Cuentos : Viaje al corazón... (Experimental) |
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VIAJE AL CORAZÓN
La circulación fogosa se cierne sobre los brillantes hematíes de breve vida algunos meses nada más de primaveras microscópicas, e inviernos tristes en el bazo, lejano de los umbrales. El oxígeno aburbujado se adhiere y se fusiona, ¡Oh!, divino aliento del principio. Los cabellos en la cumbre de la razón humilde, se anudan y encadenan en las nieves, amarillas azulando en las emo- ciones de la montaña compleja. La mirada quedó fija en un latido enamorado, un éxtasis multicolor, rítmico y suspirando de piel a piel. ¡Lo recordaba!. Con asombro veía cómo los sentimientos entre arterias se medían con hechos y no con años, estrechos y puntiagudos, a veces, plenos y oníricos otras. El problema, me decían... ¡Está allá!. En los fragmentos qué obstruyen el flujo de la vida en torno, orbitales, orgánicos, amigos imprevisibles, enemigos visibles, evidentes y sigilosos otros. A lo lejos. Los residuos dolorosos penetraban y salían auriculares melodías y sinfonías. Y transcurrían los años de fiestas a funerales. Diastólicas las penas se mezclaban con alegrías, en los espacios de sombras luminosas cercanas, para luego ser ´perfume por el aliento. Hubiera querido recorrer los otros sistemas, y cruceros interestelares, desde los huesos, a las cataratas de las hermosas nefronas. ¡Otra vez será!. Tal vez una mañana, derrita el hielo de un viejo sueño y la campana teja, Por ahora. El transporte consume gran parte de mi magro ingreso, y ser un explorador de plumas y papeles, digitálicos dejan los párpados, con un impalpable color agridulce. Les decía, el trabajo no es empezar, sino terminar bien, y el proceso consume altos niveles de emociones, arrítmicos a veces, aleteos auriculares, y uno que otro imprudente infarto. El amor se mezcla, enardece al mismo rojo, al que inunda oxigenando. Pero. ¡Cómo decía!. Ser un microcosmonauta, cuesta varios barriles de energía interneuronal y joyas líquidas del almacén espiritual. ¡Oh, sí!__Y sin olvidar los retortijones que hay de cuando en vez en las retinas. Y en éstos tiempos, en éstos tiempos, donde los neurotransmisores asustados elevaron su precio. El próximo viaje, es un proyecto, la misma piel de la memoria, el palpitar del tiempo que recorre con frecuencia las mejillas, seca los labios y arruga el alma. ¡El corazón del corazón mismo!. Aunque, en estos momentos, ésta molécula que me transporta, ha aprendido de aquél anticuerpo como defenderse, entre gammas y graciosas glo- bulinas. Y el como defenderse y navegar contra- corriente, imagínelo nada más, desde un antiguo soplo, vientecillo ingenuo, a huracanadas taqui- cardias enamoradas, excitadas las aortas de muchos entre una calurosa cava el placer dulce. ¡Imagine usted!___Me dices, y cuando estoy en la misma cabalgadura del sistólico estremecimiento, y nadie hasta ahora, sabía del gusto de ser un atrevido microcosmonauta solitario. Como ahora, ya lo sabe, incrédulo, atónito tal vez, o divertido, el lector que ésto lee, del que ésto escribe. ¡Ajajá!. ¿Qué pasará allá en lo alto, bajo el cuero cabelludo de la esferoide caja ósea, en la misma sombra del sombrero, en las pupilas inocentemente honestas?. Ya veremos.
Lentamente bajé del extraño vehículo biomecánico, con el tablero de ópticos ensueños, y me dispuse a redimensionar un nuevo día. Autor: Joel Fortunato Reyes Përez |
Poeta
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