Se escucha el crujir de la madera
en una noche con neblina densa.
El aullido de perros te mantiene tensa.
Pasos siniestros suben la escalera.

Arropada en la cama te quieres ocultar
al ver sombras que se mueven en la pared,
del miedo y el terror estás a merced,
los nervios quieren estallar.

Funestas ideas invaden tu pensar
sientes que alguien contigo quiere estar.
En la explosión de pavor comienzas a gritar,
gritos que de tu pecho no han podido escapar.

Sigues pendiente del extraño invasor
el sueño no puedes conciliar.
La terrible pesadilla está por terminar,
la mañana fresca trae el resplandor.

En la tarde mientras te ajustas el broche
la preocupación comienza a desesperarte,
no quieres estar a solas ni un instante,
no quieres dormir al llegar la noche.

Julio Medina