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Hermosos Putitos de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, Con Collares de Rubíes en el Cuello, en un Jardín lleno de Ciclamores en Primavera, entre Pavos Reales Azules.
El Ciclamor rosa tapiza la bóveda silente de los jardines.
Los muchachos deambulan alegres entre las aves.
Son bellos y delicados como lilas y jaramagos.
Son bellos y delicados como ramas de ciclamores.
En los cuellos llevan rabiosas cucarachas rojas,
Cucarachas resplandecientes, sanguinolentas, magníficas,
Como trozos de carbones de un brasero, bermellones,
Como besos de hieráticas huríes, granates.
Son exquisitos cervatillos de nácar, tienen torsos de nieve pura,
Bajo los rosas ciclamores exhalantes, soberbios, Cercis siliquastrum,
Árboles de Judas para endebles chavales, de labios morados
Como adolescentes ahogados en el mar, implorantes
Y llenos de deseo, los poetas enloquecen ante tanta belleza,
Piden vino o morfina para olvidar tanta gloria,
Quisieran
Estar siempre en ese paraíso
Imposible.
Huirían desesperados a los infiernos sobre caballos de fuego amargo.
Se arrancarían el recuerdo del ángel con un cuchillo de hielo verde
Si eso no fuera más doloroso que su olvido.
Cíclopes de oro azul agitan sus largas colas.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Hermosos Putitos de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, Entre Pitas y Cactus.
(El Cielo de García Lorca) (según los curas y Dante nó, según los curas y Dante Aligieri García Lorca está en el Infierno) (que ya hay que tener cojones de mandar al Infierno a alguien brutalmente asesinado).
Laooconte endemoniado, asesinando el aire, múltiple pelotari,
Herramienta brutal de mil dolores, paraíso de yonquis heroinómanos,
Infierno de diabéticos doloridos, planta salvaje,
¡¡¡¡¡¡quieres arañar arcángeles de menta¡¡¡¡ crucifixión del ángel¡¡¡¡y no puedes.
En tu gloria de amante lascivo ves chavales de oro, y quieres traspasarlos,
Como felino rabioso lleno de ira, y clavas tus espinas
En el espacio vacío que está lleno de soles, soles soberbios,
Priápicos soles de endeble belleza, cadera de Praxiteles.
Pones cintas cenicientas al vientre de los montes
Y muelas formidables a los desfiladeros, quisieras
Acariciar con una ternura infinita, pero Eduardo Manos tijeras
Tu sola presencia es el recordatorio de la herida del tigre.
Y los chavales se mueven entre estas antiorquídeas,
Bellísimos como sombras, ¡¡¡¡¡¡Cuánto pavor provocan¡¡¡¡¡¡
Se pueden resistir los dientes de la calavera, brillando espeluznantes,
Y los ocasos verdes y cianóticos de los lirios negros.
Pero no enseñéis vuestros desnudos cuerpos, entre zarzas,
Como geranios de muerte, como geranios de vida. Como fuego.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero. (El otro día me contaron que en la Divina Comedia de Dante los Maricones estaban en el Infierno bajo un Palio Verde). ( Y cuando me lo contaron me entró una risa de cojones, ¡¡¡¡¡bajo un palio verde¡¡¡¡¡¡¡). JO JO JO.
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Poeta
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Hermosos Putitos de Dieciséis años, Delgados y Desnudos, en el Almacén Frigorífico de un Matadero.
Las vacas, desolladas y deshuesadas, cuelgan de los ganchos,
Los muchachos, débiles tallos de azucenas, se esconden entre las vacas.
Rembrandt ha dibujado la gran vaca monstruosa
Y los putitos se esconden entre los sacos de carne.
Son maravillosos, delgados como alambres, delgados
Como ramas de almendro, delgados como tallos de claveles, claveles ellos,
Jazmineros florecidos, néctar de membrillo, arcángeles de azúcar,
Sombras fugaces que se ocultan entre los trozos de carne.
Van de un lado para otro, ocultándose, como con vergüenza,
Con timidez absoluta, para que nadie los vean, pero son bellísimos,
No se puede ocultar el sol por las nubes de grasa cochina.
