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Ya se les fue su “mesías” después de fiesta soñada al rancho de “La Ching …", le chillan todos los días los chairos lágrimas frías porque nada los calienta ni el sol que los desalienta, ninguno encuentra concilio hay quien piensa en el suicidio mientras la madre nos mienta.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 06 de octubre del 2024 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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Un guajolote compraron el Día de Acción de Gracias, costumbres de aristocracias, primero, bien lo engordaron después lo sacrificaron; un nuevo nombre le dieron los gringos se lo comieron, la tradición mucho pesa, el pavo adornó la mesa y ni las gracias le dieron
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 23 de febrero del 2024 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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Después de buena merienda la parca fue a la molienda buscando a Doña María, la quiere en su tumba fría.
Entre enrollado petate muy cerca de su metate con todos los ingredientes y, así, le pela los dientes.
Pa’ que le haga un mole fino en inframundo destino de molcajete y cazuela el buen sazón la consuela.
Cual catrina mexicana se nutre de forma sana pipián desea de pilón en la mesa del panteón.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 28 de octubre del 2022 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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Nuestra parca, en fin, se engalla, quiere a López, no desmaya calaca tilica y flaca va tras esa chachalaca.
Del hackeo de guacamaya el diagnóstico no falla, lo mira chocho y enfermo quiere darle sueño eterno.
Porque su esfuerzo se agota, ya sabe que tiene gota, hipertiroidismo, angina, esa Catrina tan fina.
Conoce el teje maneje del más allá, ve que al peje no le sube agua al tinaco, luego, confesó ser naco.
Por si esto fuera poco solo se le prende el foco para engañar, siempre miente, por eso le pela el diente.
Desea occiso al macuspano muerto hacerlo primo hermano de tabasqueño linaje vestirlo en lúgubre traje.
Y aunque él se muestra reacio lo sacará de palacio para mandarlo a una tumba junto al “Chico Che” y su rumba.
En el panteón, Calavera, podrá tener mañanera con show de circo y maroma, es bien chaira la pelona.
Hará que López comparta su transformación de cuarta en los infiernos podridos “pukes” de fiambres jodidos.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 31 de octubre del 2022 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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La parca anda tras los huesos flacos, porosos, muy tiesos, del Doctor López Gatell, le tiene panteón de hotel.
Para que descanse a gusto y ya no nos dé más susto con sus crímenes malvados tras el covid afamados.
Crueles tragedias monstruosas, no más carga entre otras cosas setecientos mil de muertos, según los datos más ciertos.
Ya lo busca con denuedo, hasta a élla le da miedo, pero se lo aguanta al punto, pues, lo quiere bien difunto.
Anhela a este matasanos de pensamientos insanos que privó de medicinas causando muertes genuinas.
A muchos niños con cáncer, clínicamente es un gángster que traicionó el juramento de Hipócrates, ¡qué jumento!
El Mengele mexicano émulo del hitleriano; por eso trata Catrina de echarle su tierra encima.
Conservarlo bien oculto, aunque, él se cree muy “culto”, quiere le diga poesía desde la tumba más fría.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 30 de octubre del 2022 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Pachuco “Topillo Tapas” con tu ingenio nos atrapas.”
De la actuación un titán Don Germán Valdés “Tin Tan”, bisonido musical tañe el mote del carnal.
Mira al cielo, . . . al infinito, “tintanear” es exquisito con bigote estilizado busca ese sueño anhelado.
Larga pluma en el sombrero, “tacuche” de caballero le sienta de maravilla, el saco toca rodilla.
Su figura destacable luce camisa impecable color claro, luminoso, lámpara su ser glorioso.
Como genio que arrebata porta vistosa corbata de seda fina, destello que le ciñe poco el cuello.
En solapa del señor un pañuelo, linda flor perfumando los olores de sus millones de amores.
Prendido lleva el botón, bombacho su pantalón los tubos a los tobillos, bastillas pliegues sencillos.
En pies, zapato lustroso blanco, pulcro, portentoso, agujetas liga al quiebro, la suela pinta de negro.
Saliendo de aquel bolsillo la leontina del “topillo”, cadena exhibe colgando va contenta tintineando.
Sube pronta a la cintura acentuando su apostura, aferrada a una presilla, a Marcelo y “Su Costilla”.
Lenguaje tiene por credo “tatacha de otro laredo”, “si ya sabanas” cantar “paquetes d’ilo” bailar.
Cayó “la chota” mí rey, “guachar”, “el chante”, “ese”, “okey”, “simón”, “jaina”, “silabario”, “órale”, en su diccionario.
