Poemas : Realidad adivinada |
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REALIDAD ADIVINADA En la mano estremecida bajo el sol. El sombrero, café, en el vaso. Cabe. Y cae bien______ Antes. En la noche_____ Bajo el sol. Tendido, césped, entre la lluvia. Lecho, en que duerme, luz, barniz bajo la mesa. Tomó lentamente, cada minuto, lágrima, recuerdo. Bien me lo decía: El fondo dolorido. En la fe de las palomas. El hijo de un año sueño dentro al alma. Todo era luz vieja. Luz del silencio, su alegría, y color rosado azucarado. *EnElFulgorDeLosLeños* En la vieja, chimenea. Esa vez, como miles de hogares. Ni viven, ni respiran, ni saben del tiempo alegre. Las arpas lloraban los violines. Las guitarras en los rincones. Las mesas en los sillones. ¡Todo!. Era un lugar de ausencias. Un lugar perdido, frío y polvoriento. Antes. Había sido diferente, ahora, De pronto. ¡Todo cambió para siempre!. En el cementerio. De los sueños, añicos de fragmentos. ¡Sola!. La pesadilla. Cesó. La muerte muerto lo encontró. Ya no vivía sus sueños. En la vieja lápida. Estaban solos. Los huesos. Del dios que abandonó la vida. Dentro del cofre de Pandora. Todo está rodeado del misterio. ¡Era sólo, la fuerza de la costumbre!. ¡Luz de la esperanza!. Y el veneno amargo envejeció. ¡Color entre flores y latidos!. El ponerse a salvo nada importa, fulgor de fe descalza. De perseguir la dicha. ¡Los años estallan desiguales!. Leños. Bajo la chimenea. En el desprecio absoluto. ¡De la vida!. Las estrellas nadan en su cielo. ¡Arpas sin cuerdas, sin alma!. Era de sangre, infortunio, del mundo. Un perdido juicio. ¡Equívoco!. Lugar desempleado en una quimera. ¡Alegre, solo el invierno, sin infierno!. Había perdido aquéllo que había. Sido y ya no era. De pronto al caer la tarde. Sonido, el fuego y la ceniza. De Las mariposas, chispas. Voces. ¡De la primavera!. ¡Cesó en la vida del dios muerto!. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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