Prosas poéticas :  Un Patio Vacío.
Un Patio Vacío.

No hay ningún minotauro de cuernos colosales. Ni fuente preciosa de agua fresquísima. Ni limonero florecido. Ni estatua. Tampoco se asoma al patio ventana alguna ni celosía discreta permite una mirada. Es tan solo un patio vacío. No hay cadáver, ni fantasma, ni hormiga. No tiemblan diapasones cristalinos bajo un sol iridiscente. Ni mariposa se posa en su zócalo de mármol sin mancha. Quisiera tal vez tener un ladrido de perro rabioso, pero tampoco hay eso, ni se columpia el aire en la rama de ningún almendro florecido. No repta la sierpe de cascabel, ni crecen los cactus furiosos asesinando el aire entre sus pinchos. Tampoco hay un oculto farol rojo para alumbrarlo en las noches sin lunas. Ni bajo el suelo se esconde el esqueleto de una niña muerta. Ni siquiera lo han andado los pasos meditabundos de un loco. Ni ha temblado la hojarasca inexistente bajo las pisadas del curioso. No se abren arcos góticos para visitarlo. Es un patio cerrado. Sin vida. Quizás está exigiendo la percusión de un violín de plata para ocultar su desvergonzada y quejumbrosa desnudez. No hay maceta con aspidistra verde. Quizás está requiriendo el toque de una trompeta de rubíes. Pero el músico no llega. No llega tampoco el gato nocturno a atravesar la pared que lo separa del tejado vecino. Ni han anidado las golondrinas o vencejos. Pasan las nubes sobre su cuadratura inmaculada, y lo dejan mojado las lluvias que no fructifican. Pero no lo visita ningún niño de ojos verdes. Atruena el granizo, y al fundirse, la solitaria alcantarilla se traga el esfuerzo realizado. Podríamos llenarlo de dragones de fuego verde, podríamos llenarlo de panteras amarillas, o de caballitos rosas, que caracolearan fantásticos en sus poses de curvatura maravillosa, pero está vacío. Podríamos pintar sus paredes con una escena de fantasía celeste, o con el guarismo y algoritmo de una firma cúbica, pero sigue impoluto. He decidido que tengo que reformar este patio. Sembrar rosas o claveles o potos o jazmines. Intacto me parece lamentable. Quizás pudiera poner la maquinaria de un tren eléctrico, pero me parece muy infantil. Debiera de tener una sencilla fuente de agua transparentísima, que con el sol se desdoblara en espejismo y oasis. Lo visitarían las peligrosas avispas rayadas, negras y amarillas, macabras, que me dan bastante miedo, y las libélulas rojas y verdes. Debiera de noche sostener el solitario canto diamantino del grillo, toda la madrugada desnudo bajo las estrellas. Podría poner varias macetas con geranios rojos. Debiera de instalar un banco de mármol o de hierro junto a la fuente. Habría que hacer obras. La taladradora mecánica tendría que abrir un canal, para instalar las cañerías del agua. Sería complicado. Y plantar un níspero, o una morera. Un reloj de sol en una de sus paredes sería estupendo. Pero pasear yo solo sería triste. Bah, ahora no está mal, es como un grito en medio del desierto. En vez de sembrar flores podríamos sembrar cactus, son una imagen más íntima y verdadera de mi alma. Y la fuente podría ser renacentista o moderna. ¿Qué sería lo mejor?, una fuente con estatua, quizás la de un cerdo de bronce, como en Florencia, o un Minotauro echando agua por su boca, un Alien de acero y cristal sería demasiado caro. Una simple fuente de antigua iglesia, una simple pila bautismal bastaría, para que bebiesen los gorriones. Y luego instalar la música, una música suave, caleidoscópica, electrónica, zigzagueante. Bastaría para eso el grillo. Impertinente y maravilloso. Azul. Lástima de patio. Podría haber sido una maravillosa composición de adelfas negras, y es solo una mediocridad de músico fracasado. Lo anduve como un loco sonámbulo dormido y al despertar habían grabado a fuego en sus paredes la palabra “YERMA”.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Poeta

Prosas poéticas :  Convivencia Animal
CONVIVENCIA ANIMAL

Muy pobre me encontraba en la finca de mis viejos,
esa tierra no nos daba ni siquiera pal almuerzo.

Trabajábamos muy duro, sembrando de todo un poco,
pero al final, la cosecha, se la comían eran los otros.

Porque siempre habían muchos que deseaban comer,
de aquellos pocos cultivos que lográbamos coger.

En el campo cultivamos nuestra tierra con esmero,
invirtiendo todo en ella, nuestro esfuerzo y dinero.

Toda esta situación me llevo a quererme ir,
pues ya no encontraba otra opción para mí.

Caminando por la finca exponiéndole al viento mis ideas,
buscando que Dios me oyera y me diera solución.
Fue entonces cuando de pronto una mirla que me oía
comenzó a explicarme el plan que ella tenía.

Fue tal el susto que me dio que de espaldas me caí
mirando a todos lados ignorando lo que oí
me levanté como si nada hubiese pasado allí
pero aquel pájaro me siguió a todo lado a donde fui
tratando de convencerme que no me debía ir.

Ya después de un buen rato, conciencia yo adquirí
que todo esto era cierto y no solo un tropiezo el cual me hizo caer,
y no como aquella vez que pensando en fantasmas
me asustaron unas ramas que el viento hizo mover.

Explícame pues tu plan,amiga por favor
ya que hablas con denuedo mostrándome solución
pareces querer salvarme de tan dura situación.
Ya un poco más relajado escuché con atención
tratando de asimilar que con un pájaro hablaba yo
además de lo que expones un loco parezco hoy.

Qué plan tan descabellado me propone usted a mí,
que con los animales del campo me vaya yo a reunir?
Acaso no es suficiente con hablar aquí los dos.

La mirlita me decía con un dejo de tristeza
quién vendrá a labrar la tierra para darnos de comer
pues ninguno de nosotros tales labores sabe hacer.
De hambre nos moriremos por no querer conciliar,
con aquellos que a nosotros buenas cosas saben dar
unidos lograremos la paz y prosperidad.

Hubo pues la reunión con la broca del café
¿Qué me sugiere usted qué otra planta comer?
Esa pepa es tan rica, por su aroma y sabor
El ánimo a mí me levanta, taladrarla es un placer.

En la finca hay muchas pepas que también saben muy bien
Pero ninguna como ésta, sobre todo cuando se tuesta,
Ya molida y en la mesa para el frio o el calor.

Seguro podrías comer una pepa a la vez
Hasta que no quede ya nada, tal vez se llene usted
y no picar aquí y allá solamente por joder,
dañándome así la cosecha, no me deja qué coger.

