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El despertador dice que quedan 3 y mi cerebro dicta que quedan menos, da igual, si no hay nada para qué, no que hay buscar un cómo. No soy diferente ni especial, ni más que un trozo de mierda aplastado sin querer, ni menos que un retrete al que le tiran mierda. No hay una diferencia abismal entre lo que se quiere y lo que se puede, pero la realidad es que no todas las veces se quiere, ni todas se puede. ¿Quién podría creer las verdades que aunque tontas, no dejan de ser verdades? ¿Y quién podría juzgar las mentiras, ésas, tan fantásticas y tristes, pero mentiras? Algo se ha metido en la cabeza del humano desde crío y ha sido manipulada con el tiempo al antojo de lo que sea que lo controle, a placer de lo que no se puede ver. No hay un cambio en realidad, y si lo hay, entonces debes cambiarlo otra vez. Nadie tiene la verdad y nadie quiere tenerla, y si juzgo por lo que veo, me condeno a que me juzguen por lo que no hago ver. Mis flemas son rojas y mi tos me despierta antes de sonar el despertador, pero soy más duro que él y lo rechazo. Tengo asco de gente y asco de soledad, pero si hay algo rescatable son los secretos, pero sólo los que se pueden contar. Algunas tardes me siento en una piedra a un lado de mi laguna mental y no digo nada, los pájaros caen al agua y los peces se extinguen entre sí, ella salva vidas allá fuera, y yo me quito la mía aquí dentro. Si quieres salir, sácame, pero si no lo quieres hacer, déjame nadar con los peces.
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Poeta
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¿Qué hace la diferencia? Entre un botón y otro se encuentra otro botón, y las sonrisas y miradas de miles se encuentran entre otras más. Quizá algún golpecillo que asista a la razón de querer algo que no se puede expresar con palabras, algún guiño entre comillas que permita persuadir a lo que se amerita imposible. Quizá el demonio lloré algunas noches y sus lágrimas lleguen hasta el tejado que construye una sonrisa, ésa que elegimos, o ésa que nos eligió. Si los ojos que resguardan lo que quisimos fuera resguardado y la voz se escuche lejana inmiscuida en algún cosquilleo de nuestra panza, y las manos que ansiamos tocar nos toquen sin freno, sea suficiente para que la vida que elegimos vivir ahora haga sonar alguna canción que decidimos guardar en un recuerdo que tiende ir hacia donde debe estar. Si las lágrimas de él o aquél otro y más arriba signifiquen persuadir mi deseo de Seguir encontrándote en cada día, entonces que llueva en todos los sentidos, y que arriba siga el techo y abajo dé la luz.
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Poeta
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En la cocina preparan filetes y arroz, el aroma desfila por toda la casa hasta perderse en la última puerta. Los trastes se están lavando y la lavadora lava lo suyo, el retrete se llevó la mierda que tiré al despertar y el agua sale caliente de la regadera y sonrío mientras tomo una ducha de largos 12 minutos. Había un tipo tirado en la calle y 3 ancianas más con un bote en la mano, la calle y sus alrededores se llenaron de gente que protestaba no sé qué, y no sé qué podrían protestar. Apagué el televisor después de recorrer 3 veces toda la programación, llena de noticias mundiales aburridas y de grandes catástrofes sociales y políticas, ambientales ni hablar. Bien, conecte el cargador de la laptop, el de mi celular y la radio sonaba en la misma estación, con los mejores éxitos de no sé hace cuantos años, y los nuevos que tampoco conozco. En el trabajo piden y piden popotes y las servilletas las dejan en el piso, sus cartones y sus tapas, mierda, los botes están vacíos y el agua del retrete se va cada que detecta que el meador o cagador se aleja. Enciendo en último cigarrillo de éste maravilloso día y a la ceniza se la lleva el viento, mi celular se cargó desde hace horas y mi laptop la utilizaré hasta dentro de 2 semanas, maravilloso mundo, y en mi mundo, el que está de la última puerta hacia dentro seguirá siendo hermoso ¿No es así?
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Poeta
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Salí en el descanso del trabajo Sólo tenía 1 € en la cartera Y tenía dos opciones Tomarme un café O jugármela con Rosa comprando lotería
Rosa estaba en la esquina vendiendo Y siempre daba algún que otro premio La avaricia me pudo: -"Podría mas que sea duplicarlo"- Pensé
-"¡Qué duplicarlo, podría tripicarlo! Y comprar una buena comida O incluso,¿por qué no?"- Podría ganar los 500.000 del bote
Así que fui decidido No había nada más que pensar Entré en el bar de al lado de Rosa Pedí mi café Y me invadió la felicidad
@IorellBritoA
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Carne sobre carne, nada mas que eso Y dentro nada...absolutamente nada Estrujas,arañas,muerdes,gimes Y recorre el agua tu cuerpo Pero nada más...por dentro nada Un instante de placer,un fuego que apaga Una hoguera que te apacigua y te calma Un destello en el desván solitario y húmedo de tu casa Pero por dentro nada de nada Después un cigarillo, y sueltas el humo Entre medio de un suspiro Ya estas arrepentido y solo ha pasado un segundo. Y sientes que quieres escapar,y casi la ventana es una solución real Pero la vuelves a mirar y ahí lo ves Carne sobre carne Y dentro solo habitaba la nada Nada y nada más
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"El tiempo todo calma..." Siempre queda algo después de un final ¿No es así? Y probablemente recuerdes cada noche las noches que trajo el viento sólo para volvérselas a llevar, o yo recuerde todos los días, los días que que por más que tu presencia se paraba firme a un lado mío, tu ausencia invadía cada centímetro del lugar que poco a poco dejaste de ocupar. Hay un poco de tu fragancia impregnada en un rincón de mi cerebro en proceso de claudicar, y yo respiro lento mientras mi cama enciende los cráteres del frecuente cigarrillo después del sexo tan premeditado e irreal en que los últimos días se tornó. En la cocina el café está preparado y junto a tu taza llena de hormigas se encuentra el montón de cartas que jamás te di. Estoy un poco muerto después de todo, pero allá fuera sale el sol y brillan las estrellas, y la gente sonríe y no paran de reír. Nadie sabe qué pasa y quizá nadie lo sepa nunca y tú te quedes por siempre con algo que fue mío y te si di sin más. Viento, llévame a un lugar lindo, a un lugar donde pueda escapar.
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Poeta
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Déjame tocar la silueta que dejas cada vez que te apartas de la sombra de mis pensamientos, estruja mi palma en un portazo invisible lleno de orgullo y necedad, enciende mi cigarrillo con el fuego que desprenden tus ojos cada vez que te marchas en rabietas inexistentes e injustificables, marca la pauta en cada paso del tango que nunca bailamos por miedo a ridiculizarnos, camina al cielo cada vez que la brisa traiga consigo un recuerdo bueno de lo buenos que llegamos a ser alguna vez, déjame ser los dedos que tecleen las sonatas tristes que tu corazón palpite cada que tu sonrisa se marchite. Inyecta mi espalda con dopamina y hazme temblar y recordar la danza de mariposas a lo largo de mi colon, bofetea los recuerdos que no tengan memoria de tiempos mejores y déjate caer en soplidos que mis suspiros no dejan de tirar. Y ahora corre, llévame y déjame aprender a correr a mí ¿Me habías perdido ya? Despega lento el entrelace de tu pulgar con mi mano, hemos aprendido una lección hoy, dime adiós una vez, dime adiós y aléjate cuanto quieras, no te dejo soltar.
