Poemas : Un domingo por la tarde |
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Un domingo por la tarde
Un domingo por la tarde, el silencio en el pueblo con su soledad se notaba Ya oscureciendo, una linda y preciosa mujer iba presurosa, agitada y enamorada Iba vestida sólo con unas enaguas y los mirones del pueblo las desnudaban con sus miradas Con su cabello suelto, el aire coqueto de prisa arrebatada la despeinaba Caminaba rauda por la mitad del pueblo, luciendo su linda silueta acalorada De sus amores se reía y muy risueña toda ida, una melodía en sus labios cantaba Le palpitaba y el alma se le quería salir, porque un bello corazón furtivo la esperaba Un domingo por la tarde, de silencios, de soledades y solitario de emociones Un bandido de amores, en el puente colgante agitaba a rabiar los corazones Permanecía allí inquieto, pálido y nervioso en sus expresiones El pueblo entero presagiaba lo que iba a suceder con esas relaciones Todos sabían menos el amo y mandamás del pueblo y señor de todas las regiones Que un forastero le arrastraba el alma a su preciosa esposa y querida de sus pasiones Mujer hermosa de emociones y desesperaciones, de sueños calientes y de bellas imaginaciones Un domingo por la tarde, de presagios, de agüeros y con la cruz marcada Los chismes corrían, las ventanas crujían y las puertas chirriaban, la tensión era demasiada Las abuelas se santiguaban y el murmullo de las miradas por todos escuchadas Aquella bella y hermosa mujer atravesó el pueblo y se internó hacia el puente colgante, agitada y deseada Dejando a su paso una estela de olores y fragancias, de perfúmenos, de ensueños imaginada Y allí en la mitad del puente, su furtivo amor la esperaba con sus brazos abiertos, con emociones despertada Ya en el ocaso de la tarde, los arreboles y el amor clandestino, apenas empezaba Un domingo por la tarde, se sintió un silencio sepulcral y en el puente algo sucedía Este se empezó a balancear, anunciando a los enamorados de sus barandas ofrecida La llama del amor furtivo empezó a encender los humos y el pabilo se encendía Abrazados en fuerte pasión, un aire huracanado y el graznido de un cuervo negro, algo les advertía Se escucharon cuatro balazos y el amor en el colgante, la vida a traición era sorprendida Las balas atravesaron sus corazones y la sangre al precipicio como manantial velozmente corría El eco de los tiros y los gritos de dolor al pueblo con llantos apresurados recorría Abrazados los dos enamorados fueron a parar al fondo del abismo y las enaguas de la bella mujer, se desprendieron en su despedida Nuevamente reinó el silencio en el caserío, como si la vida por instantes fuese detenida Por el amor de una mujer casada, aquel forastero y bandido de amores, era pretendida La vida hermosa llena de pasiones por el amor furtivo y clandestino, fue poseída “Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga junio 24-2023 |
Poeta
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