El tinto es muy sabroso, no hay bebida como ésta
En la mañana al levantarse, al medio día pa’la siesta
Nosotros los campesinos tomamos tinto seguido
Por eso somos felices la pasamos siendo amigos.
La ardilla se me acercó, a exponer su parecer
Mire usted amigo granjero mi familia muy grande es
Y el cacao que usted cultiva, nos alimenta y da placer
El maíz y demás granos a los niños hace crecer
Por eso comemos tanto, no sabemos más que hacer

Mas si usted deja este campo, a donde iremos pues
Mejor sería que algún acuerdo entre todos podamos hacer
Ya nadie trabaja las tierras, solo ganado quieren tener

Así es amiga mía, repliqué con entusiasmo
La salud se me ha gastado trabajando y trabajando
Para que ustedes se alimenten y se reproduzcan por doquier
¿No creen que tenga yo derecho de comer y de beber?
Solo afrechos me dejan y desorden pa’recoger.

Muchas veces he deseado a plomo hacerlas correr
Pero eso también es muy caro, y problemas me puede traer
Pues la Cas y muchos otros, encima me suelen caer.
Sin darme ningún derecho, pa’poderme defender.

Una solución yo les traigo, a un acuerdo quiero llegar
Necesitamos que se pongan a dieta y en control de natalidad
De esta forma lograremos, convivencia y amistad
También podrían alegrarme con sus bromas y piruetas
Saltando de palo en palo haciendo de esto una fiesta
Que sea todo un espectáculo pa’que muchos las puedan ver.

Dialogando con las hormigas aquellas que llaman arrieras
Se la pasan trasquilando y cargando toda planta que cultivas
Muy juiciosas ellas apilan todas las hojas que allí arriman
Procurando nada les falte en el invierno a sus familias.

Ellas mismas reclamaban,
por época de semana santa por aquí ustedes asoman,
escarbando hasta encontrar aquellas que llaman culonas
que tan ricas les parecen sobre todo por sus colas
pa’que ellas sean sabrosas y sobretodo voluptuosas
nos rompemos las espaldas cargando hasta engordarlas.
Entonces de que se quejan si obtienen tan buena paga.

Esto me pareció grave, no comer ese bocado
Como quiero seguirlas comiendo, me comprometí con ellas
A sembrar algunas plantas que le sirvan de alimento
Y no sigan haciendo daño, en el resto de cultivos
Y así seguir viviendo en la finca como amigos.

Feliz por tan buen comienzo, con muchos otros negocié
La convivencia allí en la finca, con otras especies llegue
con tan buenos resultados, esta reunión terminé
invito a los campesinos, Concilien ustedes también
y obtener muchos beneficios, para todos, sumercé.

By JoseFerchoZamPer
Poeta

Prosas poéticas :  Mamá...
Mamá

Porque el milagro de la vida, jamás dejará de estar asociado con la madre, es imprescindible mantener presente siempre, que por ella, tenemos la capacidad de discernir, de pensar, de hacer algo.

Dalai Lama dice que hay dos días en los que no podemos hacer absolutamente nada, el uno es ayer, porque ya pasó y no podemos cambiar ni mejorar lo que ya ocurrió, el otro es mañana, porque aun no ha llegado y quizás no estemos para hacer algo, cuando ese mañana llegue, de modo que sólo nos queda el hoy, ahora mismo, para vivir, para amar, para agradecer, para perdonar, para redimirnos, para soñar, para bendecir…

Recuerden que si alcanzamos el mañana, otros tal vez no y con dolor infinito, entre esos otros, puede estar la mamá, así que solo como un ejercicio que nos ayude a apreciar de donde vinimos y gracias a quien vivimos, imaginemos lo que será cuidar en el vientre por 40 semanas o 280 días, un ser que crece y que limita, un nuevo ser que en 5920 horas, hará soñar a todos, pero a la mamá a más de ilusiones, le traerá algunos detalles, no precisamente ensoñadores, como la deformación de su cuerpo: caderas que se ensanchan con el vientre; pérdida de tejido óseo; senos que crecen para albergar el alimento que desde sus entrañas, se prepara para ese indefenso y maravilloso ser, que gracias a ella crecerá; etc.

A los cambios físicos, sumemos los psicológicos y de toda índole que podamos imaginar, pero que la mamá los asimila sin miramiento alguno, incluso en la terrible posibilidad de poner en juego su vida, con tal de abrazar esa sublime experiencia de dar a luz, de parir, de recibir su bebé.

Los padres se dice que quedamos enganchados a un hijo, cuando éste nos aprieta un dedo, nos mira y sonríe o cuando nos dice papá; la mamá siente suyo, únicamente suyo, ese hijo que recibirá la vida en el centro de su cuerpo, en cada detalle de su universo, desde que la vida se junta con las células paternas y no tiene forma humana, ni sexo, ni nombre.

También hay aquellas madres, que no tuvieron la bendición de la maternidad, pero anidan en su corazón una cantera de consuelo, de ternura, de amor, para hijos postizos, para sobrinos, para hermanos, vecinos, desconocidos…

A todas las madres y aquí no importa continente, religión, cultura ni condición alguna, a esos seres maravillosos que han sabido ser nido, luz, que son música y aliento, que perseveran en las peores circunstancias, que pueden dar vitalidad hasta con la sonrisa terminal, a aquellas que incluso siendo polvo, siguen siendo inspiración y fortaleza.

¡Gracias por la Vida mamá! Gracias por enseñarnos a apreciarla y a valorarla, porque “… la vida no vale nada sino es para poseerla…”, pero poseerla con pasión, siendo felices y haciendo felices a quienes nos rodean; consigamos entonces, que muchos ramalazos de nuestras vidas consigan destellos de felicidad en la mamá, en muchas sonrisas húmedas, en su apacible mirada, en más de esa dulce ternura que hace tanto bien…

Usted que tiene a su madre cerca, estréchela y en esa indescriptible hermosa sensación, bríndese así mismo esa bendición sin palabras, que llega como caricia de los ojos alegres, luminosos de una madre feliz, que redime sin explicaciones, que sigue dando vida a pesar de que ya nos la brindó…
Poeta

Prosas poéticas :  En el Templo de los Dioses de Marte.
En el Templo de los Dioses de Marte.