Empujan los cuerpos de las vacas, que se mueven bajo sus ganchos,
Para que nadie pueda verlos en su perfección corporal,
Adolescentes de perfume de rosas, escándalo de limonenos,
Capaces de matar a patadas a cualquier poeta imbécil.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Hermosos Putitos de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, entre Estatuas y Bustos de Mármol de Emperadores Romanos de Tamaño Reducido (a la Cuarta Parte de lo Normal) sobre delgados pedestales, en un Salón con las Paredes con Grandes Cuadros de Fotografías Gigantescas de los Clicks de Playmobil.
Ridículos Marco Aurelios de cabeza pequeña,
Calígulas de cachondeo, esmirriados Germánicos de mármol,
Cómicos Césares de cabeza rizada, Césares menguantes,
Nerones de pitiminí, que caben en un bolso de señora.
El tamaño de los culitos de los niñatos, Apolos y Narcisos,
Es como el de las cabezas de mármol de los Césares de cachondeo.
Y algunos pollones se ocultan entre las diminutas cabezas
Elevando el erotismo de los atléticos cuerpos.
Son los muchachos Arcángeles de luna, Diosesillos
De caderas maravillosas y perfectos tobillos,
Y en la mirada tienen Noviembres almibarados
Llenos de agua y mandarinas tristes.
Y en los cuadros de las paredes los Clicks de Playmobil
Hacen una representación de piratas o enfermeros.
Gigantescos muñequitos para adolescentes de ojos verdes
Que juegan burlándose de las estatuillas de cachondeo.
Marco Aurelios reducidos como cabezas de Jíbaros
Rabian ridículos en su infinitesimal nada.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Hermosos Putitos de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, entre Hombres con Corazas de Acero Medievales estilo Rey Arturo, en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles.
Los hermosos putones, chavalitos de nácar y bronce perfumado,
Se pasean en el Salón de los Espejos, que los duplican ad nauseam,
Maravillosos como ramas de flamboyanes florecidos, exquisitos
Como ramas de jazmineros verdes, exhalantes de gracia divina.
Están los muchachos, divinos Jacintos mentolados,
Entre Ivanhoes de corazas de oro, entre Lancelotes de Plata brillante,
Entre aristocráticos y áureos Percevales de Hojalata hierática,
Satánicos en toda su belleza en los espejos. Ínclitos, soberbios.
Versalles como un escándalo grotesco brilla endemoniado,
Las lámparas estatuas de oro fulgen como teas increíbles, y los críos
Enseñan sus culitos redondos y sus grandes pollones
Procaces los chavales como afrentas desafiantes a las corazas.
Divinos reyes Arturos y áureos Ivanhoes con corazas de lobos,
Con corazas de dragón, o con corazas de jabalíes
Se reflejan metálicos entre los desnudos chiquillos, tentadores.
Por dentro de las corazas los caballeros de la Tabla sudan y sudan.
Oh Santo Grial, ¡¡¡¡¡aleja del pecado a tus soldados inmortales¡¡¡¡¡.
Los chiquillos tienen los ojos violetas como una enfermedad.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Hermosos Putitos de Dieciseis Años, Delgados y Desnudos, Espolvoreados en la Piel con Polvo de Oro, con un Escorpión Tatuado en el Pecho, entre Grandes Peceras de Cristal sobre Pedestales de Mármol llenas de Peces de Colores, Entre Grandes Braseros de Carbón Ardiendo sobre Pedestales, y Entre Bombos Giratorios de Metacrilato de la Lotería Primitiva Dando Vueltas con la Bolas por dentro, Bajo un Techo del que Cuelgan Muñecos Nenucos Espolvoreados de Oro Atados por los pies desde el techo.
Los Bombos de la Primitiva giran y giran, transparentísimos y preciosos,
Los braseros ardiendo queman incienso y aluzemas, con los carbones al rojo,
Los shubukins naranjas besan la superficie de sus peceras con ansia,
Y los Nenucos cuelgan áureos y estáxicos
Sobre los muchachos de oro que enseñan sus vergas brutales,
Exquisitos boys scouts de Sodoma, putos carísimos, con los ojos de lilas,
Malvados en toda su hermosura arcangélica, lindísimos incubos,
Capaces de desollar mil veces Marcias desprevenidos.
Apolos los chavales muestran sus torsos escorpiónidos
Entre las peceras con los shubukins naranjas prisioneros
Mientras los rubíes enfurecidos queman incienso eclesiástico
Y los bombos de metacrilato de la primitiva giran atormentados
Incapaces de dar el premio nunca
Y los Nenucos cuelgan del techo, dorados como mil soles. Casi llorando.