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Las tardes calurosas y los días pesados, el trabajo hace tiempo me dejó de importar, me siento, cansado, enciendo un cigarrillo, llegan dos tipos con pájaros en jaulas ofreciendo suerte, les molesta el humo de mi cigarro, hacen comentarios molestos, lo siento por los pájaros, no porque huelan mi humo, sino por soportar a ese par de pendejos, quizá los pájaros también necesiten un cigarrillo de vez en cuando, pero ahora mismo están ocupados haciendo dinero para dos pendejos con gorra. No puedo con ellos, a sus treinta y tantos ponen a trabajar a unas aves por ellos, mierda, son patéticos. Todos los años, pasa una multitud de enmascarados tocando tambores mientras marchan con luces y muñecos de cerámica sobre sus hombros, y entonces cientos o quizás miles de personas van a ver este puto rito que representa lo débil que es la religión. Cual sea, necesitan hacer este tipo de cosas para que la gente, aunque no esté interesada, se fije en ello. El mundo mismo está olvidado. ¿Jesús murió por mí? Yo no pedí que me salvarás, y además ¿De qué me salvaste? Quisiera que me salvarás de ver obligatoriamente esa puta marcha a tu honor llena de gente grotesca. ¿Por qué no salvas a los pájaros de trabajar para esos ineptos de gorra negra? Claro, porque estás muerto, pero yo también lo estoy, y seguramente esos pájaros también lo están, y el mundo entero está muerto, pero ese mundo te venera y vive de esperanzas todas ellas ciegas. La vieja enfermó, el perro de ella murió, la sequía se siente. Abril trajo con él al sol, pero se le olvidó traer la primavera. Jesucristo ¿Por qué no vienes y salvas mi vida ahora?
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EL SILENCIO Entre el pensar y el sentir.
Introducción:
El silencio es un tejedor de ideas y sentimientos que se van articulando en lenguajes descoloridos y ligeros, que conmueve al camino del vivir, que detiene y transporta, desea y se aleja, para sentir nuevos mundos en la soledad nublada de los vientos y pájaros, que caminan con muletas por las memorias desnudas de ciudades sin nombre, de tiempo y olvidos, propios de una modernidad llena de vacíos, y de caos en las pestañas. El silencio es para pensar y sentirlo, tanto como para dejar de hacerlo cuando conviene.
Objetivo: La intención fundamental que persiguen estas consideraciones es mostrar un conjunto de ideas que permitan reflexionar sobre varias dimensiones del silencio enmarcadas en algunas concepciones filosóficas y socioculturales.
Antecedentes: Silencio es un término que procede del latín silentĭum y hace referencia a la abstención de hablar o a la ausencia de ruido. El silencio también es un recurso paraverbal que puede utilizarse en un discurso o una conversación. En una conversación, el silencio puede tener distintos significados, como formar parte de la puntuación normal de una frase o tener una carga dramática. En este sentido, puede distinguirse entre el silencio objetivo (la ausencia de sonido sin otra connotación) y el silencio subjetivo (la pausa reflexiva para acentuar lo dicho o posteriormente). El silencio, por otra parte, hace referencia a la disminución o falta de ruido en un determinado momento. Es una actitud, un comportamiento humano de recogimiento, de ir alejando los ruidos que se producen en el ambiente y en la intimidad; es actitud de escucha ante los demás, ante lo que sucede exteriormente, sin querer intervenir, hasta que sea el momento preciso. Es dejar que las cosas sucedan sin intervenir en ellas, dejar que los pensamientos fluyan y se den con naturalidad sin hacer ningún tipo de presión o esfuerzo voluntario. También es como lo dice P. García: “silencio. Viene definido por la Real Academia española actual como ausencia total de sonidos y de ruidos. Aplicado al ser humano sería, ausencia total de sonidos y de ruidos en él. Igualmente se puede decir, que estar en silencio significa permanecer callado, o estarlo mientras los otros hacen uso de la palabra o en otras circunstancias”. Este sería el caso, por ejemplo, de la locución adverbial “en silencio”, que se usa para expresar que algo se está haciendo sin llevar a cabo ningún tipo de queja. De la misma forma, existe la locución verbal “imponer a alguien silencio”. Con ella lo que se intenta determinar es que una persona o institución, obliga a otra a que se calle o a que guarde para sí determinados sentimientos. En otro sentido, y como efecto de no hablar por escrito está: El silencio de los historiadores contemporáneos; el silencio de la ley… Escríbeme cuanto antes porque tan largo silencio me tiene con cuidado. En los colegios y entre los militares, es un toque de corneta, tambor o campana, que manda cesar todo ruido y que cada cual se acueste. Interesante resulta la personificación del silencio en Egipto, con el dios Harpócrates, en Grecia y Roma su estatua se colocaba en la puerta de los templos para significar que a los dioses se les honra con el silencio. Era representado por un muchacho que llevaba una mitra egipcia o una cesta sobre la cabeza, y con un dedo puesto sobre los labios recomendaba guardar silencio, y le estaban consagrados el loto y el albérchigo. No obstante, en Roma, también había una diosa del silencio. Lara o Muta, o Tácita, a la que según la leyenda, Júpiter había cortado la lengua en castigo de haber revelado a la ninfa Yuturno, la celada que el padre de los dioses le había tendido para tenerla. Además de lo anterior, está el sentido figurado en: Entregar una cosa al silencio, como olvidarla, no hacer más mención de ella. Pasar en silencio una cosa, omitirla, callarla, no hacer mención de ella cuando se habla o se escribe. Perpetuo silencio: Fórmula con que se prohíbe al actor que vuelva a deducir la acción o a instar sobre ella. Silencio sepulcral se dice de un lugar donde no se percibe sonido alguno, aludiendo a la quietud propia de los muertos. Para escuchar esa sinfonía, para escuchar la Naturaleza se requiere el silencio del oído. Con él se quiere prestar atención al modo en que debe hacerse el silencio en uno mismo, un requisito necesario a toda escucha.
Desarrollo: Algunos pensadores del siglo XIX y XX, consideran que el silencio es algo irracional, que debe ser superado por la racionalidad propia del habla. Este ejemplo es expresado por Wittgenstein, quien optó por la renuncia a la palabra, pero no porque ya no tuviera nada que decir, sino porque ésta ya no le servía. F. G. Steiner explica: “El más grande de los filósofos modernos fue también el más profundamente dedicado a escapar de la espiral del lenguaje. La obra entera de Wittgenstein comienza preguntándose si hay una relación verificable entre la palabra y el hecho. Lo que llamamos hecho pudiera ser acaso un velo tejido por el lenguaje para alejar al intelecto de la realidad. Wittgenstein obliga a preguntarse si puede hablarse de la realidad, si el habla no será solo una especie de represión infinita, palabras pronunciadas a propósito de otras palabras”. Es decir, la búsqueda de la palabra exacta, de la tentativa de decir lo indecible, nos lleva a una palabra que es hija de la otra, nos aleja de la realidad, que está construida por nuestro lenguaje, el que es dependiente de sí mismo, cómo expresar algo que podría ser el reemplazo del pensamiento, una suerte de superposición permanente de palabras sobre palabras sin fin.
