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Voy a cuidar del tiempo que tenemos como quien cuida una planta nacida en el desierto donde casi no hay vida.
Voy disfrutar del sol de nuestros días, como quien se fascina ante la presencia inesperada de la Violeta del Teide, que vive en la ladera del volcán, muy cerca de la cima.
Quiero soñar la vida que aún no hemos vivido. Soñar los momentos que no han llegado. Recordar los días de recién casados, que ahora regresan al final del camino.
Pero si mañana a mí mente se le borran los recuerdos, y de los recuerdos solo quedan olvidos, siempre habrá recuerdos que no serán borrados. Voy a cuidar esos recuerdos en mi memoria, y otros tantos que ya están escritos, como quien cuida una planta en medio del desierto; como quien presencia el último atardecer del siglo, y con las fuerzas que nos queden haremos el último poema, hasta que llegue el último suspiro.
Frank Calle (8/ junio 2020)
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Poeta
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Cómo decirte que te he escrito los versos más sinceros y te he deseado como se desea a los cerezos. Cómo decirte que te he amado todo este tiempo y te he dedicado mis últimos sonetos.
Cómo decirte que la melodía del día no se compara con tu sonrisa y que la risa del mediodía es sombría si tú no estás en mi día.
Cómo decirte que la espuma del mar baña mis noches y que la arena nocturna acaricia el nublado de anoche cuando en el sueño te sueño.
Cómo decirte que el cenit de las doce es granizo de verano comparado con la ardiente llama de tu mirada.
Sólo pienso en una manera de decirte lo que el corazón insiste.
Sólo pienso en una manera de escribirte lo que en mi alma persiste.
Solamente plasmando en la poesía se puede entender esta nocturna sinfonía.
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Poeta
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Me hace falta tus besos, caricias, tu sonrisa, Oír tu voz, me hace falta esa mirada indecisa, Ver tu caminar para que de mi día seas la premisa Y es que un día contigo es la cantidad precisa, Que necesito para pensarte bonito durante mis tardes. Invitarte a diferentes lugares, lejos de los bares, Disfrutando de los paisajes o contando tus lunares, Disfrutando del momento y los azares de la vida, Llegaste como caída del cielo llenando mi anheló, Apartando mis pies del suelo, si a tu lado estoy caminando, Tomado de tu mano sentír que tocó el paraíso, Y se hizo la felicidad cuando aprendí a perderme En tu mirar.[/size]
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Poeta
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Mira como brillas filamento de carbón. Eres energía y flujo de electrón, conducción y convección de calor. Una radiación de atracción y de amor.
Un mar de plata y un desierto de cobre. De colores fríos, de verde, marino y cobalto. De lapislázuli, de yodo violeta y morado. Mujer de titanio, árbol de oro y anillo de roble.
Te doblas pero no te rompes, cristal de silicio, alma maleable, moldura de arena y baya de licio. Quiero fundirme en tu calcio. Llevar arcilla por carne, por huesos yeso y hierro por sangre.
Estañarme en tu piel con un cautín de pasión, con una llama de cian, en una cama sulfatada. Cubiertos de mercurio y chispas estrelladas. Cubiertos de tungsteno y luces de kriptón.
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Poeta
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Perdí mi tiara, mi altar sin placeres mundanos, con pena brilló mi frente y ante el sol se levantó indiferente a las angustias de hombres y mujeres.
Hoy tengo miedo de las hojas muertas, y aparto de ti mi corazón frío, miedo de prados llenos de rocío y de poder tocar en otras puertas.
No encontrarás besos como los míos ni ojos que lloren como yo he llorado; con la ternura que yo, te he amado ni tendrás el sol de los días fríos.
Caminaste voluptuosa y malvada en el interior de mis brazos buenos, con tu desprecio pusiste los frenos a la colmena, de miel intocada.
Sobrellevé en mi carne tu abandono y de pronto estrangulé tus venenos en mis desvaríos y desenfrenos; [aquellos los que en mi alma hoy arrincono]
Y juntos viajamos hacia la aurora volver a empezar no vale la pena, fugitivos de la misma condena, lo que ignoraba, no lo callo ahora.
No fue este amor, un amor de cobarde pero ahora el menú para una cena, aunque sea nutritiva y amena la mesa de a dos ha llegado tarde.
Junio de 2007.
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Poeta
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Satélite, se eterna compañía. Planeta de vida, mundo de alegría. Impacto de dolor, aerolito de melancolía. Cometa de hielo y de retorno.
