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Ostra vacía
Uva vez... Ostra pez... Foca o foco. ¿¿Qué Importa El Oro Puro Si está en la mano en sangre??. Desbordante... ¡Nada vale!. Solo duras penas hace.
En la hora abrupta El silencio más+++ Profundo De Pobreza... Y del mar desierto. Una montaña. De noches incendiada. Ramas del viento, raíz del gesto. ¡De la faz agónica del gallo!. ¡Reloj seco de mañana qué duele!. En El Pudor de las campanas del fracaso. En Los párpados muertos del reposo. ¡La luz indecisa y la esperanza yerta!. Uva vez un oro puro. ¡Ahora el oro es lloro acerado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PROFUNDA SOLEDAD Y EXEQUIAS
Profunda resonancia es la soledad caricia. Húmedo cortejo, alfiler en sombras. ¡Cada llanura sucumbe floreciendo!. Es la soledad, es la soledad. ¡Se oye!. Una copia cruel de un lagarto tierno. Trágica musa, terrible proeza. ¡Se ve!. Sólida y musgosa la noche herida. Nevada la mirada, negra la gracia. ¡Se fue!
Soledad Y Exequias
Profunda sabe cada lúgubre sombra. En la tribuna insondable y espesa. La soledad de púrpuras peregrinos. ¡La muralla qué hiere, qué huye!. Tempestad asustada, torrente y quebranto. ¡Es la soledad qué surge repentina lira!. ¡Es la soledad de inquietos arcanos!. Extraña floración que duele fragosa.
Soledad Y Exequias.
Profunda es la piedad ingrata y cruel. En el bendito olvido ostentoso y dulce. En el corazón amargo cáliz ignoto. ¡La soledad mitiga cada lirio roto!. En el azul cobarde del olivo plomo. En el inmundo testimonio del fracaso. ¡Áspero, violento e irresistible acantilado!. ¡ Historia de aterradora faz oculta!.
Soledad Y Exequias.
Profunda la verdad. De mil mentiras. ¡Es la soledad!. De la inconsciencia. ¡Es el pueblo!. De ciego. Esclavo. Profunda desventura. ¡Y cándida tragedia!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Caminando entre las sombras de la noche travesía detenida en la salida, inunda mi pensamiento ese infame reproche hurtándole la quietud a un ánima distraída.
Negra imagen de penumbra incierta no me abandonas ¡qué desacierto! Sufre mi alma, está desierta, el corazón herido sin latir ha muerto.
Espíritu del ocaso traes dolor agonizante, no te separas de mí ni un solo instante, indeleble silueta de tristeza caminante no compartes mi dolor, pero sigues adelante.
Asilado al desamparo y sentenciado al desconsuelo sombras nada más son el pesar que me alcanza. ¡De rodillas!, quizás logre tener algún consuelo, es la postura de un alma carente de confianza.
Percepción inocua, no se disipa la duda, efímera como el aura, no da tregua ni reposo. La desconfianza estorba al reclamar por ayuda esa intriga hace daño, ese trago es doloroso.
Sombras absolutas aparecen de la nada, son un flagelo viciado de sentimientos penosos, se lanzan en la oscuridad mientras la luz está apagada, y no me dejan vivir con sus continuos acosos.
Julio Medina 31 de julio del 2011
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Poeta
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Diálogos públicos
Vvoz húmeda de lágrimas secas. Vvoz apagada de humildes llantos. Eeran remordimiento. Aamargura en la nada.
Een la desnuda nada. Uuna ternura sola. Aangustia cansada. Vvoz perdida del olvido.
Mmuro de inocencias. Ssed y piedad. Bbebiendo de sombras un tumulto. Ccongoja infinita de negaciones.
Desprovista de porquéss. Rendido con siniestra sangree. En el alma inconcebiblee. La voz florecía sin dueloo.
Voz del nadiee. Espíritu vacíoo. Mostrando hundidas limosnass. Fantasmas, confianza y silencioss.
Uun hubiese que no fue. Vvoz del hoy indefenso. Bbotín de lápidas calladas. Iindefensos, Sin amparo, Engañados.