Pórfido, alabastro, y malaquita. Mármol rosa y piedra. Escalas que ascienden y giran en el espacio como tornillos de Arquímedes sin fin, Cúpulas que se sostienen sobre inmensas columnas salomónicas, a punto de desplomarse sobre el suelo, en equilibrio inestable e imposible. Vidrieras rojas y verdes, amarillas y azules, rosas, espejos que resuenan sus ecos luminosos, transparencias de cristal limpísimo, vidrios iridiscentes, antorchas de cera perfumada, incienso, mirra, y aluzemas, menta y estoraque. Doce mil arcángeles iracundos blasfemando, de ojos rojos, como la sangre, de cabellos rubios, como el trigo, nivados en la piel, mármoles finos, y alas de plumación aquileña. Presencias hieráticas que condenan y castigan, omnipotencias que pisan serpientes y las aplastan, Bóvedas de crucería con gárgolas siniestras, retorcidas de dolor y de espanto, con las fauces abiertas llenas de colmillos, vomitando fuego y lepra, vomitando tinta y sangre, sangre verde de líquidas malaquitas, tíbores gigantescos llenos de hielo rosa, espuertas de mármol con hielo picado, con diamantes lustrosos y viperinos. Los dioses beben una ambrosía azul en inmensas copas de oro macizo, los titanes chocan sus cabezas, minotauros demenciales, corruptos de ira lasciva, Zeusses de oro macizo lanzan rayos de platino rabiando, enloquecidos por la profanación, las hormigas, naranjas o azulísimas, recorren el cabello de las estatuas, las escaleras no están hechas para los pies humanos, y los tigres de Marte descansan ateridos, en los grandes corredores de zócalo de malaquita. Los dioses Neptunos sueñan con los antiguos mares desecados, perdidos en el barro, los esqueletos de las ballenas se encuentran a millares, con los fósiles de los calamares engullidos en sus estómagos de marfil y hueso, con sus cabelleras de tentáculos deformes, Gorgónas de piedra maciza, sus tridentes de oro se han clavado en los cuerpos de gigantescos tiburones indómitos, con sus bocas erizadas de dientes masacrando focas de alabastro. Catedral inclinada boca abajo, catedral submarina y satánica, templo de una cristiandad marciana extravagante, iglesia de Cíclopes y Lestrigones sangrientos, recinto para Dioses Saturnos esquizofrénicos, tálamo para Jupiters y Danaes de corazón de hierro, cárceles para titanes de granito, penitenciario para Apolos tenebrosos. Pórfido, alabastro, y malaquita. Enormes columnas que no tienen fin en el cielo, simas que bajan hasta el centro de Marte, escalas inclinadas hasta el vértigo, espirales demoníacas sin logaritmos, trece mil íncubos de cabellos de plata, vampiros marcianos con fauces ensangrentadas, sanguinarios zombies de fantasía, de piedra azul y verde, bajo vidrieras fucsias esmeriladas, torreones donde el holocausto es una anécdota, y en donde se celebra una misa a Satán desnudo. Crucificados de oro macizo, con los ojos de esmeraldas, Vírgenes Macarenas de cuadratura imposible, ofuscadas en un calvario de lágrimas de ámbar. Pilas benditas llenas de perfume, azahar y lavanda, romero y claveles, y gigantescos cangrejos de mármol negro. Entrar en este recinto es sentir el peso de lo despiadado de la ira. Entrar en este recinto es comer flores de goma. Entrar en este recinto es arrancarse los ojos del alma. Los viejos elefantes elevan sus trompas de piedra resonante, de oro macizo sus colmillos, y hay cabezas de Cerdo de metal radiactivo como fuentes de agua y de aceite balsámico. El inmortal asesinado chorrea litros y litros de sangre granate, en una agonía interminable. Suenan armonios negros, órganos violetas arañan la entraña de los oídos, y el arpa y la celesta acuchillan el aire como uñas de gato. Suenan tambores y timbales para armonios de rubí fundido, para armonios negros como la brea. La gran estatua del Moloch marciano clava los clavos a un Jesucristo de oro, de cuyos pies y manos surge la lava ardiente, sangre de inmortal crucificado, terriblemente tórrida, y el arroyo sangrante cae hacia las simas como un Iguazú de ira. Solo se asoman al abismo los arcángeles ciegos. Solo pueden tocar las arpas los arpistas sin ojos. Solo pueden mirar la luz las pupilas en sombra, sólo se pueden arrimar al fuego los grandes quemados. Solo pueden beber el vino los ya embriagados, y solo pueden probar el veneno los cadáveres. Los inmensos Dioses marcianos beben una ambrosía azul en cálices de oro macizo, Santos Griales de pavor y esfuerzo. Los atlantes sostienen un cielo imposible. Y el agua desemboca en cisternas de plata. Los náufragos quedan en la playa perfectos en su angustia. Y las bocas muerden algas verdes. Leviatanes de bronce son acuchillados por Neptunos furiosos, de mares inexistentes. Y la lluvia que cae ahoga a los niños recién nacidos. Moloch vence, y Jesucristo sangra sin resucitar jamás. En el Templo de los Dioses marcianos las moscas son devoradas por las arañas y los escorpiones destilan su ira gota a gota sobre los lacrimarios. Y hay jarrones con lirios eternos, sobre las calaveras de los ajusticiados. En las fuentes los azogues de las aguas dicen NO, NO, NO.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero. (nunca llegaré a la perfección y además tengo un handicap, uso gafas, y el sudor empaña los cristales y la reflectancia de ordenador me imposibilita el ser perfecto.)

Miré lo escrito, y vi que me gustaba. Pero que no gustaría a la gente. Demasiado barroco. Demasiado rebuscado. Quizás hasta cursi. Somnoliento.
Poeta

