Poemas :  Un día en mi ciudad
Amanece otro día en mi ciudad, el sol en mi rostro me indica la hora de despertar, al mismo tiempo que otras miles de personas se encaminan a su trabajo, a sus escuelas, a sus tareas, sí, hay tantas vidas en este lugar, todas diferentes y especiales, todas parte de este juego en el cual no se trata de ganar, sino de disfrutar.

Me encuentro en medio de tantas almas, unas han sido liberadas por una mente abierta y otras más esclavizadas por la cerrada idea de un destino inamovible, pero todas tienen las mismas posibilidades, todas con capaces de albergar un ángel, cada una tiene una voz única con la que puede gritar al mundo sus sentimientos y con un efecto vocal lograr transmitir algo más que palabras.

Aquí hay demasiada gente y sin embargo por las mañanas se me ha hecho cotidiano el pensamiento de que no hay nada ni nadie que me quite este sentimiento, o al menos así era al principio, pero con el tiempo llegaron libros a mis manos, libros que hablan de lo que las calles callan, libros que hablan de los héroes que transformaron al mundo hasta llevarlo al punto en el que lo conozco.

Este es un lugar donde el amor viene y va, donde a cada segundo una pareja se besa impulsada por el amor más profundo al tiempo que dos personas se alejan dándose la espalda como si no se conocieran en el intento mudo de enterrar su pasado, donde a cada instante alguien renueva su fuerza para vivir tras encontrar algo porque luchar y alguien pierde las suyas por un problema que cambió todo su existencia.

En mi ciudad día con día hay alguien que sufre de la infama que le ha alcanzado cuando se terminó el orgullo de su salida en un televisor, detrás del cual alguna persona sueña con salir del anonimato; día con día hay alguien que sale a entrenar su cuerpo para ser un deportista mientras alguien devora libros para llegar a ser un gran científico o humanista.

La noche se acerca implacable una vez más y mientras anochece de a poco, las estrellas comienzan a iluminar el firmamento y yo intento volar a otro planeta, hago mis maletas, extiendo mis alas, y antes de que el sol salga en mi hogar será otra estrella la que me brinde calor a años luz de aquí, o al menos así será en mis sueños, porque mientras termina este día en mi ciudad, no quiero huir, no quiero escapar, tan solo quiero volar hasta que tenga que despertar y de nuevo disfrutar de aquellos con quienes comparto mi día a día, mi manifiesto.
Poeta

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