinastía; a su vez, las dinastías gobernaron alrededor de 1400 años, siendo la última una dinastía persa, la XXXI , que cayó bajo Alejandro Magno en el 332 a.C. Las pirámides son el rasgo más conocido de antiguo Egipto, Imhotep es el primer arquitecto mencionado por la historia, y construyó la más antigua para el rey Zoser, de la III dinastía, es la pirámide escalonada de Saqqara, las enormes pirámides de Giza, fueron de la IV dinastía, las dos mayores construidas hacia el 2500 a.C., son las de Keops y Kefrén. Por otra parte, la religión tenía un papel esencial en la Civilización Egipcia. Tuvieron una gran cantidad de divinidades, unas presidían los nacimientos y las muertes, la justicia, la salud, y regulaban todos los aspectos de la vida, la cosecha, el lenguaje, los fenómenos climáticos, agricultura, vida y bienestar familiar. Tenemos como ejemplo, el mito en que el buen dios Osiris fue asesinado y despedazado por su hermano gemelo Seth. Isis, esposa de Osiris, recompuso su cuerpo y lo resucitó. Isis, Osiris y Horus (con cabeza de halcón), hijo de ambos, forman una trinidad suprema en el panteón egipcio, aunque hubo muchas otras trinidades en diversos lugares. Su divinidades auxiliares eran Anubis dios de los muertos (juez del alma humana con cabeza de chacal), pesaba el corazón de los difuntos en una balanza y en uno de sus platillos estaba una pluma, símbolo de la verdad, los injustos perecían devorados por monstruos y los justos se hacían merecedores a la entrada en una vida futura. Otros muchos tuvieron como : Hator diosa del cielo, Toth mensajero de los dioses, escriba, con cabeza de Ibis, Ptah dios de Menfis, Sobek dios de los cocodrilos, Nepthys diosa protectora. Por otra parte, es una feliz casualidad que Egipto antiguo nos haya proporcionado, además de innumerables monumentos grabados con frecuencia en su totalidad, muchos documentos literarios que se conservaron gracias a la sequedad del clima, como papiros, pergaminos y tabletas de madera. Por ejemplo, aún se pueden leer los Textos de las Pirámides, el Libro de las Puertas, el Libro de lo que hay en el más allá, el Libro del día y la Noche, y las letanías del Sol, así como el Libro de los muertos. Gracias a ésto, se ha podido penetrar en profundidad el mundo de sus creencias, sus ideas religiosas, organización social, ciencias y artes en general. No obstante, el mito, que en griego (mythos) significa relato, y después, en el lenguaje de los filósofos, toma un sentido más restringido: "relato fantástico, inventado o falso (por oposición al logos, discurso razonado)" viene a designar precisamente los relatos de origen religioso, en los cuales los pensadores habían dejado de creer. Los mitos, aun siendo oscuros desde el punto de vista racional, esconden verdades profundas bajo la apariencia de cuentos fantásticos (alegorías) o bien, contienen hechos históricos reales, deformados y adaptados a diversas necesidades espirituales o sociales, por la imaginación popular. Para algunos investigadores el mito es una transposición libre e imaginativa de las experiencias humanas, mientras que, para otros, representa una tentativa rudimentaria de explicación de los fenómenos naturales. Sin embargo, no debe olvidarse el carácter específicamente religioso del mito, con elementos frecuentemente didácticos, filosóficos y hasta explicativos, y que de alguna forma dan coherencia a la percepción del universo y del lugar del hombre en su ambiente. En este sentido, resulta que la cosmogonía egipcia es una colección de creencias antiguas relacionadas con la Creación y el origen del Universo. Considerándose que el Universo estaba originalmente lleno de un océano primario e inmóvil llamado Nu (caos), a partir del cual surgieron la tierra y el agua. Sobre el origen del dios Sol y otros dioses celestes existían un gran número de mitos, que describían el cielo como el océano por donde viajaban, en barcos, el Sol, la Luna y las estrellas. La aparición del Sol por las mañanas se explicaba por la existencia de un río subterráneo, por donde el Sol atravesaba de noche el bajo mundo. En la más famosa de las tres tradiciones cosmogónicas principales, la de Heliópolis, en el Bajo Egipto, Atum emergió de los desperdicios de Nu y descansó en la colina original. En el año 2300 a.C., Atum se relacionó con Ra, el dios Sol, como símbolo del advenimiento de la luz en oscuridad de Nu. Atum dio existencia a la primera pareja divina: Shu (el aire seco) y Tefnut (la humedad). Según se creía, Atum se separó después de Shu y Tefnut. Pero en su reencuentro, al