Prosas poéticas :  CUANDO EL CORAZÓN HABLA, NO HAY PALABRAS QUE VALGAN (Cambiado, corregido y ampliado)
A lo largo de una relación, tengo entendido que las cosas pasan por una razón.
A veces imagino que el mundo desaparece ante mis pies, y sólo quedan dos cosas en él, TU Y YO.
El tiempo lo cura todo, pero no del todo. Siempre hay una montaña rusa, con sus altos y sus bajos, con su vuelta de 360 grados que nunca sabes dónde puede parar, si arriba o abajo.
Siempre queda esa sensación de haber tenido un sueño, que a veces puede ser real, y lo real, a veces da miedo.
Pero, ¿por qué miedo?. No entiendo ese sentimiento que todos han tenido
en su vida alguna vez…, al que todos han temido alguna vez.
La mayoría de las cosas cambian a lo largo del tiempo, muchas veces cambian, y cuando no cambian, es que algo pasa…
Algo que no se puede tocar, pero sí percibir. Ahora piensa, lo has de encontrar para poder sentirlo… ¿Lo sientes ahora?. ¿Sientes esa llama cálida, pero al mismo tiempo tan nítida?.
Espera, detente sólo un segundo a pensar qué es lo que estás haciendo. Vuelve a pensar, ¿de verdad lo quieres?.
Ten presente, en todo momento, que siempre pueden aparecer ciertos obstáculos en tu vida. ¿Te rindes?. Yo no conozco esa palabra… rendirse. Eso es de cobardes, de perdedores, no te rindas y lucha por lo que quieres.
Recuerda, ¿o quieres ser cobarde?.
Mira a tu alrededor, y dime qué es lo que ves. ¿No ves el cielo azul que refleja esperanza?. ¿No ves la mar cristalina que fluye despacio, que refleja delicadeza?. ¿No ves esos nobles pinos del gran bosque que reflejan auténtica nobleza?. ¿Es que no lo ves?.
No creo que estés ciego, sólo deja de mirar por tu bien. Preocúpate de lo que pasa ahí fuera, en tu mundo, nuestro mundo. Dime, ¿ves esa fuente?, ¿ves el agua que corre por ella?.
Vuelve la mirada al frente , piensa ¿no es mejor tener a alguien con el que poder compartir todos esos sentimientos?. No te mantengas al margen, eso nunca.
Nunca dudes, ni un segundo, porque sabes lo que eres y sabes lo que tienes.
Sabes perfectamente que tu vida nunca ha sido como querías que fuera. Siente, pero antes espera, reflexiona si caminas en la dirección correcta. Ten claro en tu cabeza todos tus objetivos. ¿O pretendes empezar tu viaje sin haberte preparado lo suficiente?.
¿Tienes miedo ahora? Porque yo sí.
Da un paso al frente, camina y no pares hasta encontrar a alguien que de verdad merezca la pena. Pero, antes de marcharte hazme un favor y llévate contigo mi corazón.
¿Te das cuenta ahora de lo que siento?.
Mírate delante del espejo, y fíjate en una cosa. ¿Te habías dado cuenta antes; tus ojos y tu sonrisa?.
Esos ojos, que llevan consigo un mar lleno de emociones y pensamientos. Ese brillo deslumbrante que penetra en mí y levanta murallas con sólo un parpadeo.
Tu sonrisa, blanca como la luna llena, que llega hasta mi cama y luego me levanto pensando si habría tenido una fantasía… Ese rayo de sol que veo todas las mañanas, tu sonrisa, que no sabes cuán lejos puede llegar.
Mira a las estrellas y mira ahora en tu cama. Encuentras una nota que un día te había dejado. Una canción que te había escrito hacía tiempo, pero que ambos la dejamos de lado.
Ya no importa, volvamos al camino, no te desvíes. ¿Encuentras a alguien?.
Me doy un segundo la vuelta… Cuando me volví ya habías desaparecido. Te busqué por todos los lugares, pero no dabas señal alguna. Caminé, y un poco más lejos te vi, con ella.
Ahora creo que me toca a mí marcharme.
Después del largo camino volví a casa llorando. No había tenido el valor de decirte cuánto te amo, que eres toda mi vida, todo mi mundo. Sólo necesitaba un beso y un abrazo para volver con un recuerdo tuyo, pero veo que has encontrado a alguien que te hace feliz, y me alegro por ti.
Si algún día lees esto, por favor, responde a mis palabras. Sólo te pido ese favor…
Esto no fue como yo esperaba. Pensaba vivir contigo nuestra historia de Shakespeare… Pero esta vez, te toca vivir tu vida.
Sé que has encontrado tu mundo real lleno de fantasías y verdades. Al igual que en la tuya, en mi vida hay alguien que me hace feliz y que sabe hacerme reír, ¿sabes?.
He encontrado a alguien como tú , … ; miento, como tú no hay nadie. Pero nuestras vidas continúan y debemos hacer lo que nos corresponde. El tiempo sigue corriendo y no puedo hacer que las agujas del reloj vuelvan a nuestro momento… Allí se quedaron mis sentimientos.
Cinco años después aquí estamos. Parece que llevo una eternidad intentando comunicarme contigo.
Me enteré de que tu mujer murió y yo acabo de divorciarme. ¿Sería el destino el que nos llevó a reencontrarnos?
Hoy he recibido tu mensaje; hemos quedado. Ahora mismo dejo el lápiz y el papel.
Nos encontramos donde empezó todo, en la plaza en la que un día habías encontrado,-creías haber encontrado-, a tu alma gemela.
Y ahora, tú y yo, cara a cara. Me dirigía hacia la plaza, con la intención de decirte lo que siento, lo que siempre ha vivido en mí. El corazón se me iba a salir del pecho después de tantas noches pensando en ti. ¿Habrías cambiado?
Me pareció ver tu rostro al fondo de la calle. Tu silueta semejaba la de un hombre que acababa de desahogar sus penas en un bar cualquiera. Caían los últimos rayos de sol y lo único que veía era una sombra que se aproximaba.
-¡Charlotte! –gritó.
Era él, era su voz la que me llamaba, que me acompañaba, me despertaba y que de mi cama me levantaba. No sabía cómo reaccionar, no sabía cómo ibas a reaccionar. Así que, me dejé llevar… Me daba igual lo que pasara.


Te acercabas, caminabas lento, decidido, pero lento.
Viniste hacia a mí…
Me tomaste de las manos… las tenías frías. ¿Dónde habrías estado?
¿Por qué cuando me las cogiste no sentí nada?
¿Sería solo mi imaginación?
Por un segundo me sentí en un campo de rosas. Pero fue sólo eso, un segundo. No me preguntes por qué, pero la magia había desaparecido.

FIN
Poeta

Prosas poéticas :  Aproximación a una Ciudad Marciana. Leve reforma y prolongación.
Aproximación a una Ciudad Marciana. Leve reforma y prolongación.

