Poemas : Serenidad |
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(Al compañero)
Sentémonos allí bajo la sombra de los granados frescos... y mientras rueda entre mi boca el grano sazonado y rojo, me dirás qué has hecho desde aquella mañana desteñida en que por azulados horizontes el tren humeante se perdió a lo lejos... Sentémonos allí sin más testigo que la celeste claridad del cielo, no hagas caso del río, ni del viento que mece los cañales, ni del espino que en hilera muda perfuma el ocre pedregal del cerro. Contéstame, ¿en qué ocasos hundiste el nido tibio que con mis manos ahuequé en tus dedos? ¿En qué copas vaciaste las caricias que delirante deshojé a tus besos? ¿Por qué licor cambiaste los peluches rosados de mis senos, que entre tus manos semejaban lirios de ternura o cámbulos de fuego? ¿Qué hiciste pues de aquella rosa viva que fue para tus vértigos mi cuerpo, cuando tronchaba, palpitante y muda te dio su savia en el dolor de un rito y en la infinita languidez de un beso? Sentémonos allí bajo la sombra de los granados frescos... y que el secreto sollozar del alma cubra de nieve el llamear del cuerpo! |
Poeta
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bello poema.