Dormía en mi lecho arropado con la sábana blanca. De pronto siento una extraña sensación que de mí se apodera, me deja inerte, infructuosamente trato de zafarme, grito desesperado y el extraño ser me empuja hacia un vacío. Mientras mi cuerpo iba cayendo le pedí a Dios que me librara de ese demonio, desperté muy asustado, con la respiración acelerada y el pecho agitado.Encendí la luz del dormitorio. Desde ese instante no he podido volver a dormir con la luz apagada.