Poemas : El corazón en casa |
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No levantan la mirada. No hay nada
más que el aliento gris que emanan sus marrones, un resuello que va espesando arriba y les deja rendidos al asfalto. Ni sueñan: no hace falta. Ni recuerdan. Ni desde luego intentan elevar su plegaria a las alturas. ¿Dios qué puede ofrecerles? ¿Qué puede ofrecer a nadie un mendigo que va pisando charcos sin ser visto? Pequeños, sometidos, al ritmo de unas músicas paganas y en una ratonera de edificios, celebran naderías. Mientras sigan rodando los días con sus noches y no vuelvan a descubrir el cielo, será mejor así: los párpados caídos y el corazón en casa. De "La posesión del miedo" 1996 |
Poeta
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