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Adiós para siempre, mitad de mi vida, un alma tan sólo teníamos los dos; mas hoy es preciso que esta alma divida la amarga palabra del último adiós.
¿Por qué nos separan? ¿No saben acaso que pasa la vida cual pasa la flor? Cruzamos el mundo como aves de paso... Mañana la tumba, ¿por qué hoy el dolor?
¿La dicha secreta de dos que se adoran enoja a los cielos y es fuerza sufrir? ¿Tan sólo son gratas las almas que lloran al torvo destino?...¿La ley es morir?
¿Quién es el destino?...Te arroja en mis brazos, en mi alma te imprime, te infunde en mi ser, y bárbaro luego, me arranca a pedazos el alma y la vida contigo...¿Por qué?
Adiós...,es preciso. No llores...,y parte. La dicha de vernos nos quitan, no más; pero un solo instante dejar de adorarte, hacer que te olvide, ¿lo pueden?...¡Jamás!
Con lazos eternos nos hemos unido; en vano el destino nos hiere a los dos... ¡Las almas que se aman no tienen olvido, no tienen ausencia, no tienen adiós!
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Poeta
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Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que una fontana fluía dentro de mi corazón. Di, ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nueva vida de donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que una colmena tenía dentro de mi corazón; y las doradas abejas iban fabricando en él, con las amarguras viejas, blanca cera y dulce miel.
Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que un ardiente sol lucía dentro de mi corazón. Era ardiente porque daba calores de rojo hogar, y era sol porque alumbraba y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón.
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Poeta
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Te digo adiós y acaso te quiero todavía. No sé si he de olvidarte, pero te digo adiós. No sé si me quisiste… No sé si te quería… O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste y apasionado y loco me lo sembré en el alma para quererte a ti. No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco, pero si sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo y el corazón me dice que no te olvidaré; pero al quedarme solo, sabiendo que te pierdo, tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós y acaso con esta despedida mi más hermoso sueño muere dentro de mí… Pero te digo adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.
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Poeta
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Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno! Hallé sin duda largas las noches de mis penas; mas no me prometiste tan sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas... Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
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Poeta
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Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: ``La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.´´
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
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Poeta
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1
Dentro de todo es dulce vivir como yo vivo pendiente de tu amor como un globo cautivo.
Corre el mundo a mis pies, pero yo no lo siento: sólo tu amor me agita como un ligero viento.
Tú de lejos sostienes tus hilos temblorosos, yo de lejos te envío sonrisas y sollozos...
2
Tienes la maldad fría y sutil del veneno, sabes la muerte lenta que dan los infiernos, y sabes además que por eso te quiero!
Amargas el brebaje que tienes con celos, echas sal en mi pan y en mi goce echas miedo y sazonas el filtro del amor porque muero!
Aprendiste a hacer deseables el infierno, sabes hacer amable la caricia del fuego y sabes el secreto de hacer mi amor eterno!
Conoces la manera de ceder al deseo para que sus raíces no perezcan sin riesgo y eternizar el río sediento de mis besos!
3
Tu letra es como tú, firme, ruda, sincera; tu letra es cruel y mala. Te amas más en tu letra que no ha temblado nunca que en la vanidad fría de tu carta.
Te amo, y aborrezco tus cartas y tu letra, la letra con que escribes tan hondo amor de mi alma.
4
Copa de cristal pulido bebo, bebo y no me embriago, con sabor a corazón y sabor divino a labios.
Bacante soy de una orgía deliciosa y no me exalto. Ruedan abiertas las rosas sobre mi corpiño intacto y yo bebo y bebo más el licor que sabe a labios.
Maravilloso licor del que ya he bebido tanto sin que se alteren mis venas, sin que en mi mente haga estragos.
centellea, como dos ojos negros en mi vaso, prende infinitas antorchas en mi corazón helado y arrastra mi pensamiento hacia caminos fantásticos.
Bebo, y no estoy ebria no, Muerdo el cristal de mi vaso y hago trizas los espejos que miran y estoy mirando
Me sumerjo en mi licor como en olas de cobalto y aunque bebo, no me estalla roto el cerebro en pedazos...
Disuelvo mi pensamiento, licor con sabor a labios y en tus olas de emoción toda la voluntad deshago.
Centellar de ojos ardientes, aunque muero, no me embriago, y aunque he disuelto mi vida en la copa de tu labios!
5
Junto a mi vera un camino, y aquí tranquilos mis pies y no me llevan consigo!.
Me incita a mi lado el mar y un barco a la vela presto y no me voy a viajar.
Me consumo deseando, y tu boca guarnecida de besos, aquí a mi lado!
Pero entre mi alma y tu alma hay una pared muy alta... Tú sabes como se llama!
6
Ya nada más. Miro borrosos los negros días del pasado. De tu semblante tan amado no queda un rasgo tembloroso.
Tu nombre no turba el reposo de mi corazón fatigado de haberte tanto y tanto amando con amor hondo y silencioso.
Libre de fiebre al fin me siento Mi corazón libre camina endeble, pero indiferente, y es la vida espejo pulido donde contemplo consumido mi rostro convaleciente.
7
Mi corazón acoge al amor sin reserva. Le acaricia los rizos con blandura inefable porque le sabe niño, porque le sabe amable y porque aquella cruel juventud le recuerda...
