Poemas : La nada, nada en los ojos |
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Del tomar y del dar nacen circunstancias insaciables
y el oído, amarrado a la bendición del mar, eleva tu mano hasta mi calmo cuerpo, mi calavera gigante es una trocha en la cintura salvaje, y baja el gusano hasta el jardín del día de la sangre, el amor se ama en una sola dimensión, y la nada, nada en los ojos, camina entre las aves con su estribillo errante y las palmas gordas de caricias, esta piel que yo jalo rompe el gozo del sueño en la gruta de cenizas, y es allí donde celebro la comunión de las manos y los cielos, en la tragedia del día es mi muerte ahogada entre tus aguas, murmurando la palabra sublime, y es la carne encapuchada, oculta entre dóciles cabellos quien esparce sus lamentos, la piel repleta de llamas y de formas arrepiente un silencio, descansa ahora en el umbral, el capitán del navío. Jorge Rosso |
Poeta
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