Poemas : Bohemia |
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Jugadora de sueños
llegué un atardecer hasta tu mesa; llevaba en los cabellos ya marchita la solitaria rosa que me dejó un tahúr la última fiesta, y en los labios el rictus fastidioso de una noche ceniza de placeres, ungida bajo el opio de la luna con una media-luna en las ojeras. Llegué a jugar por tu sonrisa clara mi último granate, y a cambiar por tus manos cariñosas mi última promesa; por eso fui morena de crepúsculo copiando en las pupilas abismadas ese fuego de otoño que en tu cuerpo arde con tonos suaves de violeta. Jugadora de sueños, de imposibles... En tus besos perdí hasta el cascabel de mi alegría, y sólo traje un tósigo de olvidos en la boca in saciada, y un perfume de pinos macerados revuelto en la musgosa cabellera. ¡Oh, la tristeza de los ojos idos que agiganta la ausencia, y la infinita angustia de los besos que en las noches sin sueño crece como el negror de las pavesas! ¡Oh, las manos amadas que llorando besamos en las noches inmensas, y la boca incitante que tibió de caricias nuestro cuerpo de seda, y el cabello cansado donde locas bebimos un perfume de anémonas! ¡Oh, la blanca nostalgia, de paisajes remotos, donde acaso encontremos bajo soles de gloria un licor de inconsciencia! ¡Oh, la fresca alegría que embriagadas perdimos, por tender solitarias hacia cielos remotos, nuestras alas viajeras! Jugadora de sueños, jugadora inexperta, entre tus labios dejé mi clara soledad, y hoy llevo un vivac de añoranzas en mi débil bagaje, y de espaldas al plácido horizonte devano los estériles minutos en el ancho telar de las esperas. Tal vez mañana volvamos a encontrarnos en el vértigo azul de la ruleta. Tú, con la copa del festín vacía, yo, con la risa del placer ya muerta. |
Poeta
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bello poema.