llorar de alegría, sus lágrimas se transformaron en el hombre. Por otra parte, en el Alto Egipto (Hermópolis) emergen ocho deidades de Nu, las que crearon una flor de loto —que flotaba en las aguas de Nu— de la cual surgió el dios Sol, Ra. Así pues, la creación era el resultado de la voluntad del dios Sol, al nacer como un niño entre los pétalos de un loto. A este mito corresponde la ofrenda, en los templos, de un loto de oro que evoca el cotidiano regreso de la luz y una creación recomenzada. Pero ya en relación con nuestro tema, tenemos que los griegos llamaban Harpócrates al dios egipcio Hor-pa-hared. Es el Niño Heru que Aset debe esconder en los pantanos del Delta para protegerlo de la ira de Set. Se le representa con el gesto aniñado de llevarse el dedo a la boca, desnudo y con la cabeza rapada, excepto por una trenza que cae sobre su hombro derecho. Es el llamado “mechón infantil” que caracterizaba a los niños egipcios. Harpajered es una forma de Horus. Su nombre egipcio significa "Horus niño". Los griegos le llamaron Harpócrates, en griego antiguo Ἁρποκράτης. Los griegos lo adoptaron como el dios del silencio. También simboliza el sol del amanecer o del invierno, y la renovación constante. Por lo que su nombre egipcio es: Hor-pa-jard o Har-pa-jered. Y su nombre griego: Harpócrates. Un mito nos cuenta cómo Hor-pa-hared, en un descuido de su madre, fue picado por un escorpión. Aset consiguió curarlo mediante los efectos de su magia. Esta leyenda es la base de las conocidas estelas curativas de la cual la más popular fue la de Hor-pa-hared de pie sobre dos cocodrilos. En las manos sujeta toda clase de animales ponzoñosos como serpientes y escorpiones a los que domina sin esfuerzo alguno. Por encima de él, la cabeza del dios Bes pretende reforzar la eficacia de esta estela contra todo tipo de enfermedad y desgracias. Los sacerdotes, entre oraciones e invocaciones, hacían correr agua sobre las figuras y textos jeroglíficos de estas estelas que más tarde era ingerida como líquido medicinal contra la picadura de escorpión y de serpiente. Cuando el niño Hor-pa-hared crece, pasa a conocerse como Harsiase, Heru el Hijo de Aset. Por otra parte, Harpócrates (Horus el Niño) aparece en los Textos de las Pirámides, en el mito osiríaco, en el cual espera a su madre mientras ésta parte en busca de Osiris, que ha sido asesinado por Seth y arrojado al río. Harpócrates permanece en Buto, cerca de una de las bocas del Nilo, al cuidado de una divinidad local. Es el sol débil del amanecer, o el Sol invernal, desnudo y desprotegido. Pero como este Sol, se transforma en un Sol poderoso, y de débil niño se transforma en un Horus poderoso y vengador de la muerte de su padre Osiris, es el Horus guerrero, Hartomes, que vence a Seth. Según Plutarco, Harpócrates fue engendrado por Isis y Osiris, en relaciones póstumas, naciendo antes de tiempo como un niño débil de piernas.

Iconografía:
De Harpócrates, la iconografía es variada. Quedó figurado como un niño desnudo con un dedo de la mano derecha colocado en su boca. Su cabeza lleva la coleta distintiva de la pubertad y puede portar un disco solar adornado con plumas y también una cabeza del dios Bes, protector de la infancia. En numerosas estelas aparece de pie sobre dos cocodrilos, llevando en sus manos serpientes, escorpiones y otros animales dañinos, en recuerdo de su propio episodio personal. Estas estelas portan textos de tipo mágico y sobre ellas se hacía resbalar agua que luego era dada a beber a personas atacadas por animales venenosos. Harpócrates fue originario de Heliópolis, pero recibió culto en muchos lugares, como en el caso de Edfú, Coptos, Tebas, Mendes, Harmontis. Desde Egipto, gracias a los cultos isíacos, pasó a toda la cuenca mediterránea. Harpócrates era hijo de Isis y Osiris. Se le representaba como un joven desnudo con el cráneo afeitado salvo la coleta trenzada que cuelga a un lado propia de los príncipes egipcios y llevándose el dedo a la boca. Muchas veces aparece sentado sobre una flor de loto. Su aspecto más conocido es el de Horus sobre los cocodrilos, una forma tardía que representa al niño Horus de pie sobre dos cocodrilos mientras su madre busca a Osiris desaparecido. También, como un niño desnudo con el dedo de su mano derecha en la boca, portando corona real y ureus, y una coleta a un lado de su cabeza. Como símbolo del sol naciente, le representan como un niño saliendo de un loto, en la época grecorromana. En otras ocasiones se le puede encontrar sentado sobre las rodillas de su madre Isis que lo amamanta.
