Todo cambia naces creces y en vejeses un proceso de la vida
pero no naces sabiendo amar cuando te enamoras entregas todo empiezas a saber lo que es el verdadero amor
cuando la corriente de un río se seca muere cuando las luciérnagas no brillan ay oscuridad
cuando tú amada empieze extinguirse tu corazón es como si dejase de latir
todo pierde sentido el otoño y el invierno arazaro con todo secando lo que un día fue primavera
dónde un día todo aromatizaba con una fragancia que enamoraba hoy solo ay silencio
la vida en un instante se acaba es como un día que da paso ala noche sin saber que pasará en la oscuridad de nuestras almas separadas por el invierno que todo acabó
Como pidiendo perdón Por su existencia inmunda Se la pasa escondido Entre cerros de basura Hasta que el hambre aprieta Mejor que no salga la luna
No es la calle el mayor peligro Aunque constantemente Sus huesos crujan bajo las ruedas Ni los perros montaraces Cuando entre zarandeos Les clavan los colmillos Exprimiéndole la vida
Hay otra bestia peor Pues con gran saña lo tortura Con piedras, con cuerdas o con palos Si por desgracia es avistado
A las madres le desprenden De su bolsa una a una a sus crías Y juegan, arrojándolos entre risas O simplemente las atraviesan con barretas
Mira sus manos de marsupial Tan parecidas a las nuestras Sus orejas, finas y delgadas como pétalos Sus ojos de niño abandonado Su andar lento, en busca de su monte El monte que se haya fraccionado Dividido por muros y paredes Donde ni un árbol crece Pues no hay ni un trozo de tierra sin tapar Donde él es ahora un intruso Un indeseable portador de virus No hay alimento, sólo desechos Mejor es para él, si no amanece mañana
Ya no me alcanzan las llamas de tu amor, que en los leños secos de mi pecho, tus melodiosas palabras encendieran.
Para vivir, para respirar, necesito de ti, No de tu amor de fantasía, promesa Que en mi cama no se ve cumplida, Y en mi mesa, tu silla está vacía.
Te amo como si el mundo se acabara Y fueras tú, lo único a qué asirse para poder sobrevivir, sobre la faz de esta tierra.
Me aferro a un mañana tan incierto que, He abierto la jaula de mi corazón, para Dejar volar los pájaros que con sus Dulces trinos, nos alegrarían.
Sobre las rosas, los claveles, las orquídeas, Las mariposas con alas ya entumecidas Van cayendo y, a la vera del camino Ya no hay río, esperándote, murió.
¡Pues bien! yo necesito decirte que te adoro decirte que te quiero con todo el corazón; que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro, que ya no puedo tanto al grito que te imploro, te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión.
II
Yo quiero que tu sepas que ya hace muchos días estoy enfermo y pálido de tanto no dormir; que ya se han muerto todas las esperanzas mías, que están mis noches negras, tan negras y sombrías, que ya no sé ni dónde se alzaba el porvenir.
III
De noche, cuando pongo mis sienes en la almohada y hacia otro mundo quiero mi espíritu volver, camino mucho, mucho, y al fin de la jornada las formas de mi madre se pierden en la nada y tú de nuevo vuelves en mi alma a aparecer.
IV
Comprendo que tus besos jamás han de ser míos, comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás, y te amo y en mis locos y ardientes desvaríos bendigo tus desdenes, adoro tus desvíos, y en vez de amarte menos te quiero mucho más.
V
A veces pienso en darte mi eterna despedida, borrarte en mis recuerdos y hundirte en mi pasión mas si es en vano todo y el alma no te olvida, ¿Qué quieres tú que yo haga, pedazo de mi vida? ¿Qué quieres tu que yo haga con este corazón?
VI
Y luego que ya estaba concluído tu santuario, tu lámpara encendida, tu velo en el altar; el sol de la mañana detrás del campanario, chispeando las antorchas, humeando el incensario, y abierta alla a lo lejos la puerta del hogar...
VII
¡Qué hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo, los dos unidos siempre y amándonos los dos; tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho, los dos una sola alma, los dos un solo pecho, y en medio de nosotros mi madre como un Dios!
VIII
¡Figúrate qué hermosas las horas de esa vida! ¡Qué dulce y bello el viaje por una tierra así! Y yo soñaba en eso, mi santa prometida; y al delirar en ello con alma estremecida, pensaba yo en ser bueno por tí, no mas por ti.
