De guerras y batallas, de civiles, de soldados y generales De gobierno centralista conservador, contra insurgentes liberales Donde el más avezado, se atrincheraba rompiendo los cristales Guerra de los mil días, muerte de humildes y de otros criminales Batalla de Palonegro, sudores de perdigones, de llantos infernales Campos bañados en sangre, de lágrimas de terrores fantasmales
Casa de teja, convertida en foso y guarida, de artillería y cañones En hospital de paso, de masacres, de curaciones y operaciones Localizada en la loma de los muertos, de gritos desgarradores de sus desesperaciones En tierra de nadie, enarbolando la bandera del bullicio y sus revoluciones Donde el diablo atiza el fuego, la envidia y el poder, crueldad de sus traiciones
Casa de teja, convertida en el tiempo como tierra de camposanto Llena de miedos y alaridos, de lucifer que arrastra su espanto Edificación en ruinas, pero que aún conserva su belleza y encanto Mansión colonial antigua, de dolores y quejidos de sus quebrantos
Casa del diablo, de paredes anchas de tapia pisada Techo de tejas de barro y pisos de ladrillo cocido. manchada y sangrada De corredores y zaguanes amplios, de sombras y temores extrañada De aposentos lúgubres, de terrores y pánicos, de sepulturas de lucifer visitadas Puertas y ventanas que chirrean escalofríos, de silencios de ultratumba rodeada De entierros y guacas, de tumbas, de sacrilegios profanadas Donde lucifer hace presencia, de estremecimientos de ruegos, de llantos exclamada
Casa del diablo, de cocina de leña, de tizones y carbones En la loma de los muertos, pidiendo sus almas que nunca las abandonen De ruidos extraños que agitan y paralizan de infarto los corazones Monumento al pavor, al terror, llena de horrores, sorpresas y revelaciones Donde satanás, con su demonio de carcajadas y adefesios burlones
Casa del diablo, monumento en ruinas, que se cae a pedazos Donde aún se escucha en las noches, los puñetazos y uno que otro balazo Donde se divisa a lo lejos en la loma de los muertos a lucifer sentado y cabizbajo De la cocina de leña, en las noches de luna llena, salen llamaradas y fogonazos Los que visitan la casa grande de lucifer, sienten en sus espaldas arañazos y latigazos Es el mismísimo diablo y su demonio, que lleva a rastras los muertos y sus almas en su espinazo.
Que triste sentir la huida, que gris se enturbia la vista como se fruncen los labios, ante la pena infringida, que pasiones derrochadas, cuanta entrega sin salida. Los colores van cambiando, en irisaciones vívidas y el valor se va fundiendo, con el miedo que se enquista.
Amor en sedas envuelto, de plata y oro bordado, de jazmines coronado, soplo eterno deseado, que flota en el Universo. Luz de infinitos colores, de gestos tornasolados, impregnado de deseos, envuelto en sutil misterio, al albur de las pasiones.
Cambia la vida al instante, un invisible destello, un tornar irrefrenable, que devuelven los espejos. Interior que se conmueve, se yergue al temblar el vello y es voluble la existencia, en cada sutil momento, La vida torna y retorna, hacia lo humano y lo eterno.
Que solo se queda el verso, en la vorágine oculto, como se pierde su aroma, difuminado entre efluvios, como pierde la fragancia, si solo prima el insulto, como se va diluyendo, en los cerebros caducos. La rima sigue su curso, entre párrafos, a su ritmo.
Arropada entre algodones, entre alabanzas y lujos, se regodea la avaricia, en su engolado discurso, sin piedad sobrevolando, viendo de soslayo al mundo. De vino y rosas envuelta, se regodea la riqueza, a espaldas del inframundo, no da a la codicia tregua.
Entre los gestos matices, para dar forma al sentido, salvando las cicatrices, de cicatrizadas llagas. La faz de surcos trazada, como roturados huertos, en los ojos reflejados, cada vívido momento. Silueta en lívidos labios, mostrando los sentimientos.
