|
Tudo com você tem outro sabor. Talvez seja o tempero do amor.
Tudo em você me seduz. Você é minha espada e também minha cruz.
A.J. Cardiais
|
Poeta
|
|
Quero uma mulher, que me queira. Para não viver numa brincadeira de cabo-de-guerra.
Quero uma mulher, Que me ame. Para não viver num vexame de toda hora se desentender.
Quero uma mulher, que saiba viver, que saiba querer e me domine sem saber...
Aí, eu me entrego, com todo prazer.
A.J. Cardiais
|
Poeta
|
|
Amor empieza por desasosiego, solicitud, ardores y desvelos; crece con riesgos, lances y recelos; susténtase de llantos y de ruego.
Doctrínanle tibiezas y despego, conserva el ser entre engañosos velos, hasta que con agravios o con celos apaga con sus lágrimas su fuego.
Su principio, su medio y fin es éste: ¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío de Celia, que otro tiempo bien te quiso?
¿Qué razón hay de que dolor te cueste? Pues no te engaño amor, Alcino mío, sino que llegó el término preciso.
|
Poeta
|
|
Al que ingrato me deja, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constante adoro a quien mi amor maltrata; maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante y soy diamante al que de amor me trata; triunfante quiero ver al que me mata y mato a quien me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo; si ruego a aquél, mi pundonor enojo: de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo por mejor partido escojo de quien no quiero, ser violento empleo, que de quien no me quiere, vil despojo.
|
Poeta
|
|
Amante dulce del alma, bien soberano a que aspiro, tú que sabes las ofensas castigar a beneficios; divino imán en que adoro hoy que tan propicio os miro que me animás a la osadía de poder llamaros mío; hoy, que en unión amorosa, pareció a vuestro cariño, que si no estabais en mí era poco estar conmigo; hoy, que para examinar el afecto con que os sirvo, al corazón en persona habéis entrado vos mismo, pregunto ¿es amor o celos tan cuidadoso escrutinio? que quien lo registra todo da de sospechar indicios. Mas ¡ay, bárbara ignorante, y que de errores he dicho, como si el estorbo humano obstara al lince divino! Para ver los corazones no es menester asistirlos; que para vos son patentes las entrañas del abismo. Con una intuición presente tenéis en vuestro registro, el infinito pasado, hasta el presente finito; luego no necesitabais, para ver el pecho mío, si lo estáis mirando sabio, entrar a mirarlo fino; luego es amor, no celos, lo que en vos miro.
|
Poeta
|
|
Divino dueño mío, si al tiempo de partirme tiene mi amante pecho alientos de quejarse, oye mis penas, mira mis males.
Aliéntese el dolor, si puede lamentarse, y a la vista de perderte mi corazón exhale llanto a la tierra, quejas al aire.
Apenas tus favores quisieron coronarme, dichoso más que todos, felices como nadie, cuando los gustos fueron pesares.
Sin duda el ser dichoso es la culpa más grave, pues mi fortuna adversa dispone que la pague con que a mis ojos tus luces falten,
¡Ay, dura ley de ausencia! ¿quién podrá derogarte, si a donde yo no quiero me llevas, sin llevarme, con alma muerta, vivo cadáver?
¿Será de tus favores sólo el corazón cárcel por ser aun el silencio si quiero que los guarde, custodio indigno, sigilo frágil?
Y puesto que me ausento, por el último vale te prometo rendido mi amor y fe constante, siempre quererte, nunca olvidarte.
|
Poeta
|
|
Hirió blandamente el aire Con su dulce voz Narcisa, Y él le repitió los ecos Por boca de las heridas.
De los celestiales Ejes El rápido curso fija, Y en los Elementos cesa la discordia nunca unida.
Al dulce imán de su voz Quisieran, por asistirla, Firmamento ser el Móvil, El Sol ser estrella fija.
Tan bella, sobre canora, Que el amor dudoso admira, Si se deben sus arpones A sus ecos, o a su vista.
Porque tan confusamente Hiere, que no se averigua, si está en la voz la hermosura, O en los ojos la armonía.
Homicidas sus facciones El mortal cambio ejercitan; Voces, que alteran los ojos Rayos que el labio fulmina.
Quién podrá vivir seguro, si su hermosura Divina Con los ojos y las voces Duplicadas armas vibra.