Del terror enfermo cada huesoo. Con lenguas paralíticass. Sueños pudriéndose azuladoss. Lados y desolados. ¡Más desalados que nuncaa!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ME SUEÑO Naciendo Por la mañana Joven…joven envejeciendo.
En la tarde, tarde del olvido… Y por las noches… ¡En las estrellas, sueño, luz y pesadilla!
Cuando, cuando dejarán de morir los inocentes… De pequeños, niños, blancas esperanzas.. En éste turbio, turbio mediodía, de palabras…
Palabras que se dicen…Miles y miles… De voz vacía, y latidos huecos!!! ¿Dónde, dónde?…Mis ruegos y plegarias se fueron…
Son humo, son un te ama tu dios cobarde humo… Humo de los ojos ciegos… ¡Sin sangre, sin alma! Desde cuando es esto…No se, ya no me veo…
Y en las noches como ahora… Busco algún dios honesto, una esperanza cierta… En este aquí de ahora que respiro y sufro…
Sí sufro, por dentro y por fuera…Sí, si… Vengo aprendiendo de las muertes, la vida que se aleja… Se aleja... Con sus dioses muertos. ¡Con los labios secos, y sin ahora cierto!
Por que me sueño, si en el paraíso estamos… Esperando vivir mañana, después de morir… Con felicidad, sin memoria y sin pecados…
Pero despierto, despierto cada día… Y veo, veo mi ceguera, no encuentro a dios… Por ningún lado, o está bebiendo injusticia. ¡Sangre inocente, familias en cadáveres y abuso!
Soy un ciego…No deseo ningún perdón. Esta verdad que vemos, es un solo sueño mío…
Cada noche que me sueño...
Y al despertar…Todo sigue igual… Y tú tienes razón, vive así como siempre.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Mártires macabros
Inundado de almas se haya ahora el cielo. Sobreviviente de una tarántula palomilla. Frustrada del conocer la humana indiferencia. ¡Del huevo por el nido... Y la escama del reino!.
¡Mártires, Mártires, Mártires!.
Inundado de fracasos quedó el crepúsculo. Sumergido de absurdos pulpos lacustres. ¡Humedecida región del egoísmo nuevo!. Del prolongado alfiler y el seco tulipán.
¡Mártires macabros, Mártires macabros!.
Derramados quedaron los escarabajos. Virginales orfandades deshojadas auroras. ¡Conmovidas hostias y frágiles cordeles!. Por el anochecer de enredaderas cohibido.
¡Mártires, Mártires, Mártires!.
Derramados nadaron los rencores heridos. Lamentos obsesionados molinos leñosos. Convertidas migajas y laberintos hostiles. ¡Por el padecer encubierto de duelos!.
¡Mártires macabros, Mártires macabros!.
Devorados los nombres al ritmo de hielo. Peligrosa tortura de reclamos inclementes. Danzaron terribles posesos y pesares. Entre las respuestas de bestias mañanas.
¡Mártires, Mártires, Mártires!.
Devorados los nobles abismos etéreos. Dejaron candiles de muros asombrosos. Enfangados incansables desastre y orgía. Entre las agonías furibundas del rebaño.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Calvarios actualizados
Una forma de serpientes imposibles, reposan al compás de rudos remos, sonámbulas estepas y tundra duelen. ¡Dónde muchos resucitan un calvario!.
Una orquesta máscara sedosa luce, mundanos encajes y tersa pupila, mórbida lujuria ponzoña vuela. ¡En los labios voluptuosos del veneno!.
El pasado se diluye melancólico, del dolor obscuro ensueño roto, hostiles huérfanos y esclavos. ¡Los rubios escultores del vacío glorioso!.
El enemigo verdadero vive en las retinas, últimas tormentas esponjosas, acariciando calaveras sin descanso. ¡Con el rebaño de frenéticas orugas!.
Una vez mujer de sal y otra de luna. El llena el mar de hormigas. Una vez gota de miel y otra nube. ¡El conserva carne y huesos de cenizas!.
Ya se forma la orquesta de pasados. Ya serpientes y máscaras diluye. Ya son sedas imposibles remos. Ya serán resucitados los calvarios.