IX
¡Bien sabe Dios que ese era mi mas hermoso sueño, mi afán y mi esperanza, mi dicha y mi placer; bien sabe Dios que en nada cifraba yo mi empeño, sino en amarte mucho bajo el hogar risueño que me envolvió en sus besos cuando me vio nacer!
X
Esa era mi esperanza... mas ya que a sus fulgores se opone el hondo abismo que existe entre los dos, ¡Adiós por la vez última, amor de mis amores; la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores; mi lira de poeta, mi juventud, adiós!
Quiero escribir sencillo, que se entienda, con palabras en grandes caracteres, y hablar de dios, del hombre, las mujeres, del soldado que inicia una contienda, de las penas, del miedo y los quereres.
Escribir para el hombre de la calle, aquel que anda paseando sus miserias, que aún sube a caballitos en las ferias, no sabe distinguir algún detalle que existe entre la broma y cosas serias.
Incluso para aquel que no aprendió a leer, que la “o” no sabe hacer con un canuto, el que nunca aspiró a ser dios, un puto sometido a los azares del placer sin tener que pagar ningún tributo.
El que absorbe la vida sin saberlo, que pasa sin pensar, inadvertido, sintiendo no ha llegado y ya se ha ido, un sujeto pasmado, de estraperlo, solitario, hirsuto, introvertido.
A veces satisfacemos nuestro ego haciendo uso de metáforas para consumo propio que nadie entiende. Solo hay que echar un vistazo a textos de algunos poetas modernos o, incluso, al propio e inigualable García Lorca
En el corazón del sueño, habitan los sentimientos, dormidos junto a los órganos, que ralentizan sus hechos. Negras pesadillas vuelven, prendidas en los deseos, reflejos de viejas cuitas, de deseos insatisfechos.
Se van quedando vacíos, como en el ánfora el eco, hueca y vacía la vida, que solo mima el objeto. Sin esencia la codicia, vena sin sangre, sin celo. Amor sin pasión vacío, como un vacío recoveco.
En la mente el corazón y en el corazón cerebro, en las venas sangre ardiente, que de pasión y que impele, el valor que vive dentro. Valor para ser feliz, con la sencillez de un verso, amor sencillo y auténtico.
Va llenándose de sueños, de fantasía irrefrenable, va caminando al socaire, de los agitados tiempos. Cada paso, firme huella, grabada contra los tiempos y una mochila repleta, de amores y sentimientos.
En el corazón del tiempo, la voz pausada que hable, con la sencillez de un cuento, amablemente sonora, como un cantarín riachuelo. Sonidos que se deslicen, como acariciando el tiempo, como suspira el aliento.
Entre brumas se quedaron, aquellos vívidos besos, flotando entre las neblinas, de transparentes recuerdos, broches de plata adornados con filigranas de sueños. El verso a la vida asoma, para vivir en lo eterno.
Verso que anudas la vida, con tu amor por lo secreto o desnudas con tu brisa, de sus deseos los cuerpos. Verso que besas y abrazas, con tu rima los conceptos y vas dejando entre estrofas, fantasías y sentimientos.
Verso que al mundo te asomas, para esclarecer los hechos y vas dejando la esencia, de pasiones y de retos. En el corazón del verso, palpitan los pensamientos. Como un ciclón o una brisa, tu impronta dejas sin miedo.
A.L. (ángel l. pérez) NO SOY LO QUE ESCRIBO...SOY, LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME (anónimo). NO GUARDO MÉTRICA ALGUNA...SI ASÍ SUCEDE, ES PURA FORTUNA
Tras una decepción comprendes que el hilo rojo si existe.... En una mercería, en la calle del olvido s/n, esquina Avenida del dolor, Un carrete, a 1 euro, ideal para coser corazones hechos pedazos.
Todo en ti me huele a flor y a patria mira juega con la luna baila con el sol en las salinas enamora a el ruiseñor que se se deslizan entre tus alas doradas de silencio todo en ti me huele a flor y a patria mira acerca una estrella e ilumina a el barco varado en la espuma de tu piel anaranjada recorta una nube y vistela con tu eterna sonrisa descuidada llegó el día todo en ti me huele a flor y a patria mia