Poemas de introspectíon :  Oda uno solo
ODA UNO SOLO

Nada puede solo un hombre.
Solo a sí mismo. Y a veces.
Ni siquiera eso
Aprende
Aunque la voz de la muerte
en torno
un soplo disipe el humo
fervoroso en el ánfora
encuentre la ceniza de sangre.

Las lágrimas inocentes del silencio,
de consciencias metálicas raíces,
de fáciles perdones enconchados,
de los deseos no colmados.

¿Cuánto hace qué la humanidad,
dejó entre cortinas,
los labios,
secos de infancias juventudes,
las tardes,
las mañanas inciertas,
las camas y mesas,
solitarias en los hogares,
estancias piadosas enriquecidas,
de llantos,
de insistentes y agudas,
ausencias?. Más dime,
si puedes, libres los labios,
destrozos infames, pueden,
hacer del silencio encadenado,
vástagos de sinceros latidos.

Solos estamos, si solo pensamos,
en otros solos iguales,
al miedo en las venas,
atados a inútiles,
vidas de arañas suspendidas.

En un dedo,
en un amor pequeño,
olvido que a nada combate,
ni escribe una letra una palabra,
una pálida tinta.

Interrogándose cobardemente,
un viento inmóvil. Mueve,
acaso las páginas,
del pasado,
y recoge las flores,
secas de lápidas blancas,
en las rodillas. ¡Donde,
las duras penas anidan!.

Solo, en sí mismo,
su consciencia,
el hombre humedece,
los labios secos de la memoria,
que aprisionada y embebe cada futuro.

Cada mañana, cada madera,
y hace los clavos algodonosos,
de los olivos torturados,
del éxtasis sangriento abundante.
Dime, si puedes. ¿En donde marchita,
está escondida la eternidad?.

Solo, un hombre nada puede,
y a veces. Ni a sí mismo,
se escucha,
en el miedo insepulto,
de un lapidario presente.
¡Solo, solo, solo humo!.
De uno, solo.


Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
Poeta

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