En Cada Hombre ¡Actualizados!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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¿QUIÉNES SON?
Al aire desatan las alas en manojos. Pestañas que los ecos desparraman. Y odian vibrando las sombras del agua. Pendular caricia entre tormentas. Estériles símbolos desdichados. ¡Los hombres despojos de afanes!. ¡Los cuadros veteranos en pedazos!. Redentores sangrientos plenos en ruina. La bandera sin patria destrozan. Atándose tétricos en otros manojos.
Al fuego descienden los hielos en traje. Llevándose oculto el olor moribundo. El rumor de la tarde que arde ignorada. La pena que nace y que plantan hiriendo. Los cándidos cantos de nobles cenizas. ¡Inflamadas palabras aguijón de vacíos!. ¡Incansables engendros azufre de culebra!. Reflejan espléndido al mismo desprecio. ¡Dulce emblema en túnica de puñales!. Coronados de codicia y turbia el alma.
¡Oh, hermosa tragedia en fragmentos!. Todos los ven.... ¡Menos ellos!. Nadie los quiere... ¡Ni siquiera ellos!. ¡Verdugos impunes divinos asesinos!. Muchos los huelen..... ¡Ellos nunca!. Pocos los escuchan..... ¡Sordos son!. En el ánfora de pálidos fantasmas. La luz fenece innumerables veces. Con el ritmo embalsamado. Con el alma enferma. ¡Estos tiempos!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Renovando desiertos
Vamos arenas abismos y cumbres En los párpados diluvios y calcáreos Por los huesos lagos y lactarios ¡Vamos palpando secas angustias! Con los amores esteparios ¡Entre los dioses perdidos! Vamos Viendo ¡Camellos lejanos!. Con Sus agujas... ¡Agónicas!
Y en las brumas inmóviles en masa ¡El crepúsculo lentamente nos cubre! Sin saberlo ¡Tripulantes, vamos! ¿Vamos, vamos?... ¡Sin duda! ¡Enconchados por la misma historia!
Arenas erizadas a medio fondo Bebiéndonos aluminio, clavo, cobre... ¡Cuántos espejismos alimentan las retinas! ¡Cuánto cobalto de fósiles conciencias! ¡Vamos, vamos...!
No, no y no...
Los luceros son esféricos ¡No todos los hombres son tan malos!... Son El tenue palpitar de su cadáver ¡Ah, historia como se te olvida! Los Velos... ¡Flotan dúctiles! Y las distancias ignoran los reclamos...
Vamos, vamos... ¿No lo ves? El diálogo solo mana con las armas... ¡Es universal y oceánico pacífico!... Solo pura paz ¡Esa bella paz armada! Vamos Arenas ¡Goteando sequías!
Y La Obscuridad... ¡Lentamente avanza! ¿Acaso no sientes la libertad en el alma? ¿No hueles la recta conciencia? ¡Todo es amor por el semejante!
En Los párpados. De hueso y cumbre ¡De rodillas, eleva mil oraciones!. Espera que a ti no te toque mañana. Vamos... ¿No lo ves?.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Tres décadas y media bastaron para darme cuenta. La marea me arrastró y fui comida de anguilas. El avión en el que viajaba explotó en mil pedazos y quede en cenizas. Crucé una avenida concurrida y un camión extirpó mis viseras. Un terremoto se dió, y bajo escombros mi humanidad quedó. Un incendio fulminó mi casa, y no logré salir de la terraza. Fui mordida de culebras venenosas mi cuerpo sollozó y colapsó. Me perdí en el desierto y la sed en poco tiempo me consumió. La metástasis invadió mis órganos y por completo me pudrió. Fui puesta en un paredón, una tropa de soldados me fusiló y quede como animal descompuesto. En la carcel fui torturada y no dejaron de mi vida aliento. Escalando una montaña helada me enterró una avalancha nevada, y no sobreviví para escribir el cuento. Tres décadas y media bastaron para darme cuenta que me dí tanto y nunca se sintió porque mi amor nació muerto. Ha llegado el tiempo de hacer vela y entierro, cerrar el ciclo del duelo y dejar en paz a los muertos.
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Poeta
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