En historia de la filosofía: Muchas escuelas filosóficas han argumentado sobre la naturaleza del lenguaje, desde los pitagóricos hasta los sofistas en la Edad Antigua. La escuela de Pitágoras de Samos (570-497 a. de C.), que eran comunidades religiosas y estudiosas, le daba una importancia central al silencio, no como mera forma de comunicación, sino como un asunto de trascendencia metafísica. Era un modo de preparación para ser aceptado en la escuela pitagórica (pero no sólo como un requisito de acceso). Los aspirantes susceptibles de ser iniciados debían permanecer en silencio durante cinco años. Para preparar mejor la palabra. Para desalojar la ligereza de espíritu que aturde a las personas de palabra fácil y vacua. Los pitagóricos recurren al silencio como forma de generar palabras más profundas: Hacerse las preguntas fundamentales de la Filosofía era cuestión del silencio. Las respuestas (e incluso las formas de plantearse las interrogantes) dependían de la reflexión silenciosa, ascética, de los filósofos. Deshacerse de la ligereza de espíritu: el silencio se hacía no una costumbre, sino un método de pensamiento, puesto que el hablar interior, les había hecho adquirir una capacidad especial a la hora de hablar. Esto es, el silencio les impedía afectar la pronunciación de las palabras habladas. Para los pitagóricos, el silencio era señal de discreción y autodominio, simbolizando, Pitágoras, la actitud silenciosa del sabio. Sócrates buscaba crear perplejidad entre sus discípulos, al respecto, los filósofos Kierkegaard y Heidegger postulan: “La perplejidad es una actitud sana, ella lleva al silencio y a la espera, invita a la paciencia…”También, Heidegger, nos “Induce a callar para dejar que el ser nos hable” Al respecto, Bacon dice: “Los hombres conversan por medio de lenguajes, pero las palabras se forman a voluntad de la mayoría, y de la mala o inepta constitución de las palabras surge una portentosa obstrucción de la mente. Ni tampoco las definiciones y explicaciones con que los eruditos tratan de guardarse y protegerse son siempre un remedio, porque las palabras violentan la comprensión, arrojan a la confusión y conducen a la humanidad a innumerables y vanas controversias y errores”. Por otra parte, el silencio es ponerse en contacto con lo profundo de nuestro ser, callarnos ante la inmensidad de la vida, adentrarnos para quedar sumergidos en ese misterio. Silencio es entonces acallar los ruidos y solicitaciones que llegan desde fuera, acallar sobre todo, el ruido del propio yo, con sus inmensas ambiciones, miedos y orgullo, para no perderse en la cotidianidad, para vivir una vida tranquila, equilibrada y saludable. Por el silencio recuperamos mucha energía positiva que hace perder las numerosas actividades diarias, los sinfines de pensamientos que pasan por la mente. Como señalan: Krishnamurti.- La percepción alerta, la comprensión, es un estado de la mente de completo silencio, silencio en el cual no existe opinión, juicio, ni evaluación alguna. Es realmente un escuchar desde el silencio. Y es sólo entonces, que comprendemos algo en lo cual no está en absoluto envuelto el pensamiento. Esa atención, ese silencio, es un estado de meditación. Por su parte, R. Maharshi considera: El silencio habla siempre, es el flujo perenne del “lenguaje”. Es interrumpido por la palabra pues las palabras obstruyen este “lenguaje” mudo. Las conferencias pueden entretener a las personas por horas sin mejorarlas. El silencio es permanente y beneficia a toda la humanidad... El silencio es elocuencia incesante. Es el mejor lenguaje. Interesante también dice: Nisargadatta Maharaj. En la naturaleza nada dura, todo vibra, aparece y desaparece. El estado natural de la mente no puede ser ningún pensamiento en particular, sólo el silencio… Por otra parte, se ha dicho que la mente evita el silencio porque el silencio no tiene límites, no tiene forma y no se puede definir. Aprende a ser como el Universo escuchando y reflejando la energía sin emociones densas y sin prejuicios. El mismo Buda dijo.- El silencio tiene su lenguaje, sabe hacerse entender. Por otra parte, “El individuo sin silencio no se pertenece, no es enteramente dueño de sí mismo. Es vivido desde fuera. Volcado hacia lo externo, incapaz de escuchar las aspiraciones y deseos más nobles que nacen de su interior, vive como un “robot” programado y dirigido desde fuera. Sin cultivar el esfuerzo interior y cuidar la vida del espíritu, no es fácil ser verdaderamente libre. El estilo de vida que impone hoy la sociedad aparta a las personas de lo esencial, impide su crecimiento integral y tiende a construir seres serviles y triviales, llenos de tópicos y sin originalidad alguna. Muchos suscribirían la oscura descripción de G. Hourdin: “El hombre se está haciendo incapaz de querer, de ser libre, de juzgar por sí mismo, de cambiar su modo de vida. Se ha convertido en el robot disciplinado que trabaja para ganar dinero que después gastará para recuperar y mantener la salud o disfrutará en unas vacaciones. Lee las revistas de moda, escucha las emisiones de T.V. que todo el mundo escucha. Aprende así lo que es, lo que quiere, cómo debe pensar y vivir. El ciudadano robot de la sociedad de consumo pierde su personalidad” (J. Pagola).
Problemática del silencio: El silencio puede ser tomado como una falta de pensamiento, como un defecto de capacidad reflexiva, como ignorancia que deja mudo. Cuando hablamos, esperamos se nos escuche en silencio, que nos pongan atención, que se aprehenda la interpretación de nuestro propio pensamiento a través de los signos lingüísticos. Se habla y después se guarda silencio. Tal vez sí, si se guarda silencio, pero como una pasividad, como una acción negativa, un dejar de hacer lo que se estaba haciendo (hablar). No se calla para poner atención al otro que ahora toma su lugar en la discusión: callamos, esto es, estamos tal vez pensando en lo bien o mal que hablamos, en si se nos entendió, pero no estamos tratando de aprehender o decodificar no sólo lingüísticamente (sino hasta metafísicamente) el mensaje del interlocutor. Y si lo hacemos, es sólo para sujetar lo que tenga que ver con lo que se dijo. No estamos formados para escuchar, sólo callamos como un acto negativo. El silencio, por ejemplo, es definido como “Circunstancia de no haber ningún sonido en un sitio o en un momento. Circunstancia de no hablar las personas. Circunstancia de no hablar de cierta cosa: ‘El investigador, periodista, filósofo, analista e historiador guarda silencio sobre ese punto”. En la primera acepción sólo es ausencia de ruidos (no sólo humanos, también ruidos casi abstractos); en la segunda es como apagar el cerebro, y, en la tercera, es como una señal de ignorancia, de falta de conocimiento. Es sobre esta base de definición gramatical que se sustentan algunas nociones del ente silencioso. Ahora bien, para Ludwig Wittgenstein (1889-1951) filósofo contemporáneo que hizo varios asertos sobre la actitud del silencio, en su primera obra, el Tractatus logico-philosophicus, en el prólogo que él mismo escribió (y en el último parágrafo de su