Poemas : Mujer ajena |
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Mujer ajena
Me enamoré de una señora placenteramente bella, pero de caricias y de corazón ajena Perdóname Dios, por desear la mujer del prójimo, que con su amor me oxigena Mujer de otro, que, con su pasión ardiente, me asfixia y con su pócima me envenena Mujer ajena, que con su fogosidad a mi cuerpo y alma desordena Eres una lengua de fuego, convertida en llamarada que me quema y me condena Mujer ajena, de lujurias que con frenesí me golpea el rostro con su melena Llena de erotismo y éxtasis, dejándome extenuado y agotado al fragor de su faena Eres toda una abeja, que pica arriba y abajo, arrastrándome al aposento de su colmena Mujer bella y ajena, delirio y seducción, el arrebato que a mi corazón sangrante cercena Eres mi jardín florecido, mi orquídea, mi rosa, mi tulipán y mi adorable azucena Cómo me duele verte partir en las madrugadas, triste y llorando en su despedida Dejando el corazón palpitante, desordenado con la fragancia de su aroma en su partida No sé si el amor se queda o parte raudo, dejándome el alma sangrando por la herida La esperan otros brazos, otros besos, otras pasiones, otros toros furtivos y otras corridas Mujer ajena, incierta y vacilante, que el tiempo pasa y el corazón nunca olvida Llegaste en un bar, como mi cerveza, mi ron, mi yerba, la bebida de mi vida Eres mi tuza, mi moza, la taberna del sexo ardiente, en mi cuerpo permanecida Mujer ajena, que me diste su encanto, su hechizo, sus pócimas en pasión convertida Eres mi diabla, mi infierno, mi averno, mis tinieblas, que prenden mi arrebato en llamas encendidas Mujer de otro, mi fantasía, mi alucinación, mi ceguera, que vuela en mi imaginación, la desnudez atrevida Dejas mi cuerpo agonizante, restregando con sal y vinagre, las llagas de mis heridas Mujer, que me arrastra en la oscuridad de sus tinieblas y encadena mi lánguida huida Eres un fantasma, una silueta femenina bella y un espíritu misterioso, que asusta escondida Mujer ajena, que llegaste como paloma mensajera anidando en el calor del lecho de mi vida Quisiera huir y marcharme, zafarme de este amor fugaz, en las tinieblas encontrado Evadir los espantos que me atormentan de ese amor pasionario, con lágrimas recordado Escabullirme y esquivar a la mujer ajena, sin comprometer las promesas de confesado Perder la contienda y el combate, de la cama y del sexo ardiente, que con ansias me ha entregado Mujer ajena, que, con su pasión y fogosidad de su cuerpo bello y hermoso, con mis fuerzas deseado Me dejas agonizando y nervioso, del corazón latiendo preocupado Mujer ajena, que llegaste como borrasca huracanada, la mejor tormenta, que con su furia me ha golpeado Abriste mis entrañas y moribundo en mi boca, sus ardientes labios, con frenesí me has besado Me diste amor, pasión y emociones, todo ha concluido porque mi cuerpo agonizante ha enfermado Adiós para siempre mujer bella y ajena, mi espíritu vuela al infinito, no sé si al cielo o al infierno, la pesadilla ha finalizado y con la muerte, el amor y la pasión ha terminado. “Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga agosto 12-2022 |
Poeta
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