Las presencias escorpiónidas manchan torsos de nieve perfecta.
Y Jesucristo, con una gran corona de zarzas espinosas, chorreando sangre
Se asoma semidesnudo para ver la orgía o condenarla.
Brillan los Nenucos de Oro como la gloria.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Hermosos Putitos de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, Espolvoreados en la Piel con Polvo de Oro, Con Collares de Esmeraldas en los Cuellos, entre Bustos y Estatuas de Ámbar Dorado, o de Cristal Amarillo, de Emperadores Romanos, Entre Grandes Macetones Barrocos Llenos de Rosas Rojas, Naranjas, o Amarillas, Entre Guepardos Amarillos, Bajo un Techo lleno de Muñecos Nenucos Colgando Boca Abajo Atados por los Pies desde el Techo.
Heliogábalos de miel compiten en soberbia con Calígulas de cerveza,
Transparencias ambarinas en los hieráticos Marco Aurelios,
Nerones de limón amarillo y transparente
Rodeados de áureos efebos que prueban absenta amarga. Sudan ron de caña.
Son los chavales de oro tallos de esbeltísimas acacias,
Fulge el ámbar de la miel más cara y más preciosa, con avaricia,
Los guepardos rugen y ronronean salvajes, tienen las uñas
Afiladas como cuchillas o espejos rotos criminales. Punto de ictericia.
Celestiales y mórbidos.
Los Nenucos contemplan la escena con sus ojillos azules,
Las escandalosas rosas naranjas exhalan su sublime perfume,
Y Germánicos de Ámbar lloran lágrimas de miel amarguísima.
Los cálices de oro derraman la absenta esmeralda, bajo reflectores de cristal,
Los muchachos son fieros atlantes de miel solidificada,
Y en el costado de un Cristo moreno sangra la linfa violeta y dulcísima.
Punto de Hibiscos. Cruz de incandescencia amarilla.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Hermosos Putitos, Delgados y Desnudos, Espolvoreados de Pintura Rosa, Totalmente Cubiertos de Pintura Rosa, Entre Pedestales que Sostienen Águilas Imperiales, en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles.
Las águilas soberbias solemnizan la orgía, bacanal depravada,
Donde los muchachos de oro, totalmente pintados, de rosa fosforito,
Ejecutan una danza de albaricoques maduros, melosa y agria,
En un Versalles que brilla como mil faros grotescos.
La docena de espejos duplican los Apolos, y las águilas reposan, quietud silente,
Con sus picos soberbios, sin perder ni un detalle, su vista es poderosa. Poderosa.
Pues sus altezas imperiales conocen la lujuria, de los niños de rosa,
Que se reflejan escandalosamente, ebrios, con las lámparas de oro.
La verdad es que no sé de dónde voy a sacar tantas águilas, magníficas, magníficas,
Como las que necesito en la película, chavales tengo de sobra,
Seguramente algunas águilas tendrán que estar disecadas.
Y los bellos chavales, totalmente pintados, sublimemente rosas,
Enseñarán sus culitos como sandías sin pepitas, y sus largos pollones,
En un ensueño de maricas totalmente degenerados, ¡¡¡bravo, bravo¡¡¡
¿o no bravo?.
Los trece mil marqueses de Sodoma creo que se sentirán satisfechos,
Y si no que se jodan.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Aquí en Sevilla lo que hay es mucho cerdo y mucho hijo de puta. Y yo no lo soy.
Hermosos Putitos de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, Con Máscaras de Cerdo o de Jabalí en las Caras, Entre Estatuas y Bustos de Hierro Negro o de Vidrio Rojo de Emperadores Romanos, Entre Cerdos Y Jabalíes que Hozan en el Suelo, Entre Grandes Macetones Llenos de Rosas Negras, en un Secadero de Jamones Serranos, con los Jamones Colgando del Techo.
Dice la voz popular: Del Cerdo hasta los andares. Los niños corrompidos
Ejecutan maniobras de asqueroso conocimiento, hozan lascivos
Con los cerdos y jabalíes bajo un cielo porcuno, y las rosas no pueden
Con su aliento perfecto disimular la peste a marrano.