Mármoles, ónices, y alabastros negros. La ciudad se eleva como un gigante caído en la desértica y roja planicie. Ciudad de diez mil puertas ciclópeas, las negras murallas combaten los huracanes. Escalinatas sin fin proclaman la victoria de lo inesperado, los arcos rotos se sostienen como bailarinas dementes, sus finísimos pies sustentan toneladas de peso y horror, bajo la mirada impávida de los dioses marcianos. Balaustradas de cristal negro sostienen los patios interiores de las casas, las paredes, negras como la brea, atestiguan la muerte profunda y el luto riguroso, se han arrancado los ojos un millón de Edipos extraterrestres y sus hijas, las esquizofrénicas Gorgónas, chillan en el silencio como perros lascivos, con sus cabellos serpientes mordiendo el aire de manera criminal y grotesca. Los baluartes se aposentan sobre contrafuertes y pináculos de fantasía, que rasgan el viento como barrocas uñas de pantera, negros y contrahechos, dementes, y se abren plazas góticas de Salamancas Imperiales exquisitas en las que se torean imposibles toros de espanto. De vez en cuando una fuente barroquísima en su deformidad, esquizofrénica, mortuoria, de naturaleza escorpiónida mana un agua negra como la muerte, un petróleo incombustible de contenido lepromatoso, y arden las balsas de la sangre negra destilando hacia el cielo un aroma arácnido de hulla, los patios silentes se abren a corredores y corredores y corredores, pasillos oscuros y negros que terminan en patios sombríos, en los que nunca da la luz del sol, y en donde el Minotauro salvaje degusta la carne y los miembros arrancados de los adolescentes de nieve. Perfuman los asfodelos criminales los patios interiores, donde el holocausto es una costumbre y en donde las diminutas hormigas construyen sus nidos bajo los muros de mármol y granito, constantes en el devorar venenoso de la piedra, como un cáncer, miles de espejos negros tiene la ciudad marciana, toda ella de tinta china, y a veces el sol que da en los patios se inmiscuye en ellos con la fuerza de lo inmisericorde rabiando. Las enormes cariátides y los gigantescos atlantes de cristal y mármol sostienen cúpulas y azoteas y las bóvedas tiemblan bajo el sonido de grillos criminales, chirriantes cancelas de hierro oxidado, que arañan las espaldas de los arcángeles como uñas de gato. Exóticas aspidistras negras adornan algunas estancias, en las que los inmortales se entregan a bacanales de veneno perfumado buscando una muerte imposible que nunca llega, y las escaleras elevan al curioso a antros en donde se sacrifican libélulas y niños. Exóticos lirios negros, con llamaradas amarillas dañinas aroman las estancadas aguas de las fuentes, que los héroes beben tratando de que la gloria los olvide, en un acto contranatura monstruoso. Pasan caballos ciegos, caballos con los ojos arrancados, galopando desbocados por las anchas avenidas del terror, las anchas avenidas de la ciudad marciana, sus foros de habladurías asesinas, y a los pies del inmenso Capitolio se asesina un millón de Julios Cesares de alabastro, de los que la sangre violentamente granate surge manchándolo todo, como surtidores de ira. Se surcan canales de una Venecia paranoica, llenos de un agua negra, como trajes de viuda, y las góndolas demenciales son conducidas por esqueletos amarillos y descarnados que otrora fueran arcángeles de vino. Crecen ombúes siniestros de retorcidas ramas rojas, coronados de cuervos negrísimos, que chillan como heridos de muerte, ofuscados en su ira, corruptos desde la cola hasta el pico, brillantes de negrura y color, y las raíces de los árboles salen desde sus aposentos edáficos, como lúgubres patas de arañas, como barbas dementes de vagabundos sucísimos. Hay radiactivas fuentes de rayos gamma fluyendo entre los topacios neutrónicos. Algunas casas se pliegan, doblan, y contraen en el espacio como esquizomorfas pajaritas de papiroflexia, hay escaleras que llevan a azoteas sin cielo, o balcones que cuelgan sobre los abismos y se asoman a desfiladeros de extravagantes cabras de miedo, como si los habitantes de la ciudad quisieran todos despeñarse desesperados por el peso de la gloria, la maldición es que no caen desde su elevada altura porque en el último momento el arcángel de Dios dice a Abraham ¡¡¡detente¡¡¡ y entonces Isaac enloquecido siente todo el pánico de una vida inmortal, entre zarzas rojas, espinosas, de cuchillas afiladas, que traspasan la piel, y San Sebastián es condenado a muerte mil veces, y mil veces sufre el martirilogio de las flechas envenenadas sin morir jamás, una y otra vez traspasado por el dolor eterno. Cuelgan los balcones sobre el vacío, ventanales ojivales se abren con vidrieras negras y azules, hay macetones con exóticas orquídeas fucsias y negras, cuya savia cae gota a gota, resina venenosa, sobre las aceras, y páramos y escombreras desérticas donde las estatuas rotas gimen por el esplendor pasado, brutalmente mutiladas por el abandono, desesperadas por no estar en las grandes avenidas donde pasan los elefantes masacrados a miles con sus gigantescos colmillos de oro macizo, en una furibunda estampida de salvajismo y honor, las acequias transportan una agua negra, sucia y transparente, en la que un sol terrorífico se refresca el cuerpo como un arcángel celeste, de cabellos escarlatas, y en donde Fobos y Deimos, en las noches solemnes, se sacrifican para la perpetuación de la especie con un odio mórbido a toda forma de vida humana. Los inmensos acueductos se balancean por los movimientos sísmicos de las entrañas del planeta como golpes y patadas de fetos y embriones en los vientres de sus madres, mientras la abuela de un Nerón sodomita espantoso llora lágrimas de sangre por la extinción de toda la estirpe de los Aenobarbos. En los jardines crecen esponjas marinas gigantescas empapadas de cianuro y flores de dificultad olorosa proclaman la gran Victoria de la Naturaleza demoníaca, rojas hasta la consumación de lo púrpura, negras hasta la consagración de la brea. Los inmortales Sénecas de mármol níveo condenan rigurosos a sus discípulos Cesares, y las sagradas palabras que salen de sus bocas son como lanzas de acero, jaculatorias e imprecaciones jamás oídas por oído alguno, pero en cayendo en saco roto solo perturban levemente el sueño de los tigres, que reposan sobre los bancales, bajo los arbotantes satánicos que sostienen las diabólicas cúpulas. Se juramentan los independentistas para no dar tregua a los reyes, y sus juramentos de odio se silencian en los oscuros patios, la ninfa eco se acaba de suicidar con una espada y Narciso desnudo muere frente al negro espejo de la fuente, llorando sangre por la belleza perdida. Y vuelve a resucitar una y otra vez en el mismo instante de su dantesca paranoia. Diríase que la nieve más pura hace competencia al cristal negro más insolente, y cuando llueve las avenidas se llenan de arroyos purísimos para el deleite y abrevadero de mil tigres. Trepan las negras enredaderas por las níveas paredes, llegando hasta las azoteas, y abren delicadas flores rojas como pústulas sangrantes. Las grandes cristaleras, las grandes vidrieras rotas atestiguan que aquí hubo un millón de vidas, pero ahora el silencio muerde y las antiguas canciones se han olvidado para dar lugar a lo insonoro. Los inmortales gritan de dolor y nadie les escucha porque están solos, solos con sus elefantes de oro, con sus orquídeas de fresa rabiosa, o con sus lirios de fantasía, y las orquídeas salen y surgen de sus costados heridos, en donde la lanza perforó sin matarlos. Oh ciudad sin niños. La gran estatua de Moloch y su Madre se enfrenta a una hormiga a los pies del inmenso Capitolio, y tiemblan los pájaros ateridos de frío, negros y azules. Templos Dóricos gimen por el peso de la piedra y el atrevimiento barroco solo puede causar la muerte a los poetas.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Poeta

Prosas poéticas :  Cuando tu no estas
Quisiera conocer el viento para saber dónde te escondes
Mas si a bien regreso o quizá no vuelva
No tome en cuenta que no me correspondes
Esperare dispuesto para acariciar tu cuerpo

Eres estrofa en verso como provocas
Y si pensar que terminaría y terminar nunca es justo
Pues ahora bien el fin no me tomaría por sorpresa
Cabe mencionar con franqueza… fui injusto

Poeta

Prosas poéticas :  El Alien Rojo.
El Alien Rojo.