¡Amor meteoro, amor fugaz! Sol de mi vida, luna de sangre, astro rojo, estrella escarlata. Madre protectora y niña cálida.
¡Mirad cielo! Vos sos firmamento. Bóveda celeste de caricia, de capricho, de locura, de delicia. Se cariño, se tristeza, se lamento.
Amor, se querer. Se escarcha, se rocío, se poesía, se pasión, se fuego, se mujer, se tú misma, se valentía.
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Poeta
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Querida Emily:
Aún recuerdo la primera vez que nos conocimos. Danzabas de un lado a otro en mi habitación. Mostrabas tu Infantilismo a mi encéfalo. Infantilismo que aún recuerdo. Tus delicados movimientos hacían volar tus prendas de algodón.
Solías bailar para el sol, pero desde nuestro encuentro, tus espejos me reflejan. Eres delicada, y bien lo sabes, pero aún así tu sien se redobla ante mis insinuaciones. ¡Oh, buen presagio te apiadas de mí!
Tu grande mocedad y tu tamaño petit son los que siguen apiadando mi voluntad. Recuerdo aquel día de diversión moza. Me tocaste y te toqué; me amaste y te amé; me llenaste de suspiros y te besé.
Grande Diosa de la fertilidad ignéa llamas a mi puerta, pero sabes que no podemos ser. Tus normas no te permiten el amar, pues, el infierno te llama.
No me dejes, por favor. Eres la juventud qué nunca soñé.
Recuerdo la noche en que nos conocimos. Noche que enjendra falacias. La luna se plasmaba en tu piel de leche. Las fresas universales adornaban tus ojos con sus semillas y tu piel con su color. Tu vestido de saya rosa, aquel que te cubría de las frías noches de Noviembre. Saya que terminaba tus roses entre las lilas y los ornamentos naturales. Esa noche eras la última esperanza vital de ese jardín. Yo te apreciaba de lejos. Apreciaba aquella agua lunar hundida en quietud. Y cuando por fin te topé, te tome de la mano. Inhalé el aire de tu espíritu boreal. Lo sentiste, lo anhelabas. Continuas presa de tu existencia, de tu rutina. Dejas que la muerte te tome y te diga que una moza no es digna.
Adiós mi moza Diosa; Diosa de la mocedad. Jovencita, querida del sol. Diosa fértil, Diosa infantil. Emily. Adiós, Emily. Te amo, Emily.
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Poeta
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Tu imagen lucha con mis sentimientos. Vaga en el tiempo más allá del olvido. A veces pienso que es perfume en rocío lloviendo cada noche en mis pensamientos.
Es cual abrazo que me deja sediento aunque es profundo como las aguas del río. Es un fantasma larguirucho y sombrío que me persigue cuando sopla el viento.
Tu imagen es paz y a la vez tormento, es paso en falso que me lleva al vacío. Tu amor es angustia y a la vez hastío, es subterfugio que perdió fundamentos.
Es la caricia que prescribe el momento. Es un puñal que me guarda el destino. Es un placer que se encuentra prohibido. Es la sonrisa que me niega el silencio.
Autoría: Daniela Noche
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Poeta
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Instante eterno Entre cielo y tierra Tierra y cielo
Entre mi alma y tu cuerpo Tu cuerpo y mi alma
¡Gota de rocío! ¡Cáliz de amor encendido!
Eres fuego Eres sombra Rayo de sol enardecido
Soy brisa Soledad viviente
Tempestad silenciosa Grito de la mente
¡Heme aquí! De versos languideciendo
Al morir el sol Y renacer la aurora
Justo a la media noche En el espejo lunar
Lago mágico De brillos fluorescentes
Limpio mis mejillas De agonizar doliente.
Luz Marina Méndez Carrillo/12102020/ Derechos de autor reservados.
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Poeta
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Romperé el silencio con un beso mientras la luna pierde su peso. En esta vida trágica necesito una noche mágica.
Regrésame la calma y te entregaré mi alma, dame una cura y aleja mi locura.
Quiero abrigarme en tu piel, besar tu colmena de miel, ser tu caballero fiel y deshacer mi hiel.
Conjuro divino, poderoso hechizo del cual he caído rendido. Siento que me he perdido en sus ojos negros y en su pelo rizo.
Labios carnosos de color carmín son los que quiero besar al dormir. Su cuerpo suave quiero sentir cuando el día llegue a su fin.
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Poeta
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