El Mar la admira Sirena, Y con sus marinas Ninfas Le da en lenguas de las Aguas Alabanzas cristalinas: Pero Fabio que es el blanco Adonde las flecha tira, Así le dijo, culpando De superfluas sus heridas: No dupliques las armas, Bella homicida, que está ociosa la muerte Donde no hay vida.
|
Poeta
|
|
Dos dudas en que escoger Tengo, y no se a cual prefiera, Pues vos sentís que no quiera Y yo sintiera querer.
Con que si a cualquiera lado Quiero inclinarme, es forzoso Quedando el uno gustoso Que otro quede disgustado.
Si daros gusto me ordena La obligación, es injusto Que por daros a vos gusto Haya yo de tener pena.
Y no juzgo que habrá quien Apruebe sentencia tal, Como que me trate mal Por trataros a vos bien.
Mas por otra parte siento Que es también mucho rigor Que lo que os debo en amor Pague en aborrecimiento.
Y aun irracional parece Este rigor, pues se infiere, Si aborrezco a quien me quiere ¿qué haré con quien aborrezco?
No se como despacharos, Pues hallo al determinarme Que amaros es disgustarme Y no amaros disgustaros;
Pero dar un medio justo En estas dudas pretendo, Pues no queriendo, os ofendo, Y queriéndoos me disgusto.
Y sea esta la sentencia, Porque no os podáis quejar, Que entre aborrecer y amar Se parta la diferencia,
De modo que entre el rigor Y el llegar a querer bien, Ni vos encontréis desdén Ni yo pueda encontrar amor.
Esto el discurso aconseja, Pues con esta conveniencia Ni yo quedo con violencia Ni vos os partís con queja.
Y que estaremos infiero Gustosos con lo que ofrezco; Vos de ver que no aborrezco, Yo de saber que no quiero.
Sólo este medio es bastante A ajustarnos, si os contenta, Que vos me logréis atenta Sin que yo pase a lo amante,
Y así quedo en mi entender Esta vez bien con los dos; Con agradecer, con vos; Conmigo, con no querer.
Que aunque a nadie llega a darse En este gusto cumplido, Ver que es igual el partido Servirá de resignarse.
|
Poeta
|
|
Pues estoy condenada, Fabio, a la muerte, por decreto tuyo, y la sentencia airada ni la apelo, resisto ni la huyo, óyeme, que no hay reo tan culpado a quien el confesar le sea negado.
Porque te han informado, dices, de que mi pecho te ha ofendido, me has, fiero, condenado. ¿Y pueden, en tu pecho endurecido más la noticia incierta, que no es ciencia, que de tantas verdades la experiencia?
Si a otros crédito has dado, Fabio, ¿por qué a tus ojos se lo niegas, y el sentido trocado de la ley, al cordel mi cuello entregas, pues liberal me amplías los rigores y avaro me restringes los favores?
Si a otros ojos he visto, mátenme, Fabio, tus airados ojos; si a otro cariño asisto, asístanme implacables tus enojos; y si otro amor del tuyo me divierte, tú, que has sido mi vida, me des muerte.
Si a otro, alegre, he mirado, nunca alegre me mires ni te vea; si le hablé con agrado, eterno desagrado en ti posea; y si otro amor inquieta mi sentido, sáqueseme el alma tú, que mi alma has sido.
Mas, supuesto que muero, sin resistir a mi infeliz suerte, que me des sólo quiero licencia de que escoja yo mi muerte; deja la muerte a mi elección medida, pues en la tuya pongo yo la vida.
|
Poeta
|
|
Las novias pasadas son copas vacías; en ellas pusimos un poco de amor; el néctar tomamos . . . huyeron los días . . . ¡Traed otras copas con nuevo licor! Champán son las rubias de cutis de azalia; Borgoña los labios de vivo carmín; los ojos oscuros son vino de Italia, los verdes y claros son vino del Rhin.
Las bocas de grana son húmedas fresas; las Negras pupilas escancian café; son ojos azules las llamas traviesas que trémulas corren como almas del té.
La copa se apura, la dicha se agota; de un sorbo tomamos mujer y licor . . . Dejemos las copas. . . ¡Si queda una gota, que beba el lacayo las heces del amor!
|
Poeta
|
|