La Luna se da la vuelta, el Sol se asoma en el cerro la vida latente sigue, entre arrozales y almendros.
A.L. (ángel l. pérez) NO SOY LO QUE ESCRIBO...SOY, LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME (anónimo). NO GUARDO MÉTRICA ALGUNA...SI ASÍ SUCEDE, ES PURA FORTUNA
A veces, soy el camino la muchedumbre y la soledad. A veces, soy la lejanía de un recuerdo en una mirada sola. A veces, desolado mi corazón se llena de silencios y huye vulnerable. A veces, la esperanza yerma veo habitar en cada tumba blanca. A veces, se detiene el tiempo donde mi alma se aposenta. A veces, versos imperfectos llenan de deseo mis manos. A veces, soy el viento y la pasión girando entre la tragedia ajena. A veces, sucumbo en una vida intrigante incomoda e inexplicable. A veces, puedo tocar algo imaginado sin renunciar a la razón. A veces, soy esa palabra que existe, siente y vive en un verso. A veces, soy una lagrima fútil espontanea que vibra. A veces, existo incorpóreo en un aire fantasma. A veces, exhalo mis sueños y me desvanezco. A veces, soy yo en mi alma. A veces, soy solo mi alma. Solo a veces...
La venganza Dios nos dio la vida, llena de amores y benevolencias Nos regó de generosidades, de afectos y de inteligencias Nos inundó de dulzuras, de pasiones, de emociones y prudencias Nos dio la gracia del perdón, del querer en complacencia
No todo en la vida son felicidades, regocijos y tranquilidades Ni satisfacciones, ni ilusiones, ni tampoco oscuridades Afloran los conflictos, los disgustos que arrecian las soledades Aparecen resentimientos con sus venganzas, que vislumbran dificultades Surgen las discusiones, la maldad que acecha al interior de las sociedades Cercenan el progreso, acabando con la paz y oportunidades Aparece la balanza, para equilibrar la acción cometida de las debilidades Venganza maldita del desquite, que persigue sin clemencia las vecindades Tormenta cargada de odios y rencores, la revancha de sus tempestades
Venganza de aquel que toma represalias contra sus agresores Desde la antigüedad y de todos los tiempos, cargada de sospechas y temores Detonante emocional poderoso, que moviliza la conciencia de sus pánicos y horrores Maldita venganza, que acompaña el comportamiento humano, de sus temibles cazadores
Deseos de crueldades, que impulsan las soberbias de los corazones Deseos de venganza de aquel amor infiel, que rompe el alma y las relaciones Deseos de escarmientos al pagar con la misma moneda, que impulsa la maldad de sus intenciones Deseos que llevan sangre en la herida, con desprecios que matan y acribillan las pasiones Lenguas de fuego, que laceran y carcomen el pensamiento, inundándolo de preocupaciones Venganza dañina, que corroe el espíritu, oscureciendo la mente, llenándola de confusiones
La venganza es una arma mortal, peligrosa, mortífera y destructiva Al culminar su sed de venganza, se siente peor de satisfacciones oscuras y espantosas Porque la venganza, solo genera más ansias de venganza, de lágrimas dolorosas La victima se libera de una molestia, pero queda en su interior, la falta temerosa La venganza no trae nada bueno, ni es valiente y mucho menos valerosa
La venganza solo trae odios y rencores, cóleras e indignaciones La vida está llena de amores y perdones, con aplausos y explicaciones La venganza se acaba con tolerancia, con indultos llenos de consideraciones No hay necesidad de equilibrar la balanza, ni gritos, ni malestar en las discusiones Si todos somos humanos, con yerros de pecadores Dialogando se alegran los corazones y se sanan heridas, sacando con amor e inteligencia verdaderas conclusiones
Sobre el dormido lago vibran las notas del arpa eterna, y flotan al viento suspiros y risas, y un coro de flautas eolias que entonan al alma su canto de amor.
Y mi amada, que está en el jardín de mis ensueños, recoge a un tiempo mismo ternura y malicia de amor y de anhelo; y brotan de su fuente suspiros y risas, y un coro de flautas eolias que entonan al alma su canto de amor.
