Poemas : Curva macabra y peligrosa |
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Curva macabra y peligrosa
Viajando por una carretera angosta, se me apareció de pronto, una curva peligrosa El vehículo se detuvo en forma estrepitosa, apagándose con chirridos caprichosa Un escalofrío inundo el cuerpo, con mirada desviada, desorbitada, oscura y brumosa La curva la cubría el horizonte, de naturaleza verde, esplendorosa y frondosa El cuerpo empezó a sudar a borbotones con estremecimientos angustiantes, nerviosa y muy copiosa De pronto una neblina densa, lentamente avanzaba, temblorosa y miedosa Se elevaba sobre la curva con un esplendor de una tarde miedosa y temerosa Una ráfaga de aire la envolvía, de celos raros maliciosa Avanzaba danzando sobre la vía angosta, silenciosa y algo misteriosa Rodeó el vehículo con su danza y baile, moviéndose como bailarina majestuosa Se enardecía el ambiente, con una cautela rara maléfica y espantosa La neblina se fue aclarando, dejando ver una figura brillante y luminosa Con vestimenta de enaguas de nieve, desfilando en silencio con ademanes ceremoniosa Daba vueltas en remolino, despaciosa con ritmo melodiosa La tarde caía en su ocaso con arreboles de colores, anaranjados borrascosa La curva peligrosa se tornaba en delirios, de gritos sin ecos, dolorosa La enagua blanca y transparente femenina, cubría aquel cuerpo con temores de llantos angustiosa Su cabellera larga y negra arropaba su rostro siniestro, cadavérico y horrorosa Hacía señas con sus largas y huesudas manos, como sombra en penumbras sigilosa En aquella curva peligrosa, de aquella carretera solitaria, el ambiente era de miedos escalofriantes y de pavores azarosa Salían olores a flores negras y marchitas, de conjuros y pócimas macabras, fantasiosas El ambiente se tornaba en espeluznante y macabro, de adefesios, de espantos contagiosa Un ventarrón en remolino arreciaba con fuerza, levantando aquella figura esquelética fantasmal, como burbujas espumosas Se acercó demasiado al vehículo y abrió con sus huesudas manos la puerta, con un ruido en demoníaco estrepitosa Me saco del cuello, estrujándome como muñeco en forma feroz, estruendosa y tempestuosa Abrazó y arropó mi lánguido y agonizante cuerpo, danzando en vueltas con pánico horroroso y parsimonioso Y allí en medio de la claridad del ardiente ocaso, me clavó sus afilados colmillos de su calavera fantasmagórica, luctuosa Su engendra y esquelética figura, era siniestra, escalofriante, pavorosa, de humores y olores apestosos, infecciosa Sus enaguas blancas se tiñeron de sangre manchada, del puñal traicionero facinerosa La densa neblina se fue esfumando lentamente con sus enaguas, dejando ver su esquelética y maléfica figura, despaciosa Y allí quedó abandonado con la puerta abierta el vehículo, en la curva demoníaca vertiginosa Sólo se notaban vestigios de gotas de sangre, de aquella espeluznante muerte, sin sepultura macabra y de estupores escandalosa “Joreman” Jorge Enrique Mantilla- Bucaramanga, marzo 06-2022 |
Poeta
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