Poemas : EL BARCO EBRIO |
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El Barco Ebrio
Arthur Rimbaud Francia 1854-1891 Yo sentí al descender los impasibles Ríos que ya no me sirgaban mis conductores rudos; de blanco a pieles-rojas chillones y bravíos sirvieron en los postes, clavados y desnudos. Por las tripulaciones nunca tuve interés y cuando terminó la cruel algarabía, a mí, barco de trigo y de algodón inglés, me dejaron los Ríos ir adonde quería. Bogué en un cabrilleante furor de marejadas más sordo e insensible que meollo de infantes y las viejas Penínsulas por el mar desgajadas no han sufrido vaivenes más recios y triunfantes. La tempestad bendijo mi despertar marino. Diez noches he bailado más leve que un tapón sobre olas que a las víctimas abrían el camino, sin lamentar la necia mirada de un farón. Cual para el niño poma modorra, regodeo fue para el agua verde este casco de pino; dispersando el timón y perdiendo el arpeo me lavó de inmundicias y de manchas de vino. Desde entonces me baña el poema del mar lactascente, infundido de astros; muchas veces, devorando lo azul, en él se va pasar un pensativo ahogado de turbias palideces. Algo tiñe la azul inmensidad y delira en ritmos lentos, bajo el diurno resplandor. Más fuerte que el alcohol, más vasta que una lira fermenta la amargura de las pecas de amor. He visto las resacas, la tormenta sonora, las corrientes, las mangas -y de todo sé el nombre-; cual vuelo de palomas a la exaltada aurora, y alguna vez he visto lo que cree ver el hombre. Yo he visto al sol manchado de místicos horrores, alumbrando cuajados violáceos sedimentos. Cual en dramas remotos los reflujos actores lanzaban en un vuelo sus estremecimientos. Soñé en la noche verde de espuma y nieve ahita -en los ojos del mar, lentos besos de amor- y en la circulación de la savia inaudita que arrastra áureo y azul, al fósforo cantor. Asaltando arrecifes, un mes tras otro mes, seguí a la marejada histérica y vesánica, sin creer que las Marías con sus fúlgidos pies cortaran el resuello a la jeta oceánica. ¡No sabéis... ! Dí con muchas increíbles Floridas, con ojos de panteras y con pieles humanas mezclábanse arcos-iris, tendidos como bridas, al rebaño marino de las verdosas lanas. He visto fermentar las enormes lagunas en cuyas espadañas se pudre un Leviathán y he visto, con bonanza, desplomándose algunas cataratas remotas que a los abismos van... Vi el sol de plata, el nácar del mar, el cielo ardiente, horrores encallados en las pardas bahías y mucha retorcida y gigante serpiente cayendo de los árboles, con fragancias sombrías. Quisiera yo enseñar a un niño esas doradas de la onda azul. pescados cantores, rutilantes... Me bandijo la espuma al salir de las radas y el inefable viento me elevó por instantes... Fui mártir de los polos y las zonas hastiado, el sollozo del mar dulcificó mi arfada; con flores amarillas ventosas fui obsequiado, y me quedé como una mujer arrodillada. Igual que una península llevaba las disputas y el fimo de chillonas aves de ojos melados, y mientras yo bogaba, de entre jarcias enjutas bajaban a dormir, de espaldas, los ahogados. Y yo, barco perdido entre la cabellera de ensenadas, al éter echado por la racha, no merecí el remolque de anseáticas veleras ni de los monitores, nave de agua borracha. Humeante, libre, ornado de neblinas violetas segué el cielo rojizo con brío de segur llevando -almíbar grato a los buenos poetas- mis líquenes de sol y mis mocos de azur. Las lúnulas eléctricas me fueron recubriendo, almadía, escoltada por negros hipocampos. Las ardientes canículas golpearon abatiendo en trombas, a los cielos de ultramarinos lampos. Yo que temblé al oír a través latitudes el rugir de los Behemots y los Maelstroms en celo, eterno navegante de azuladas quietudes, por los muelles de Europa ahora estoy sin consuelo. Yo vi los archipiélagos siderales que el hondo y delirante cielo abren al bogador. ¿Te recoges tú y duermes en las noches sin fondo, millón de aves de oro, venidero Vigor? El acre amor me ha henchido de embriagador letargo. Lloré mucho. Las albas son siempre lacerantes. Toda luna es atroz y todo sol amargo. ¡Que se rompa mi quilla y vaya al mar cuanto antes! Si yo ansío algún agua de Europa es la del charco negro y frío en el cual, al caer la tarde rosa, en cuclillas y triste, un niño suelta un barco endeble y delicado como una mariposa. Ya nunca más podré, olas acariciantes, aventajar a otros transportes de algodón, ni cruzando el orgullo de banderas flameantes nadar junto a los ojos horribles de un pontón. |
Poeta
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Sin duda, uno de los mejores poemas de Rimbaud (el mejor desde mi punto de vista). Y la traducción que nos traes es muy buena.
Gracias.
Poca gente conoce que en este poema está inspirado el monólogo final del replicante Roy Batty (Rutger Hauer) en la película Blade Runner (Ridley Scott) que tan famoso se ha hecho:
"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais.
Atacar naves en llamas más allá de Orión.
He visto Rayos C brillar en la oscuridad
cerca de la puerta de Tannhaüser.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo,
como lágrimas en la lluvia.
Es hora... de morir"
Estimado Ulises, un gran gusto contar con sus comentarios en este espacio, sus opiniones son certeras, agradables al compartir gustos por este tipo de obras y por mostrar su profundo conocimiento del tema: Brillante obra de 100 lineas en verso con 25 estrofas de cuatro versos alejandrinos y narrado en primera persona. En cuanto a traductores importantes están Raul Gustavo Aguirre (Buenos Aires, Argentina 1927/1983), Cintio Vitier, Nicolás Suescun, Umberto Toso, Vicente Gaos entre otros. Le comparto esta referencia a una película especialmente relacionada con el tema... https://www.youtube.com/watch?v=8rUxMa-MS4E
Alguna bibliografía considerada por mi es :
Le Bateau Ivre. Rimbaud, Arthur (2000) El Barco Ebrio. Bogotá. Edit. Ancora. Traducción, prólogo y notas : Nicolás Suescun (Texto Bilingúe Español y Francés).
Pino Julio (2008). Cintio Vitier, traductor de Rimbaud. Rimbaud, Arthur Jean 1946. Poesías. Traducción de Vicente Gaos, Madrid, Rialp.
Interestante por su comentario: es Marín Hernández, David. (2001) ¨La construcción del sentido en el proceso de traducción. Arthur Rimbaud y sus traductores ¨. en Jesús Zaro Vera y Francisco Ruíz Noguera (editores). Retraducir una nueva mirada. La retraducción de textos literarios y audiovisuales. Málaga, Ediciones Miguel Gómez.
Reciba usted mi amistad y respeto. ¡ Gracias por brindar su tiempo y atención siempre tan gentil y de fina cordialidad acompañado !.