Algunos faraones se hicieron representar intentando asemejarse a las imágenes de Harpócrates. Tutankhamon, un joven que administró Egipto muy poco tiempo (1347-1338 a.C.), pero que es famoso porque su tumba es la única que se encontró intacta, con todos sus tesoros, se hizo representar saliendo de una flor de loto. Y Ramsés II (1289-1222 a. C.) fué plasmado como Harpajered al menos en dos ocasiones: en una estela del Museo del Louvre en la que aparece como un niño sentado llevándose el dedo a la boca, y en el Museo de El Cairo en una escultura de basalto que lo muestra con los mismos gestos protegido por un dios procedente de Israel llamado Hurun, muy similar al Horus egipcio por su forma de halcón. Cuando Isis fue transformada en la diosa Afrodita por los griegos, Harpócrates fue asimilado a Eros, que lo consideraron hijo de Serapis e Isis y le vieron como el dios del secreto y la discreción. También se le identificó con Harsomtus. El niño divino que se menciona en el Libro de los Muertos, es con cierta seguridad Harpócates, al que se solía representar desnudo, con el dedo en la boca, interpretado a veces como pidiendo silencio, y en otras como el sol invernal o del amanecer, débil, desnudo y desprotegido, esperando crecer y fortalecerse. Advierte en este caso Plutarco que: "No hay que imaginar que Harpócrates sea un dios imperfecto en estado de infancia ni grano que germina. Mejor le sienta considerarlo como aquel que rectifica y corrige las opiniones irreflexivas, imperfectas y parciales tan extendidas entre los hombres en lo que concierne a los dioses. Por eso, y como símbolo de discreción y silencio, aplica ese dios el dedo sobre sus labios" Y de ahí su atributo inconfundible, el Signum harpocraticum. De este modo, el signum harpocraticum es a la vez signo del silencio y también del secreto, del secreto que se debe guardar sobre el saber que nos es confiado y la sabiduría que no se debe revelar a quienes pueden hacer mal uso de ella, o a quienes no son capaces de guardarla con prudencia y discreción. Así, Harpócrates, "encarnaba el secreto que, se fortalece por el silencio pero se debilita y desvanece por la revelación". Por ello se emplazaba a la entrada de los templos, para recordar a los sacerdotes y aquellos que conocían los misterios de los dioses, la prudencia y el sigilo que debían observar para cumplir esa ley.

Culto:
Se desarrollaba en la ciudad de Coptos junto a Isis, en El-Mahamud aparece como hijo de Montu y Raettauy, en Edfu se muestra como hijo de Hathor y Harsomtus. Su culto se desarrolla en el Imperio Nuevo y los griegos le adoran en un templo al norte de Luxor. El Horus sobre los cocodrilos aparece en unos amuletos llamados cippus, del periodo tardío, que se hacen muy populares contra los animales peligrosos. También fue creído como un dios de la fecundidad, portando a veces, por ello, un cuenco en las manos y grano en la cabeza. Por otra parte, fue venerado bajo aspectos funerarios, figurándosele en la proa de la barca solar. Su personalidad, documentada desde el Imperio Antiguo, es altamente compleja, tanto en sus relaciones con otras divinidades como en la evolución de su contenido religioso. Las escuelas teológicas lo hicieron hijo de Osiris y de Isis (en algunos casos, como en Edfú, aparece Hathor como la madre). En otras localidades (Hermontis) fue hijo de un Horus autóctono y de la diosa Raettauy. En Coptos, sin embargo, fue creido hijo de Min y de Isis, formando tríada con ellos. En cambio, en Dendur lo hicieron hijo de Arensnufis y de Isis. Al ser figurado iconográficamente como un niño sobre un loto quedó asimilado a Harsiese y a Nefert.

