Prosas poéticas : El Estanque del Emperador de la Luna de Agosto. |
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El Estanque del Emperador de la Luna de Agosto.
El Emperador de la Luna de Agosto tiene un trono de oro que sostiene sus cuatro patas admirables sobre una gigantesca tortuga. La tortuga tiene dos ojos esmeraldas que lanzan pavorosos rayos verdes a quien osa mirarla, y por donde pisa jamás crecen los heliotropos. Anda muy despacio, cada pisada dura diez mil años, y en el caparazón de carey blanco hay grabadas en letras de oro la palabra “Paciencia”. El emperador de la Luna de Agosto tiene un puño de oro macizo sobre el que un halcón se posa. Es un halcón blanco como la nieve, con dos ojos rubís enfurecidos, y sus uñas están sangrando porque eternamente acaba de arrancar el corazón de una ninfa de cuajo. La ninfa se bañaba en un estanque de aguas verdes y azules, y comía pétalos de nenúfar rosa para olvidarse de lo insoportable de la vida, cuando comía los pétalos fucsias del nenúfar el nenúfar gritaba socorro con letras de caramelo muy pequeñitas y azules en las que había cinco grillos negros. El estanque es azul y verde. Las ninfas mojan sus cuerpos en lo limpio de sus aguas, tienen los cabellos de oro o de plata y una mueca de tristeza en el rostro porque han visto al Dios Eros bañarse en el agua y éste las ha rechazado. En los ojos siempre verdes de la ninfas hay más estanques de aguas tranquilas, en los que las libélulas rojas beben un agua muy fría. Son fuentes de un agua muy negra y muy transparente, que brotan de un cisne de mármol con el pico de oro, los lotos en el estanque sostienen a las ninfas que no quieren bañarse y las arropan para que no se vea la esplendorosa desnudez de sus cuerpos de nieve perfecta. Hay una cadencia de campanitas azules y de siringas rosas que muestra al detalle el pezón izquierdo rosa de una ninfa. Una gotita de leche surge de ese pezón y un diminuto duende de oro recoge la gota en una copa de cristal de ámbar y se la bebe. El duende es muy pequeñito y salta de hoja de loto en hoja de loto, tiene una botitas verdes y un trajecito azul, y alas de mariposa, pero no sabe volar bien y tiene una gran miedo a las arañas. También hay dos unicornios azules bebiendo en las aguas de estanque. Tienen los cuernos irisados y tornasolados y los belfos son violetas como un poniente sevillano, cuando beben hacen un gran tumulto y provocan ondas de frescor transparente en el estanque que con el sol se descomponen en pequeños arcoirises de oro y de granates, las campánulas se asoman al estanque con sus grandes bocas florecidas, y los hibiscos desprenden el polen naranja que cae como un polvillo sobre las alas de mariposas de los duendes. También hay un Narciso al borde de la fuente. El hermoso muchacho se contempla admirado y muere de languidez al no poder acariciar su imagen, cada vez que sumerge su mano transparente, llena de venitas moradas, en el agua del estanque, su imagen se difumina y el muchacho llora. Y es tanto lo que llora que el muchacho es una fuente más del estanque. Una fuente con forma de atleta adolescente de cabellos verdes y labios sonrosados como la sandía. Cuando el halcón desgarró el corazón de la ninfa se lo sacó del pecho con saña y lo llevó por los aires hasta un volcán de Islandia. Y el volcán que estaba hambriento de corazones recogió el corazón sangrante de la muchacha y lo devoró en una gran pira de fuego. Sonaron las trompetas del juicio Final y cien arcángeles rubios surcaron el cielo sobre Pegasos blancos, irritados por la fechoría del emperador. Pero la tortuga dio un paso más y el tiempo se detuvo como un cristal de diamante colapsado. Siempre que da el sol en el estanque los duendecillos beben de la teta de una ninfa, pero si da la luna y las estrellas azulinas se reflejan en lo oscuro de sus aguas además los senos dan miel. En lo dorado de la tarde las lágrimas de las ninfas son de un oro perfecto, y las libélulas interrogan a los juncos verdes sobre si pueden o no posarse. Es un dialogo interminable de miedo y de respeto, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero. Hay quien ha visto mil años de interrogaciones, pero cuando llega la noche es forzoso que la libélula se pose sobre su junco. En el Palacio del emperador de la Luna de Agosto hay cuatrocientos pavos reales azules, coronados de plumas iridiscentes, y el emperador tiene una jaula de oro con doce mirlos métálicos. ¡¡¡¡¡¡Cómo brillan los mirlos, es una delicia verlos tan esplendorosos, diríase que le han robado al arcoiris sus facetas. Hay campesinos que trabajan día y noche criando dichos mirlos y cuando un mirlo muere por descuido es día de luto en la choza del pobre campesino. Los llevan al emperador de doce en doce, para que los embajadores de Persia se queden extasiados y no pidan más oro por los tributos, si no habría guerra y el emperador tendría que desmontar de su tortuga y montar sobre un caballo percherón negro, que tiene en los tobillos de cada pata cuatro calaveras humanas con los dientes cariados, y sería un día de luto para todos los habitantes del reino. ¿Qué hace una ninfa sin corazón loca llorando sobre la hoja de loto de un estanque?. ¿qué hace el corazón loco de una ninfa de nieve ardiendo eternamente en el cráter de un volcán de Islandia?. ¿qué hacen tres toreros mejicanos frente a un espejo negro?, ¿qué hace el sol de agosto dando sobre los tejados de mi casa?, ¿qué hago yo toda la tarde lejos del sol y de la fuente?, ¿qué hace una mariposa rosa sobre un heliotropo blanco?, Qué hace una ninfa sin corazón loca llorando sobre la hoja de loto de un estanque?........ …................................................................. Francisco Antonio Ruiz Caballero. |
Poeta
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