Actuar bien improvisando, enamorarse besando, todo eso, más su tonada, es darle a la “tintaneada”.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 12 de agosto del 2009 Dedicado a Don Carlos A. Zorrilla Regalado Reg. SEP Indautor 03-2010-032412383400-14
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Poeta
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“Producto de un excelso don . . .”
Pido a damas y a señores que le rindamos honores a un mexicano afamado, por el mundo renombrado.
Don Gabriel Vargas Bernal, hombre de ingenio genial, ser pensante, puro artista, dibujante, historietista.
Para el gusto de la gente, forjó la idea en su mente de “La Familia Burrón”, tan famosa en la nación.
Crítica excelsa en humor, de muy popular color, plasmada en una revista bien agradable a la vista.
Entintados ejemplares de ilustraciones impares, narración extraordinaria más real que imaginaria.
Bajo el lenguaje del barrio, el texto, léxico vario, “capirucha” capital, retrato sensacional.
De popular vecindad tan llena de amenidad, que ve en papel reflejada su carencia esperanzada.
Mis recuerdos son sinceros, ahorraba algunos dineros en pos de hazaña genuina, ir al puesto de la esquina.
Cierto día de la semana por la lectura más sana de magna publicación que guardo en mi corazón.
Cómo olvidar el relajo en el “Callejón del Cuajo”, sueños, retos y avatares, alegrías tras los pesares.
De la “Borola Tacuche”, de monerías un estuche la maravillosa “güera” que, de todo, hacía una guerra.
Muy bien emperifollada, con sus “joyas” tan forrada, a “Don Regino Burrón”, leal, paciente, un Señorón.
Peluquero del decoro su negocio el “Rizo de Oro”; “Macuca”, hija consentida, la “Pecocha” preferida.
“Reginito”, hijo educado, “El Tejocote” apodado, formado, así, en la “Academia”, la formalidad se premia.
“Foforito”, hijo adoptado a la música apegado, perro “Wilson” de la casa, el de indescifrable raza.
Los quise, poquito a poco, al “Tractor Floro Tinoco”, a “Susano Cantarranas”, pepenar, libar con ganas.
Al “Príncipe del desgano” “Avelino Pilongano” con su mamá “Gamusita”, linda, tierna viejecita.
A la muy “Bella Bellota” de hermosura que se nota, a la gran “Boba Licona” que por nada desentona.
Tan solo cité unos cuantos de esos “monos”, pues, son tantos, podrán verse en “Wikipedia” o en alguna enciclopedia.
¡Ay, “La Familia Burrón”!, lectura de tradición que inició, según se cuenta, antes del año cincuenta.
Mediados, siglo pasado, que tanta alegría ha brindado con los variados bagajes de múltiples personajes.
Caras de la clase media baja, comic comedia de típica sociedad desnudada sin piedad.
En los más de mil seiscientos capítulos, hoy cimientos de nuestra cultura urbana cada vez tan más lejana.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 25 de mayo del 2021 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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Yo me sentía acosado porque ella siempre estaba ejerciendo presión sobre mí. Cándida se llamaba y para colmo de mala suerte, era mi vecina, vivía al frente de mi casa. A veces yo tenía que mirar a hurtadillas, escondiéndome detrás de la cortina de la ventana para poder salir, cuando ella no estaba, porque nada más verme y ella corría tras de mí. Debo reconocer que Cándida no estaba nada mal, era guapa y tenía buen cuerpo, pero yo en aquel entonces vivía dedicado al deporte de la equitación, andaba entre caballerizas y caballos o sea que, a pesar del baño que me daba, siempre olía a estiércol, creo yo; más ahora que lo pienso bien, tal vez sería que ese olor se quedó impregnado en la memoria de mis sentidos, olor que yo sentía en cada paso que daba. -Cándida: ¡Hola Juan!... ¿Por qué me ignoras? Solo quiero hablar contigo un momento y tú te vas tan rápido cuando te me acerco, que pareciera que ves en mí al diablo en persona. -Yo: ¡Hola Corazón!... no es como tú crees, es solo que el carro que me lleva a donde voy todos los días, pasa a hora exacta y no me puedo demorar. -Cándida: Yo puedo acompañarte si quieres, el día que quieras, solo dímelo e iré contigo a dónde tú quieras. - Yo: Bueno cándida, yo te aviso ¿Si? Ese era el diálogo más o menos, que se suscitaba entre mi vecina y yo. No era que ella me desagradara, más bien la timidez que sentía, no me dejaba acercarme a ninguna chica de entonces, las miraba y a veces sonreía. Así pasó algún tiempo. -Cándida: ¡hola Juan! ¿Y para cuando me vas a llevar a la caballeriza? Si quieres podemos ir hoy. -Yo: ¡Pues muy bien, vamos ahora, te va a