Era una mañana común, como cualquier otra. Otro amanecer con la soledad. Con la frialdad de las sábanas. Con la repetición de la rutina iniciada con el café que no se comparte; Que no se toma viendo otros ojos a través del humo, o enviando una sonrisa sin otra finalidad que la de sonreír; Solo con el café que se hace parte de la subsistencia. Iniciada con los rituales de la limpieza también solo como supervivencia, ya no como querencia para lucir, ni para sentirse bien ni para halagar.
Después pensar en lo terrible del resto de rutinas: Comer… ¿Qué comer? ¿Qué preparar? Salir a comprar… Y las querencias libres, abiertas: El viajar, sesgado por el desastre económico; el placer, roto por tu partida; el baile, ligado a la pareja no existente, y al desastre económico; la Ciencia, que me requiere vivo; tu, suma de todos los placeres, y que no estás; la escritura, último eslabón que las integra, inútil en el ser melancólico, con la necesidad de un café compartido como debe ser el café.
Bajo la mirada triste y me preparo a salir para subsistir.
El desastre ha llevado a cada día buscar sustento, porque ya no alcanza el sueldo, ni permiten la escases, ni permiten las colas, el comprar para una semana. Se vive como los perros, buscando la comida en cada instante por ese instante, para ese instante.
Salgo a la calle, con un sol normal. Camino con mis pasos lentos, pesados; de los años que se quejan del desastre; de la soledad; de que no valieron los logros ni el lugar obtenido ni la pureza brindada, ante la crueldad del desastre, de la soledad, de la ausencia. Entonces, de la nada, una bella muchacha me saluda: —¡Profesor, que alegría de verlo! ¡tantos años! ¡Siempre lo recuerdo! Su alegría levanta mis hombros, rejuvenece mi cara. —¡Hola! ¿Cómo te va? ¿Sobreviviendo? —¡Claro! ¡Hay que sobreponerse! ¡Saldremos de esta! ¡Así, con un espíritu como el suyo! Se despide con un abrazo que me reanima.
Reinicio mi caminata y cuando mi cabeza va a bajar le cuesta un poco. Locales más adelante, colas y negocios más adelante, tiempo más adelante, vuelvo a encontrarme a otro exalumno: —¡Profe! ¿Cómo le va? —Bien, gracias. —¿Sigue torturando a sus alumnos con el “justifique su respuesta”? —Jaja… Ya me jubilé. Ya descansaron. —Bien útil que nos fue. Se lo aseguro. Un placer. Hasta luego, profe. Cuídese. Esta vez reanudo la marcha erguido. Sabiendo que debo seguir siendo ejemplo. Entonces recuerdo las sonrisas que se multiplican hoy en recuerdos; los alumnos antiguos, hoy profesionales, que siguen creciendo. Recuerdo que en lo humano no existe lo perfecto. Y parece mentira, y detallarlo no quiero que al seguir el camino otros mis alumnos sin saberlo, me socorrieron Pero lo más hermoso que recibí de ellos fue la amplia sonrisa: gratuita, fácil, sin maquillar sin interés ni esmero solo alegre reflejo de un sentimiento eterno que aquellos exalumnos a mi tristeza dieron sin saber ni entender el bálsamo que fueron. Y regresé a mi casa y comencé a escribir.
Era una mañana, común, como cualquier otra. Aderezada con el canto de los pájaros con tu recuerdo, eterno. Las sábanas, frías, me invitaban a buscar el calor del termo a saborear el café y preparar el día para escribir de nuevo.
Es infinitamente elemental suministrar un mortífero veneno una minúscula molécula, en muchas ocasiones, es suficiente para un desplazamiento con velocidad de la luz aún no hay freno y la inteligencia humana con su enorme poderío es insuficiente.
El amor materno obnubila el cerebro y el juicio verdadero elimina, si la razón está turbada el juez más auténtico no puede ser justo por ello todas las razones con un inconmensurable peso discrimina su taciturna vida se torna vacía y sólo impera el máximo disgusto.
