Poemas : El portillo |
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El Portillo
¿Por qué el hombre no abre la portezuela del portillo? ¿Por qué en medio de su soberbia, no da paso al manantial para que calme la sed del humilde chiquillo? ¿Por qué lo hieres, cercenándole la vida con la sed de su martirio? ¿Por qué no abres el portillo, para dar paso a las nebulosas que claman la sed del delirio? Portillo de alambres, de púas, que separan vidas humanas en el desierto de sus olvidos Portillos cerrados, que claman alaridos de espantos, en las penumbras de las oscuridades ¿Por qué se construyen murallas sin portillos, acabando la vida, el horizonte y el sueño de niños, destrozando sus lugares y sus comunidades? ¿Por qué predomina la arrogancia, la altanería del poder, con sus atrocidades y monstruosas vanidades? ¿Por qué esperamos que llegue la muerte antes del tiempo, con sus tormentas truenos y tempestades? ¿Por qué el hombre permite que se cierren los portillos, acrecentando el dolor, el hambre y la mortandad de seres, con sus horribles guerras, que azotan con sus barbaridades? ¿Por qué la vida del ser inocente, se castiga con sangre y con las horripilantes hostilidades? Pueblos hermanos, sangre de la misma sangre, que sufren en carne viva las calamidades ¿Por qué no se abre por unos instantes el alambrado, dando paso por el portillo, para dar un respiro a la vida hermosa, que clama a Dios perdón en sus inmensidades? No más muros, no más cercas, no más inmensas paredes, que destrozan la vida y derraman la sangre del inocente, con sus cruentas y sanguinarias ferocidades Por favor, abran el portillo para que llegue el riachuelo, con su preciado líquido, que calme la sed del cuerpo, que agoniza en sus fragilidades Portillo abierto hoy y siempre, para que llegue por ese paso y circule el agua, el pan, para la vida placentera, que está llena y brota de amores y felicidades No más soberbias, no más odios, no más muertes, no más guerras, ni batallas, ni más rencores los unos contra los otros, con sus atroces agresividades Que se abran los portillos y vuelva a florecer el jardín florecido, con sus amores entre vecinos y el saludo con sus libertades No más angustias, no más disparos, no más cañones, no más trincheras, no más misiles, no más angustias, ni ansiedades, ni maldades ¿Por qué no somos capaces de vivir en paz y que vuelva a renacer y a florecer la vida hermosa en campos, pueblos y ciudades? Si la tierra es inmensa, esplendorosa y alcanza para todos y está llena de riquezas por cantidades La vida divina es una sola y hay que saberla vivir a plenitud, que está llena de amor, de hermandad, de armonía y felicidades El tiempo viene y la vida se esfuma en guerras, en combates, en envidias, que azotan al interior de las sociedades ¿Dónde está la inteligencia el ser humano y la calidad de sus dignidades? ¿Por qué dejamos acabar y destruir la vida hermosa y nos adentramos en el abismo oscuro y tenebroso, con sus penosas y horribles oscuridades? Hagamos un alto en el camino y pidámosle a Dios en la soledad de la intimidad, que nos ilumine la mente y la conciencia con sus bendiciones y gratas bondades Pidámosle siempre a Dios, en su infinito amor, que ilumine a los gobernantes de las naciones, para que retorne la calma entre los hermanos y vuelva el saludo y la alegría entre los pueblos, con sus sabidurías y amabilidades “Joreman” Jorge Enrique Mantilla- Bucaramanga, octubre 19- 2023 |
Poeta
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