Poemas : Dedicatoria |
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En un ejemplar de Para leer en la tarde
Gasté la ilusa juventud primera esperando un amor que nunca vino, y a la sombra de un árbol del camino, me senté a ver morir la primavera. ¡Qué triste ocaso el que a mi vida espera! pensaba ante el avance vespertino; mas repentinamente hubo un divino florecimiento en mi ánima: Ella era... Eras tú que venías. Y este libro, en el que a todos los anhelos vibro, es mi ayer; es un parque abandonado donde duermen en paz viejos amores. ¡Pasa cantando y deshojando flores sobre las hojas secas del pasado! |
Poeta
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