Poemas : Mariposario |
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Mariposario
Acabo de tener el privilegio de caminar extasiado, entre los senderos y espacios que la selva me permitió y allí, entre los árboles más variados, eternos, imponentes, definitivos, con matorrales, enredaderas, lianas, arbustos, por doquier con tanta exhuberancia que atrapa, allí, rompiendo a cada paso sin querer, tanta magia entrelazada, embriagado por ese universo verde, que se contorsiona y vibra, que vive e impasible muere también; allí, se fugó mi alma, para ser parte plácida del lago de nenúfares que descansan en un recodo de aquel paraíso y disfruté, de sentir cómo tanto verdor aplacaba el infierno, que vano el sol, penetrar pretendía, qué extravío más delicioso! recibir de aquel orden natural la sentencia más clara, que somos parte de la tierra y no lo contrario, que al igual que la alfombra de musgo, o los pintorescos hongos, podríamos nosotros encontrar también la parte de aquella sinfonía de vida, de belleza y equilibrio que nos permita redimirnos y crecer recibiendo la comunión de su pureza; allí, en ese marco vegetal grandioso encontré también un mundo animal diverso, rico, fabuloso y aunque los más grandes no participaron de ese paseo alejándose anónimos, desinteresados, ni las innumeras aves, que también escaparon, alzando vuelo exacto, fantástico entre aquellos espacios complejos, apretados, que les deja el inmenso, intenso y enredado mundo verde, pero sí fueron muchísimos, los pequeños habitantes que jugueteaban y mantenían delirante su pasión de vivir, demostrando casi con orgullo su bendito y mágico espacio;, allí, recibí una marea de locuaces, inquietas, bellas mariposas, en una embriagadora lluvia de tamaños, gamas y matices, adornando el paso danzarinas, con su vuelo que acaricia, que ilumina el paisaje, aunque estallen alborotados todos los grillos al unísono, tratando de ensordecer las imágenes, aunque no les llegue la caricia solar para aumentar la intensidad de sus colores, aunque no existan testigos del éxtasis maravilloso de su fugaz existencia, allí, en ese mundo único, incesante, en cada sublime instante del paseo, sentí la calidez de tu presencia, tu sonrisa dibujarse en mis labios para bendecir la ternura, que caudalosa desbordaba desde todos los sentidos, tu alegría acogedora regocijarse con mi espíritu y aún tus labios posarse sobre los míos, ligeros como brisa nomás, como vuelo de diminuta mariposa; allí percibí con diafanidad que lo hermoso sabe a ti, que amarte es una condición de vida que la llevo en la piel y que mi corazón se acongoja cuando el tuyo no late cerca para emocionarse aún más y si es preciso juntos, felices estallar. |
Poeta
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