Disfrutan los cochinos, muy asquerosos ellos, apestosos y puercos,
Dando más por culo que una chaqueta, no se cortan ni un pelo
A la hora de dar por culo los muy hijos de puta, Calígulas negros
Lloran lágrimas de sangre y rabian por una gota de rocío.
Y los jamones cuelgan del techo exudando su grasa, que cae gota a gota
Sobre la cabeza de un Marco Aurelio rojo que se muerde los labios
Y de cuyos ojos brota la sangre como tinta china negra
Entre los puercos cochinos y los jabatos asquerosos.
Y son padres de familia los muy puercos, con sus hijos pequeños,
Los peores hijos de puta que te puedas echar a la cara, Virgen del Carmen,
Y no se cortan ni un pelo a la hora de dar por culo.
Y actualmente ya ni siquiera van a Misa y se confiesan. Los muy hijos de puta.
Todos los pájaros comen trigo y las culpas al gorrión.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Hermosos Putitos de Dieciséis Años, Delgados, con Camisas Blancas y Maquillados como Zombis, en un Salón con Grandes Macetones Barrocos llenos de Rosas Negras y Blancas, Entre Estatuas y Bustos de Emperadores Romanos de Acero Negro que Derraman Lágrimas de Leche Blanca o Bustos de Mármol Blanco que Derraman Lágrimas Negras, y Bajo Cuadros Gigantescos de Fotografías Inmensas de Hormigas. En Blanco y Negro.
Son los putitos zombis asquerosos, belleza coagulada, Hermosura podrida,
Perfectos adolescentes de caras deformes, bellísimos y repugnantes,
Pues la cicatriz en el rostro no disimula la edad sublime,
Mientras vomitan cólicos negros desde sus dientes cariados.
Calígulas horrorosos y negros lloran leche blanca, y se arrancan los labios a mordiscos,
Gimen los blancos Marco Aurelios de mármol fresquísimo y lloran
Lágrimas negras de tinta china soberbia, iridiscente en su negrura,
Entre las rosas blancas que exhalan un perfume salvaje.
Negros Heliogábalos iracundos lloran leche blanquísima,
Bajo las Hormigas deliciosas, atareadas y nerviosas, con sus mandíbulas enormes,
Que mueven sus antenas y se comunican entre ellas, hemos visto la podredumbre
En los sublimes muchachos, zombis de fantasía, con la carne arrancada,
Enfermos de SIDA o Lepra, muertos vivientes, hermosísimos,
No es necesaria la resurrección de la carne, las horrendas cicatrices
No disminuyen la perfecta belleza de estos arcángeles muertos.
En los espejos se miran los monstruos.
Zombis adolescentes hacen llorar a Césares terribles.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero. (quedaos con la Imagen).
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Hermosos Putitos de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Perros Dálmatas, en un Salón con Grandes Cuadros de Miró, entre Macetones Barrocos llenos de Cardos.
Hermosura inocente, o hermosura indecente, los priápicos niños,
Mitad demonios bellos, mitad ángeles culpables, siniestros en guapura,
Hechos para el deleite de césares y emperadores, Ganímedes soberbios,
Brutales en su agónica armonía suprema. Con cuadros de Miró:
“Cabeza de pájaro con cuatro moscas negras. Muchacha bizca enorme
Con claveles torcidos. Estatua de elefante con tamarindos negros”,
Hermosos los muchachos como música de armonio,
Con perros de Dalmacia, en una exquisitez ducal.
Aristocráticamente sibaritas, marqueses de lo erótico, sublimes Sades,
Con perros Dálmatas bellísimos, con sus lunares negros,
O Grandes Daneses de testículos colgantes, perros furiosos,
Entre cardos asesinos, criminales de espinas, agujas vegetales,
Desollando el aire, acariciando yemas de dedos, o puntas de glandes.
Y los cuadros: “Cabeza de caballo sostenida por una hormiga.
Mosquito con turbante y rosa acuchillada. Hipopótamos del revés con tres magnolias rojas.
Títere andaluz con semicircunferencia abismal”.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Hermosos Putitos de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Svásticas Tatuadas en el Pecho, con Perros Doberman furiosos, en un Salón con Grandes Fotografías de la cara, (retratos), de Adolf Hitler, entre Grandes Peceras con Peces de Colores sobre Pedestales de Mármol.
Los perros Doberman siempre me dieron miedo. Un terror absoluto.
