Frases y pensamientos :  EL SR. SOLEDAD
En una aldea, vivía en el monte, un matrimonio ya mayor, todos los días a la misma hora, muy temprano el hombre, venia fuera, echaba comida a su perro, a las gallinas.
Más tarde, bajaba, con su bastón de madera, hecho por él y caminaba hacia el rio que atravesaba el pueblo, pasaba por entre los pinares, y siempre en el mismo, paraba, allí quedaba mirando el rio. Recostado al tronco del pino, con el perro sentado junto a él. Así pasaba parte de la mañana. Un niño que iba a la escuela se había fijado en aquel hombre, tan solitario, ni siquiera sabía su nombre, cosa rara, pues todos se conocían, ¡el pueblo era tan pequeño!
Le entró la curiosidad y empezó a seguir de lejos el hombre cuando no estaba en la escuela.
Al regresar un fin de mañana, miró la casa y vio una mujer sentada en una silla de ruedas, cogiendo sol cerca de la puerta, la sombra del hombre apareció a la puerta, dio unos pasos y empujó la silla para dentro.
El niño, se fue para casa a comer, ya era hora del almuerzo y no quería que su madre le riñera por ser tarde.
Sin comentar nada, comió ayudó a levantar la loza, hizo los deberes y pidió permiso para dar una vuelta de bici, la habían regalado en los Reyes.
Así montado en ella fue en dirección al sitio donde podía observar la casa del hombre. Por las cuatro, el salió, bajando el monte, por el mismo camino, con su bastón y su perro. Andando, fue hacía el rio y paró junto al pino, se sentó en la hierba y allí quedo mirando el rio.
Así pasaran los días, siempre igual, Llegó el verano, un día el hombre no bajó. Intrigado, al llegar a casa comento a su madre, que era muy raro el señor que vivía en el monte, la Madre le dijo que la mujer era paralitica y el había sido marinero, habían tenido un hijo que murió en la guerra, por lo menos era lo que comentaban en la aldea y que la mujer había muerto en la noche anterior.
La madre le dijo que tenían que ir a visitar una prima que había venido de Alemania y así todo bien arreglado el acompañó a casa de su parienta la Madre.
Al regresar por la noche ya con su Padre que fue junto a ellos regresaran, al pasar miró la casa del hombre, una claridad muy tenue, salía por una ventana, seguro que era luz de una vela, pues no tenían electricidad.
Durante unos días el solo vía el viejo a dar de comer al perro y a las gallinas, se metía en casa cerraba la puerta y así se pasó algún tiempo. No daba el paseo hasta el rio.
Iba en la bici, y se dio de caras con el hombre, entonces lo saludó” Buenos días Sr.” El no oyó, andando un poco corcovado, siguió el camino de costumbre, El chico salió de la bici, la puso recostada en un árbol y siguió el hombre, este al llegar al pino donde paraba siempre, quitó de las espaldas un bolso, con cuidado lo puso en. En suelo, hizo una fiesta en la cabeza del perro empezó a andar para cerca del rio. No paró, se metió de espacio en el y fue andando rio dentro, el agua subía cada vez más por su cuerpo delgado, el siempre andando hasta que desapareció bajo el agua.
Con los ojos abiertos de espanto y la boca el niño miraba, el perro se acostó y lloraba a su manera como si estuviera con dolores. Pegado al suelo sin reacción, sin tener descernimiento, quedó así mucho tiempo a ver si el hombre aparecía, solo el sombrero, suavemente iba al sabor de la corriente rio abajo.
Cuando empezó a raciocinar, miró el bolso y por curiosidad, lo abrió, dentro, tenía una bolsita con una mecha de cabello rubio, una foto de una mujer joven y de un chico con ropa de militar.
No lo entendió, fue corriendo hasta casa, olvidada la bici, gritando por su madre para contar lo que había pasado.
El niño no podía saber, pero yo sé que fue al encuentro de sus seres amados, ya nada lo prendía a la tierra y como marinero que había sido, en su barco de dolor, marchó para junto de quien fue su vida.
He puesto un nombre al hombre, se llamaba Sr. Solo.
Oporto, 19 de Enero de 2012
Carminha Nieves
Poeta

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