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DESCAMINADO
El camino nuevo, odiado, se niega a ser nublado debajo del otoño entre los cantos de las jaulas.
Con la esperanza del zapato entre las piedras tristes acordeones seducidos por el polvo que espera el fin dichoso en un recuerdo.
En la quietud del lucero en medio de la luna o como la montaña inseparable corre verde y escribe en cada espuela su congoja rosa tan prematura en desengaños bajo la puerta.
Por el olvido que sucumbe ante la tumba respirando los dolores de una lápida ligera quedó la calle callada el domingo de descanso sin quebrarse una costilla del florero gris sereno el puente de púrpura vestido nieva su perfume.
Más con la soledad de los pinos penan pobres las horas del mar que reposa en una nube roja con el ritmo que corre a ponerse a salvo solo como el tambor habla de la madera del barco que piensa en la campana del campo frío en la porcelana de la sombra de la hierba.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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La noche se aproxima, la luna distante está, la oscuridad se ausenta, llegó la hora de dormir.
Dulces sueños, bizarros y anormales, hasta profundos, es la hora de decir adiós.
Decir oraciones, soñar con la belleza de la noche, donde almas solitarias nos acompañan, donde las sombras nos guían.
Un sueño profundo, una noche nos aguarda, donde la luna se despierta, donde las almas descansan.
Erick R. R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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En la noche verde...
Me soñé soñándome desayunando noche, agria risa que descendía de la nube espinas, del placer de las campanas sordas grises, y el grito amarillo y ligero de las cavernas.
¡Dormí, siglos en pedazos, distintos al ojo, rojo, el aliento al esconderse de los bosques, débil sabiendo que los lagos lamen secos, los ecos ahogados por alfileres desnudos!.
¡Creí añejar las delirantes montañas, en las alas de los barriles de polvo! ¡Sinfonías de lágrimas bajo la tierra, y la sangre de las estrellas en el río!.
Ya nadie sueña en los relámpagos violetas, de tigres, humo lloviendo como voces, sobre la vertical de los años mudos, vistiendo las tinieblas de manchas blancas.
Hubiera preferido devorar las brasas, como peces de maderas embriagantes, el ácido quemar de las ausencias sin fondo, seguir las mariposas decorando la tristeza.
Pero lloví demasiado en el pasado algodones, inermes las plumas furiosas de paja indefensa, en mis necias pesadillas de plástico emplomado, y acerando el huracán de los frenéticos gusanos.
Tal vez, la noche joven la red enrojecida arruye, el palpitar de la ceniza en el pálido sollozo, que lleva los moluscos al desayuno de las tardes, por las albas del verde amargo atardecer perdido.
Dicen que las serpientes hablan rectas dulces, en medio de los vidrios sembrando ebriedades, ocultándose las rodillas con el festín del fango, por el que se disipa la memoria del resto frágil.
Soñé que me soñaba la sangre seco y nocturno, en el verde de esa noche que la llave abría, los hoyos sin cesar de escoltar al éter frágil, en los dedos de las sillas hecho olvido.
¿Habré sido acaso el sueño atroz de un año, del ocaso desprendido del futuro suelto y roto, o los huesos del aliento perdido en la camiseta, del polvo que estalló en una lágrima humillada?.
Nada sé ahora del aire ciego sordo y mudo, de piel en el pesado abrigo del servil grupo, de la carne seca de los botones indiscreto, del festín en donde todo es cruel abuso llano.
Porque en la noche el rumor se acuesta casto, volviéndose verde vértigo vasallo vilipendioso, donde me dicen me sueñan por horas los gatos, verde joven verde coraje verde noche verde.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DESANGRADA LA VISIÓN (Visual Neosurrealista)
Los ojos de arena en el aire se cierran irritados, colgados de la luna del espejo en camiseta. Los ojos de aire en la arena se abren frescos, anudados al reflejo de nieve en saco. Los ojos de los gritos besan alarmados, caminando la noche debajo de una piedra. Los ojos de los cristales callan inquietos, nadando el mar arriba de una nube.
Desangrada, desangrada la visión se viste ciega al tacto del olfato intacto sabor luz ++ +
Con la espalda por delante como el arroz piensa al trigo con la piel de avena que la leche baña en cuatro vasos verdes tenues del otoño en la manzana por el exterior habitado del camino en el metal atardecer de piedra una palabra desprendida del dedo que calla los labios del ave en la noche interior de las pupilas que ven más allá las mariposas en el exterior que pocos ven y se desliza en el silencio con sus escamas en los colmillos de las garras en los tentáculos de las paredes que oyen por el techo de los alambres que huelen por el dedo de los incautos que piensan ser libres...
Desangrada, desangrada vístese la visión al tacto ciega del olor salado miel vil ++ + ¡Qué miran sin ver el rojo en la sangre! ¡En la sangre sin ver el rojo que miran! ¡Sin ver el rojo en la sangre que miran! ¡El rojo sin ver que miran en la sangre!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Cuando abrazo al amor, abrazo al odio, veo la felicidad, veo la tristeza.