Desarrollo:
En las leyendas: Harpócrates participa en el llamado Mito de Osiris, que manifiesta la rivalidad entre los hermanos Osiris y Seth. Osiris era el dios de las regiones fértiles del valle del Nilo, sobre las que había reinado desde el principio de los tiempos, cuando transmitió a los hombres los conocimientos sobre los que se fundamentaba la civilización. Seth, por el contrario, regía sobre las tierras yermas del desierto y las montañas. Corroído por la envidia, Seth decidió tramar represalias y venganza contra su hermano, convenciéndolo de que se introdujera en un sarcófago que le regalaba, y que a continuación lo cerró y arrojó al Nilo. Alertada por Neftis, Isis logró rescatar el ataúd, pero Seth se apoderó de nuevo del cadáver y lo descuartizó en 14 pedazos que esparció por todo Egipto. Isis logró recuperarlos para recomponer el cuerpo inerte de Osiris para concebir con él un hijo, Horus, que finalmente vengaría a su padre derrotando a Seth en la ciudad de Edfu. Otra leyenda cuenta que en un descuido de su madre, Isis, Harpajered Harpócrates, fue picado en el talón por un escorpión. La curación milagrosa se produjo cuando Ra envió a Thoth para enseñar un conjuro a la diosa Selkis que logró sanar a Harpócrates, dios del silencio. Se le representaba bajo la figura de un joven medio desnudo, con un cuerno en la mano y un dedo sobre la boca. Así se personificaba del mismo modo el silencio al cual presidia. No obstante, se le representó también como mujer, no entre los Egipcios, hay que precisarlo, en la llamada Muta ó Tácita entre los latinos, con la que se casó Mercurio y de quienes nacieron las horas. Sin embargo, hay algunos desacuerdos, es unánime el sentimiento de todos los autores respecto a Harpócrates, pues es considerado como el dios del silencio, y es verdad que en todos los monumentos donde está representado su actitud es de llevar el dedo a la boca, para señalar, dice Plutarco (en Isis y Osiris), que los hombres que conocieron a los dioses, en los templos en que Harpócrates estaba emplazado, no debían hablar temerariamente. Esta actitud le distingue de todos los otros dioses de Egipto, con los cuales tenía a menudo alguna relación por los símbolos que le acompañan. De ahí viene que muchos autores lo hayan relacionado con Horus (niño) y hayan dicho que era hijo de Isis y de Osiris. En todos los templos de Isis y de Serapis se veía otro ídolo llevando el dedo sobre la boca y este ídolo es sin duda aquel del que habla San Agustín ( La Ciudad de Dios, lib. 18, cap. 5).después de Varrón, que decía que había una ley en Egipto para prohibir bajo pena de muerte, el decir que estos dioses habían sido hombres. Este ídolo no podía ser otro que Harpócrates, que Ausonio llama Sigaleon. "Dios grande del silencio", lo llamó San Agustín y según Policiano, era venerado en Grecia con el nombre de Sigalión, donde compartía atributos con Hércules, Baco y Eros siendo ellos niños. Con este último, llegó a sincretizarse hasta el punto de conocerse con las dos denominaciones a un mismo dios. Sin bien, puede dar lugar a controversia, el que haya confusión entre el antiguo Horus con Harpócrates, es necesario precisar que eran el uno y el otro el símbolo del Sol y ciertamente algunas figuras de Harpócrates adornadas con rayos, o sentado sobre el loto, o que llevaban un arco y un manojo de flechas, han dado lugar a interpretaciones vagas o contradictorias. En este caso se debe decir que los egipcios tenían de la discreción del Sol otra idea diferente de la que tenían los griegos. Si Harpócrates era el dios del silencio y era al mismo tiempo el símbolo del Sol en los primeros, no podía ser el uno y el otro en los segundos, puesto que Apolo o el Sol, según los griegos, no pudo guardar el secreto sobre el adulterio de Marte y de Venus. Sin embargo tenían los unos y los otros la misma idea de Harpócrates y lo consideraban como el dios del secreto que se conservaba en el silencio y se desvanecía por la revelación. En consecuencia, Harpócrates no era integralmente el símbolo del Sol, pero los jeroglíficos que acompañan su figura si tenían una relación simbólica con el Sol, es decir, el Sol filosófico del que Horus era también el jeroglífico. Una buena cantidad de autores refieren que Harpócrates era hijo de Isis y de Osiris, porque así lo tenían entendido de los sacerdotes de Egipto, tomándolo en el sentido natural, en lugar de que los sacerdotes filósofos lo decían en un sentido alegórico. Puesto que todos los griegos y los latinos estaban convencidos de que estos sacerdotes mezclaban siempre el misterio en sus palabras, sus gestos, sus acciones, sus historias y sus figuras, y que las consideraban todas como símbolos, es sorprendente que se hayan tomado literalmente tantas cosas que han aportado los egipcios. El secreto de que Harpócrates era el dios, era en realidad, el secreto que en general se debe de guardar sobre todo lo que sea confiado. Pero los atributos de Harpócrates señalan el objeto del secreto, en particular del que trataban los sacerdotes de Egipto. Isis, Osiris, Horus y lo que representaban simbólicamente, era el objeto de este secreto. Ellos fueron el origen, facilitaron el objeto y el sujeto, lo hicieron surgir, y él sacó de esta forma su existencia de ellos, y en consecuencia Harpócrates se concibió como hijo de Isis y de Osiris.