libro), dice que “De lo que no se puede hablar hay que callar”. Filosofía de cuño individualista; es decir, nos expresa que lo que yo no puedo pensar (lo que es impensable, dice el filósofo austriaco) no lo puedo adquirir escuchando al otro, esto es, solamente yo puedo generar mi propio conocimiento, y no tengo ni la obligación ni el derecho de escuchar al otro. Wittgenstein pretende “trazar un límite al pensar”, quiere evitarnos la pena de pensar lo que no se puede pensar. Wittgenstein, el gran lógico, en su Tratado lógico-filosófico, al final, dice lo siguiente: acerca de lo que no se puede hablar, es necesario guardar silencio (Schweigen), y pareciera que con eso ya no hay más que hacer. M. Heidegger (1889-1976) Refiere que: Hablar y oír se fundan en el comprender. Éste no nace ni del mucho hablar, ni del afanoso andar oyendo. Sólo quien ya comprende puede “estar pendiente”. Por lo que es la clave de su filosofía del silencio: El mismo fundamento existenciario tiene otra posibilidad esencial del hablar, el “callar”. Quien calla en el hablar uno con otro, puede “dar a entender”, es decir, forjar la comprensión, mucho mejor que aquel a quien no le faltan palabras. El decir muchas cosas sobre algo no garantiza lo más mínimo que se haga avanzar la comprensión. Al contrario: la verbosa prolijidad encubre lo comprendido, dándole pseudoclaridad, es decir, la incomprensibilidad de la trivialidad. Es un pasaje bastante esclarecedor sobre el lenguaje silencioso, que parece da en el fondo: el hablar mucho no significa decir algo. No siempre el hablar tiene algo que transmitir. A veces, transmite la “trivialidad” del que sólo grita para contener al verdadero hablar. Una condición sine qua non del buen hablar, es el callar, y viceversa. Sólo en el genuino hablar es posible un verdadero callar. Para poder callar se necesita el “ser ahí” tener algo que decir […]. Entonces hace la silenciosidad patente y echa abajo las “habladurías”. La silenciosidad es un modo del habla que articula tan originalmente la comprensibilidad del “ser ahí”, que de él procede el genuino “poder oír” y “ser uno con otro”. Pero hay un juego lógico en estas afirmaciones de Heidegger, en el cual dice que si no hablamos, no podemos callar. El mundo no habla, así es que no puede callar, dice; el hombre que no habla, correrá la misma suerte, afirma. Para “ver a través” del otro al que interpelo y me interpela, es necesario escucharlo, no sólo oírlo, y quien no guarda silencio no podrá hacerlo. Para este filósofo, el decir y lo dicho son una misma cosa, fundida; así, hace una ontología del lenguaje, puesto que atiende al ser, a lo que es, a partir del lenguaje. “Heidegger es el pensador del callar más relevante de la filosofía actual. Los pensamientos sobre el callar atraviesan casi la totalidad de su obra.” Heidegger dice que algo muy comprensible pero que nadie puede explicar completamente, es el concepto del ser. Heidegger, pues, fue el primer filósofo importante contemporáneo que sacó a relucir, de nuevo, el estudio del ser, y, en lo que nos compete, una ontología del silencio. Se puede afirmar, siguiéndolo, que el silencio anticipa al habla, no como una evolución, sino como condición para desechar las “habladurías” a que hace referencia. Para prescindir de la verborrea que emiten los que cultivan el mucho hablar con sonidos, y poco hablar en silencio, antes de hablar fonéticamente. En la paremiología: Es interesante mencionar el hecho de que existen una serie de expresiones, frases célebres y refranes, que se utilizan de manera coloquial y hacen empleo del término o concepto que nos ocupa. Algunos de ellos son: Las grandes almas sufren en silencio (Schiller). Si dudas, calla (Zoroastro). El silencio es profundo como la eternidad; el discurso es superficial como el tiempo. El silencio es más elocuente que las palabras. El pensamiento trabaja en silencio, lo mismo que la virtud. Podría erigirse una estatua al silencio (Carlyle). El silencio es madre de la verdad (Disraeli). La mayor parte de los hombres saben callar, pero pocos saben cuándo deben hacerlo (Anónimo). Guarda silencio y la gente te tomará por un filósofo (Proverbio chino). Muchas veces me he arrepentido de haber hablado, pero nunca de haber guardado silencio (Publio Siro). El silencio prudente es la santidad de las santidades de la sabiduría terrenal (Baltasar Gracián). No puede hablar bien aquel que no es capaz de frenar su lengua (Thomas Fuller). Una lengua desenfrenada es la peor de las enfermedades (Eurípides). El mundo sería más feliz si los hombres fueran tan capaces de guardar silencio como de hablar (Spinoza). Cuando las palabras no son mejores que el silencio es mejor callar… Por otra parte, el refrán es tal vez menos profundo que el proverbio, por un lado tradicional en Oriente; es más saltarín y juguetón. Su esquema retórico es generalmente un pareado: su contenido ha de ser agudo y penetrante. Ejemplos relacionados en nuestro tema son: Quien calla ni otorga ni niega. Quien come callado no pierde bocado. En boca cerrada no entran moscas. Silencio ranas que va a predicar el sapo. Se tienen dos orejas y una boca para oír mucho y hablar poco… En una anécdota del silencio del zen: Un maestro zen caminaba en silencio con uno de sus discípulos por un sendero de la montaña. Cuando llegaron donde había un cedro antiguo, se sentaron para comer su merienda sencilla a base de arroz y verduras. Después de comer, el discípulo, un monje joven que no había descubierto todavía la clave del misterio del Zen, rompió el silencio para preguntar: “maestro, ¿cómo puedo entrar en Zen?” .Obviamente se refería a la forma de entrar en el estado de la conciencia que es el Zen. El maestro permaneció en silencio. Pasaron casi cinco minutos durante los cuales el discípulo aguardó ansiosamente la respuesta. Estaba a punto de hacer otra pregunta cuando el maestro le preguntó repentinamente, “¿oyes el sonido de esa quebrada en la montaña? “. El discípulo no se había percatado de ninguna quebrada. Estaba demasiado ocupado pensando en el significado del Zen. Entonces prestó atención al sonido y su mente ruidosa comenzó a aquietarse. Al principio no oyó nada. Después, sus pensamientos dieron paso a un estado de alerta, hasta que escuchó el murmullo casi imperceptible de una quebrada en la distancia. “Sí, ahora lo oigo”, dijo. El maestro levantó un dedo y con una mirada a la vez dura y gentil, le dijo, “Entra al Zen desde allí”. El discípulo quedó asombrado. Fue su satori, un destello de iluminación. Sabía lo que era el Zen sin saber qué era lo que sabía. Después siguieron su camino en silencio. El discípulo no salía de su asombro al sentir la vida del mundo que lo rodeaba. Lo experimentó todo como si fuera la primera vez. Sin embargo, poco a poco comenzó a pensar nuevamente. El ruido de su mente sofocó nuevamente la quietud de su conciencia y no tardó en formular otra pregunta: “maestro”, dijo, “he estado pensando. ¿Qué hubiera dicho usted si yo no hubiera logrado oír la quebrada en la montaña?” El maestro se detuvo, lo miró, levantó el dedo y dijo, “Entra al Zen desde allí”.
