A este punto, con aquello que el universo tiene,
por brindar sin advertir ni preguntar… solo lo da,
somos apenas receptores de la oportunidad única,
de superar las ataduras que la vida dejó atrás y
poner con renovado aliento, con toda la avidez,
la voluntad para desplegar las alas de este amor…

Un amor que complemente nuestros sentimientos…
acople pensamientos y consiga que explosionemos,
todas las ansias inimaginadas; como nuestras bocas,
colisionando en cada beso, de sed, hambre, codicia…
reinventándose con toda la pasión y deseos, como si
fuera el último beso, como si no hubiera un mañana.

Un amor que aún hace temblar el alma, si me miras
o cuando la distancia no deja que me mires; un amor
que derrocha, que enciende su propio infierno…
pero así mismo, levanta templos de espiritualidad,
un amor que no permita asomo alguno de tristeza,
que pueda desdibujar el encanto de tu carita linda.

Un amor que enciende, acaricia, fusiona, redime…
Un amor así, que me eleva hasta el mismo Cielo...