Mi corazón le acoge con pausa dulce y fría. Besa sus labios dulces sin temblar, y le deja jugar con el carcaj y la saeta vieja apuntando en el blanco de mi alma vacía.
Pobre amor!, pobre niño! . Mi rencor no te alcanza, pero no hace surgir la más leve esperanza el murmullo que siempre derramas en el oído.
Mi corazón repudia tus besos inocentes, y aunque mis manos buenas te acaricien clementes, ya no eres para mí sino un sueño perdido.
8
Te odio. Lo digo con la unción enorme con que te dije te amo. Pasaste de un extremo al otro extremo, sin transición , de un salto. Ayer no más te amé y hoy te aborrezco y apenas he cambiado. Siempre sueño contigo por las noches con hondo sobresalto. Siempre y sin darme cuenta, me detengo muda, ante tu retrato. Siempre que miro un árbol en las tardes es que te estoy mirando, Siempre que no respondo a una pregunta es que en ti me distraigo, y siempre que se nubla en mi vida y que quiero morir, estoy pensando en aquel roce silencioso y último de tu mano y mi mano... Todo es igual, pero antes amor era y ahora es odio en cambio.
9
Tienes la frialdad horrible de una estatua, de una estatua de piedra en un jardín dormido. En vano echo a tu cuello las dos serpientes blancas de mis dos brazos blancos; nada puedo contigo!
Me tienta el espejismo de tus ojos de acero y me doblo ante el frío rayo de su mirada. Si levanto la voz, en sus focos de oro como un collar de vidrio se quiebran mis palabras.
Pecho de hierro donde se golpean mis puños hasta sangrar ... Te amo, y me muero de anhelo. Yo no soy sino el hilo de un deseo que asciende de un amor a tus pies como nudo deshecho!
10
En tus ojos profundos está todo mi mundo.
Allí está mi secreto en tus ojos sujeto...
Busca en ti y no en mí y hallarás el por qué nunca hallé, dicha, paz.
11
Porque me quieres me torturas y ya eras dueño de mis días y siempre habrán mis alegrías de entremezclarse de amarguras.
Porque me quieres, no venturas, sino dolor, melancolías. Porque me quieres, nunca mías la tarde azul, las muchas puras...
Porque me quieres me atormentas. Porque me quieres, con violentas y crueles manos, hieres, hieres.
Porque me quieres, va muriendo presa de vértigo tremendo mi corazón, porque me quieres!
12
Cuando es muy dura para mi la vida, te miro entras por esa puerta abierta y es la visión tan nítida y tan cierta que hago mía otra vez la dicha ida.
Tiembla mi mano de la tuya asida, se alza de nuevo mi esperanza yerta y revive en tu amor mi vida muerta a todos los halagos de la vida...
Otra vez vivo y otra vez me muero cuando mi boca estrechas con tu cabo en cruel y pasajera fantasía para desvanecerte tan ligero, que despierta otra vez, mi mano toca la puerta a que no llegas todavía!
13
Amor que te niegas, espera aun, espera, soy joven todavía. No cruces a mi lado sin detener el paso, soy joven todavía!
Ni una arruga me cruza la frente melancólica sin tu caricia fría. Entre mis manos frágiles tu angustia y tu deseo cabrían, sí , cabrían. y si acaso las mueves, mi mano aguda y pálida se que se prestaría a la caricia tímida o a la caricia cruel que tú le enseñarías. Mientras los animaste, en mis pupilas jóvenes la dicha sonreía. No supe de otros goces ni de otro dolor supe que el que de ti venía.
Sólo de amor lloré, sólo de amor sufrí, sólo de amor reía. Tú que mi vida fuiste, nunca pensé, oh ingrato, que me abandonarías!. Invéntame torturas, pruébame en mil fatigas, todo lo sufriría porque de nuevo amor, se abrase en tu calor esta mi vida fría ...
Amor que te me niegas, espera aun, espera, espera todavía!.
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Poeta
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Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
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Poeta
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Bailo
A veces yo bailo en fados Con la noche caendo alta Los mares yo paso a nados Cuando contemplo tu alma Tengo gusto por mirar-te Em oceanos del sueños En guitarras del timbre raro E oídos de tu nombre
A veces yo bailo en fiestas Con la noche caendo alta En pautas que hacen corus Nasciendo tan bienamado Tengo gusto por mirar-te Em paisajes tan distintas Arriba los cielos se fuéran E a mi solo resta tu íman
Nina Araújo
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Poeta
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el silencio amotina en mi ser pardacento me involucra En Estados lamacentos
formas mí el deseo me amarra el pasado me detener esto…
El silencio me mata el futuro!
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Poeta
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Esto es lo tiempo del cielo y del mar hasta el horizonte Esto es lo tiempo donde el cuerpo y el alma se detén al mismo tiempo y en la misma cuna de sueños y de deseos Esto es lo tiempo de la palabra desnuda que en tus gestos se dicen y en tus besos se hacen Esto es lo tiempo del día allá del crepúsculo y del noche allá del amanecer Esto es lo tiempo de las horas lejas y olvidadas
Esto es lo tiempo en que no pasa nada porque nada tiene que pasar.
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Poeta
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