En otras circunstancias, guardar silencio es no responder ante una pregunta que exija respuesta. En este caso, el silencio no sólo se rompe por la expresión hablada, sino también por la escrita, que manifiesta la voluntad del receptor del mensaje. No siempre el simple silencio verbal significa falta de respuesta, ya que ésta puede ser dada expresamente por escrito o por signos evidentes, como cuando se asiente con la cabeza; o puede darse la respuesta de manera tácita, que se expresa comenzando a ejecutar el acto de que se trate sin mediar palabra o texto escrito, como cuándo alguien acepta contratar un vehículo de transporte público, subiendo al mismo y pagando por el traslado, sin pronunciar palabra. La palabra silencio se identifica y puede significar el estar callado. Lo que se calla es la intencionalidad, pero no para entrar en la escucha de un silencio que debe ser escrito con mayúsculas, como si se trata de un silencio ontológico, sino simplemente para oír. El silencio del oído será, el silencio de la escucha dirigida. Si se presta oídos al mundo, el oído se llena de sonidos. Siempre hay sonidos, ruidos, un perro que ladra, el viento que pasa, el teléfono, o los pájaros que cantan. "Esto es lo que llamo silencio" afirma Cage. "es decir un estado libre de intención, porque —por ejemplo- siempre tenemos sonidos; y en consecuencia no disponemos de ningún silencio en el mundo. Estamos en un mundo de sonidos. Le llamamos silencio cuando no encontramos una conexión directa con las intenciones que producen los sonidos. Decimos que es un mundo silencioso (quieto) cuando en virtud de nuestra ausencia de intención, no nos parece que haya muchos sonidos. Cuando nos parece que hay muchos, decimos que hay ruido. Pero entre un silencio silencioso y un silencio lleno de ruidos, no hay una diferencia realmente esencial. Esto que va del silencio al ruido, es el estado de no-intención, y es este estado el que me interesa". Atender al silencio es escuchar lo que usualmente se escapa, lo que pasa desapercibido. Para ello es preciso parar la actividad y dirigirse hacia lo que se debe hacer para escuchar. En la Música: El silencio son interrupciones momentáneas o pasajeras de una o varias partes vocales o instrumentales en la composición musical, y también los signos representativos de las citadas interrupciones. Los silencios corresponden a los distintos valores de las notas. Aunque el valor estético del silencio varía según el lugar que éste ocupa dentro del compás, en todo caso constituye el equivalente negativo del sonido al cual substituye. Así, en éste ámbito, el silencio es un signo que indica la duración de una pausa. Todas las notas musicales tienen su propio silencio, cuyos valores corresponden a la duración de cada nota. No obstante, es posible definir al silencio como una nota que no se ejecuta. Siendo un ejemplo singular el detener la rueda de la escucha intencional lo que propuso el músico hace ya cincuenta años cuando compuso 4'33''. Su título, como es sabido, indica la duración de la interpretación: 33’’, 2’40’’ y 1’20’’. El pianista, en su estreno (D.Tudor), indicaba el inicio de cada parte cerrando la tapa del piano y al final abriéndola. Con 4’33’’ se atiende al sonido, al silencio sonoro que siempre coexiste en el espacio de ejecución de una obra musical. Esta obra que, ciertamente, incitó la cólera de muchos oyentes, pretendía abrir la escucha a todos los sonidos, mostrar que lo que denominamos silencio está regido por la intencionalidad. Se trataba pues, de aprender a escuchar, de no taparse los oídos con unos sonidos prefijados y atender a todos los sonidos que se acallan con la palabra silencio. Pero 4’33’’, como Cage afirmaba, supone aún una escucha medida, por eso el músico compone diez años después 0’00’’, otorgando todo el tiempo a la escucha. Y en ese tiempo cero, el silencio es como la esfera de H. D. Thoreau, una esfera en la que cada sonido es como una burbuja en su superficie. Reflexiones finales: El silencio es un estado de diferente extensión y duración, es la suma total de todos los pequeños silencios que se llevan dentro, algo que puede ser ampliado y prolongado en la voluntad, sin obstrucción; dónde no puede ser alcanzado por pensamiento alguno, ciertamente difícil y complejo, pero que crece o disminuye según el propio esfuerzo personal. Si por el contrario, se estima que nada tiene que ver con el momento y la intimidad, poco importa el resultado del mismo. Jamás llegaremos a entendernos si no olvidamos los pensamientos distractores, destructivos, opuestos a la calma profunda, es decir, si no sentimos y experimentamos el silencio verdadero. Aquello que nos hace genuinos ante nuestra mismidad. Más aún, si se continúa atrapado en las paredes de emociones e ideas contradictorias, o se es producto de la inmensa manipulación de las masas, carente de la más mínima autocrítica. En el silencio verdadero, ningún significado tienen el pasado ni el mañana, ni el más allá, en este estado el tiempo sólo existe en el presente, y el espacio es sólo otro aspecto del tiempo. Mientras se conserve la esencia de éste, y se acepte la existencia propia dentro de ello, y como algo enteramente transitorio, se podrá obtener el más loable fruto. Pues no solo nos hayamos cara a cara con el silencio, sino que nos convertimos en él… Y después de esto, ya no se es como el de antes, ni otro diferente a sí mismo. Por otra parte, el lugar donde puede generarse el silencio consciente y voluntario, es en la vida cotidiana, en el espacio de la lucha y sufrimiento, de las diversiones y distracción, de la manipulación y confusiones. Allí se habrá de modelar y establecer un orden estratificado, y sólidamente construido en la base silenciosa del silencio voluntario. Es casi, como si la mente (razón, sentimiento, memorias… etc.), entrara en sí misma, empezando del exterior al interior, por capas, de la superficie al fondo, desnudándose de toda clase de ruidos y palabras; dónde ideas y emociones pierden su significado, creando el propio reino del silencio, un estado de profunda tranquilidad, con sólida calma, de la paz efectiva y voluntaria, y a partir de ello, se crea y se destruye, se redistribuye y organiza sistematizada la energía para el vivir pleno.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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LÓGICA Aspectos históricos y evolución.
Introducción: El ser humano obtiene información y conocimiento del mundo donde vive y de sí mismo, en diversas formas, tanto físicas como intelectuales. Instintivamente, observa, generaliza, aprende, y busca comprender. Aunque en el curso de su evolución, es hasta en los últimos milenios que ha reflexionado acerca de sus propios mecanismos del conocimiento. Al respecto, se puede seguir su desarrollo con los datos históricos, si bien, éste material está en cantidad abrumadora en determinadas épocas, pero en otras es aun fragmentario, y se estudia en el presente. Pues el pasado permanece sumido y olvidado mientras no se le encuadre en un proceso discursivo, coherente, dotado de sentido, y es la historia como ciencia y arte la que investiga los hechos, los elabora, contrasta y establece conexiones, aunque no sea posible adoptar una posición exenta de prejuicios. Al margen del tema y eliminando por completo la parcialidad humana.
Objetivo: El propósito básico de este trabajo es mostrar un conjunto de conocimientos y reflexiones que permitan trazar el curso y evolución de la lógica, explorando los conocimientos acumulados, evitando en lo posible el que sean una masa amorfa, soterrada y frecuentemente deformada, tomando como guía el presentar un cuadro visible e inteligible de ella.