Dioses, no me negueis la tinta china, que negra la quiero hasta el relámpago. El Cardenal se mueve sobre la arena dificultosamente, flor fucsia, extraña petunia voluptuosa, salvaje majestad rosa, cuyo manto arzobispal es una entelequia de amapolas histéricas. El desierto marciano lo contempla. Es el ocaso y un cielo rojo se refleja en un lago de arena de sulfato ferroso y cinabrio infinito. Es un inmenso espejo granate y naranja veteado de carmines rabiosos el que pisa el sacerdote, detrás de él, feroz maraña de espinas, el Alien rojo, manso y esbelto, incontenible muelle púrpura en tensión, le sigue los pasos. Es un tigresaurio demoníacamente rojo, la prolongación siniestra de la ropa del cardenal, su imagen especular y deforme. Ambas flores escarlatas dejan una sombra negra y alargada a sus espaldas en el carmín de Río Tinto minera y Tarsis. Hay arroyos secos en los que la sangre corrió como una furibunda serpiente, torrenteras en las que el vino sumergió cien ángeles desnudos, savia de olmo de cristal y ónice que atrapó lagartos furibundos. El suelo de pizarra roja daña las sandalias del sacerdote, el suelo quema, escorpiones frenéticos danzan al paso del amo de la bestia, cuya frente empapada en sangre brilla. Suda el cardenal sangre y da ahogadas bocanas al aire enrarecido del desierto marciano, que lo contempla como a un Jesucristo en trance al que acompaña un Cirineo monstruoso. La pantera le sigue con su doble boca erizada de dientes, las dobles mandíbulas en tensión son como tijeras a un instante del supremo corte y el Cardenal es una hierática rosa sobre la estepa carmín. Suda sangre el apóstol sublime, que se ahoga en la enrarecida atmósfera. Avanza con dificultad, el camino es pedregoso y las piedras son aristas afiladas y crepitantes, lacerantes e indiscriminadas, el monstruo le sigue como un extraño bailarín a su dama, en su piel de silicona roja se refleja el ocaso marciano como una llama púrpura sobre un satánico pavo real escarlata. Los dos dejan una sombra negra y luctuosa bajo un sol irascible que quema como el fuego, que intenta bajar al horizonte. El silencio es una capa de escarcha venenosa en la que se deslizan acordes de címbalos negros. Al fondo se eleva la ciudad marciana, es un rostro negro de esfinge hierática, con los pómulos resaltando las oquedades de los labios. El sacerdote da una bocanada de aire y de su nariz brota un goterón de sangre negra, que cae sobre su vestido, la rosa se llena de mucílago negro. Cae al Suelo. Detrás de él el monstruo se detiene y escarba la tierra, parece sonreir con malicia, pero es la carcajada de una hiena vampiro. Vomita cólera morbo el sacerdote, un gargajo negro como la muerte que ensucia su vestido bermellón y cae a borbotones sobre la arena. Se levanta. Al fondo se eleva la ciudad marciana, sobre un espejo horripilantemente púrpura, negra como la antracita. Los muros ciclópeos delinean la pirámide, los escalones se elevan hacia el cielo y las balaustradas terminan en arcos negros, rotos, y salvajes. El sacerdote, avanza, la arena impulsada por el viento le lacera la cara, le quema la nariz, de la que aún gotea la sangre negra, mezcla sudor y sangre en su piel. Detrás de él el horrible híbrido sonríe, es como un muelle en tensión el salvaje percutor de una trampa lasciva que quisiera desollar arcángeles. Su piel de silicona roja está hecha girones, pero su figura indemne y escuálida muestra la agilidad del escorzo de la ortiga. De golpe empieza la lluvia de relámpagos. La Lluvia seca. Son fotógrafos cósmicos los que hacen reverberar las opacas turquesas rojas del suelo, el flash fotográfico que ilumina el poniente, donde un sol mortecino quiere dejar su cabeza de gallo. Un rayo atraviesa al monstruo que cae partido en dos, el cardenal tiembla como la hojarasca en Enero, se agazapa sobre la tierra y reduce su volumen, se pone las manos sobre la cabeza, detrás de él el monstruo, herido de muerte, vomita como un borracho un manantial de sangre verde. Todavía es roja la escena, y la ciudad marciana, de muros altos y negros, ciudad de inmortales y espejos, azogues profundos y sombras repentinas, lo contempla como a una hormiga. Crisoberilos negros aguardan la victoria del apóstol que ha perdido a su gato en el trance.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Poeta

Prosas poéticas :  Los abuelos y los nietos
Mis abuelos eran tiernos
Nos trataban con cariño
En sus hombros nos cargaban
Cuando aún éramos niños.

Mas mi padre a mí, me cuenta
Que con ellos eran distintos
Les exigían que cumplieran
sus estudios y oficios
Y en esto eran estrictos.

Pero ahora que soy padre
Yo a ambos los entiendo
uno se mata trabajando
para traer los alimentos
y que no les falte nada
en la casa o el colegio.

Cada día es más difícil
Para uno como padre
Dedicar tiempo a los hijos
Al trabajo y a educarlos

Es por eso que los abuelos
Tienen tiempo pa’ los nietos
Ya no tienen a sus hijos
Y el tiempo se hace eterno

Los nietos resultan ser
Motivación a los abuelos
Y pasar así los días
Sin sentirse aun más viejos

Mi nieto me preguntaba
Mi mami porque me grita?
Será porque está cansada
O por lo muy ocupadita

Pero tú si me consientes
Y seguido me acaricias
Será que ella no me quiere
O que tú también la gritas

Quienes son los abuelos
Quisiera yo saberlo
Son los padres que no tengo
O los amigos que prefiero

Sus cuidados son un bálsamo
a mis caídas y desconsuelos
Jugar con ellos yo quiero
Sus comidas y concejos

Mi abuelo a mi me cuenta
De los planes que tenía
Ser un gran profesional
lo que con ello lograría
El matrimonio y los hijos
Mucho de eso impediría

Por razones como estas
el abuelo hoy me aconseja
lo primero es el estudio
y alcanzar así sus metas
las mujeres y el matrimonio
a la par de estas llegan.

Parece que él quisiera
En mí, verse reflejado
Pues sus planes no alcanzó
En su tiempo ya pasado

Pero cree que en el futuro
El pudiera ser saciado
Con mis logros y mis metas
Así sentirse realizado.