encantar! Ese día la mirada de mi vecina traía un brillo muy especial, sus labios como que deseaban ser besados -me estremecí- además ella estaba vestida con una blusa que llevaba un escote muy pronunciado, con un nudo debajo de sus senos, que dejaba entrever la blancura de los mismos y lo erguidos que estaban, no usaba brasier. También traía una minifalda de infarto, con un cierre o zipper en la parte delantera, le quedaba tan ajustada que parecía que le iba a reventar ahí mismo. Esa minúscula faldita dejaba admirar las bien formadas curvas de su cuerpo. Me quedé helado, mirándola de la cabeza a los pies. -Cándida; ¡Gracias! -Yo: De nada, por favor avanza. Ella se puso unos pasos delante de mí y empezó a caminar, su pelo largo se levantaba con el viento, mientras ella los acomodaba con sus manos redonditas. A ratos volteaba y me sonreía, luego proseguía el camino. Su cintura estrecha marcaban el rítmico andar de sus caderas, mostrando generosa sus nalgas prominentes y los bien trabajados muslos suaves y lisos. La verdad que provocaba darle una mordida allí mismo. Así llegamos al club y yo entré primero a la caballeriza, la paja dispersa por el suelo y los animales metidos en la cuadra, ella me seguía mientras yo me detenía frente al caballo. Para ponerle los arreos. Cuando me alcanzó empezaron las sorpresas, al estar a solas, las caricias de Cándida no se hicieron esperar. Empezó por desabrochar la correa, con sus manos tibias y suaves le agarró la cabeza dura, rígida; palpándolo de tal manera que enardecía. Una y otra vez le pasaba la mano por el cuello, extasiada al sentir los pelos en su mano, yo no atinaba a decir nada, solo miraba. Ella no se aguantó más, tomó la cabeza con sus dos manos y le dio un beso, en la nariz, se puede decir. -Cándida: (sensualmente) ¡Juan, quiero montar de una vez! -Yo:¿ Estás segura que lo quieres hacer? ¿No te arrepentirás luego? -Cándida: ¡No, yo quiero hacerlo ya, será mi primera vez! ¡Lo deseo! ¡Quiero aprender contigo, que tú seas mi maestro para llevarte siempre dentro de mí! El calor de su cuerpo tan cerca del mío, su mirada ardiente, casi una súplica, no dejaba alternativa y me dispuse a complacerla. La aparté un poco mientras me alistaba, ella trastabilló y calló de rodillas en la paja del piso, mientras ella se daba la vuelta sonriente, yo me saqué la camisa y el macho que tenía encerrado se encabritó… -Yo: ¿Cómo quieres montar? -Cándida: ¡no sé… quiero que tú me enseñes, ten en cuenta que será mi primera vez! Yo: Bien, abre las piernas corazón para hacerlo, tienes que, acomodarte lentamente, con suavidad y todo saldrá bien. -Cándida: Pero… ¿No se puede hacer de costado y sin abrir las piernas? Yo he visto que así también se hace, me gustaría que fuera de costado, porque tú sabes, siento un poco de vergüenza que me veas abriendo las piernas. -Yo: Cándida, si tú quieres aprender a montar un caballo, tienes que hacer lo que yo te diga, tal vez más adelante con experiencia tú decidas si quieres de frente, de costado o de espaldas. -Cándida: Viéndolo bien, prefiero no hacerlo, el caballo es muy alto y me puedo caer. Yo: Bien, quizás otro día te enseñe a montar.
Delalma 21/08/2020
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Poeta
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De las rosas, lo que más me gusta son sus espinas, ¿seré masoquista?
Hasta la vista, dijo el ciego y el poeta escribió en una panela de hielo. Sus versos se derritieron, obviamente, pero sirvieron para regar las espinas de sus rosas.
Mis soledades amorosas jamás me han abandonado, incluso cuando estuve acompañado allí estaban mis soledades, esperando esperando la renuncia y el olvido.
Muchas veces me habré ido sin alejarme nunca y cuando por fin tomé el avión hacia otro continente seguí a tu lado invisible y serenado siempre a tu lado.
Aunque no puedas verme (gajes de la distancia) tu aroma me acompaña tu olor me envuelve tu perfume me arrebola desde el cabello hasta las b...
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Poeta
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La res tenía frío y yo, resfrío.
El agua se llenó de fiestas y tú, de aguafiestas...
Hizo, con su dominio, trizas el condominio.
Yo compro, él mete y el otro se compromete.
Al que se aburra que no sea burra.
La plata no se come el plátano sí.
Lola Diste y Tejo Mento se casaron por poder Y por no poder unirse invirtieron apellidos.
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Poeta
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