Poemas : Los tejedores de Silesta |
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Silenciosos, sin fe, no brilla el llanto
De aquellos hombres en los ojos secos. Crujen sus dientes, fúnebres canciones Ante el telar sentados van diciendo: «Vieja Alemania, tu sudario helado Ya tejen en la sombra nuestros dedos, Y en el tejido vil, los labios mezclan De maldición y cólera los ecos. ¡Tejemos! ¡Tejemos! »Maldito sea el Dios de los dichosos, Al que elevamos míseros acentos, Del hambre horrible en los eternos días Y en las heladas noches del invierno: En vano en su piedad la fe pusimos; Él nos vendió, burlados: pobres necios! ¡Tejemos! ¡Tejemos! »Maldito sea el rey, el rey del rico, Al cual en vano, de amargura llenos, Misericordia y compasión pedimos: De nuestra bolsa ruin el postrer sueldo Él arrancó con avidez, y ahora Ametrallarnos hace como a perros. ¡Tejemos! ¡Tejemos! »Maldita nuestra patria también sea, Nuestra patria alemana, donde el cielo Cubre tan sólo oprobio, mal e infamias, Donde, al abrir sus pétalos al viento, Se marchita la flor, y sólo viven La laceria, el engaño, el vilipendio. ¡Tejemos! ¡Tejemos! »La lanzadera vuela, el telar cruje; Días y noches sin cesar tejemos. Vieja Alemania, tu sudario helado Ya tejen en la sombra nuestros dedos, Y mezclan nuestros labios al tejido, De maldición y cólera los ecos. ¡Tejemos! ¡Tejemos!» |
Poeta
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