Poemas : El ojo de la llave |
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I. A los quince años
Dos hablan dentro muy quedo; Rosa, que a espiar comienza, oye lo que le da miedo, ve lo que le da vergüenza. Pues ¿qué hará, que así la espanta, su amiga, a quien cree una santa? No sé qué le da sonrojo, mas... debe ser algo grave por el ojo, por el ojo de la llave. El corazón se le salta cuando oye hablar, y después mira..., mira... y casi falta la tierra bajo sus pies. ¡Ay! Si ya a vuestra inocencia no desfloró la experiencia, no miréis por el anteojo del rayo de luz que cabe por el ojo, por el ojo de la llave. Desde que a mirar empieza, de un volcán la ebullición sube a encender su cabeza, va a inflamar su corazón. Claro, el ser que piensa y siente siempre, cual ella, en la frente tendrá del pudor el rojo cuando de mirar acabe por el ojo, por el ojo de la llave. De aquel anteojo a merced mira más..., y más... y más... y luego siente esa sed que no se apaga jamás. Mas ¿qué ve tras de la puerta que tanto su sed despierta? ¿Qué? Que, a pesar del cerrojo, ve de la vida la clave por el ojo, por el ojo de la llave. Haciendo al peligro cara, ve caer su ingenuidad la barrera que separa la ilusión de la verdad. Pero ¿qué ha visto, señor? Yo sólo diré al lector que no hallará más que enojo todo el que la vista clave por el ojo, por el ojo de la llave. Siguen sus ojos mirando que habla un hombre a una mujer, y van su cuerpo inundando oleadas de placer. Su amiga, de gracia llena, ¿no es muy buena? ¡Ah!, ¡sí, muy buena!... Pero ¿hay alguien cuyo arrojo de ser mirado se alabe por el ojo, por el ojo de la llave? II. A los treinta años Mas, quince años después, Rosa ya sabe con ciencia harto precoz que el mirar por el ojo de la llave es un crimen atroz. Una noche de abril, a un hombre espera: la humedad y el calor siempre son en la ardiente primavera cómplices del amor. Húmeda noche tras caliente día... Rosa aguarda febril. ¡Cuánta virtud sobre la tierra habría si no fuera el abril! Y como ella ya sabe lo que sabe, después que el hombre entró, de hacia el frente del ojo de la llave cual de un espectro huyó. y cuando al lado de él, junto a él sentada, en mudo frenesí se hablan ambos de amor sin decir nada, Rosa prorrumpe así: «¿El ojo de la llave está cerrado? ¡Ay, hija de mi amor! Si ella mirase, como yo he mirado... Voy a cerrar mejor.» |
Poeta
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por el ojo de la llave se descubre todo,