A los padres hoy les pido
Con sus hijos, mucho cuidado
Pues el mal hoy los acecha
Y de ellos hacer bocado
Y dejarnos en la calle
Arruinados y frustrados.

Muchas son las esperanzas
Que en los hijos colocamos
No olvidemos que son personas
que por el mundo transitamos
y sus sueños y deseos
Quisieran ver realizados.

Los abuelos y los nietos
Muy buena pareja hacen
Ambos pueden ser felices
Compartiendo así sus ratos

Sin compromisos ni obligaciones
que en sus vidas los amarren
a ilusiones ni deseos
de un pasado atormentado

Deseamos un mejor futuro
a las nuevas generaciones
que aprendan de la vida
la cual da muchas lecciones

Que nosotros los abuelos
conocemos por montones
y podremos ayudarles
a obtener sus galardones.

Para eso la experiencia
A nosotros nos ha enseñado
que el amor solo se aprende
cuando servimos y nos damos
sin esperar nada a cambio
porque a ellos los amamos.

No seremos los mejores
Ni tampoco los peores
Pero algo si muy cierto
Es que somos ya mayores

Y el mundo continua
pues el tiempo no termina
de gran ayuda sería
que abuelos y nietos juntos
se comprometan con la vida
a enseñar y aprender
y el futuro cambiaría

La experiencia de los años
muchos errores evitaría
mejorar la convivencia
donde todos ganarían
la paz y la armonía
a los hombres volvería

Todas estas reflexiones
que hoy pasan por mi mente
pueden ser solo palabras
si no las vivo con la gente

con las cuales hoy convivo
y que a mí me interesan
demostrándoles cariño
y el amor que hoy yo siento.

Sé que pronto tendré nietos
Muchas veces me asusto
Pues el tiempo va pasando
Y la vida no disfruto.
Poeta

Prosas poéticas :  La Mujer mas berraca del mundo
Eran tiempos de guerra, al inicio del siglo 20, un soldado con nervios de acero, o mejor, sin miedo; luchaba contra todo lo que se le opusiera y con todo lo que tuviera a su alcance, ya fuera a machete, a garrote, o con su escopeta y otras veces con la bayoneta. Cualquier cosa era arma para él. Por estas razones fue condecorado con la medalla al valor.

Terminada la guerra quedó desubicado, sin saber qué hacer. Un hombre joven con ganas de luchar. Se dedicó a trabajar el campo, oficio que conocía por ser campesino de cuna, sus padres le habían heredado un pedazo de tierra para que trabajara e hiciera su vida allí.
Pasado unos años conoció a su media naranja y se casaron, tuvieron muchos hijos, más de los que un solo hombre puede alimentar.

En su casa se hacía solo lo que él dijera, sino corrían el riesgo de ser levantados a garrote por donde le cayera, así su mujer e hijos aprendieron a ser sumisos, todos en casa le tenían miedo.

Hasta sus vecinos les daba miedo hablarle pues era hombre de pocos amigos. Le gustaba comer pólvora con aguardiente disque para mantener su coraje.

En algún lugar en medio del monte y un día que no recuerdo, llegué a este mundo, para tristeza de mis padres. Pues ellos no deseaban más hijos y menos mujeres, pues ya tenían bastantes en casa, dice con tristeza Gabi.
Por alguna razón que aun desconozco, mi padre no me rechazó como a mis demás hermanas, de tal forma que me protegió y me tomo como su acompañante de aventuras desde escasos 3 años. No permitía que nadie me tocara ni menos que me pegaran o algo así. Un día mí hermano me hizo caer sobre unos troncos en el piso y eso fue motivo suficiente para que él se fuera de la casa pues temía que mi padre lo acabara a garrote. Y nunca más lo volví a ver, recuerda con profunda tristeza.

Por razones desconocidas, mi padre tenía que esconderse en el monte sobre todo en la noche, y muchas veces me llevaba con él. Crecí con miedo y desconfianza de la gente, sin saber quién era amigo o enemigo, pues mi padre decía que el mejor amigo era traidor, por tal razón pase muchos años de mi vida sin poder diferenciarlos.

Quien o porque nos perseguían, nunca lo supe, lo cierto fue que muchas noches tuvimos que huir de casa a dormir al monte pues llegaban gentes buscándonos. Nos tocaba dormir con un ojo abierto y listos para huir, creo que eran tiempos de la violencia aquella en que peleaban unos contra otros sin saber porque.
Unos años después nos tocó huir lejos de casa, a muchos días de camino. Allí en medio de la nada, en las montañas, construimos una choza donde poder vivir. Alejados de la civilización pero más cerca de Dios.

Sembramos diferentes cultivos para comer y para tratar de llevar a vender a algún lado. Recuerdo que pasaban semanas sin oír a ningún mortal por esos lados. Aunque por allí no vivía nadie, solo las bestias del campo. Algunas tardes ya casi noche, salimos a algún caserío de alguna parte a llevar los productos de la labranza para cambiarlos por otros de la ciudad. Al devolvernos lo hacíamos bajo las sombras de la noche y por caminos por donde nadie pasaba, eran montañas altas y bastante peligrosas.

Aprendí a luchar a los pocos años de edad al lado de mi padre, recuerda ella, quien la cogió como su acompañante en sus aventuras, enfrentando tanto las inclemencias del tiempo como a sus enemigos naturales por razones de su personalidad. Cuentan que una vez les salieron en el camino unos diez chuzmeros, y los enfrentaron a bala haciéndolos huir. Siempre andaba con su escopeta al hombro, una bayoneta y la macheta de trabajo diario.
A este hombre lo perseguían bestias salvajes, gatos monteses, fieras que echaban humo por la boca y tenían colmillos afilados como de tigre, también lo atacaron perros negros con ojos de fuego y garras como de león, era algo normal escucharle contar historias de estas, pero lo mejor era que varias veces hubo testigos que lo afirmaban.

Cuentan que una vez peleaba contra su mujer, ya la estaba ahorcando cuando de repente saltaban unos gatos negros desde los árboles, maullando en una forma tan infernal que se llenó de pánico y salió huyendo dejando a la mujer tranquila.

Gabi aprendió a caminar por los peores caminos, pues su padre casi nunca usaba los caminos normales de las personas sino que buscaba ir por donde nadie lo viera, pues no solo huía de la gente sino también de la policía; pues lo buscaban con mucha frecuencia por sus conflictos con los demás.

