Poemas : Te fuiste y llegaste |
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Te fuiste y llegaste
-1- Llegaste cabizbaja, ida, meditabunda y toda desorientada Así como te fuiste un día y de su huida lamentablemente recordada No escuchaste mis ruegos, ni quisiste ser de mi corazón escuchada Llegaste flaca, huesuda y ojerosa y melancólica en su mirada En otros lares te despreciaron y ya por nadie era buscada, ni deseada Te marchaste en silencio en una noche oscura y con el cantar del gallo en la madrugada Me dejaste el cuerpo herido y el alma a borbotones sangrada Si eras mi princesa y de mi reino, la mujer querida y por siempre amada Llegaste andando coja y lentamente, en una muleta sin fuerzas apoyada Sin maletas, sin riquezas, sin escudo y sin tu afilada y cortante espada Arribaste jorobada y con la cabeza gacha y tristemente hacía un lado, inclinada Los perros del vecindario te han perseguido, anunciando con sus ladridos, tu espeluznante llegada Pero en mi corazón palpitante, nunca te has ido y jamás ha sido olvidada -2- Porqué te has ido, si te quería como toda una bella esmeralda de mujer valiosa Como el jardín florecido, lleno de pétalos de orquídeas y de hermosas rosas Tus risas eran mis alegrías y las felicidades preciosas Eras mi bella y ardiente dulcinea, de vanidades y orgullos caprichosa Porqué te fuiste de mi lado, si eras mi amante y mi tormento de aires de la naturaleza maravillosa Si revoleteabas como mariposa de mil colores, bella y vigorosa Si eras mi esposa, mi adorado querer desbocado y mi ardiente y sofocada moza En las noches placenteras, eras mi luna llena de pasiones ardientes, excitantes y calurosas Si eras la playa de mi agitado mar y mi gigantesca ola ondulante de espumas presurosas Mi riachuelo transparente y cristalino, de sus calurosas aguas amorosas -3- Llegaste una tarde, sin saber durante muchos años de tu inesperada y olvidada vida Ni en tu cuerpo, ni en la sombra de tu rostro, por nadie al verla era conocida En un andén debajo de un frondoso árbol, se ha quedado profundamente inerme y dormida Los años pasan, la vida sigue y los recuerdos con el tiempo uno que otro olvida La alcé en mis brazos y sentí su cuerpo, su aroma, su perfume y la llama del pabilo aún seguía encendida Sonó la música y una bella melodía la despertaron desubicada, quedando atónita y sorprendida Recordó el ayer y besándome confesó su pecado y el arrepentimiento del dia en que, despavorida no supo de su huida Y en la habitación de aquel bohío, aún se sentía el calor y la emoción, que en años estaba olvidada y escondida Tembló todo el caserío y se estremecía la cama de la habitación, inundando de amor, de pasión y de sexo, dándole la bienvenida. “Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga, marzo 10-2023 |
Poeta
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