Consideraciones Preliminares: La condición básica para entender y desarrollar cualquier problema consiste en definir el objeto a que se refiere. Si bien, hay doctrinas que avalan el fin didáctico de la lógica y la convierten en el arte del pensar. Otras le dan un sentido objetivo, como verificación de la prueba, acercándose a la lógica material (epistemología), otras ven el plano abstracto del conocimiento, adoptando solo las formas puras. En un sentido opuesto van las teorías que la hacen depender de la ontología y muestran al conocimiento indisolublemente ligado a la realidad. Algunos la remitieron a las facultades mentales y postulan como un apartado de la psicología, puesto que el pensamiento es un hecho psicológico. Otros manifiestan que como el conocimiento requiere un medio de expresión, conciben a la lógica como un derivado de la lingüística entrelazado principalmente con la semántica. Por otra parte, resalta la matemática como un modelo de concatenación formal de los pensamientos. Finalmente están las ciencias culturales como la sociología, economía y principalmente la historia, que han aportado elementos constructivos al sistema lógico. En este último sentido conviene recordar lo que indica la Teoría lógica del razonamiento: La diferencia que existe entre verdad y validez del razonamiento es que la validez es el proceso del razonamiento y luego viene la verdad. Para que un razonamiento sea válido o correcto se debe de partir de premisas verdaderas. A veces puede haber problemas en la teoría lógica del razonamiento cuando probablemente las premisas no sean verdaderas. Decimos que un razonamiento es válido o correcto cuando partiendo de premisas verdaderas llegamos necesariamente a una conclusión verdadera. Los conceptos tienen dos propiedades pueden ser reales (se refiere a las propiedades del objeto) o formales (se refieren a la forma intelectual). En la teoría del razonamiento la lógica filosófica aborda el estudio del concepto como elemento del juicio y éste como elemento del razonamiento. Ahora bien, en la actualidad, debido a que los computadores trabajan con información binaria, la herramienta matemática adecuada para el análisis y diseño de su funcionamiento es el Álgebra de Boole. El Álgebra de Boole fue desarrollada inicialmente para el estudio de la lógica. Ha sido a partir de 1938, fecha en que Claude Shannon publicó un libro llamado "Análisis simbólico de circuitos con relés", estableciendo los primeros conceptos de la actual teoría de la conmutación, cuando se ha producido un aumento considerable en el número de trabajos de aplicación del Álgebra de Boole a los computadores digitales.
Antecedentes: En muchas culturas han empleado intrincados sistemas de razonamiento, e incluso, el pensamiento lógico estaba ya implícito en Babilonia en algún sentido; la lógica como análisis explícito de los métodos de razonamiento ha recibido un tratamiento sustancial solo originalmente en tres tradiciones: la Antigua China, la Antigua India y la Antigua Grecia. Aunque las fechas exactas son inciertas, particularmente en el caso de la India, es probable que la lógica emergiese en las tres sociedades hacia el siglo IV a. C. El tratamiento formalmente sofisticado de la lógica proviene de la tradición griega, especialmente del Organon aristotélico, cuyos logros serían desarrollados por los lógicos islámicos, y luego, por los lógicos de la Edad Media europea.
Desarrollo: Mesopotamia En Mesopotamia, el Manual de diagnóstico médico de Esagil-kin-apli, escrito en el siglo XI a. C., se basó en un conjunto lógico de axiomas y asunciones, para determinar el problema de la enfermedad, su etiología y su desarrollo futuro, y las posibilidades de recuperación. Durante los siglos VII y VIII a.C., los astrónomos babilonios empezaron a utilizar una lógica interna en sus sistemas de predicción planetaria que fue una importante contribución a la lógica y la filosofía de la ciencia. El pensamiento babilónico tuvo una considerable influencia en el pensamiento de la Grecia arcaica.
La Antigua Grecia En la Antigua Grecia, emergieron dos tradiciones lógicas opuestas. La lógica estoica estaba enraizada en Euclides de Megara, discípulo de Sócrates, y con su concepción de la lógica proposicional es la que quizás esté más próxima a la lógica moderna. Sin embargo, la tradición que sobrevivió a las influencias de culturas posteriores fue la peripatética, que tuvo su origen en el conjunto de obras de Aristóteles, conocido como Organon (instrumento), la primera obra griega sistemática sobre lógica. Se atribuye a Aristóteles la paternidad de esta disciplina. Partiendo de que corresponde a Aristóteles haber sido el primero en tratar con todo detalle la lógica. En un principio se llamó Analítica, en virtud del título de las obras en que trató los problemas lógicos. Los escritos de Aristóteles relativos a estos eventos fueron recopilados por sus discípulos con el título de Organon, por considerar que la lógica era un instrumento para el conocimiento de la verdad. Aristóteles se planteó cómo es posible probar y demostrar que un conocimiento es verdadero, es decir, que tiene una validez universal. Aristóteles encuentra el fundamento de la demostración en la deducción, procedimiento que consiste en derivar un hecho particular de otro general. La forma en que se afecta esa derivación es el silogismo, por cuya razón la silogística llega a ser el centro de la lógica aristotélica. El nombre de la Lógica, no procede de él, y era llamada en un principio Analítica, más tarde recibió su nombre de (logique techne), es decir, arte del pensamiento o de la razón, y de logos tratado o ciencia que lo estudia. La palabra Lógica, era ya de uso común en la época de Cicerón. Además de lo anterior, Aristóteles dedica varios trabajos a una teoría de las categorías; establece el principio de contradicción, y el de la exclusión de medio, plantea el problema de la inducción, a la que da el nombre de Epagoge; somete a un análisis profundo las ideas de la definición y la clasificación. No obstante, incluyó en la estructuración de la Lógica un concepto sumamente complicado y peligroso en su evolución posterior; la confusión de los problemas lógico y metafísico. Aristóteles considera las ideas o conceptos, mediante los cuales pensamos las cosas, como copias de la esencia de las cosas y en consecuencia, las formas y leyes del pensamiento (categorías, axiomas), como formas y leyes del ser. De este modo también creó, la llamada Lógica Metafísica, por lo que creó desde el principio una grave dificultad a su desarrollo ulterior. Aristóteles de Estagira (384 a.C. – 322 a.C.) es así considerado como creador de la Lógica, sin embargo, sus predecesores desarrollaron y cultivaron la inferencia y la prueba en los diferentes debates que por aquel tiempo realizaban los filósofos. En el plano sintáctico y semántico del lenguaje, Protágoras fue el primero en estudiar las oraciones, Platón en su obra Sofista trató también las afirmaciones y las negaciones, introduce la noción del método axiomático que más tarde fue completado por Aristóteles y aporta a la lógica la introducción del uso de variables, las proposiciones por su cantidad, su cualidad y el raciocinio deductivo. Más adelante Teofrasto y Eudemo aportaron los silogismos hipotéticos condicionales perteneciente a la lógica de las proposiciones; Los Megariacos plantean el significado de las proposiciones “Si - entonces” los Estoicos desarrollan la lógica Verdadero – Falso de las proposiciones. Por otra parte, el examen de Aristóteles del silogismo permite interesantes comparaciones con el esquema indio de la inferencia y la menos rígida discusión china. A través del latín en Europa occidental y de distintas lenguas orientales como el árabe, armenio y georgiano, la tradición aristotélica fue considerada de forma especial para la codificación de las leyes del razonamiento. Solo a partir del siglo XIX cambió este enfoque.
