He caminado por esas calles, caminos y callejones. He visto la miseria con la que muchas personas al igual que yo hemos tenido que lidiar. Viviendo fantasías ingenuas que nunca el ego logra llenar. Buscando una felicidad que es pasajera, pues como la niebla desaparece y me pierdo en ese vacío lleno de tristezas y crueldad. Enredado con amores que el corazón engaña y que hiere lo más sensible del ser humano. Con mi entorno cansado y con la mente agobiada por los fracasos de la vida, mientras viajaba por un sendero lleno de espinas y tropiezos, encontré una luz, una voz que me gritaba desde mi interior y me decía: “Soy Jesús, siempre he estado aquí, déjame salir y guiarte y conocerás cosas maravillosas que el padre traerá a tu vida.”