Poemas : Dos meditaciones |
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I
Considera, alma mía, esta textura Áspera al tacto, a la que llaman vida. Repara en tantos hilos tan sabiamente unidos y en el color, sombrío pero noble, firme, y donde ha esparcido su resplandor el rojo. Piensa en la tejedora; en su paciencia para recomenzar una tarea siempre inacabada. Y odia después, si puedes. II Hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza? ¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo? ¿Castrar al potro Dios? Pero Dios rompe el freno y continua engendrando magníficas criaturas, seres salvajes cuyos alaridos rompen esta campana de cristal. |
Poeta
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profunda meditación