Poemas de reflexíon :  Noche de muertos en Janitzio
“Nunca fenezcan las tradiciones, jamás sucumban nuestras pasiones”

Pátzcuaro, bella región lacustre,
Michoacán mira tu lago ilustre,
México entero ve su lucero,
brindas al mundo calor sincero.

En tus riberas celebraciones
seres que afrontan tribulaciones,
traigo poesía que habla a los muertos
que Dios nos salve de esos entuertos.

Señora Muerte prenda su mecha
suelo p’urhépecha Usted acecha,
Señora muerte oiga esta endecha
línea de vida se encuentra estrecha:

Reunión Janitzio con ultratumba
por sentimiento agua retumba,
almas en tránsito, otro camino,
bogan tranquilas rumbo al destino.

Muchos trayectos, lanchas, canoas,
como presagio de ardientes horas
olas henchidas vueltas carrozas,
flamea el cortejo de mariposas.

Muy alumbrado se ve el sendero
parece cinta, listón lucero,
es como un cuento de fantasía,
es como fiesta de la agonía.

Mostrando siempre su seriedad
tan respetada mortalidad
resurge presta desde el más allá,
porque a los vivos resignará.

Cita evidente que dan los muertos
de esencia ausentes, pues yacen yertos,
tañer doliente de una campana
que, a la penumbra, hace su hermana.

Los días primero y dos de noviembre
se guarda pena a lo que se pierde,
falta existencia no impera vida
más bien carencia, el duelo anida.

Ambiente es reino de la tristeza
más en el trance surge entereza,
breves momentos vena discreta,
en tal sentido doble faceta.

Las tradiciones, usos, costumbres,
añejas formas de muchedumbres,
llegan complejas al cementerio
como la magia, como un misterio.

Ceremonioso se inicia el rito,
mustio suspiro mortal marchito
folklor nocturno, sombrío bosquejo,
se escucha llanto, canto reflejo.

Es voz tarasca ese lamento
que cura entrañas de sufrimiento,
sonidos, notas, son armoniosos,
mieles arpegios van cadenciosos.

Mujeres buenas cruzan las sendas,
al panteón llevan cientos de ofrendas,
viandas con panes, dulces y frutos,
rostros humanos encarnan lutos.

Marchan silentes, su paso es lento,
fieles guardianes de ese sustento
despliegan prontas finos manteles,
las servilletas bordadas redes

Toman asiento junto al difunto
a él se arriman, se le hincan . . . punto,
cumplen formales el serio culto
su regocijo se esconde oculto.

Sombríos sepulcros, se sahúma incienso,
se hace presente responso intenso,
el sacramento es ensalzado
en voces solemnes, el “Alabado”:

“ . . . morir antes que pecar,
o antes que pecar morir, . . .”;
esas mil lágrimas hay que secar,
turba y agobia ese sufrir.

Hombres que atentos lo observan todo
siguen la usanza con gran decoro,
están presentes tras de las rejas
respetan, honran, creencias viejas.

Animecha Kejtzitakua
es la ofrenda a los muertos,
Animecha Kejtzitakua
que se ofrece a cielo abierto.

Gimen pesares los entes vivos
ante despojos definitivos,
vagan sus sombras, negras siluetas
que, oscurecidas, no quedan quietas.

Todas las flores de mil colores
conforman ramos encantadores,
el cempasúchil, clavel de china,
tono amarillo que amor germina.

Brilla en las tumbas su resplandor
resguarda restos glorias de honor;
¡se oyen plegarias, las oraciones!,
rezo en silencio, imploraciones.

Lucen altares las sepulturas
lo religioso remonta alturas,
lápidas grises, blancas las cruces,
rojos matices, las velas, luces.

Ceras, pabilos, candelas, cirios,
por los finados lloran delirios,
ánimas velan la aciaga noche
también estrellas hacen derroche.

¡Mi Santo Señor de estos cielos!
los fallecidos guardan anhelos,
preserva Padre este homenaje
bendice, cuida, su etéreo viaje.

La eterna guía del noble copal,
humo oloroso de intensa señal
que purifica, limpia energías
de la isla, isleños, sus dinastías.

Pa’ todo aquel pensante doliente
¡va la charanda, harto aguardiente,
lo acompaño en su trágico penar,
ya que debe dolores mitigar!

Luz de anochecer, lo agradezco,
grata distinción de la UNESCO
al estimar como una obra maestra
a esta gran festividad tan nuestra.

Ya es Patrimonio de la Humanidad,
Oral e Intangible tradición, dignidad,
ojos del mundo en magna cultura,
gratitud por tan loable postura.

Todos los turistas indiscretos,
ávidos de conocer los secretos,
habrán de comportarse con mesura
ante este ceremonial de altura.

El fisgoneo no es permisible,
el espionaje es inadmisible,
porque los enigmas de los muertos
se quedan entre las tumbas-huertos.

¡La terca parca se hace presente!
en la hermosa cuenca está latente,
si el lago sufre basura, estiaje,
morirá pronto su lindo oleaje.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Isla de Janitzio, Pátzcuaro, Michoacán, México, 02 de noviembre del 2011
Reg. SEP Indautor No. 03-2012-030612103900-14
(Versión corregida . . .)
Poeta

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