La Antigua India: Dos de las seis escuelas indias de pensamiento están relacionadas con la lógica: Nyāya y Vaisheshika. Los Nyaya Sutras de Aksapada Gautama constituyen el núcleo de textos de la escuela Nyaya, una de las seis escuelas ortodoxas de filosofía hindú. Esta escuela realista trabajó con un rígido esquema de inferencia de cinco miembros que engloba una premisa inicial, una razón, un ejemplo, una aplicación y una conclusión. La filosofía budista idealista se convirtió en la principal oponente de los Naiyayikas. Nāgārjuna, el fundador del camino intermedio Madhyamika, desarrolló un análisis conocido como "catuskoti" o tetralemma. Esta argumentación de cuatro aspectos examinó y rechazó sistemáticamente la afirmación de una proposición, su negación, la afirmación conjunta y negación, y finalmente, el rechazo de su afirmación y negación. Pero fue con Dignāga y su sucesor Dharmakirti con quienes la lógica budista alcanzó su mayor altura. Su análisis, centrado en la definición de la implicación necesariamente lógica, "vyapti", conocida también como concomitancia o penetración invariable. A este fin, fue desarrollada una doctrina conocida como "apoha" o diferenciación. Comprende lo que se podría llamar la inclusión y exclusión de propiedades definitorias. Las dificultades concernientes a esta empresa, en parte, estimularon a la escuela neoescolástica de Navya-Nyāya, que introdujo un análisis formal de la inferencia en el siglo XVI.
La Antigua China En China, un contemporáneo de Confucio, Mozi, "Maestro Mo", es considerado como el fundador de la escuela Mohista (mohísmo), cuyos principios están relacionados con temas como la inferencia válida y las condiciones de las conclusiones correctas. En particular, una de las escuelas que siguieron al mohísmo, los lógicos, es considerada por varios expertos como la primera que investigó la lógica formal. Desafortunadamente, debido a la rígida normativa legal durante la dinastía Qin, esa línea de investigación desapareció de China hasta la introducción de la filosofía india por parte del budismo.
La Edad Media Se entiende habitualmente por "lógica medieval" (también conocida como "lógica escolástica") la forma de la lógica aristotélica desarrollada en la Europa medieval en el periodo de c 1200–1600. Esta tarea comenzó tras las traducciones al latín del siglo XII, cuando textos árabes sobre lógica aristotélica y la lógica de Avicena fueron traducidos a la lengua de Roma. Aunque la lógica de Avicena tuvo influencia en los primeros lógicos medievales europeos tales como Alberto Magno, la tradición aristotélica se convirtió en la dominante debido a la importante influencia del averroísmo. Tras la fase inicial de traducciones, la tradición de la lógica medieval fue desarrollada en manuales como el de Petrus Hispanus (siglo XIII), de identidad desconocida, que fue autor de un manual estándar sobre lógica, el Tractatus, que fue bien conocido en Europa durante varios siglos. La tradición alcanzó su punto más alto en el siglo XIV, con las obras de Guillermo de Ockham (c. 1287–1347) y Jean Buridan. Un rasgo del desarrollo de la lógica aristotélica se conoce con el nombre de teoría de la suposición, un estudio de la semántica de los términos de la proposición. Las últimas grandes obras de esta tradición es de J. Poinsot (1589–1644) en Lógica Proposicional. Y la obra Disputas metafísicas de Francisco Suárez (1548–1617). En el mundo islámico: Durante un tiempo tras la muerte de Mahoma, la ley islámica consideró importante formular estándares para los argumentos, lo que dio lugar a una nueva aproximación a la lógica en Kalam, pero esta aproximación fue más tarde desplazada por ideas tomadas de la filosofía griega y helenística con el auge de los filósofos de la escuela Mu'tazili, que valoraron extraordinariamente el Organon de Aristóteles. Las obras de los filósofos islámicos con influencias helenísticas fueron cruciales para la recepción de la lógica aristótelica en la Europa medieval, junto con los comentarios sobre el Organon elaborados por Averroes. Las obras de al-Farabi, Avicena, al-Ghazali y otros lógicos musulmanes que en ocasiones criticaron y corrigieron la lógica aristotélica e introdujeron sus propias formas de lógica, también desempeñaron un papel central en el subsecuente desarrollo de la lógica europea medieval. La lógica islámica no solo incluye el estudio de modelos formales de inferencia y su validación, sino también elementos de la filosofía del lenguaje y elementos de epistemología y metafísica. Debido a disputas con gramáticos árabes, los filósofos islámicos estuvieron muy interesados en trabajar en el estudio de las relaciones entre lógica y lenguaje, y dedicaron muchas discusiones a la cuestión del objeto de interés y objetivos de la lógica en relación con el razonamiento y el habla. En el área del análisis lógico-formal, elaboraron la teoría de los términos, proposiciones y silogismos. Consideraron el silogismo como la forma a la que toda argumentación racional podía reducirse, y consideraron la teoría silogística como el punto central de la lógica. Incluso, la poética fue considerada, en ciertos aspectos, como un arte silogístico por muchos de los más importantes lógicos islámicos. Entre los más importantes desarrollos realizados por los lógicos musulmanes está el de la lógica de Avicena como sustituta de la lógica aristotélica. El sistema lógico de Avicena fue responsable de la introducción del silogismo hipotético, de la lógica modo-temporal y de la lógica inductiva. Otro importante desarrollo en la filosofía islámica es el de una estricta ciencia de la cita, la isnad o "revisión", y el desarrollo de un método científico de investigación abierta para poner en cuestión determinadas afirmaciones, la ijtihad, que podía aplicarse normalmente a muchos tipos de cuestiones. Desde el siglo XII, a pesar de la sofisticación lógica de al-Ghazali, el auge de la escuela Asharite al final de la Edad Media limitó poco a poco la obra original sobre lógica en el mundo islámico, aunque continuó posteriormente en el siglo XV.