Un verdadero educador busca para sus pupilos el mejor futuro pero sin el apoyo irrestricto de los padres se vuelve imposible, por esta razón un maestro ideal, en esta tierra, es siempre impuro si la insensatez del progenitor se materializa al máximo audible.
El juez perfecto, en este globo terráqueo, actualmente no existe todo juicio en el momento será incorrecto, para la parte perdedora es inaudito pensar la aceptación con decoro si eres tú quien perdiste más aún cuando una sola decisión es para ti triste y desgarradora.
Si fuera el viento palabra, y el aliento fuera amor, si la sangre fuera el agua, que el humano arrebató, la palabra sería aire, el amor sería vapor y el cuerpo muerto estaría, de la sangre que perdió.
Temblores entre las hojas, del libro de los humanos, saciadas líneas de nombres, plenas de frases de sabios, de conquistas y desdichas, de muerte, horror e injusticias. Cada página predica, pero resuena en lo arcano.
No sabe el poder y el necio, que no valen sortilegios, cuando se extiende la ira. Si fuera pitanza el viento, alguien lo embotellaría. No se intercambia la vida, por preces y privilegios, ni con falsas letanías.
Si el abrazo fuera alianza y fueran sabios los necios, el mundo oasis sería, la sabiduría un sustento. Si fuera alimento el tiempo y el amor fuera una ley, no habría ni hambre ni reos y el corazón sería el rey.
Tiempo que al tiempo acuchillas, con el filo de tu acero y vas dejando semillas, de odios y de recelos. Tiempo que no tiene prisa, solo la tiene el viajero, que tan deprisa camina, que va perdiendo el aliento.
Si fuera un tesoro el día y fuera la noche un premio, vivir y dormir sería, como un viaje hacia lo eterno, salpicado de sonrisas, de bellos y sueños tiernos, cada suspiro alegría, verdad cada pensamiento.
Tiempo que al tiempo castigas, con tu indomable flagelo, dale a las razones tiempo y a la verdad tu talento.
A.L. (ángel l. pérez) NO SOY LO QUE ESCRIBO...SOY, LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME (anónimo). NO GUARDO MÉTRICA ALGUNA...SI ASÍ SUCEDE, ES PURA FORTUNA
Soplan aires de locura, veneno en el viento vive, va rozando corazones, con sus garras invencibles. La vida cambió su sino, golpeándole con saña, le apartó de su camino, hecha trizas su esperanza.
Soñando, siempre soñando, camino, siempre camino, veredas que van naciendo, en los bordes del destino. Querer, que queriendo sabe, que saber abre caminos, vivir, queriendo vivir, en cada momento mínimo.
En la mente abrir las puertas, abrir cerrojos y cercas, cortar de raíz las cuerdas, que a la mente tienen presa. Sentir, que sintiendo sientes, que es más oscura la senda y cantar, cantando siempre, con la voz nítida y cierta.
Otea el vigía el horizonte, vislumbrando nuevos puertos, travesía que se bifurca, entre olas, mar adentro. Vivaces siguen la senda, los audaces pensamientos y el timonel firme aferra, la nave, que es su cerebro.
Soplan aires de locura, vendaval de desconciertos, vulnerable en las orillas, de los repetidos sueños. Rimeros que va quedando, de ancestrales sentimientos, quebrada la voz se olvida, que fue canto en su momento.
En el mar de las ideas, los recuerdos se cocinan, aderezados de amores, sazonados por el tiempo, con especias escogidas, de alientos insatisfechos. Amores que se quedaron, guardados como reliquias.
Amar, amando sin retos, sin cadenas y sin bridas, amar con pasión o al pairo, de la silenciosa brisa. Amar con la mente lista y doblando el sentimiento, vivir, viviendo sin prisa, al ritmo que marque el verso.
A.L. (ángel l. pérez) NO SOY LO QUE ESCRIBO...SOY, LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME (anónimo). NO GUARDO MÉTRICA ALGUNA...SI ASÍ SUCEDE, ES PURA FORTUNA