Pasaba semanas enteras con su padre escondidos en el monte, donde trabajaban la tierra, dormían en trincheras hechas por él, para protegerse del mal clima y de los mosquitos que sobreabundaban. En esta forma paso la infancia, así aprendió a ser muy callada y poco sociable, además miraba a los demás con sigilo pues no sabía en quien confiar.
Pasaba días enteros triste y llorando, pensando en mi madre y mis hermanos, pues no los podía ver por estar perdida en el monte con mi padre.

Aprendió a tener miedo de los demás, a ser desconfiada, a estar a la defensiva y siempre expectante aunque no hubiese motivo para ello. La perseguían los fantasmas, las ánimas, los animales salvajes, las sombras y hasta los hombres.
A este guerrero a sus 50 y tantos años de vida lo acosó la muerte hasta que se lo llevó sin dar mucha pelea, pues ya estaba tan agotado de luchar en la vida que no pudo dar más y una enfermedad de muchos años lo venció.

Mi padre escondía el dinero que le quedaba de lo que vendía, al cabo de un tiempo tocaba sacar a asolear los billetes pues comenzaban a llenarse de moho. Recuerdo que tenía una mochila llena de billetes y monedas. Pero los escondía en el monte y después de su muerte nadie supo dónde estaba dicha mochila y seguimos siendo pobres por muchos años más.

Gabi tenía escasos 12 años cuando el murió, pero aun así le tocó aprender a tomar las riendas de su casa, y muy pronto manejaba con valentía lo que su padre había dejado, tomando así el liderazgo de su familia en casa de su mamá. “Esta mujer había heredado el espíritu de su padre”.
La lucha contra el hambre.

Se casó a los 18 años con un buen hombre, trabajador y luchador como ella, pero tuvieron tantos hijos que su situación se tornó más difícil pues alimentar a más de una docena de hijos y darles estudio y vestido era cosa imposible. Su lucha se incrementó cada día pues las pocas fuerzas se consumían trabajando el campo y criando a sus hijos, tarea titánica para una mujer de talla mediana y bastante desnutrida, pues la falta de alimentos no permite tener un cuerpo apto para estas labores duras del campo y el hogar.

Después de la muerte de mi madre nos fuimos a vivir a una finca de unos abuelos muy buenas personas, allí ya comenzamos a trabajar para sacar adelante a nuestros hijos. Cosa bastante difícil pues darle de comer a tantos exige mucho trabajo.
Una de sus mayores batallas fue contra el hambre, o la falta de comida. Ya que su familia siempre fue numerosa, nunca hubo suficiente para todos. Aunque la tierra produce buena comida uno no se puede alimentar de dos o tres productos solamente.
Mi lucha ha sido sin descanso, siempre he estado sola aunque hayan muchos con migo. Esto es apenas un breve comentario de mi vida, pues no se alcanzan a imaginar lo dura que ha sido mi lucha por sobrevivir.

Por más de 80 años me ha perseguido mi padre, su espíritu no me ha dejado sola. Para mal o para bien su compañía ha sido mi fuerza, al momento de enfrentar a los que me quieren hacer daño, él ha estado con migo y me ayuda a vencerlos.
Recuerdo que un día caminaba a casa en el campo, un hombre grande como de 2 metros venia hacia mí con un machete al cinto amenazándome, de un salto lo agarre del cuello con una mano y con la otra le cogí la macheta y lo empuje a un vallado, este hombre no supo donde quedó al ver mi destreza. Nunca más me volvió a mirar mal.

Me llamaban con cariño “la fiera”. ! Haciendo notar mi agilidad. ¡

A estas alturas de mi vida me da la impresión que todo eso no ha sido lo mejor para mí, ni para mi familia, creo que si hubiese tenido un padre cariñoso, tierno y comprensivo tal vez no hubiese tenido tantos problemas en la vida.

Las historias contadas son muy bonitas, pero vivirlas son muy difíciles, no tienen ni idea cuánto daño y sufrimiento me ha causado todo lo que he vivido, tanta soledad sin tener a nadie con quien compartir las cosas buenas y malas de mi infancia, las penas y tristezas de ser una persona desagradable a los demás por mi forma de ser, por mi mal genio, porque no aprendí a valorar a las personas por las cosas sencillas de la vida sino por sus capacidades de trabajar y producir ganancias.

Desde muy niña tenía que trabajar duro como uno grande, recuerdo que mi padre me regañaba por no hacer una cantidad de trabajo como él, y aprendí a exigirle a los demás que no descansaran sino que tenían que trabajar a toda hora, pues el tiempo perdido los santos lo lloran y que al hombre sin plata la cama lo mata y muchos otros dichos que me hacían ser productiva y exigente con los demás.
Cada día y noche en el monte, anhelaba estar con mi madre y mis hermanos, pero tenía que aguantarme las ganas, pues no sabía ni dónde estábamos, mucho menos saber llegar a casa. Esto me hizo ser una persona poco amiga de la familia, pues prefería estar sola que con ellos. A si mismo me impuse en mi casa, domine a mi esposo y a mis hijos, siempre fui la que mandaba y decía lo que se hacía y lo que no.

Parece que esto no fue muy bueno, pues si no estaba yo al mando, nadie hacia nada y menos lo que yo decía, pues no podía estar siempre a lado de mis hijos.
Mirando hoy a mucha gente que tiene ideas y sueños para sus vidas, me doy cuenta que yo no aprendí a soñar pues ni siquiera podía dormir bien menos tener algún sueño. No he podido entender a la gente que dice tener planes para el futuro, o que quiere sacar adelante sus sueños, como si soñando lográramos satisfacer las necesidades del diario vivir.
Con tantas necesidades no queda tiempo para soñar ni hacerse planes a futuro, menos analizar o planear lo que vamos a hacer. Pues las obligaciones nos llevan a estar a toda hora en el rebusque de la comida y más cuando son tantos en casa y están esperando que uno solo haga todo.
Tenía que madrugar antes de las 4 de mañana, a hacer desayunos y a alistar todo lo de los muchachos, pañales, teteros, ropas y mucho más, además el almuerzo y todos los oficios de la casa, era imposible tener cabeza para algo más, menos para tener sueños.

Para mayor desgracia mía, mi esposo murió en un accidente, dejándome con hijos pequeños razón por la cual me enfermé varios años y nos tocó más difícil, aunque ya los mayores ayudaban a trabajar, pero eso de ser madre y padre a la vez no es nada fácil.
Gracias a Dios mi vida ha cambiado en todo sentido, en el trato con mis hijos y con los demás, pues Jesucristo me ha transformado. He podido vivir muchos años de paz y armonía en mi casa y en buenas condiciones económicas. Esto debido a que me entregue al Señor Jesucristo y he puesto en sus manos todo el pasado y Él lo ha sanado.

Hoy ya tengo más de 80 años,
me siento desfallecer,
ya no me quedan fuerzas
ni siquiera para comer.
By Joseferchozamper
Poeta