Edad Moderna: La evolución de la lógica se relaciona directamente con la filosofía moderna. Con el vasto programa intelectual de Bacon, de una nueva ciencia basada en un nuevo método científico expuesto en su obra capital NOVUM ORGANON (1620) y su lucha con el predominio Aristotélico. Así nacieron y crecieron lógica y filosofía a la sombra del racionalismo Cartesiano combinados con la vieja tradición aristotélica, y fecundadas por el empirismo inglés, especialmente por Locke y Hume. Si bien, Descartes (1596-1650) no dedicó a la Lógica ninguna obra especial, habla de ella en casi todos sus escritos, como en REGULAE AD DIRECTIONEM INGENII. (Reglas para la dirección del entendimiento). De la escuela Cartesiana surgen tres direcciones principales en la Lógica. A)-Lógica de Port Royal con A. Arnauld y P. Nicole (1662). B)-Lógica de los Ocasionalistas con A. Geulinex C)-Del Cartesiano alemán Joh. Glauberg. Por su parte, Descartes investiga el concepto de verdad y establece, como criterio del conocimiento verdadero, las ideas claras y distintas, en metodología científica distingue como tales la deducción, y la inducción. La intuición, como fuente de verdades absolutamente ciertas por su evidencia inmediata. Desarrolla además una teoría propia del juicio y el error. No obstante, la riqueza de la obra de Baruch Spinoza (1632-1677), ejerció escasa influencia en la Lógica. No así, la obra de T. Hobbes (1588-1679), con sus estudios de la naturaleza del pensamiento, que considera como un cálculo (adición y sustracción de conceptos y definiciones), así como la relación entre lenguaje y pensamiento, estando su base en las palabras como signos y símbolos de las representaciones. En el caso de Locke (1632-1704), su influencia es mayor en la lógica llamada psicologista, y de forma semejante a la obra D. Hume (1711-1776). Ahora bien, algunas definiciones de la Lógica de especial interés son: De la Lógica de Port Royal (1662), con un enfoque propedéutico, siendo en realidad de un grupo de pensadores franceses como del Arte de Pensar. Afirmando a la lógica como el arte de bien conducir la razón en el conocimiento de las cosas, tanto para instruirse uno mismo como para instruir de ello a los demás. Sin embargo, la lógica idealista del francés Destutt de Tracy (1754-1836), sostiene que la lógica debe ser: una ciencia puramente especulativa, que consiste solo en el examen de la formación de nuestras ideas, de su modo de expresión, de su combinación y deducción, de dicho examen resultará el conocimiento de los caracteres de la verdad y de la certidumbre, así como las causas de la incertidumbre y el error. Por otra parte, destaca J. Stuart Mill (1836-1873) en la Lógica Inductiva. Que la entiende como la ciencia de las operaciones intelectuales que sirven para la constitución de la prueba…un análisis exacto del procedimiento intelectual que se denomina razonamiento o inferencia, así como las diversas operaciones que lo facilitan. Establece y fundamenta sobre este análisis un cuerpo de reglas o cánones para certificar la validez de toda prueba de una proposición dada. Corresponde a una lógica de la experiencia y en el carácter probatorio del conocimiento. Se relaciona principalmente a la ciencia de la naturaleza y su problema clave radica en el modo como se verifique la prueba y el concepto que se tenga de la realidad. En la Lógica Metafísica es G.F. Hegel (1770-1831), quien da el primer gran paso para incorporar a la lógica el problema del objeto, conduciéndola al tema de la verdad, entendida en su sentido metafísico diciendo: (( En la lógica, más que en ninguna otra ciencia, se siente la necesidad de comenzar por el objeto mismo, sin reflexiones preliminares. Hasta ahora, el concepto de la lógica se fundaba sobre la separación dada de una vez para siempre en la conciencia ordinaria, del contenido del conocimiento y de la forma de éste, es decir, en la separación de la verdad y la certeza… La antigua metafísica tenia, a este respecto, un concepto más elevado del pensamiento del que se ha vuelto corriente en nuestros días… Esta metafísica , por lo tanto, estimaba que el pensamiento y las determinaciones del pensamiento no eran algo extraño al objeto, sino que constituían más bien su esencia… el pensamiento en su determinaciones inmanentes y la naturaleza verdadera de las cosas constituyen un solo y el mismo contenido)). Por otra parte, la Lógica entendida como arte y ciencia está representada por E. Stanley Jevons (1835-1882). ((La lógica es, pues, la ciencia que se ocupa de determinar y describir las formas generales del razonamiento, que emplearemos siempre que razonemos válidamente… La Lógica es ciencia mientras investiga exclusivamente los principios necesarios y las formas del pensamiento, enseñándonos a conocer en que consiste el recto pensar, y es arte cuando se ocupa de trazar reglas que ayuden a descubrir razonamientos erróneos. La ciencia nos enseña a conocer, y el arte, a obrar.)) Finalmente la época moderna marca el inicio de la Lógica Matemática. El precursor de esta lógica es G. Leibniz quien introdujo el cálculo lógico llamado “Mathesis Universalis” que fuese operacionalmente mecánico, inequívoco y no cuantitativo que permitiera acabar con todas las disputas y controversias. También desarrolló el cálculo de la Lógica Proposicional. Sostuvo que el orden es libertad, y descubrió el cálculo diferencial. Euler Leonhard (1707-1783) es otro de los precursores de la Lógica Matemática, introdujo los diagramas que llevan su nombre para ilustrar geométricamente los silogismos. Además de obras en aritmética analítica, álgebra y cálculo en otras más. Edad Contemporánea:
El siglo XIX se caracteriza por el alto nivel de abstracción que alcanza la lógica matemática destacando Hamilton sobre la cuantificación. Augusto de Morgan considera que la base común de la lógica, radica en las relaciones de inclusión o exclusión parcial o total entre clases; George Boole construye la Teoría de Clases. Venn aclara los procedimientos de Boole representando los procesos algebraicos en los diagramas de Venn. Giussepe Peano da a la lógica el nombre de lógica matemática creando un lenguaje simbólico para las demostraciones matemáticas, y propuso el uso de los puntos auxiliares y un modo de simbolizar los cuantificadores. Por otra parte, para usar la lógica simbólica, no es necesario tomar partido ideológico, positivista, tomista, cientificista etc. Es un lenguaje propio que busca superar los tres lenguajes como son el cognoscitivo, el valorativo y el prescriptivo; se forma de partículas lógicas y partículas fácticas, susceptibles de intercambiarse casi mecánicamente para dar paso a la formación de los juicios. Pretende evitar la vaguedad, confusión y equívocos de las palabras usadas en los razonamientos. La Lógica Clásica o Aristotélica no posee la potencia de la lógica simbólica y sus métodos no pueden ser aplicados para que abarquen la inferencia asilogística. Si bien, la objetó Bertrand Russell, en su obra “Los Principios de la matemática” propone que las matemáticas puedan reducirse a una rama de la lógica generando en su obra investigaciones sobre la inferencia y sus respectivas aplicaciones. En el siglo XX la lógica simbólica, que tanto debía a la matemática, había desembocado, desde principio del siglo, en cuestiones irresolubles. Esto produjo un paulatino alejamiento de la lógica con respecto a la matemática, así como un deslindamiento de las competencias respectivas. Por un lado, la lógica, alejándose del excesivo formalismo y simbolismo, empieza a ocuparse y preocuparse de problemas semánticos, es decir, de las relaciones entre los símbolos y lo que expresan. Se produce así un acercamiento de la lógica a la lingüística y a la epistemología. Filósofos como L. Wittgenstein, R. Carnap inicialmente bajo la influencia formalista y logicista, dan un viraje en su filosofar orientándose hacia preocupaciones lógico - semánticas. Por otra parte, y en relación con la Lógica material (epistemología), Karl Popper, considera que uno de los rasgos característicos de la Lógica del descubrimiento científico, es que permite seleccionar simultáneamente varias teorías rivales, lo cual se facilita aún más cuando se dispone de un lenguaje neutro para la observación. Así, el conocimiento no posee ninguna base de infalibilidad que se fundamente en la experiencia sensible o en la razón. Nuestros sentidos, estimulados y controlados por la práctica de la experimentación, ejercen una función crítica sobre los conocimientos que son fruto de la imaginación, y este procedimiento no es estrictamente racional o lógico. Por su parte, Luis Couturat (1868-1915), filósofo matemático sostiene: ((Concibo a la Lógica, en el sentido clásico tradicional, como ciencia normativa de las leyes formales del pensamiento exacto. Si esta ciencia, como tantas otras, ha realizado un enorme progreso en el siglo XIX, y ha asumido una forma especial, análoga a la forma algebraica de las matemáticas, tal progreso y tal forma no han alterado en manera alguna su naturaleza, al contrario, son conformes a su esencia.))
Conclusión: La lógica como otras ciencias, tiene una larga evolución, compleja y difícil como su mismo objeto de estudio, que como un acto producto de la concurrencia de múltiples factores tiene muchas áreas aún desconocidas y están bajo intensa investigación actual. Realizar su historia es más un proceso que un resultado, pues el mundo de las cosas en la naturaleza se modifica y se desarrolla continuamente, por lo que el conocimiento de las leyes de la transformación y evolución sujetas al espacio-tiempo deben corresponder tanto a nivel descriptivo como interpretativo a la realidad en que ocurren. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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