Poemas : Cancioncilla 2 |
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Tú coronas mis quince lustros
con el cíngulo de tus brazos, con el cíngulo de tus muslos, con el perfume de tus labios, con el éxtasis de tu júbilo -cabrilleante por los lagos auriendrinos, hondos carbundos-. Con la tersura de tus manos, con el ardor de tu combusto tesoro en flor, que orna melado toisón en rizos: el refugio fragante, que al híspido fauno tú le donas, -intercolumnio-: oasis tibio entre alabastros. Tú coronas mis quince lustros con el hechizo de tus labios; con el cíngulo de tus muslos, con el cíngulo de tus brazos, con tus fulgentes ojos rútilos, con tus besos trémulos, ávidos, -ora lustrales, ora lúbricos...- Con la tersura de tus manos, con tu voz rauca en el susurro, con tus ímpetus inexhaustos, con tus anhelos sitibundos que el corazón hinchente: heraldos de los mis goces y los tuyos, -nuestra embriaguez y nuestro gaudio-. Con el cíngulo de tus muslos, con el cíngulo de tus brazos, con el prodigio intercolumnio con el regusto de tus labios... Tú coronas mis quince lustros con el brillo de tus ojazos, -gémulas de móvil mercurio-. Con tu voz grave, con tu osado corazón fiero, con tu iluso férvido ensueño, con tu claro zahareño espíritu agudo. Con el oreo de tu cálido sexual exhálito y efluvio, y prístino efluvio y exhálito. con tu severo rictus duro, con tu sonrisa en sobresalto, con tu silencio o tu murmurio, -tu pasional mezzo-soprano que se asordina en el connubio...- Con el cíngulo de tus brazos, con el cíngulo de tus muslos... con la caricia de tus manos, con el éxtasis de tu júbilo, con el éxtasis de mi gaudio, con nuestros éxtasis en uno, con el embrujo de tus labios, coronaste mis quince lustros y continúas coronándolos... |
Poeta
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