Poemas : Hasta el instante en que tu boca se desfogue |
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I
El tiempo liba como un milagro cuando huyen los pájaros en una trivial bandada, y fértil, la risa del cielo entre los árboles, busca a palmas, los labios bajo la humedad de la tarde, cuando mis cinco dedos cincelados confunden del bosque estas hojas truncas, y el otoño cruje en los sueños de amante, se suicida la lengua, confluencia certera en el confín de mi piel, hasta el instante en que tu boca se desfogue, II después de la lucha que mis vértices conceden, hay más que una palabra de muerte, una derrota en el sendero de la calma convoca a este antiguo jinete, y el tiempo de largas piernas con sus gemidos cobardes, ahonda la nostalgia de las manecillas del goce, lejos, lo permanente es el amor, la cresta retorcida donde todo resbala y las ventiscas rechinan, hace eco un suspiro y nace antes de la agonía, hasta el instante en que tu boca se desfogue, III el grito hace silencio hacia las tempranas horas de la lluvia, la tempestad solo existe entre los pechos arqueados, y estos pobres músculos hasta su holgura en las sombras bajo la sábana dócil, relinchan, y cuando ya se despide la víctima interna, dentro de mis huesos, desciende fugaz tu boca de halcón buscando en mi tumba un principio sin fin, que disgregue la cristalina verdad, hasta el instante en que tu boca se desfogue, IV el destino ejerce su magia y nos conecta con sus brisas y cúspides, los hombros y los muslos anónimos inventan el espacio en un acribillado enjambre, y forman un lamento las gargantas nobles apuntando al cenit, expuestas las heridas de azúcar arrastran un recuerdo, la vida es una soledad acompañada y en el lago del cuerpo, solemne y diáfana, la mirada del vino habla azorada en su capullo incandescente, hasta el instante en que tu boca se desfogue, V la lengua marca estas huellas hostiles, hace la sangre y la fina cáscara desde la dentellada blanda, mueren la voz y la lágrima cada vez y fuerza una segunda batalla este día con tonada de himno, y dice adiós el encapuchado sol que se diluye, haciendo sombra de tus labios sobre mí, desnudo demonio pintado de arco iris junto a mis restos en cruz horizontal, mientras todo existe y vive, hasta el instante en que tu boca se desfogue, VI veo a mi tiempo asesino jadeando, tu espasmo de mujer se esparce en mí, yagas absolutas describen versos y tientan a ciegas el carretel del misterio, tras la luz y bajo el agua toda una extraña corriente, suena tu campana a lo largo de mis dedos y se desploma la sonrisa que nutre tu boca, a través de la flor, empapa mis ojos el lado más sutil de tu rostro, hasta el instante en que tu boca se desfogue, VII en los polos de la piel y en esta intemperie interior donde duermen los mirlos, la seducción apacible brinca purpúrea como una guarida donde asoma la sal, en los pliegues y en esta planicie nuestra, inicia un recorrido táctil el desprevenido tiritar, y es así que los volcanes copulan a ritmo de los cuerpos que devoran el sentir implacable, arena de los vientres movedizos que arrasan la locura y asciende despavorida la miel que se modela con las manos donde la caracola murmura, hasta el instante en que tu boca se desfogue, VIII puedo olvidar la tierra y temblar sobre tu pecho, puedo palpar estas manos que me eligen, entonces, con cimientos por piernas, este hombre de oculta mirada y no más que plumas en los bolsillos, araña el ardor celeste sobre la raíz en aquél pubis indigesto de la madia noche cuando en él me hundo, padezco la armonía frágil y la curva que te plasma lamiendo el susurro que nace en ti, robando el sabor y el clamor del espejismo pegajoso donde calmo mi sed para dormir atrapado en tus piernas, hasta el instante en que tu boca se desfogue. Jorge Rosso |
Poeta
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apasionado, bello, saludos
Un sensual poema. Te seguiré leyendo. Saludos. Claudia Alhelí Castillo
Hola, Clau... muchas gracias... este espacio es tu casa!!...