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El pan sobre la mesa de un lejano restorán no puede acallar mi pena que se escribe en soledad
El bullicio me rodea como oscuro capuchón yo me encierro en tu recuerdo te converso de mi amor
En la suave servilleta yo me vuelco en una flor Sus fronteras blanquecinas no responden a mi voz
Te recuerdo apasionado Te recuerdo en la canción que se viene a la memoria con la joya de ser dos
Y en los postres te saludo Eres fruta, eres color, que engalana cada sueño del viajero y su dolor
Vaya un beso hacia tu beso ! Indecible es nuestra unión¡
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Poeta
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Vierto en tu primoroso cuello mis soñados besos mi incertidumbre de otro encuentro como éste.
Subo por tu cintura rumbo al fino seno. Lo alcanzo y se me esfuma
Esquivo se levanta Se empieza a hacer de luna
Mi boca se desbanda comprime tus sentidos se vuelve terciopelo y acuna tus excusas
Se tiende como nido y caes como alondra mullida en mis promesas
Te extiendes como lámina dorada a roja forja y alcanzo tu horizonte amante sin aurora.
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Poeta
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Te colaste por mi ventana y todos los huesos tuyos se rompieron antes que el cristal, y todas mis esperanzas se fundieron con el aire que dejaste tras tu paso al entrar. Dejaste regados algunos nervios tras el umbral, sangre y músculos que no volverán a funcionar, y grite tan fuerte al verte frente a mi pasar que muy claramente pude sentir mi cuarta vertebra estallar. Y entonces yo, te golpee tan duro al encontrar tu cuerpo tirado en el piso que mis manos no lograron nunca sanar. Rompiste mi ventana, y ensuciaste de mi habitación todo el umbral, y la esperanza se desvaneció junto con el aire que entraba por donde alguna vez existió un hermoso y protector cristal. Ahora alguien menos roto que yo tendra que limpiar...
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Poeta
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Bronca
Incluso cuando me vienen estos deseos irresistibles de mandarte a la mierda, descubro que te amo. Porque te reservaría vagón de primera clase y, sin darme cuenta, te sacaría pasaje de ida y vuelta.
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Poeta
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Libertino
No trates de ponerme empalizadas. Ya sé que te alergian mis poemas. Te amo, mas no quiero cadenas. Jamás he soportado la rutina.
Me sabes desnudo de escondrijos fanático relator de historias viejas, vicioso de trabajo concienzudo, solitario o noctámbulo en amigos.
Administrador de sueños cotidianos, tolerante pastor de algún prostíbulo, enamorado del sol tras los postigos, entusiasta componedor de este desquicio.
No trates de competir, vente conmigo, planifica conmigo picardías, revolotea en tu beso fantasías.
No intentes ensortijar el alma. No impongas el Big-Ben de la apatía. No quieras ponerme empalizadas, acéptame tal cual: un libertino.
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Poeta
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Revienta los escrúpulos, sacude el raciocinio Olvida la majadera presión de calendarios Canta conmigo un susurro rojo Emborráchate en el remolino de un merengue Fúgate conmigo a volar un vallenato Saborea la nocturnidad del sudor Embarazadas de viento, las nubes van pariendo el arco iris Cabalguemos las auroras Sigamos los trinos desordenados de gorriones Nada quiero con la lógica Deja seducir tus muslos en el roce de mis labios Nademos en las espumas de un cometa verde Fluya el magma de la vida a borbotones Déjate llevar por el placer oculto Plasmemos fantasías en el tacto que explora Fusionemos nuestros cuerpos de milongas Libres de prejuicios, las vertientes rompen rocas Desconecta ya tu inteligencia Suficiente lumbre sugiere tu mirada Ascendamos entrelazados a la cima Violines gitanos serán nuestra antesala
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Poeta
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Mujer
Han hablado de tu invisibilidad y se equivocan. Eres el planeta que orbita a Dios Marmita roja donde fulgura la vida Te yergues hasta el cielo, vertiente enmarañada, Perfumas horizontes, traspasas socavones,
Mujer, Pleamar que inunda mi camino Abrigas en ternura los pies de las ciudades Eres suavidad y fuerza, volcán irreverente Mujer, Cabalgas en mis insomnios Te desean mis manos y mi boca Susurras pasión en tu mirada
Han hablado de tu invisibilidad y se equivocan Las playas que acariciaron tus pies La luna que ilumina tus caderas La flor que perfumó tu pelo acreditan tu presencia poderosa Eres paradigma de fuego fuente primaria de locuras
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Poeta
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Aprieta, Carpintero, con tus clavos etéreos el madero húmedo que quiere desmembrarse Átalo bien, sostenlo a ese otro madero recortado que puebla en viento el pináculo del mundo… Carpintero, obrero de la civilización, símbolo permanente del trabajo limpio. te prestaré hoy mi fuerza, enclenque fuerza de quien no tuvo nunca la devoción azul de tu martillo y tu esperanza pero déjame ayudarte igual a unir esos maderos Que no tiemble tu mano al martillar certero con tu frente sudando el impecable canto de tu esfuerzo ¡Une muy bien esos maderos! Son el faro que enfrentó mil sirenas, mil arrecifes de ojillos camuflados, dos mil capítulos que casi hoy lo desmembraron… Anda, ¡Vamos ahora! tiremos los dos juntos para levantar estos maderos ¡Así! con rabia y tiempo retrasado ¡tira! Que falta hacía reforzar algo esta cruz sobre el camino… ¡Gracias, gracias a ti, Carpintero amigo!
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Poeta
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PATRIMONIO Enfrentando a la isla de ojos múltiples, azorado ante mi imagen desambulada, vengo vendiendo los colores, desnudando los huesos asombrados, tiritando un verso humilde para correr y no llegar tarde. Quiero –no sé si quiero- Es necesidad –sí, eso- de levantar mi labio imberbe y ofrendarte mi único regalo que es racimo. La propiedad única que llevo: este amor, carne, fuego, sensaciones, un sueño común, mi verso. Entregarte lo que soy, tan sólo eso, aquí, extendido. Con el grito humedecido, con mi juventud tan breve, con esta tortura larga persiguiéndome cuando lejos de ti presiento el hijo. Todo lo que tengo eres tú, yo mismo y ese hijo que vendrá para el invierno. Casi siempre al decir algo, me lo encontré ya escrito. Tan sólo frente a ti se cuelan albos la página y el cielo Por eso, así, humilde peregrino mi verso llegue a ti llevándote esto: : ajuares tejidos en luna y rosas, todo lo que no pude callar y aquí te he escrito… Es mi patrimonio ínfimo. Te lo dejo… Para que en el grito primero de nuestro primogénito, mi tacto agradecido te acaricie en la brisa. Y si de algo estoy seguro es que ahora sí llegaré a tiempo.
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Poeta
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Con piedras redondas escribí sobre la arcilla tu nombre rimaba mariposas Escudriñé las mansiones de Neptuno siguiendo tu rastro de luciérnaga
Te supe extraviada en las arenas levantando jardines de contramano Cautivaste a los colibríes con tu voz entonada Alfombras de verdor rebelde tendiste en Atacama
Por fin, llegué a tu orilla con las manos sedientas esperando un remedo de amor que sellara mis ojos con un beso
Difusa te encontré hilando el huso de la primavera entre cactus agradecidos que cercaban tu aura, protegiéndote
He recuperado la vida en este agitado correr tras de ti atiborrado de frutas y vinos para seducirte una vez más como a una crédula doncella de los atardeceres de Caldera.
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Poeta
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