Se ha asomado al abismo, a la oscura mazmorra, al fondo de la fosa, donde se oculta el karma. Se balancea en la sombra, de la clara mañana, y bucea en lo más hondo, donde el agua es más clara.
Salta el vértigo errático, donde se acuna el ansia, errantes pensamientos, caminantes sin pausa. Se ha vuelto el peregrino, sobre la senda andada, y se abren los caminos, preñados de añagazas.
La canción se hace eco, de la hambruna que abrasa, dando voz a las voces, dormidas en el alma. Veloz entre las notas, que el corazón agranda, y unos ojos atentos, que miran al mañana.
Se ha asomado al abismo, donde vive la rabia, y viajó entre los mitos, que la verdad tapaban. Se acercó a la pobreza, golpeándole en la cara, y la recia evidencia, transformó su mirada.
Se ha alejado la noche, el sol mira sin ganas, soslayando las sombras, que a la luz atenazan. Miradas de reproche, con rayos de esperanza, mientras levita el tiempo, sobre el amor que pasa.
Sonetos en el aire, de esencias perfumadas, amando lo que sueña, bañando la conciencia, de verdades que hablan. Se quedó ente las nubes, con el alma al socaire, del amor que esperaba.
Se ha asomado al abismo, buscando en la negrura, la verdad que le falta.
Tal vez como antes, ahora también, Tengamos que dejar el amor ahogarse, Una vez más debemos separarnos, Porque nada feliz fue nuestro encuentro.
Sin embargo el amor, presente siempre Estuvo, cuando conversamos, cuando Nos reímos, cuando nos miramos y Cuando nos tocamos... nos estremecimos.
Entre nosotros no hay final ni olvido; Sin reconciliarnos, otra vez nos alejamos. Pero me queda la alegría de haber puesto El brillo del amor en tus ojos, nuevamente.
Yo nunca en mi vida, había sentido envidia de algo o alguien Y es que la envidia es un sentimiento errado Que las personas no tendrían por qué sentir envidia Pero de repente, mi vida de envidia se me ha llenado.
Y es que le tengo envidia al sol, sol que ilumina tus ojos al amanecer Quisiera ser el sol, para iluminar tus lindos ojos al amanecer Le tengo envidia a la luna, luna que vela tus sueños Quisiera ser la luna, para abrazarte mientras duermes.
Se que la envidia es un sentimiento insano Pero la envidia y yo vamos agarrados de la mano Y por fin comprendí que la envidia es un bello sentimiento Un sentimiento, muy hermoso, por ti.
Le tengo envidia al canario, que te canta a diario Quisiera ser canario, para cantarte mis poemas Pero sobre todo le tengo envidia al viento Porque te besa si se le antoja, Nadia.
De rejas constreñido, enjaulado y contrito, preso y reo de si mismo, alter ego ficticio, de cadenas fruncido, solo la mente es libre, en su libre albedrío, de su ser fidedigno.
Va versando el poeta, con los cinco sentidos, mientras la vida ruge, en su eterno hemiciclo, canta en la rama el mirlo, la sombra da el olivo, y la rima se escurre, pronta en los intersticios.
El poderoso ríe, despreciando al distinto, y el eco de su risa, se eleva al infinito. Las razones son muchas, y son muchos los mitos, y una pátina cubre, a quien ahoga su grito.
Verdes valles que brillan, de la luz de los siglos, enamorando el aire, dando vida a lo vivo. Una voz en sordina, ha llamado a los niños, para que den lecciones, del valor de lo mínimo.
Más grande es lo pequeño, duele más lo finito, y va soñando el necio, que es sabio entre los listos. Lo diminuto es grande, si es grande su cariño, y en el ser más pequeño, cabe un mundo infinito.
Va versando el poeta, con su zurrón ahíto, de pasiones y errores, de aciertos, de acertijos. El amor se hace cargo, de valorar lo mínimo, e impregna con su esencia, lo auténtico y distinto.