Ya ha sido señalado por el ilustre señor Cuper en su tratado sobre Harpócrates, que se debe considerar a este dios como una misma persona en Horus, así como casi todos los antiguos los distinguieron. Aunque Horus en sí mismo no ha pasado por ser el dios del silencio. Y hasta ahora no se le ha visto en ningún monumento representado de la misma manera y con los mismos símbolos. Tal vez exista cierto parecido entre el uno y el otro, y se encuentren bajo la figura de un niño, sin embargo, podrían ser diferentes, pues Horus está casi siempre envuelto en pañales o sobre las rodillas de Isis que lo amamanta, al contrario que Harpócrates que a menudo es un joven o también un hombre ya hecho. No obstante esto, se considera que su origen se remonta al antiguo Egipto, siendo allí una de las personificaciones del dios Horus infante. Cuentan los historiadores que en la entrada de los templos de la antigua Roma se encontraba la estatua de un joven con el dedo puesto sobre sus labios como pidiendo silencio o prudencia al hablar. En este último sentido, el gato aullando, el perro, la serpiente, no fueron por lo general símbolos dados a Horus, y todo lo que pudieran tener en común son los rayos que se han puesto a la altura de la cabeza de Harpócrates y el cuerno de la abundancia, tal como se ve en muchos lugares en la antigüedad. Pero se ha de señalar que a Harpócrates no se le ha encontrado representado con la cabeza resplandeciente sin que tenga junto a él algún otro símbolo. La serpiente, el gato y el perro son símbolos que convienen perfectamente al dios del secreto y no igualmente a Horus, tomado por el Sol. El gato aullando era el pájaro de Minerva, diosa de la sabiduría; la serpiente fue siempre un símbolo de prudencia y el perro un símbolo de fidelidad.
Los otros símbolos dados a Harpócrates significarían el objeto mismo del secreto que recomienda poniendo el dedo sobre la boca, es decir, el oro o el sol hermético, aunque por la flor de loto sobre la cual se le encuentra algunas veces sentado o que lleva sobre la cabeza , además de los rayos que lo envuelven serían en fin aquello relacionado con el cuerno de la abundancia que sostiene, un resultado de la gran obra o elixir filosófico, es decir, el verdadero cuerno de Amaltea, siendo la fuente de riquezas y de salud. Si bien, no se sabe dónde, cuándo y por qué fue olvidándose y finalmente postergado Harpócrates, resulta curiosa la ausencia de un dios tan necesario, tanto en esos tiempos, como en toda época, y particularmente en el presente; el dios del silencio, pero no tan solo del silencio que mitiga el griterío y las vanas discusiones, sino del silencio productivo y racional, el del secreto, aquel que nace de la moderación, la sensatez y la prudencia. Desgraciadamente su simbolismo y sentido figurado desaparecieron con el tiempo, quizá absorbida por alguna otra deidad que anuló su atributo más notable, el signo harpocrático, que es parte del comportamiento común cuando se pide guardar silencio o callarse respetuosamente. Ya decía Víctor de Vigny: "Cuando ves lo que somos y lo que representa la vida, sólo el silencio es grande, todo lo demás es debilidad", y el político romano Catón: "La primera virtud es la de frenar la lengua; y es casi un dios quien teniendo razón sabe callarse".

Conclusión:
Aquí, no se ha pretendido agotar el tema, si bien se han apreciado notables consistencias, tanto entre historiadores como entre intérpretes de la mitología griega tardía, como entre la desarrollada en la Alejandría Ptolemáica, donde Harpócrates es el dios del silencio. Resulta así, que Harpócrates fue adaptado por los griegos del dios - niño egipcio Horus. Y para los egipcios antiguos, Horus representaba el Sol recién nacido, levantándose cada día al amanecer. Cuando los griegos conquistaron Egipto bajo Alejandro Magno, transformaron al Horus egipcio en su dios helenístico conocido como Harpócrates, una interpretación de Har-pa-khered egipcio o Heru-pa-khered (en el sentido de "Horus el Niño"). Por lo que fue dios del antiguo Egipto y su nombre egipcio fue el de Horpakhered, pero griegos y romanos lo conocieron como Harpócrates. Su nombre equivale a “Horus el Niño”. Su contenido teológico estuvo conectado con el sol del amanecer, haciéndosele salir del loto primigenio. Y es en su contenido simbólico-filosófico un punto de especial valor para analizarse, y reflexionar tanto a nivel individual como colectivo
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Auto: Joel Fortunato Reyes Pérez

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