Existe la vida, también existe la muerte, las dos caras de la luna, su claridad, y su oscuridad.
La balanza de la vida, en su máximo equilibrio, lo divino, y lo siniestro, conviven entre si.
Siento el romance, siento la tragedia, ambas cosas son necesarias, al igual que la unión entre hombre y mujer, la balanza no debe ser alterada.
Erick R. R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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Prisionero en ti, guitarra, como el genio de Aladino quisiera que me tomaras. Cuánto y cuánto aprendería de tu melodiosa charla. ¡Qué cantor sería si aprendo de tu boca las palabras!
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La noche quiso tragarlas ¡y se tragaron la noche! Noche que duerme en sus vientres como duende en *Salamanca. ¡Pague su crimen la noche, sombra en prisión de madera por seis cuerdas enrejada!
¡Quiero la noche que exhalan bordoneando sentimientos de poéticos latidos, las bocas de las guitarras!
Noche que llora y que canta ebria de vinos quiméricos mentores de la conciencia. Noche que llegando el alba, guitarra adentro se queda con el alma enternecida por tan cálidas entrañas.
¡Quiero la noche que exhalan bordoneando sentimientos de poéticos latidos, las bocas de las guitarras!
La noche quiso tragarlas ¡y se tragaron la noche! Ni *Zupay, siendo abogado, libra la noche encerrada. ¡Ni todo el oro del sol, abre el portón encordado!; *Tata Dios, ¡no quiere fianza!
¡Quiero la noche que exhalan bordoneando sentimientos de poéticos latidos, las bocas de las guitarras!
Glosario Criollo-Quechua: *Salamanca: Cueva *Zupay: Diablo. *Tata: Padre.
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Poeta
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NIMIEDAD MANUMITIDA
Por la utopía permanente, del amor inagotable, apresado en la luz, de la esperanza. ¡Vencida!.Porqué el pasado solo recuerda darse, confianza a sí mismo, para simbolizar inextricables épocas más gloriosas, limitadas por la estrecha franja costera de los suspiros, desarmados del vientre, con la señal de paz rota y roja, dónde las telarañas conviven con los mástiles celosos, con nueve kilos de sed, y comiéndose a hurtadillas su apetito, que palpa el eco de la luz. En la noche que se levanta muy temprano en la mitad de un sueño cerrando las ventanas bajo las puertas... ¡Azul!. Para que mantenga el vestido de la tarde amarilla, agitando los hogares en una cuchara, obligada a ser hilo de coser los días, que no pueden resistir sus dimensiones originales, en la nariz de una botella, que continúa su crecimiento hasta los años siguientes, buscando colgar los árboles bajo el ojo de una aguja, y colocando adecuadas máscaras al humo de las luciérnagas, que en su impostura devoran al macho.Por la caverna en vigilia, los ojos anudan, pesadillas desnudando, la libertad falsa, la libertad inventada. Ni mi edad el calendario sabe, dice un viejo reloj de arena, manumitida de la playa, tradicional y conservadora, grano a grano apasionada. ¡Arenosamente libre!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Danza dentro de mi cabeza formando ausencia oscura, retumbando con locura va, viene y tropieza sin sentido el eco, eco, eco.
Sin llamarle aquí se ha metido por entre agujeros secos, corre cada recoveco temblante sonido estremeciendo las voces, voces, voces.
Resuena sin temer de estar teniendo melodías chuecas, de esas atroces, con vasta intención reconoce que nada estará diciendo, solo son repeticiones de ecos, de voces, de voces, de ecos.
Que murmuran, y que nada dicen de las cosas que van sintiendo, en la lengua están poniendo palabras, y finalicen todos repitiendo como eco de voces, voces.
Julio Medina 19 de enero del 2014
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Poeta
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Mi perro olfateó el aire y me previno: “¡La Muerte está cerca!”
Yo, tuve apenas tiempo de sacar el cuchillo y afianzarme a la vida.
Entonces, tu amor se puso a mi lado y la Muerte retrocedió y se fue, gritándome: “¡Volveré, volveré!”
Y yo pensé: Pobre de mí, si esta bestia me encuentra sin perro, sin coraje y sin ti, la próxima vez.
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Poeta
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Eres como el vino llena de aromas y dulzura Eres como el vino que llena mis papilas gustativas Eres como el vino que dilata mis pupilas Eres como el vino que aturdes mi mente con tu sabor y deleite Eres como el vino seductora y embriagante Eres como el vino que a mi cerebro enloquece y me vuelves adicto a tu sabor y hermosura Eres como el vino al que el tiempo va llenando de encantos y va moldeando tu atractiva y erótica figura Eres como el vino hermosa y adictiva ECM 15122013
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Poeta
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