¿Qué sentirían los prisioneros iraquíes de Abuh Garib? Bajo la bota yanqui.
Pero no hablemos de política, los muchachos son bellos
Como ramas de cerezo cargadas de nieve.
Las esvásticas negras son maravillosas cruces, gamadas cruces
En los pechos de luna perfumada de los nazis adolescentes
Que enseñan sus vergas no circuncisas, ¡¡¡¡¡qué deleite y qué asco¡¡¡¡¡
Para el asombro púrpura de los peces de colores.
Adolfos Hitlers de fantasía completan la mascarada, soberbia mascarada,
Mientras rugen los perros, tiburones cánidos, perfectos para dar pánico,
Y los peces de colores giran eternamente, naranjas, y amarillos,
En sus esféricas cárceles de cristal impoluto.
Son los chavalines preciosos, con sus pollones de menta, no circuncisos,
Para el terror increíble de diez mil judíos gays, estupefactos.
Y los perros estilizados son como alfanjes de moro.
El esmegma en los prepucios es como el yogur, dice Segura. Santiago.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Hermosas Chavalas Desnudas con Collares de Rubíes en el Cuello, En un Salón con Grandes Cuadros con Fotografías del Jesús del Gran Poder de Sevilla, entre Frascos de Formol con Cerebros Humanos sobre Pedestales de Oro, y entre Grandes Macetones Barrocos llenos de Rosas Negras.
Danaides exquisitas y exuberantes Afroditas, gacelillas de armiño,
Císneas bellezas de escándalo sublime, flores de madreselva,
Niñatillas con labios de cereza, púberes muchachitas
De tetillas pequeñas o de grandes pezones.
Proserpinas majestuosas de pubis depilados, de tiernos coñitos,
Bacánticas Helenas de Troya, con Troya incendiada,
Magníficas Semíramis de ojos de violeta, estatuillas finas,
Muchachitas con olor a limones y a fresas, Evas soberbias.
Débiles tallos de azucenas, Oh rosas, que desnudas parecen la plenitud del día,
Atardeceres de labios de copas de rubíes, noches perfumadas de resedas,
Panteras dionisíacas más hermosas que el sol. Lunas de perfume sublime.
Lunitas de nieve aromada con mentas. Muchachitas de luz y de sombra.
Bajo el Jesús Nazareno con su túnica violeta, con las manos sublimes,
Coronado de espinas, zaherido y zaherido, quejumbroso, suspirando.
Porque los que no creen en Dios no tienen cerebro.
Y porque Hannibal Lecter se cortó la mano
Antes que hacer daño a su amada Claríssssssss.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Hermosas Chavalas Desnudas con Máscaras de Cerdo y con Hoces Comunistas en las Manos, En un Salón con Grandes Cuadros con Fotografías del Jesús del Gran Poder de Sevilla, entre Frascos de Formol con Cerebros Humanos sobre Pedestales de Oro, y entre Grandes Macetones Barrocos llenos de Rosas Negras. Y Putitos de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, en una Danza Demencial con las Chavalas.
Las cerdas se mueven desollando el aire con sus hoces,
Quisieran cercenar el cuello de un chavalito, o sajarle los ojos,
O arrancar el colgajo genital que pende de los putos de escándalo,
En una orgía de cerebros en formol recién hecha la autopsia.
Exhalan las rosas su perfume elegíaco, brutalmente negras,
En los grandes macetones barrocos, y los cerebros parecen
Estar pidiendo el bisturí para que les corten el cuerpo calloso
Y mientras, Un Jesús Nazareno, bellísimo y torturado,
Tiene que soportar la piara de cerdas y los putos cochinos
Que bailan una danza de afiladas cuchillas curvas. Salvajes.
Y soportar la carne nívea, y los pezones al aire, y las máscaras asquerosas.
Y quisieran las hoces cortar labios y glandes, clavarse en unos ojos
Lilas como un firmamento de soles verdes. O rasgar la carne morena.
¡¡¡¡¡¡Y que el buen Jesucristo, arañado y deforme, soberbio en su grandeza,
Tenga que aguantar el escarnio grotesco de una piara de marranas
Y la manada de niñatos arcángeles, desnudos para el teatro,
Y que los cerebros no se pudran en su formol al noventa por ciento recién extraídos¡¡¡¡¡.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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